Capítulo 15

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Han pasado semanas desde la última vez que Jade salió a correr.

Se puso su ropa deportiva y salió de la casa, hacer ejercicio la hacía sentir bien y necesitaba salir a despejar su mente o por lo menos pretender aclarar el remolino de emociones en su mente. Mientras trotaba por la acera recorriendo el complejo habitacional con los auriculares en sus oídos escuchando a Muse y su canción madness trataba de ordenar sus pensamientos.

Nunca Pensó que al regresar a Fort Lee y al reencontrarse con Rayder cambiarían sus sentimientos hacia él, lo conocía desde la niñez pero al mismo tiempo era algo nuevo y completamente diferente, realmente se estaban empezando a conocer, había descubierto que era un hombre pasional pero la parte que la pilló por sorpresa fue lo gracioso, cuidadoso y tierno que era.

La relación entre ellos había cambiado de una forma abrumadora y trataba de encontrar sentido a lo que venía sucediendo desde hace un mes. Y se debatía en qué hacer. Si, sentía una fuerte atracción física hacía Rayder, le era imposible estar cerca de él y no sentir algo eso era evidente,  pero también sentía amor, y eso no lo buscaba.

¿¡Amor!? ¡Dios Jade, corre más rápido antes que la estupidez te alcance!

Y esa era la causa por la cual se debatía: ¿Cómo podría haber algo entre ellos si eran tan diferentes? Él era ordenado y serio y ella indisciplinada y boquifloja. No dejaba de pensar que al ser polos opuestos provocaría problemas como con el General Asher.

Su padre.

Un constante estire y afloje en su intento por aproximarse a él, cuanto más pasaba el tiempo más convencida estaba de la falta de afecto que le tenía, en sus adentros una idea del motivo de su rechazo desde hace años rondaba por su mente pero le dolía tanto que la había guardado en lo profundo de su pensamiento. Sin embargo al venir a Fort Lee esa idea regresó y peor aún, con más fuerza que antes.

Una hora después regresó a su casa, se dio una ducha y bajó a la cocina.

—Hola Gretita, buenos días— le dio un beso en la frente y fue a la alacena por la caja de cereal, luego al refrigerador por leche y un tazón del lavaplatos. —¿El General?

—Partió hace diez minutos, ¿Quieres que te prepare el desayuno?

Negó. —Con el cereal será suficiente, gracias— fue a la isla de la cocina y se sentó. —¿Greta?

—Dime.

—¿Cómo tomó mi papá la enfermedad de mamá? ¿Él, la cuidaba?

Dejó lo que estaba haciendo y fue a sentarse al lado de Jade —Tu padre amaba a Madeline, él trató dentro de sus posibilidades de estar con ella y apoyarla, fue una época difícil para todos y en especial para él. ¿A qué viene esa pregunta?

Alzó los hombros —Era pequeña y no recuerdo bien, curiosidad supongo— hizo una pausa —¿Gretita?

—¿Si?

La tomó de la mano —Te quiero mucho.

—Yo también te quiero mucho cariño— le dio una palmadas suaves.

El teléfono de la casa comenzó a sonar, Greta se levantó a contestar el teléfono mientras Jade terminaba su desayuno.

—Diga....si señor aquí está, ahora se la paso. Jade, es tu padre.

Frunció el entrecejo preguntando con la mirada a Greta para que quería hablar con ella, Greta alzó las cejas en señal de duda y le pasó el teléfono.

La hija del GeneralWhere stories live. Discover now