La noche estaba cayendo. Mientras Kaneki hablaba con Tsukiyama sobre la boda, Tn se encontraba sentada sobre las ruinas de un edificio, pensando. Alguien llegó.
– Así que...vas a casarte y no pensabas decir nada, ¿Eh? –dijo aquel recién llegado.
Tn rió sin mirarle, por la voz ya sabía de quién se trataba.
– Ni yo sabía que iba a casarme.
– Se notó –bromeó.
Ambos rieron. Crawler se sentó a su lado, mirando hacia adelante, a lo que era el distrito.
– Lindo anillo.
– Lo es –sonrió.
– Hm... –hizo una pausa.– ¿Por qué tan de pronto?
– Según él, pensaba pedírmelo, pero creyó mejor decirlo frente a todos, o al menos los que estaban ahí...para mí fue porque se puso celoso al vernos hablar tanto.
– Puede ser. Pero no entiendo el motivo de sus celos, es decir, soy guapo, pero ¿Tanto? –bromeó. Rieron.
– No diré nada para no romper tus ilusiones –bromeó ella.
– Eres mala –rió.
– ¿Sabes? ...Ahora me pregunto...cómo se sentiría Eto al saber que voy a casarme.
– Estaría feliz, es seguro.
– Sí, pero...es amargo casarme sin que ella me vea...era como mi madre.
– Te entiendo. Pero, Tn... ¿Estás segura de esto?
– ¿Eh? –lo miró.– ¿A qué te refieres?
– Bueno...ya sabes –la miró.– Si vas a casarte con Kaneki entonces tendrás que dejar de mentir tanto, y dejar de ocultarle tantas cosas.
– ...No digas tonterías, no le miento en nada.
– Irónicamente, estás mintiendo.
– ...
– Tn...Le has mentido desde que se conocen.
– No es cierto.
– Le mentiste sobre Eto, sobre la muerte de tu secuestrador, sobre cómo escapaste de él...y eso fue sólo cuando comenzaron a salir. Y ahora le has mentido también, primero le ocultaste el hecho de que eras un ghoul, aunque teniendo en cuenta de que él era una paloma es aceptable, pero...le mentiste sobre Eto, de nuevo, y sobre que habías dejado de fumar...
– No es cierto. He dejado de fumar ya.
– Sí, ahora. Dejaste cuando él te pidió hace años, cuando desapareció estuviste sin fumar por poco tiempo y luego volviste a fumar y beber, y continuaste hasta días antes de la navidad que pasaste con él como "Haise"; unos meses después volviste a fumar, y cuando él fue a vivir contigo, cuando era el "Segador Negro" –dijo haciendo comillas con las manos.–, fumabas y bebías a escondidas.
– No es para tanto.
– Tn, dime todas la veces que tuve que comprarte latas de alcohol y cigarrillos porque no querías comprarlas tú para que él no se enterase.
– ...Perdí la cuenta.
– ¿Lo ves? Y ahora dejaste de fumar porque-
– ¡Lo sé! –interrumpió.– Pero...No es...bueno, puede ser. Pero no fumaba tanto.
– Pero lo hacías.
– ¿Y?
– Le ocultaste lo de Furuta, y has estado actuando por tu cuenta desde que él comenzó a mandar el CCG; y todo se lo has ocultado a Kaneki. Sí, se enteró, pero a pesar de que le dijiste que trabajarías con él sigues persiguiendo a Furuta por tu cuenta.
– Sabes la razón de eso.
– Venganza. Y lo entiendo. Tú y yo sabemos lo que es buscar la venganza, y lo dulce que se siente tenerla, pero...éramos unos niños cuando cumplimos nuestras venganzas; tú tenías 4 años cuando mataste a tu secuestrador y 15 cuando mataste al asesino de tus padres; y conozco cómo es eso, yo maté al asesino de mi madre a los 15 y al de mi padre a los 16, pero...ahora somos adultos y creo que deberías dejar a un lado esa sed de venganza, porque te está consumiendo y te hace olvidar que llevas a un niño en tu vientre.
– ...No es cierto. He estado comiendo comida humana por este niño, y tú más que nadie lo sabe, me has visto.
– Sí, pero...Tn, le has ocultado ese bebé, ¿Verdad?
– No estoy segura de si llegará a nacer o no, quiero estar segura antes de decirle algo.
– No puedes ocultárselo por mucho. Y además, ¿Cuántas veces hemos salido del Distrito 24 a escondidas de Kaneki y de todos? Y todo para que vayas tras Furuta, y en esos momentos no piensas en tu bebé, sólo piensas en tu venganza.
– No es cierto.
– Sí lo es. Es más, me arriesgo a decir que sólo estás aquí porque esa fue la última cosa que Eto te pidió.
– ¿Qué?
– Admítelo, si no fuese porque Eto te pidió que ayudases al nuevo rey ni siquiera estarías aquí, por más amor que le tengas a Kaneki o por más que estés embarazada; si ella no te lo hubiese pedido, habrías dejado la organización en cuanto bajaron aquí o antes, y ahora estarías con esa amiga tuya, Haxa, y el resto de tu grupo.
– No... –suspiró ante la mirada seria de su amigo.– Está bien, puede que tengas razón, ¿Y qué?
– ¿Lo has notado?
– ¿Qué cosa?
– Lo dependiente que eres de Eto.
– No entiendo.
– Tienes una gran dependencia emocional hacia Eto. La ves como una heroína, una diosa, y te volviste dependiente de ella. Es por eso que te saliste de control cuando te mudaste a vivir sola; no la tenías a ella allí, y tus demonios lograron atraparte.
– Mis demonios... –murmuró, mirando sus muñecas.
– Sí. Y ahora que ella está muerta sientes que te falta algo, es por eso que anhelas tanto matar a Furuta, porque él la mató a ella –hizo una pausa.– Tu dependencia emocional hacia Eto es enorme...
– ...No entiendo a dónde quieres llegar con todo esto.
– Quiero que te des cuenta de lo que estás haciendo. Le mientes y le ocultas cosas a Kaneki, formaste una banda criminal Anti-CCG sólo para perseguir y matar a Furuta, y sin pensar en ti o en Kaneki, ni siquiera has pensado en ese niño. Y todo esto es porque te niegas a dejar ir a Eto.
– Tch. Ve al punto, ¿Qué quieres? ¿Quieres que anule mi boda con Ken? ¿Quieres delatarme? Dilo de una vez.
– Quiero que dejes de mentir y de ocultar cosas, que dejes de correr peligros estúpidos por una simple venganza.
– No corro riesgos estúpidos.
– Sí lo haces. La otra noche casi nos cazan las palomas, si no fuera porque logramos ocultarnos estaríamos muertos ahora, y toda ésta semana te han estado dando mareos, pero aun así insistes en ir a la superficie.
– Eso no es un gran riesgo.
– Tn, entiéndelo –la tomó de los hombros.– Todo esto que estás haciendo es peligroso, y si sigues así podrías terminar en el Kokuria, o muerta o perdiendo a tu hijo...Si vas a casarte con Kaneki entonces deja de ocultarle cosas y de mentirle, y preocúpate más por ti que por tu venganza, hazlo por ti, o por Kaneki, o al menos por tu bebé.
– ...Tch –se soltó.– No vengas a darme charlas morales ahora, Crawler.
– No son charlas morales. Sólo me preocupo, por ti y el bebé, y sé que Ayato te diría lo mismo si estuviese aquí...al igual que Eto.
– ... –volteó la mirada.– Te preocupas demasiado.
– Si no te preocupas tú entonces debo hacerlo yo, creo.
– ¿Crees? –rió.– Tonto. No te preocupes por mí, ni por el bebé.
– Es que tú no te preocupas por ese bebé, y sabes que vas a perderlo si sigues así.
– Lo que deba pasar, pasará.
– Ley de Murphy.
– Sí...Y si muero, ¿Qué importa eso?
– A Kaneki le importas...y a muchos aquí...
– ...Dime la verdad –lo miró.– ¿Ken te dijo que vengas a decirme todo esto?
– No, vine por cuenta propia.
– Pues pierdes el tiempo por cuenta propia.
– Lo noté –suspiró.– Sólo quería que te des cuenta de cuanto le mientes a Kaneki y de cuántas cosas le ocultas, y de los peligros que corres por cumplir una venganza. Piensa un poco más en ti Tn, y si no lo haces por ti al menos hazlo por Kaneki y el amor que dices tenerle, o al menos por ese bebé. Y deja ir a Eto, acepta su muerte.
Tn no dijo nada, sólo se limitó a volver su vista a la ciudad. Crawler suspiró y se levantó.
– Piénsalo bien. Una relación a base de engaños y mentiras no funciona, ¿Sabes?
Crawler se fue, dejando a Tn sola para que pudiese pensar en lo que él le había dicho. Ella suspiró, su amigo tenía razón, estaba mintiéndole a Ken, lo hacía desde que se conocieron.
«Te he mentido tanto que ya perdí la cuenta...», pensó.
– Lo siento, Ken... –murmuró y llevó su mano a su vientre.– Lo siento, mi pequeño bebé –se disculpó.– Pero no podré vivir en paz hasta que no cumpla mi venganza...Debo matar a Nimura Furuta o Kichimura Washuu, como sea que se llame ahora –dijo para sí, con odio en su voz.