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Karma quedo en silencio observando el cuerpo de Nagisa envuelto en sus brazos, buscando una respuesta.
Karma que sentía por Nagisa?
Era obvio, lo quería curar de su enfermedad y protegerlo. A veces tenia ganas que este al lado suyo cuando despierte y otras veces que lo reciba en su solitaria casa. Karma dedujo que eso tambien se llama amor.
Cuando estaba por corresponderle vio algo en el cuerpo del pequeño... Algo de color morado.
-Marcas? -Pronuncio confundido y luego noto que ya hace tiempo el cuerpo de su paciente estaba temblando- Nagisa? Que es esto?
Nagisa se escondió su rostro en el pecho de Karma y soltó unos lastimeros sollozos que hirieron el corazon del psicólogo.
Una debilidad de Karma era la gente que lloraba.
El mayor se separo un poco del paciente y lo miro a los ojos, acaricio esas mejillas rosadas cubiertas de unas lagrimas y su mano viajo por las esquinas de sus ojos, donde paso sus dedos intentando sacar cualquier marca de que ahora su pequeño haya llorado. Karma agarro los brazos del peliceleste que este ultimo soltó un quejido de dolor, Karma tembló por miedo a dañar a su paciente. Con cuidado y delicadeza beso esas heridas, como si fuera de esta forma las curaria.
Nagisa por la sorpresa se le escapo el aire y se sonrojo inevitablemente, sentía que en cualquier momento caería, sus brazos y piernas dolían, pero los besos de Karma hacían que se sintiera en una nube que en cualquier momento la haría caer.
-Nagisa -Hablo el psicólogo, mirando directamente los ojos del nombrado- Sea quien sea te protegeré de esto, de los quienes te hicieron esto.
-...-El de ojos zafiros se mordió el interior de su mejilla, se sentía nervioso y confundido.
-Debes saber algo, Nagisa... -Karma acerco su rostro al de su contrario y apoyo su frente sobre la del menor- Debes saber muchas cosas...