"So let me just give up
So let me just let go
If this isn't good for me
Well, I don't wanna know"
(You don't Know- Katelyn Tarver).
3 de Agosto. 2017.
"Feliz cumpleaños, amor. Te espero en clases con tu regalo;)" Karlie sonrió de lado, mientras guardaba su teléfono en el bolsillo y tomaba su mochila para ir a la escuela.
El día estaba nublado, a pesar de que fuese primavera, y Karlie no podía estar más agradecida de aquello, amaba los días fríos, y las bebidas calientes, así que no podía comenzar mejor su cumpleaños número diecisiete.
— ¡Hey Karls! —Escucha, mientras el claxon de un auto sonaba— ¿Quieres un aventón en este frío y terrible clima que, extrañamente, tú amas con todo tu corazón? —la cumpleañera dudó, mientras observaba como el autobús se marchaba de la parada en la que ella tenía planeado subir y disfrutar de su música—Vamos Karls, pondré la canción de Eartha Kitt que tanto te gusta, incluso si no es navidad.
—Santa Baby, ¡quiero un yate, si no es mucho pedir! —Dice, mientras se sube al asiento del copiloto—Gracias, Hailee. No era necesario, de verdad.
—Todo sea por la cumpleañera, ¿no? —Hailee sonríe, mientras revolotea el cabello de Karlie—Además, tu novia me lo ha pedido, esa rubia está verdaderamente loca por ti, y tiene suerte, porque me agradas, si no, no lo haría ni por un millón de dólares—Las mejillas de la más alta se enrojecieron visiblemente, mientras miraba el paisaje.
—Ya cállate y conduce, me vas a matar de la vergüenza.
— ¿Te lo imaginas?, tu chica seguro me mata, y a mí me gusta bastante estar viva.
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La escuela era silenciosa en general... a excepción de que alguna persona de la enorme "elite" estuviera de cumpleaños. Y ahí recaía Karlie Kloss, era el estereotipo andante de alguien con una vida excepcional y maravillosa. Tenía grandes amigas, era una excelente alumna, era la típica capitana de las porristas y tenía una novia espectacular, de hermosa sonrisa, cabello rubio y ojos preciosos que seguramente le tenía una sorpresa planeada por su cumpleaños.
— ¡Hey Karls! —Escuchó a Hailee, mientras le tomaba el antebrazo—Acompáñame al gimnasio, creo que la entrenadora nos ha llamado—. Hailee era en verdad una pésima mentirosa, pero apreciaba el esfuerzo que ella hacía por no revelar lo que en realidad sucedía, por lo que aceptó gustosa. Y, al abrir la puerta, una gran cantidad de personas levantaba sus manos y gritaban "¡Sorpresa!".
Mientras la gente se acercaba a saludarle, entregándole pequeños regalos notó como su chica le esperaba con las manos atrás, y sonriendo de lado.
—Feliz cumpleaños, amor—Dice la rubia, mientras se acerca a darle un beso en los labios, enrollando sus brazos a rededor de su cuello, mientras se ponía de puntillas para que la altura no fuera una molestia—Espero que te haya gustado, aunque no es suficiente para lo que mereces, princesa—Karlie sonríe y niega rápidamente, mientras acaricia la mejilla de su novia.
—Es mucho más de lo que esperaba, corazón—La más baja muerde su labio, mientras le entrega una pequeña caja de terciopelo rojo en forma de rosa.
—Pero obviamente no lo es todo, Karlie—Dice, mientras le hace un ademán para que proceda a abrir la pequeña caja, a lo que la más alta obedece rápidamente, sacando con delicadeza una cadena con una pequeña luna menguante, con un grabado de una frase que ambas adoraban: "¿Te sigo a la luna, o al centro de la Tierra?". — ¿Te ha gustado, preciosa? —Karlie asiente frenéticamente, mientras le deposita un suave beso en la mejilla.
—Me ha encantado, Dianna.
Y Karlie no pudo evitar sentir remordimiento. Sobre todo porque un par de ojos azules le miraban con dolor, en una esquina de todo el gimnasio.
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Taylor Swift no podía dejar de mirar la escena. Dianna besaba cada vez que podía a su novia, mientras se reían de alguna broma que había lanzado Hailee al aire. No podía evitar pensar que ella debía ser la que debía tomar su lugar. Porque ella ha amado a Karlie desde el inicio. Y porque Karlie le ama de vuelta, lo sabe, lo siente en sus entrañas. Porque cada vez que Dianna besa su mejilla, su mirada llena de culpa le mira, y susurra suavemente un perdón, casi imperceptible para los ojos de los demás.
Pero Taylor estaba acostumbrada a escuchar a Karlie rogándole perdón antes de besarle, antes de acariciarle suavemente, antes de demostrarle amor.
Taylor tenía que aceptar su destino. Ella era una mentirosa, y nadie se debe enterar que su amor inexplicable y desbocado por Karlie Kloss es correspondido.
Le mira una última vez, hasta que decide que ya no puede más, su corazón ya está demasiado quebrajado para seguir sintiendo como se agrieta cada vez más. Era demasiado joven para estar así de herida, pero era inevitable. Porque era una mentirosa.
Toma sus cosas, mientras se decide a marcharse esperando que nadie la vea; que nadie sienta su triste presencia, o como se marcha de aquel lugar, tan nocivo para su alma.
— ¿Ya te vas, Tay? —Escucha, y quiere darle una bofetada a la voz que pronuncia esas palabras, pero se resiste a hacerlo, porque no es correcto golpear a una cumpleañera, mucho menos si estas enamorada de ella.
—Tengo cosas que hacer, Kloss. Disfruta tu fiesta—Dice, y procede a correr al baño, sin poder contener las lágrimas que caen por sus pómulos sin pedirlo.
Y Taylor sabe que la están siguiendo. Pero no quiere voltear, porque sabe que no es Karlie quien le sigue.
— ¿Estás bien, Swift? —Pregunta una voz temblorosa y Taylor no puede evitar reír por lo irónica que suena esa pregunta, ¿acaso no es obvio que lo único que desea es llorar en un cubículo hasta que este receso infinito acabe y mágicamente todo se aclare y el corazón le sane?
—Claro, solo tuve un mal recuerdo—Escucha como la chica que le siguió emite un sonido, desaprobando lo que acababa de decir.
— ¿Y de casualidad, este mal recuerdo involucra a Karlie Kloss? — Taylor le mira, sorprendida, mientras miles de excusas le rodean la mente— No mientas, sé lo que ustedes dos tienen a escondidas, y sé que no es momento para reprochar nada, por lo que no diré nada con respecto a eso. Pero necesito que estés bien, Swift— La voz de Emma sonó dura, por eso se vio visiblemente sorprendida al notar como la rubia se apegaba a su cuerpo, y comenzaba a llorar en su hombro.
—Abrázame de vuelta.
Taylor no puede evitar sentirse como una maldita estúpida. Porque estaba profundamente enamorada de Karlie Kloss, y eso implicaba ser una mentirosa para todos los demás. Pero lo era mucho más, porque prefería solo un poco de su corazón, antes que no tenerla para nada.
—Bueno, Swift. Creo que me debes una enorme explicación. Porque solo sé el final de esta historia pero no sé el inicio, y requiero de él para poder ponerme de tu lado, o del lado de la otra imbécil. De otra forma, no podré darte mi verdadero apoyo, y aunque no lo creas, de verdad me agradas, así que esperaré aquí miles de horas si es necesario para poder comprender qué pasa por esa mente llena de culpa—Los ojos marrones escrutaron su rostro con cariño el rostro de Taylor, mientras esperaba a que esta se calmara.
— ¿Tienes tiempo? —Dijo finalmente.
—Para ti, creo que tengo el suficiente—Dice, y Taylor suelta una gran bocanada de aire, recordando cómo fue la primera vez que comenzó a ser una mentirosa.
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Espero sus comentarios.
¡Abrazos de oso!
-Carla.