Capítulo VIII: "Hummingbird"

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"Were you just kidding?

'Cause it seems to me, this thing is breaking down

We almost never speak

I don't feel welcome anymore

Baby, what happened, please tell me?

'Cause one second it was perfect, now you're half way out the door"

(Taylor Swift- Forever & Always).

—Emma, eres una imbécil. ¿Cómo carajo supiste que estaba en medio de una profunda depresión? Es casi media noche, ¿qué haces despierta? —Emma rodó los ojos, mientras encogía sus hombros, atrayendo a Taylor hacia su cuerpo, al ver como acariciaba sus brazos en signo de frío.

—Un trochilinae me lo contó. —Taylor rodó los ojos, pensando en cómo Karlie tuvo que recurrir a Emma (sabiendo la pequeña rivalidad que ambas poseían).

—¿Karlie? —Emma jugó con sus manos, mirándole con una leve culpabilidad, lo que generó que la más alta sintiese un dolor en el pecho—, ¿No Karlie?

—No Karlie, lo siento.

Ambas continuaron el trayecto hacia el hogar de la rubia con una charla trivial sobre algún libro de Stephen King que estuvieran leyendo en el momento, como siempre lo hacían.

—Creo que prefiero a Morris Bellamy antes que a Bill Hodges, ¿no es irónico? Se supone que él es el villano en la maldita novela, pero... es tan interesante, ¿qué dices tú? —Taylor dejó de la puerta de su casa, para quedar mirando a su mejor amiga, en señal de que no encontraba sus llaves.

—¿Disculpa? —Emma rascó su cuello, frustrada.

—¿Alguna vez me escuchas, Swift? Porque sé que tienes un excelente oído, pero parece que no escuchas una mierda—Taylor soltó una pequeña risa ante el comentario dramático de Emma—. Y yo, una persona con un buen corazón, no puede dejar a su mejor amiga con la alegría arrojada en el pavimento—Inhaló—. ¡Yo estaba cómoda en mi cama!

—Emma, estás apestando a alcohol.

—Es un nuevo perfume.

—¿Alguna vez te escuchas tú misma?, porque de verdad sueltas cada perla encantadora, que no puedo evitar pensar en que consumes diario ketamina—Emma carcajeó, y se acercó a la puerta de la rubia, sacando la llave de emergencia que poseía—. ¿De quién fue la gran idea de entregarte una llave?

—De Andrea. Me dijo que tengo permitido enterrarte la llave en el culo si la vuelves a perder—Taylor abrió los ojos como platos, observando a su mejor amiga—. Cuídate, Tay.

—¿De la llave?

—Del amor.

Le dio un beso en la mejilla, y, ajustando su chaqueta de cuero caminó hasta su departamento, como todos los días por la tarde en la que Taylor y Karlie no iban juntas a tener sesiones de besos desenfrenados.

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—Hoy hablaremos de las visiones de mundo—escuchó a la señorita Griffin hablar, pero realmente no se sentía concentrada; lo que era extraño, ya que era su asignatura preferida—, ¿alguien tiene alguna idea de lo que aquello se trata? —Taylor continuó rayando la hoja de al final de su cuadernillo, mientras que con su otra mano apoyaba su mejilla, visiblemente aburrida—. Taylor, creo que tu cabeza es capaz de mantenerse erguida sin necesidad de que la sostengas con la mano.

Liar (Kaylor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora