Mala influencia®

By teensspirit

45.5M 3.1M 3.5M

YA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que enc... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capitulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Epílogo
Fin
YA EN FÍSICO

Capítulo 7.

920K 63.7K 80.3K
By teensspirit



REESE.

¡No me lo puedo creer! ¡Esto no me puede estar pasando a mí! Oigo las voces de la gente reírse a mi alrededor y no puedo evitar sentirme humillada, y por si fuera poco, me están sacando fotos que a saber dónde van a acabar colgadas. Quizás permanezcan por las redes sociales y colgadas por el instituto por meses. Mi mirada se encuentra casualmente con la de Eros que me mira preocupado, no sabe qué hacer. Dios mío, que vergüenza, ¡lo ha visto todo! No puedo evitar sentir un ardor subiendo por mi garganta y siento ganas de llorar. Tan solo quiero ir al cuarto de baño a quitarme de encima esta porquería.

Ignoro el dolor que me causa el tobillo izquierdo y salgo corriendo por el pasillo. Abro la puerta del baño de chicas lo más rápido posible y me aseguro de que no haya nadie dentro. Por fin puedo respirar tranquila y desahogarme.

Suelto un sollozo que no podía retener por más tiempo, y cuando miro mi imagen en el espejo, no puedo evitar sentir el odio y la importancia crecer dentro de mi. ¿Qué narices he hecho yo para que me pase esto? Está claro que la persona que me está haciendo esto no tiene ni un poco de piedad.

Voy a coger papel cuando la puerta del baño se abre de golpe y entra un Eros con la respiración agitada.

-Sabía que estarías aquí. -dice aproximándose a mi. Veo como me observa extrañado y me entran más ganas aún de llorar. Bajo la mirada al suelo.

-No te rías, por favor.

-¿Qué? ¿Lo dices enserio, Reese? Nunca haría algo como eso. -murmura algo ofendido y con un aire serio. Coge mi cara con ambas manos y la levanta, obligándome a que le mire. Siento las lágrimas acumularse en mis ojos, pero lucho para que no caigan.

Tengo un nudo en el pecho. Odio hacer el ridículo. Es una de las cosas que más odio con toda mi alma. De ahí viene mi pánico escénico y lo poco que me gusta ser una de las chicas más populares del instituto. Así que, esto es una de las peores cosas que podían pasarme.

Me suelto de su agarre y vuelvo a agachar la mirada.

-No puedes estar aquí.

Mi padre ha tenido que mover muchos hilos para poder meter a Eros en el instituto ya que no está permitido el acceso a gente que no este matriculada en el centro. Así que como alguien lo pille aquí, en el baño de las chicas, aprovecharán para intentar tirarlo.

-Me la suda. No voy a dejarte sola.

Mi corazón se encoge y siento que no voy a poder retener las lágrimas por mucho más tiempo. Me enjuago la cara y apenas cierro los ojos me parece oír de nuevo las carcajadas de los alumnos que presenciaron la escena. Una lágrima se derrama por mi mejilla y rezo para que se confunda con las gotas de agua.

-Eh, vamos Reese. Mírame. -dice levantando mi mentón otra vez con el dedo.- Todo va bien, encontraremos a quien sea que te haya hecho esto. -me consuela.

Me resulta extraño ver lo bien que se está portando conmigo y que aún no haya hecho ningún comentario de los suyos. Parece un chico totalmente diferente al Eros que conocía hasta ahora, increíblemente atento, amable y preocupado por mi. Tanto, que no puedo evitar derramar por fin las lagrimas. Y me desato.

-¡No Eros! ¡Nada va bien! ¡Mírame! ¡Estoy hecha un desastre y todo el mundo se va a reír de mí hasta que termine el curso! -comienzo a gritar. Y me sorprendo al sentir sus brazos rodeándome y una de sus manos cogiendo mi cabeza para estrecharme contra su pecho. ¿Que? ¿Me está dando un abrazo? Quiero reaccionar pero mi boca sigue hablando sola.- Voy a ser el hazme reír de la gente y...

Eros murmura un sonido para que haga silencio mientras me acaricia el pelo y mis palabras se quedan en el aire. Suelto un sollozo y me abrazo a su pecho por debajo de su chaqueta de cuero negra como si fuera lo único que me puedo agarrar durante un huracán. Mi oído está justo a la altura de su corazón, a la medida perfecta para escuchar sus latidos que van disminuyendo mi ansiedad. Inspiro hondo, inhalando su olor. No me había dado cuenta de lo bien que huele. Cierro los ojos por unos instantes, calmándome a mí misma. La cabeza me da martillazos y me siento como si tuviera el corazón en el cerebro. Pero por un instante, abrazada a él, parece que todo vaya bien.

-Enserio, debes ir al aula. -murmuro.- Las clases han empezado hace bastante y si te quedas fuera tendrás problemas. -su mano vuelve a acariciar mi pelo y siento unas ganas enormes de acurrucarme más contra él. Pero eso sería una estupidez de la que me arrepentiría, no puedo dejarme llevar por el momento.

-No. Me quedaré contigo.

Siento mariposas en el estómago. ¿Que estamos haciendo? Se supone que no puedo sentir esto. Y menos por él. Reacciono. ¿Que hacemos abrazados? No, no, no. Esto está mal. No puedo permitirme sentir mariposas cuando me diga algo así y hacer como que todo va bien. Me separo bruscamente y el da un paso atrás.

-¿Te encuentras mejor? -dice algo confuso por mi reacción.

-Si. -carraspeo.- Si, si. Gracias. -digo evitando su mirada y cogiendo más papel para limpiarme.

Nadie vuelve a decir nada. Decidimos esperar a que termine la clase, ya que es mejor que nos pongan una falta de asistencia a los dos que que el profesor se entere de el lío que ha pasado y decida comentárselo al comité del instituto, y como consecuencia armar más drama y correr el riesgo de que lo echen. Eros se mantiene distante y frío. Ha vuelto a cambiar su actitud radicalmente y ni si quiera se por qué. Pero me gustaría. Parece absorto y encerrado en su propia consciencia, como si le estuviera dando vueltas a algo. Ni si quiera me ha molestado durante las últimas clases, y eso ya es decir.

Es última hora y suena el timbre que anuncia que debemos irnos a casa. Le gente sale a los pasillos y comienzo a oír las risas y los susurros. Corre, corre, corre. Agacho la cabeza haciéndome pequeñita e intento esquivar a las personas que se mueven por el pasillo y sueltan comentarios que llevan mi nombre.

Una mano me coge del brazo y me detiene.

-No seas mierdas. -pronuncia Eros. La gente no nos quita ojo.

-¿Perdona? -pregunto desconcertada.

-Que no seas una mierdas. Hazme el favor de levantar la puta cabeza bien alta y sonreír. Demuéstrales a estos críos que no te importan sus comentarios. -me sorprendo al oír esas palabras saliendo de él y las proceso. La gente sigue pasando por mi lado y riendo. Así que decido que Eros tiene toda la razón. No puedo evitar sentir un calor subir por mi vientre al observar sus labios y sus facciones mientras me observa.

¡Dios mío! ¿Que me está pasando hoy?

Veo a Justin, mi ex, acercarse a mí con expresión vacilante e instantáneamente me entran ganas de vomitar. No me puedo mover.

-Reese, te sienta bien el blanco. -dice pasando por mi lado y riéndose con sus amigos. ¡Maldito...¡

Recuerdo lo que me acaba de decir Eros y le sonrío.

-Gracias Justin, que lástima que nunca llegaste a ver lo bien que me quedaba en la ropa interior. -sus amigos exclaman todo tipo de cosas insultantes para un hombre y se ríen de él.- Hubiera sido diferente si no la tuvieras tan pequeña.

En realidad nunca llegamos a nada, pero sé que eso es algo que a cualquier chico le dolería.

La gente de mi alrededor lo ha escuchado y todos, incluidos sus amigos, saltan a carcajadas. Justin parece querer morirse de vergüenza y de rabia y aprieta los puños.

-Eres una puta.

Trago saliva. La gente ya ha comenzado a hacer corro y hay demasiadas miradas sobre mi. Voy a contestar cuando unos brazos salen de detrás de mí y estampan a Justin contra una taquilla.

-¿Como la has llamado? -Eros lo sujeta por el cuello de su polo de niño rico. Justin casi está en el aire.

-Solo he dicho lo que es. -la sonrisa arrogante de la cara de Justin no desaparece.

-Retíralo. -murmura amenazante, con la mandíbula apretada y una vena que se le hincha en el cuello. Sus músculos se tensan y yo no sé qué hacer.

-No sé quién coño te crees... -dice Justin con la respiración entrecortada. Eros comienza a dejarle sin aire.- Pero vete a la mierda.

Cuando Eros levanta su puño cerrado en el aire ya se lo que va a pasar. Todos lo sabemos.

Justin escupe sangre a la misma vez que el puño de Eros impacta en su mejilla. Me tapo la boca con las manos, sin dar crédito a lo que sucede. Todos los alumnos nos están mirando, pronto aparecerá algún profesor y Eros definitivamente no podrá volver a entrar en el establecimiento.

-¿Vas a retirarlo ahora? -Justin no respira bien, pero Eros no tiene necesidad de parar. Lo sujeta tan solo con un brazo, mientras el otro lo tiene apoyado en la cadera y las manos de Justin luchan inútilmente por zafarse de él.

Agarro a Eros de los hombros intentando que lo suelte, pero es inútil. Lo rodeo con los brazos apoyándome en su espalda y tirando de él hacia detrás.

-Eros, por favor, para. Vámonos, por favor Eros... vamos a meternos en problemas. -le susurro con mi mejilla pegada a su rostro desde atrás suyo.

Parece que considera mis palabras pero sigue con la vista clavada en Justin. Me mira de reojo.

-Pídele perdón. -le dice otra vez. Mis nervios solo aumentan.

-Per-per..don. -murmura Justin a punto de ahogarse. Eros lo suelta y el cuerpo de Justin cae al suelo. Sus amigos se acercan para comprobar que está bien, y yo lo observo atónita.

Su mirada se clava con rabia en la mía.

-Menos mal que pagaras por esto. -dice en apenas un susurro. Pestañeo varias veces. ¿A qué narices se refiere...?

La mano de Eros se clava en mi cintura y me empuja hacia la salida. La gente se abre paso a nuestro alrededor y Eros camina rápido hacia el aparcamiento.

-¿Que demonios pasa contigo? -pregunto enfadada mientras subo al coche. Él arranca.

-No iba a permitir que te tratara así.

-Se defenderme solita. ¡No hacía falta que le estrangularas! ¿Qué-qué pasa si te denuncia? -tartamudeo.

Se encoge de hombros.

-Se lo merecía. -sus ojos se clavan en los míos en un semáforo en rojo.- Nadie va a hacerte daño mientras yo esté aquí.

Las mariposas otra vez. Esa sensación de calor subiendo por mi pecho y el cosquilleo que me recorre la columna vertebral cuando lo dice. La forma en que retengo el aliento y cómo me golpean las vibraciones roncas que provienen de su voz... Sacudo la cabeza.

Mierda Reese, no puede gustarte.

(...)

La fiesta de Ariadna se celebra en su casa. Es una casa enorme (no más que la mía) pero me gusta. Está decorada con adornos de fiesta y hay gente por todas partes. La música me gusta, aún que no sea mi favorita. Mis amigas han desaparecido hace rato pero no me importa, estoy demasiado concentrada en la copa que tengo delante, y en bebérmela. La gente baila, bebe y se enrolla con otros por las paredes e incluso el suelo. Hay tanta que ni si quiera se fijan en mi, ya que estoy apartada en la barra y el único que me da conversación es el camarero para preguntarme qué quiero beber. Pero me gusta sentirme marginada de vez en cuando. Lo único que no soporto es que Eros no pare de coquetear con esa estúpida chica.

Peyton. La recuerdo del instituto, era unos cursos más mayor que yo, y también era popular. Normal, con el cuerpazo de modelo y rostro de ángel de Victoria Secret que tiene... tendrá a todos los chicos babeando por ella. Incluido él. Se cambió de instituto cuando murió su hermano, pero no entiendo que hace en esta fiesta. Y tampoco que hace hablando con él. Lleva su pelo castaño oscuro suelto con rizos en las puntas y un vestido negro y ajustado con taconazos de dos metros. Mierda, está guapísima.

-¿Quieres algo más? -me pregunta el barman.

-Si. Lo mismo de antes, por favor. -digo refiriéndome al cóctel que me había preparado. Vuelvo a mirarlos. Están con más chicos y Eros tiene su brazo enrollado al rededor de la cintura de Peyton mientras esta ríe por algo. Y yo me cabreo. Siento ganas de ir y empujarla. Eros debería estar protegiéndome y no con esa... ¡esa chica! ¡Ni haciendo amigos! ¡Maldita sea se lleva bien con todos! Y yo mientras, estoy aquí sentada, sola y amargada, cuando tendría que estar pasándomelo bien.

¿Pero qué me pasa? Paso las manos por mi pelo, apoyándome en la barra. Soy una estúpida.

Tengo que pasármelo bien. Voy a pasármelo bien. Voy a demostrarle que no soy ninguna niña y que me da igual que esté con esa chica en vez de conmigo.

-¡Eh, tu! -llamo al barman.- Ya no quiero ningún cóctel. Ponme lo más fuerte que tengas.

Este asiente con la cabeza y va a prepararlo. Veo a Justin entrar por la puerta con una caja de cervezas y saludando a todos sus amigos, nuestras miradas se encuentran y automáticamente giro la cara hacia otro lado. Un chico pasa con una bandeja de chupitos.

-Dame esto. -digo cogiendo uno y echándomelo a la boca. Siento el líquido ardiente pasar por mi garganta y me pican los ojos. Comienzo a marearme. Me giro y hay otra copa en la barra.

Me la bebo.

Y después otra. Y otra. Y otra. Y pierdo la cuenta de cuantas van. No se lo que estoy haciendo. El tiempo pasa rápido, y luego lento, muy lento... estoy bailando.

Ya no. Ahora estoy.... ¿Estoy besando a alguien? No, no, no. Sí. ¿Quién es? No consigo ver nada. El mundo es una vorágine de colores vibrantes y temblorosos, todo se mueve a mi alrededor. Escucho una mezcla de voces, música, un ritmo constante y un susurro.

De repente, me encuentro a mí misma corriendo, me falta el aire e intento escapar de ella con todas mis fuerzas. Un sudor frío baja por mi frente. Me duele el pie, pero hasta que no bajo a toda prisa las escaleras no consigo estar a salvo. Ya entiendo lo de la fiesta.

Alguien me habla, Eros está respirando a mi lado, es una respiración fuerte y constante y huele bien.

-Que bien hueles. -digo. Pero no se a quién, no sé dónde estoy.

Tengo ganas de vomitar, y estoy mareada. Todo a mi alrededor se mueve muy rápido. Alguien me agarra de la cintura delicadamente y un calor me recorre de arriba a abajo. De repente estoy caminando hacia un coche. Me asusto. ¿Y si me raptan? Intento correr pero me caigo, y la situación me parece tan graciosa que me río. Sigo hablando con él.

Solo espero no decir ni hacer nada estúpido y arrepentirme cuando despierte. Pero creo que ya es demasiado tarde.

****

¡Holaaaa a todos y a todas! No sé si habréis entendido este trocito de narración en la fiesta o si os ha gustado, pero solo es para que entendáis bien el capítulo siguiente, así que no os preocupéis <3

Mil gracias por votar, comentar y leer (o si me habéis seguido gracias también :3) ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

❤️💛💚💙💜💗

Continue Reading

You'll Also Like

7.3K 451 29
A Sabrina, una chica de 15 años, le gusta alguien, de hecho, un chico popular, pero de seguro el no sabe que es popular, le gusta mucho, pero como es...
83.9K 6.7K 15
bueno vi que muchos querian que continuará la historia así que lo haré, alimentando al fandom claro que si y a mí también jaja pues lo normal en adv...
314K 15.5K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
647 191 52
Estas son solo frases que se me ocurren al pensar en algo específico