AL FINAL DEL CAMINO「SS」|PAUSA...

By Messel

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Recuerdo el día en que me otorgaron una beca, mi padre era la alegría en persona y mi madre el entusiasmo, el... More

Un trágico suceso
¿Destino o simple casualidad?
Una vida no tan perfecta
Incógnitas
Sólo basta una mirada...
El primer paso
Resignación
¿Qué sucede conmigo?
¿Te gusta?
¿Sacrificio?
Alejados del mundo
Confusión
Pequeña inquietud
Una parte de mí
Emociones sentidas
Tu presencia
Evanescente
Nuestro momento
Mamá...
Revelación
My blood

Impecable tormento

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By Messel

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Impecable tormento.

Dicen que los humanos son la peor escoria que puede existir en el mundo, no sabía con exactitud si eso era cierto, pero en ese momento, ella sentía que los humanos eran despreciables. La inteligencia es opacada por la ignorancia, en qué momento de esta patética vida se hizo indispensable el daño mutuo, ¿qué ganaban haciéndolo? Se notaba en sus facciones el deleite al herir a los demás, ¿por qué lo hacían? ¿Acaso eso les hacía sentir satisfechos con su miserable vida? Este mundo está enfermo.

¡Qué más daba! Ella cometía el error al darle importancia, le daba igual lo que pensaran de ella, ya sabía que no faltaría mucho para que empezaran a molestarla. ¿Pero acaso no podía tener una maldita estadía tranquila? ¡Sólo quería estudiar! Estaba cansada, no toleraba más aquel tipo de actitud fuera de lugar de sus compañeros.

Sintió como las uñas se clavaban en su piel, mordió su labio con fuerza y alzó la vista con una furia incontrolable. Observó las sonrisas burlonas de esas personas, el lugar estaba repleto de una ovación de risas sin poder camuflar el cinismo en sus expresiones, sí que se divertían, pues adelante, no les iba a arruinar la fiesta.

—Búrlense todo lo que quieran, si eso les hace sentir mejor, sigan, no se detengan —vociferó alentándolos a que no den marcha atrás, no podía ocultar su furia interna. Se sentía tan tonta, ya debía habérselo esperado, después de todo nada le sale bien, todo era un desastre.

—Das tanta pena, si tienes dignidad deberías de largarte de aquí, mugrosa —soltó un hombre mientras se acercaba a ella con una sonrisa ladina. Sakura lo empujó con tosquedad, este la miró desafiante pero alguien lo detuvo.

—Tranquilo, no vale la pena ensuciarse con esta clase de gente, ya deberías saberlo, Katsu —dijo de repente una mujer, Sakura crispó los ojos enseguida, era la misma persona con la que se había cruzado antes, cuando Itachi la detuvo de no estamparle un puñetazo en la cara—. Hija de un don nadie y una cualquiera, qué lamentable.

Sakura la tomó de la camisa una vez más, sus ojos denotaban furia, un odio racional.

—No creas que me he olvidado de ti —escupió Sakura con resentimiento. La mujer ahogó una risa.

—¿Tanto te duele la verdad? No sientas vergüenza, vas por el mismo camino —murmuró con diversión—. Ahora suéltame, mugrosa.

Sakura tomó de su camisa con más fuerza atrayendola hacia ella, apretó su otro puño y lo alzó con la intención de darle un puñetazo en toda su bonita cara, pero alguien la apartó con brusquedad. Alzó la mirada con fiereza y se topó con los orbes oscuros de Sasuke. Este la miraba con neta incredulidad.

—¿Qué demonios te sucede? —soltó Sasuke con dureza en su mirada. Ella estaba a punto de golpear a esa mujer, definitivamente había perdido la cabeza.

Ella lo observó dolida, la hacía sentirse como la mala del cuento. Sakura la miró furiosa, una vez más la habían detenido de poner a esa mujer en su lugar.

—No te entrometas, Sasuke.

El Uchiha crispó los ojos y la observó irritado, la mayoría de los presentes se sorprendieron al escuchar como Sakura se refería ante él, después de todo no era cualquier persona. Pero a él le era indiferente, lo que le molestó es que le haya dicho que no se entrometiera, como si él no fuese nada.

—Siempre hay una razón, dímela ahora.

Sakura lo observó con molestia, se acercó hacía la mujer pero esta se escondió detrás del Uchiha. Este último la miraba expectante, jamás la había visto de esa manera. Necesitaba una respuesta, su actitud estaba fuera de lugar.

—Sí, soy pobre, no tengo dinero, ¿y qué? Puedo notar la poca inteligencia que yace en ese pequeño cerebro, no me humillas, créeme, ¿sabes por qué? —Sakura se acercó un poco más y quedó frente a la chica—. Porque no me avergüenzo de dónde vengo, estoy orgullosa de mis padres y de lo que soy a diferencia de ti. Si tienes tanto tiempo en desperdiciarlo burlándote de mí, aprovecha y ponte a estudiar, que para eso es a lo que venimos. Aprende a ser más humana, el dinero no lo es todo, qué pena me das.

La mujer se enfureció pero no se atrevió a decir nada, observó cómo la pelirosa se dio media vuelta y abrió su casillero, sacó algunos libros y lo cerró con fuerza. Sakura observó al Uchiha por última vez con severa decepción y se marchó del lugar hecha una furia, este último seguía sin entender qué diablos ocurría, hasta que su vista se fijó en el casillero. Crispó los ojos al leer la clase de insultos que le ponían, se giró bruscamente y quedó frente a las personas que estaban en el lugar, los observó con tanta antipatía, ellos bajaron la mirada amilanados; pero no dijo nada, se marchó rápidamente tras la pelirosa, se sentía culpable de haber defendido a la persona equivocada, ahora entendía aquella mirada de decepción de su parte. Chasqueó la lengua con cólera, después de todo se cumplió las palabras que le había dicho la primera vez, pero tal vez él era en parte culpable.

—Te arrepentirás de haberme hablado de esa manera, conocerás tu lugar maldita perra —musitó la mujer observando como el Uchiha iba tras ella.

Sakura se dirigía furiosa por los pasillos con la intención de ir a clases, debía calmarse, Itachi le había regañado antes y tenía razón, después de todo si la hubiese golpeado se hubiese metido en serios problemas, pero se lo merecía, podían meterse con ella pero sus padres eran otro asunto totalmente diferente, sentía tanta impotencia.

—Sakura. —Dio un respingo al escuchar su nombre, se percató de la presencia del pelinegro, se detuvo.

—Tenías razón, esta facultad es el infierno —aseguró sin regresar a verlo—. No debiste entrometerte, no era asunto tuyo. Las clases empezarán pronto.

—Espera... —dijo el Uchiha, pero ella lo ignoró y se adentró al salón.

Sasuke dio un suspiro mostrando fastidio. Entró detrás de ella y tomó asiento al lado de su amigo, se preguntaba si tal vez era su culpa, después de todo aquella vez que la abrazó algunas personas se percataron de quien era. Su cabeza daba vueltas. Las clases prosiguieron como de costumbre, pero Naruto se daba cuenta de que ocurría algo, el pelinegro estaba muy distraído.

—Hey, Teme, ¿pasó algo? —preguntó con preocupación. El Uchiha lo observó enseguida, se sintió tenso, pero lo negó rápidamente.

—No, sólo estoy cansado.

Naruto alzó los hombros y trató de poner atención a clases restandole importancia, el Uchiha por su parte desvió la mirada discretamente y observó a la pelirosa. Había algunos papeles en su pupitre, la mayoría estaban arrugados, se percató de que tenía uno en su mano, al parecer lo estaba leyendo. Otra bola de papel cayó en su rostro, el Uchiha frunció el ceño, trató de ver quien lo había lanzado pero fracasó, había algunos que se reían a sus espaldas y era difícil adivinar quién había sido. Sakura lo resistía, tomó el papel junto a los otros y los guardó en su mochila, se desharía de ellos luego.

Sasuke se alteró, debía calmarse, sabía que era evidente que aquello pasaría, pero deseaba que no hubiese sido de esa manera. Cerró los ojos, estaba frustrado. 

¿Desde cuándo empezó a importarme tanto esa mujer?

Las clases pasaron rápidamente el cual fue un alivio para Sakura, quería irse cuanto antes de ese lugar. No se sentía bien, había sido un mal día. Una vez el profesor les dio el consentimiento de salir, tomó sus cosas rápidamente y se marchó ignorando todo a su alrededor. El Uchiha se percató de ello y trató de ir tras ella, pero una vez intentó cruzar la puerta Karin apareció frente a él. Observó como Sakura ya no estaba, chasqueó la lengua mostrando molestia, pero sentía que por una parte era mejor de esa manera.

—Qué quieres, Karin.

—Me sorprende que seas tan cortante como siempre —soltó la pelirroja mientras le dedicaba una sonrisa coqueta—. Tendré una fiesta esta noche, no puedes faltar.

—No cuentes conmigo.

—¡Por qué eres así! Hey, no puedes hacerme esto, les dije a mis amigas saben que asistirás, por esa razón no se han negado, no puedes faltar —refunfuñó haciendo un puchero tratando de convencerlo.

—No quiero.

—¡Naruto! —gritó esperando a que su primo apareciera. Observó al pelinegro el cual la miraba con irritación. Sasuke sabía que Karin era imposible, le daba coraje que use su nombre para ser popular, siempre ocurría lo mismo.

—¡Hola Karin! —habló Naruto acercándose hacia ellos—. ¿Qué sucede? ¿Para qué me habéis llamado?

—Organicé una fiesta en mi casa esta noche y no pueden faltar, cuento con su presencia, es muy importante ¿sí? —Karin observó a su primo con súplica, este la observó con una enorme sonrisa.

—¡Claro, ahí estaremos! —aseguró totalmente animado, seguro sería divertido, además, estaba seguro de que iría alguien en particular, últimamente había una persona que le llamaba la atención.

—Te dije que no iré.

—¡No le hagas caso, yo me encargaré de que este amargado venga conmigo! —exclamó el rubio con mucha seguridad, el Uchiha lo fulminó con la mirada, quería matarlo. Por otra parte, Karin estaba satisfecha. Al Uchiha no le quedó de otra que aceptar a regañadientes.

Sakura se dirigió a la zona de los lockers, se situó frente al suyo y observó una vez más lo que habían escrito en él. Seguía sin comprender porqué hacían ese tipo de cosas, era tan... decepcionante. Abrió su casillero y observó un pequeño trozo de papel caer al piso, era una nota. La tomó rápidamente y lo leyó con cierta desconfianza.

«Tomé algo que te pertenece, me pregunto cómo es que tienes algo tan caro. ¿Acaso lo robaste? Sería lo más probable. Por cierto, linda pluma estilográfica. Aunque temo que si quieres recuperarla tendrás que venir a recogerla. Te veré a las 8:00pm en el bar Muse en B1F Nishi Azabu. Te estaré esperando.»

Sus ojos se abrieron de par en par, alzó la vista con incredulidad y empezó a hurgar entre sus cosas, dirigía su vista en cada rincón de su casillero, pero efectivamente, habían tomado la pluma que le dio Sasuke. Su incredulidad se vio remplazado por furor, tenía que recuperarlo, no podía dejar que se salgan con la suya; revisó nuevamente aquella nota, el lugar que citaban era un bar que dada por la dirección, estaba algo lejos de donde se encontraba. No se fiaba, no era un lugar seguro, eso era tangible, pero no podía perder aquello, era importante para ella y ahora se daba cuenta.

Dejó los libros en su casillero y se fue rápidamente, debía ir al trabajo y después recuperaría lo que le quitaron, estaba determinada, no tenía miedo.

Mientras tanto, en un elegante palacio imperial en Chiyoda, el hombre que fue destinado a llevar sangre real, el actual emperador, se encontraba manteniendo una conversación importante con su hermano. Sus oscuros ojos lo miraban expectante, le tenía una buena noticia y estaba impaciente por decírselo, después de todo era algo que sabía, le agradaría bastante. Fugaku no entendía porqué lo había llamado, se limitaba a actuar con naturalidad y se veía bastante relajado, pero por dentro, un odio innato se hacía presente hacia la persona que tenía ante sus ojos.

—Es bueno verte de nuevo Majestad, pero hay algunos asuntos importantes que debo atender. Agradecería saber para que me habéis llamado.

Madara sonrió al escuchar aquello, como siempre, Fugaku iba directo al grano. No había cambiado nada durante todo ese tiempo, aún recordaba los buenos tiempos, aquellos años de niñez que pasó junto a su hermano pequeño, pero no era el momento de ponerse nostálgico.

—Lamento decirte que estarás más ocupado que antes —mencionó, Fugaku alzó las cejas intentando comprender a que se refería—. Te he nombrado primer ministro, así que ahora tendrás que dedicarte por completo a ello, oficialmente dejaré esta nación en tus manos.

Fugaku se hizo el sorprendido, siempre supo que pronto lo lograría, las cosas estaban saliendo de acorde a su plan, era perfecto. Una sonrisa de satisfacción adornó su rostro, después fue camuflado con agradecimiento hacia su hermano mayor.

—No pensé que me nombrarías primer ministro, prometo no decepcionarte —aseguró mostrando demasiada gratitud. Le dio una ligera reverencia y se acomodó nuevamente.

—Te lo mereces, no conozco a nadie que haya trabajado tan duro como tú, ahora que tienes un cargo muy importante, el tiempo te faltará —dijo el emperador mientras tomaba un poco de té. Fugaku lo miró dudoso, no entendía a donde quería llegar.

—Pues tienes razón, estaré más ocupado que antes, pero sabré organizarme, sabes perfectamente como soy.

—No. —Lo interrumpió, Fugaku lo observó impasible—. Itachi se hará cargo de las empresas Uchiha, ya tiene la edad suficiente y es hora de que aprenda a manejarlo. Debe empezar a cargar con tal responsabilidad.

Su hermano se sorprendió levemente, ¿acaso era una condición? Su mente empezaba a analizar todo, su hijo era lo bastante inteligente y dedicado, de eso no tenía ninguna duda, pero... ¿dejarle a cargo de las empresas era una buena idea? Tendría más poder y eso no le agradaba en absoluto, después de todo la riña que tuvo con él lo hizo desconfiar bastante, hasta el punto de tener precaución ante lo que su hijo era capaz de hacer.

—¿Es una condición? —preguntó con leve molestia.

Madara soltó una pequeña risa elegante, lo observó divertido, su hermano no entendía que pretendía.

—¿Cómo es que llegaste a pensarlo? Por supuesto que no, pero, Itachi debería aprender cómo funcionan los negocios, después de todo es tu hijo mayor y es quien será tu sucesor. Él es capaz, sé que podrá dirigir las empresas como se debe.

Fugaku se quedó un rato en silencio, se lo estaba pensando más de una vez, si se negaba su hermano lo asfixiaria con preguntas, también podría deducir que desconfiaba de su propio hijo, prefería no levantar sospechas, no le quedaba de otra.

—No tengo ningún problema, como tú dices, el tiempo me faltará, haré una junta con los accionistas y proclamaré a mi hijo el nuevo presidente de la corporación.

—Eso pensé. —Madara sonrió con amabilidad, su hermano lo miró frustrado, después de todo si era una condición—. Por cierto, me enteré que Sasuke está estudiando medicina, realmente me ha tomado por sorpresa.

Los hombros de Fugaku se pusieron rígidos y tensos, Madara lo notó enseguida y lo observó extrañado.

—¿Hubo algún problema Fugaku?

—No, también me sorprendí con la decisión de Sasuke, pero le di la oportunidad de hacerlo y él está bien con eso.

—Entiendo, una pena, hasta ahora es el primero que ejercerá algo diferente a lo que nuestra dinastía ha venido haciendo. —Al escuchar aquello Fugaku apretó la mandíbula, definitivamente sentía vergüenza por su hijo, le costaba ocultar su enojo—. Pero es un buen chico, espero le vaya bien en todo lo que haga, estaré al tanto de él.

Fugaku mostró una sonrisa forzada, pero pasó desapercibida por el emperador. Era momento de irse, tenía que preparar todo.

—Te agradezco, recalco mi promesa de no decepcionarte. —Fugaku se levantó y dio una ligera reverencia—. Debo marcharme, con todo lo que me habéis dicho tengo varias cosas que hacer.

—Entiendo, tómate tu tiempo. Te mantendré al tanto de cuando haré la proclamación ante los medios, confío en tu sabiduría, sabrás cuidar bien de este país.

—Gracias, Majestad. —Se inclinó. Se dio vuelta y empezó a dirigirse a la salida.

—Oh... Lo olvidaba. —Fugaku detuvo el paso—. ¿Quién era la mujer que estaba con Itachi el otro día? —preguntó con notoria curiosidad.

Fugaku se tensó ante aquella pregunta, regresó a verlo y su hermano lo miraba esperando una respuesta.

El cielo rojizo hacia acto de presencia mostrando el evidente atardecer, el viento empezaba a soplar con más fuerza azotando las ramas de aquellos árboles del horizonte. Sasuke se encontraba manejando hacia esa dichosa fiesta, definitivamente tenía ganas de asesinar a su estúpido amigo. Varias veces tuvo la intención de desviar su camino e ir donde Sakura, pero al final lo dejó pasar, después de todo no creía que sería buena idea.

Mientras tanto, la pelirosa estaba trabajando como de costumbre, pero esta vez era diferente, había estado distraída la mayor parte del tiempo recibiendo llamadas de atención de su jefe. Sabía que debía dejar de pensar tanto, solo tenía que dedicarse a hacer bien su trabajo, pero era imposible. Estaba frustrada y sobre todo, enojada. ¿Acaso Sasuke tenía razón? ¿No pertenecía allí? Su mente daba vueltas, había preguntas realmente molestas que se paseaban por su mente causándole irritación.

Esto es una terrible pesadilla... —Pensó con tristeza, pero en su mente apareció Itachi, el hombre que había sido como un ángel para ella, tal vez... el mundo no era tan malo después de todo. Otro pensamiento invadió su mente, recordó la vez en que los Uchiha caminaban detrás del emperador de Japón, haciendo que su mente le recuerde lo evidente, aquella familia pertenecía a la nobleza...

«Informamos que pronto será nombrado el nuevo primer ministro de nuestro país. —Sakura prestó atención al televisor—. El emperador Uchiha Madara se ha pronunciado y este es el mensaje que nos ha dejado.»

—«Con la responsabilidad que ejerzo al tener la decisión y poder sobre esta nación, agradezco sinceramente el apoyo incondicional y sobre todo la confianza hacia mi persona. Como el emperador, tengo la obligación de decidir por las personas que gobernarán este país, con lo que respecta, puedo asegurar que Japón estará en las mejores manos...»

Sakura, al verlo una vez más, hizo que la realidad le diera una fuerte bofetada. Desvió la vista con amargura, aquél hombre que acababa de ver era el emperador de Japón, Fugaku era su hermano y Sasuke e Itachi eran sus sobrinos. Era demasiado ingenua al pensar que podía mezclarse con ese tipo de gente, pero...

Sacó el pedazo de papel de su mandil, aquél donde estaba escrito esa dirección, lo leyó una vez más intentado saber si estaba haciendo lo correcto. Un suspiro de resignación se escapó de sus labios, observó el reloj que estaba empotrado en la pared, las manijas marcaban las seis en punto.

El pelinegro estacionó su auto frente a la casa de Karin. La música se podía escuchar a kilómetros y podía notar que había un centenar de personas. Salió del auto y se adentró con fastidio, todo era un descontrol total, habían varias mujeres bailando de forma vulgar, otros que bebían y fumaban, vaya fiesta, pensó.

Se adentró un poco más hasta que varias personas notaron su presencia a pesar de la oscuridad, finas luces coloridas se paseaban por el departamento, debido a eso lo ayudó a reconocer a algunas personas. Estaba buscando a su amigo, pero lo único que obtuvo es que muchas mujeres se acercarán a él con la intención de invitarlo a bailar, tomar una copa u otra invitándole a algo más, las miró asqueado, las mujeres ebrias eran de lo peor.

Hizo a un lado a una mujer alcoholizada que se había acercado a él enredando los brazos a su cuello. Alzó la vista y finalmente observó a Naruto, notó que estaba acompañado de una mujer de cabello negro y mirada grisácea. Frunció el ceño, ¿acaso estaba en una cita? Ese tonto, ahora entendía el entusiasmo que mostraba cuando aceptó ir a esa estúpida fiesta.

Karin observó al pelinegro a lo lejos y rápidamente se dirigió hacia él. Sintió como alguien lo tomó del brazo haciendo que regrese a ver con molestia, pero apaciguó el rostro al ver de quien se trataba.

—Gracias por venir Sasuke, sabía que podía contar contigo. —Le dijo dándole un guiño.

—Sabes que no me apetecía venir.

—¡No seas aburrido! Ven, siéntate y disfruta de unos buenos tragos. —Karin lo jaló del brazo llevándolo a un mini bar que se situaba en la sala del departamento.

Sasuke no rechistó, observó que estaba vacío así que tomó asiento, Karin fue a prepararle un trago. Al regresar, la pelirroja le dio un cóctel al pelinegro, pero este último la miró con desaprobación. Sus ojos se posaron en la licorera buscando algo.

—Dame esa botella de tequila.

—¿Qué? Pero es demasiado fuerte tomarlo así, además te preparé un cóctel... —Karin lo observó con reproche, en cambio Sasuke la miró con molestia—. Vale, vale, te lo daré.

La pelirroja dejó la botella en la mesa con desaprobación, lo menos que quería era que se embriague, lo conocía y cuando bebía en exceso, era demasiado violento. Pero qué podía hacer, después de todo solo quería que Sasuke asista a la fiesta, de esa manera podía garantizar la asistencia de los estudiantes. Dejó un vaso con hielo y lo observó esperando que no le falte nada.

El Uchiha tomó la botella y empezó a llenar el vaso de licor ante la mirada atenta de Karin, empezó a remolinar el vaso en su mano, el olor era fuerte, pero dulce. Lo tomó de un solo trago, sentía cómo su garganta quemaba levemente, había pasado un pequeño tiempo desde la última vez que probaba tequila. Prendió un cigarrillo, tal vez no era una mala idea, necesitaba relajarse un poco, se sentía estresado.

—Por cierto, aún no he podido regañarte por la pésima decisión de estudiar medicina. ¿En qué estabas pensando? —Karin frunció el ceño, seguía en total desacuerdo.

—No te metas en mi vida —respondió dándole una calada a su cigarrillo.

—Pues lo siento Uchiha, te aprecio demasiado como para preocuparme por lo que haces. Eres un gran amigo mío y no veré como te hundes tras las pésimas decisiones que tomas —soltó con brusquedad. El Uchiha alzó una ceja y la observó, no duró mucho ya que su vista se desvió al vaso que estaba llenando por segunda vez.

—¡Ten cuidado tonta! —escuchó decir a una voz, al parecer la mujer estaba ebria.

—Lo siento —dijo entre risas—, estuvimos muy cerca de caernos.

Una de las mujeres se quedó de pie mientras bebía más de la botella que traía en su mano. Sasuke sintió que estaban detrás de él, le resultaba molesto ya que no dejaban de hablar tonterías, además de que estaban alcoholizadas.

—Por cierto, ¿qué pasó con Haruno? —soltó una de las mujeres tratando de mantenerse de pie. Le había preguntado a su amiga, era la mujer que había insultado a la pelirosa.

—Esa becada... —dijo con una carcajada—. No te preocupes por esa basura, mandé a mi hermano a darle una lección, no debió meterse conmigo, ahora mismo debe estar retorciéndose en el suelo. —Su risa no cesaba.

Aquellas palabras llegaron a los oídos del Uchiha, el cual ya se encontraba alterado ante lo que acaba de escuchar. Interceptó bruscamente a esa mujer tomándole de los hombros exigiéndole información. Su mirada era tan oscura, mostraba tanto odio hacia la persona que estaba mirando. La mujer tragó saliva, estaba aterrada, parecía un psicópata.

—¡Donde demonios está ella! ¡¿Qué le hiciste?! —bramó furioso—. ¡Dime de una vez maldita sea!

El Uchiha empezó a llamar la atención de algunas personas que estaban cerca, Karin lo observaba incrédula, no entendía que estaba ocurriendo.

—D-Debería estar e-en Muse... iba a e-encontrarse con m-mi hermano a las ocho en punto —pronunció con dificultad, estaba pávida. Sasuke se sorprendió, conocía ese lugar.

Maldición, ese es un maldito bar ¿acaso ha perdido la razón? —pensó receloso.

—Dime por qué demonios ella aceptaría ir a ese lugar. ¡Estoy seguro que hay una maldita razón y me la dirás ahora! —La mujer desvió la vista, pero el pelinegro apretó sus hombros con fuerza causándole dolor.

—M-Mi hermano tiene una pluma estilográfica que sacó de su casillero, por esa razón estábamos seguros de que iría al lugar —soltó temerosa. El Uchiha la observó con incredulidad, estaba analizando lo que acabó de escuchar.

Esa tonta... En que estaba pensando al ir sola a esa clase de lugar, ponerse en riesgo sólo por esa pluma... Definitivamente es una molestia —pensó frustrado. Empezaba a sentirse nervioso.

Naruto pudo percatarse de lo que sucedía, se acercó asustado hacia su amigo por lo que estaba sucediendo.

—¿Qué sucede Sasuke? —preguntó el rubio observando a la mujer que su amigo sujetaba con fuerza.

El pelinegro lo ignoró y soltó a la mujer con brusquedad, observó el reloj que llevaba en su mano, faltaba poco para que las manijas marcaran las siete, faltaba una hora, su rostro cambió a uno de preocupación; empezó a correr dirigiéndose a la salida, tenía que llegar a ese lugar cuanto antes. Naruto fue tras él totalmente confundido, pero lo perdió tras la multitud, no entendía que demonios estaba pasando.

Sakura dejó el mandil en el perchero, había terminado de trabajar, llegó el momento. Se despidió de su jefe y salió rápidamente del lugar, dudosa, tomó nuevamente aquél pedazo de papel. Recordó las palabras que estaban grabadas en aquella pluma.

«La nieve no rompe las ramas del sauce.»

Apretó el papel con determinación, dirigió la vista al frente y empezó a correr. Se dirigió a la parada del autobús, al subir a uno, no dejaba de preguntar la hora a uno que otro pasajero, no quería llegar tarde, tenía que recuperar aquello.

Finalmente llegó a una de las paradas más cercanas, sacó aquel pedazo de papel y empezó a guiarse. Caminó un buen rato hasta que por fin había encontrado las calles correctas, alzó la vista, el lugar estaba bastante desolado con la diferencia de que había bastantes bares con letreros llamativos. Empezó a caminar adentrándose más al lugar, había una que otra persona alcoholizado en algunos establecimientos. No estaba acostumbrada a visitar ese tipo de lugares, no negaba que sentía miedo, pero tenía que seguir adelante, después de todo ya había llegado hasta ahí.

Buscó con la mirada el bar que estaba escrito en el papel.

Muse... —susurró dirigiendo la mirada a los letreros de su izquierda y derecha.

Seguía caminando, cada vez eran menos los bares, encontrándose con luces apagadas y uno que otro ruido de algún borracho que se encontraba por allí. Alzó la vista hacia un bar que estaba un poco alejado, suspiró aliviada, finalmente lo había encontrado. Observó el lugar con determinación, por un momento el miedo se había esfumado, recuperaría lo que le pertenece, después de todo estaba sola y tenía que aprender a afrontar sus problemas.

Entró al bar, todo estaba completamente oscuro a diferencia de pocas luces que se paseaban por todo el lugar. El olor a cigarrillo era bastante prominente, la música resonaba por todo el lugar opacando por completo a las personas que mantenían una conversación. Empezó a buscar alguna pista de quien era la persona que tenía su pluma, pero sólo se topaba con parejas acarameladas y otras que bailaban de una forma vulgar, los miró asqueada. Se adentró un poco más tratando de reconocer a alguien que haya visto antes, esa sería la persona que se atrevió a hurgar entre sus cosas.

El pelinegro estacionó su coche frente al bar, seguía sin entender la ingenuidad de Sakura al ir sola a esa clase de lugar, incluso era de noche, suspiró cabreado, era una completa tonta o demasiado valiente. Se apresuró en salir y se adentró con rapidez, conocía perfectamente ese tipo de lugares, frecuentaba esos sitios de vez en cuando con alguno de sus amigos, por esa razón sabía que no eran para nada buenos. Empezó a buscarla con la mirada, maldijo el lugar al estar completamente oscuro.

Maldición... Donde estás Sakura...

La pelirosa se encontraba cerca de un mini-bar, había bastante gente así que era fácil perderse. Su paciencia empezaba a disiparse, no sabía quién era la persona con la cual debía encontrarse, quizá todo era una maldita broma.

En cambio el Uchiha lidiaba con la multitud, recibía empujones por parte de parejas que se encontraban bailando de manera brusca. Miró irritado a su alrededor, la poca visión sólo dificultaba las cosas, el reflejo de una pequeña luz resaltó por un instante una larga cabellera rosa, sabía muy bien de quien era, observó cómo empezaba a subir las escaleras, iba al segundo piso.

Él se impacientó y empezó a abrirse paso entre la multitud gritando su nombre, pero su voz era apagada por la estruendosa música que se hacía presente.

La Haruno notó enseguida que era una pésima idea el haber subido, había más gente que en el primer piso, el olor a cigarrillo inundaba el lugar, empezaba a sentirse asfixiada. Se dirigió torpemente por un largo pasillo, no podía ver con claridad debido al humo y la innata oscuridad. Con sus manos topó la manija de una puerta, la abrió y se adentró en ella, eran los baños del lugar; suspiró aliviada, al menos ahí estaba todo más calmado, aunque la música seguía siendo ensordecedora. Se acercó hacia el lavabo y humedeció su cara, intentó refrescarse debido al calor que hacía en aquel lugar. Definitivamente ese tipo de sitios no iba para nada con ella, se pensaría un millón de veces antes de volver a visitar un lugar tan horrible.

Estaba cerrando la llave del agua cuando se abrió la puerta de repente, su mirada esmeralda se posó en aquél lugar, había algunos hombres que empezaban a adentrarse y cerraron la puerta detrás de sí. Sakura se alarmó de inmediato, eso no estaba bien, era el baño de chicas, que demonios hacían ellos ahí, acaso...

—Cabello rosa... —pronunció con viveza—. Así que eres tú, ¿buscas esto? —De su bolsillo sacó el estuche donde se encontraba la pluma estilográfica que Sasuke le había dado. Ese hombre era alto y su cabello café era corto.

—¡Devuélvemelo! —exclamó con valentía. El hombre sacó la pluma del estuche y echó un vistazo.

—La nieve no rompe las ramas del sauce. —Pronunció con burla—. ¡Qué tierno!

Una ovación de risas se hizo presente en el lugar, Sakura observó con detenimiento a las personas que estaban ahí, eran cuatro, uno estaba en la puerta y los otros tres estaban más adelante, el que hablaba estaba en medio mientras los otros dos lo escoltaban. Vaya cobarde.

—Quién eres y qué quieres... —preguntó temerosa. Estaba aterrada pero intentaba no demostrarlo, observó como él guardaba la pluma en el estuche y se lo aventó. Sakura lo tomó con cuidado, por poco y se le cae.

—Tengo un asunto pendiente contigo... —dijo el hombre acercándose hacia ella, Sakura trató de dar un paso atrás pero sus piernas no respondían.

—N-No entiendo a qué te refieres —pronunció con dificultad, trataba de pensar en una forma de salir de ahí, pero era imposible, eran cuatro y uno corchaba la puerta.

—Te atreviste a meterte con mi hermana. —Se acercó más a ella, Sakura dio un paso atrás-. Pierdes el tiempo buscando una salida, no huirás de aquí.

—¡Yo no le he hecho nada a tu hermana, es ella quien me ha estado molestando! —exclamó furiosa. En sus adentros sabía que sólo estaba empeorando las cosas, pero no atinaba qué hacer, tenía miedo de que le haga daño, maldición, empezaba a desesperarse.

Una sonrisa ladina se formó en sus labios. Se acercó a ella con una mirada lujuriosa. Sakura se horrorizó.

—Para ser una pobretona, eres muy atractiva -susurró en su oído—. Me servirás para divertirme un rato, siéntete afortunada de saciar mis deseos.

Sakura se heló por completo, el miedo que trató de contener había sido quebrantado. De repente sintió una mano subir por debajo de su blusa, ella reaccionó enseguida y le estampó un golpe en la cara.

—¡Maldita perra! —bramó furioso. No paso mucho cuando le regresó el golpe, el estuche cayó al suelo ante el impacto, haciendo que Sakura lleve las manos a su rostro. El hombre hizo una seña a sus acompañantes para que la sostuvieran, se posicionaron a los costados y la agarraron con fuerza.

Sakura puso resistencia, trataba de zafarse del agarre pero era difícil, no podía moverse, observó cómo ese repugnante hombre empezaba a desabrocharle la camisa. Ella le dio una patada en la entrepierna, no iba a permitírselo. El hombre cayó de rodillas ante el dolor, ahora sí que estaba furioso.

Ella empezó a gritar pidiendo ayuda, pero era imposible, la música era demasiado fuerte.

—¡Alguien por favor! ¡Ayuda! —gritó a mas no poder. Él la golpeó una vez más con la intención de callarla, un hilo de sangre cayó por su boca. Sakura quedó algo aturdida, el golpe había sido demasiado fuerte, pero no iba a permitírselo. ¡No iba a dejarle!

Él empezó a tocarla, se acercó más y lamió su oreja, ella cerró los ojos totalmente asqueada, intentaba moverse pero no podía, la seguían sujetando. Empezó a llorar, se sentía tan desgraciada en ese momento.

¿Por qué a mí? ¡Por qué! ¡Maldita sea!

Él la tomó del cabello con fuerza y la obligó a verlo a los ojos, ella lo miró con repudio mientras él sonreía burlonamente.

—¿Ahora si lloras, perra? Mira que patética te ves. —Se acercó jalándola más fuerte del cabello para acercarla-. ¡Esto te pasa por no conocer tu lugar!

Sakura le dio un cabezazo haciendo que la suelte enseguida.

—Me das asco.

Él la miró con rabia, aquél golpe le había dolido. La observó una vez más y sonrió de nuevo.

—Con que una perra desobediente, habrá que domarla...

Se acercó a ella rápidamente y le arrancó la blusa con violencia, Sakura entró en pánico y empezó a poner más resistencia hasta el punto de poder zafarse del agarre. Se defendió como pudo dando uno que otro golpe a algunos de los tipos que estaban en el lugar, pero ellos eran cuatro, lo único que logró conseguir fueron más golpes hasta el punto de caer al suelo. Sangre chorreaba de su boca, estaba totalmente adolorida. Sólo atinaba a llorar, quería morirse en ese momento. Aquél asqueroso hombre empezó a reírse cínicamente y empezaba a desabrocharse el cinturón.

Se abrió la puerta bruscamente llamando la atención de todos, Sasuke observó el lugar con intriga hasta que sus ónix se posaron en la pelirosa. La observó horrorizado, Sakura estaba boca abajo tendida en el suelo apoyándose en su codo, no podía verla a los ojos, pero pudo divisar el líquido carmín que salía de su boca formando un pequeño charco.

Sus ojos se encendieron en una ira incontrolable, su mirada ardía en furia, dirigió la mirada hacia el tipo que estaba frente a ella, caminó hacia él y le tomó de la camisa con severa violencia.

—¡Te mataré maldito hijo de perra! —bramó furioso.

—¡Suéltame imbécil! —Le dijo mientras forcejeaba, pero el Uchiha ni se inmutó—. Esa perra tiene lo que se merecía, acabas de interrumpir la fiesta, estaba a punto de hacerla mía —soltó con una sonrisa burlona. El Uchiha le estampó un puñetazo en toda la cara con tanta fuerza que cayó al instante. Los demás acompañantes huyeron del lugar, Sasuke se concentró en partirle la cara a ese hijo de puta, golpe tras golpe, no era suficiente, quería matarlo.

Empezó a patearlo con tanta fuerza hasta que dejó de moverse, al parecer aquél imbécil había quedado inconsciente. Sasuke estaba cegado por la ira, de repente sintió que alguien tocó su pierna, regresó a ver el lugar con odio, pero era ella, Sakura.

—Sa...suke, detente... —susurró con dificultad—. Lo matarás.

—¡Sólo mira lo que te ha hecho! ¡Mataré a este imbécil! ¡Es un maldito infeliz! —Sasuke parecía una bestia, estaba perdiendo la cordura.

Sakura lo soltó y se arrastró hasta el estuche, lo tomó débilmente y lo atrajo hacia ella rompiendo en llanto, él apaciguó el rostro y la observó alarmado, se acercó a ella rápidamente, no podía deshacer la ira que sentía, pero la preocupación le ganaba, Sakura estaba muy mal. Observó su estado, sentía tanta impotencia, se puso en cuclillas a su lado y se sacó su chaqueta cubriéndola con ella; Sakura solamente lo abrazó con tanta fuerza, de verdad agradecía que él haya estado ahí. Sasuke se sorprendió, pero correspondió el abrazo, estaba destrozada, todo había pasado tan rápido. Hace unos segundos el pelinegro había sentido tanto temor al encontrarla de esa manera, no se hubiese perdonando nunca si no hubiese llegado a tiempo.

Dirigió la vista hacia el estuche que ella tenía en su mano, en sus facciones denotaba severa culpabilidad, el llanto de Sakura era abrumador. Él mordió su labio al notar cómo se le formaba un nudo en la garganta, su mirada se tornaba cristalina, cerró los ojos y la abrazó con fuerza, escondió su rostro en el cuello de la pelirosa.

Esto no quedará así, no lo permitiré.

Te protegeré, lo haré...


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