Revancha por tu amor

By DriaChiba

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Serena estaba embarcada en un matrimonio fatídico que día a día le consumía la vida, hasta que de pronto, tod... More

Prologo
Capítulo 1.- Reencuentro
Capítulo 2.- La primera noche.
Capítulo 3.- Interludio.
Capítulo 4 .-Desenlace.
Capítulo 5.- De regreso a la realidad.
Capítulo 6 .- Sobreviviendo.
Capítulo 7 .- Recuerdos.
Capítulo 8 .- Desconcertante Sorpresa.
Capítulo 9 .- Resolución.
Capítulo 10 .- Un nuevo inicio.
Capítulo 11 .- Desacuerdo.
Capítulo 12 .- Tregua.
Capítulo 13 .- Convivencia.
Capítulo 14 .- ¿Nuestra primera cita?
Capítulo 15 .- Conociéndote... Conociéndome.
Capítulo 16 .- Deseos.
Capítulo 17 .- Envueltos en magia.
Capítulo 18 .- Todo se rompe.
Capítulo 19. - ¿Calma o tempestad?
Capítulo 20 .- Una precipitada decisión.
Capítulo 22 .- Una cita de verdad.
Capítulo 23. - Hombres necios, amigas perversas.
Capítulo 24 .- La revancha.
Capítulo 25 .- Formas de pensar.
Capítulo 26 .- Por tu amor.
Epílogo.

Capítulo 21 .- Revelaciones.

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By DriaChiba

Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

Prohibido copiar, transcribir, alterar, almacenar o publicar esta historia en cualquier plataforma o grupo, sin mi autorización previa y por escrito.

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Cuando Serena salió de la habitación, Lita ya se encontraba sirviendo el desayuno, la saludo con una sonrisa y la invito asentarse a su lado.

―Hoy tengo turno temprano, pero Haruka me ha dicho que te llevara con él ―Dijo Lita mientras seguía desayunando ―Preferimos que no te quedes sola, por cualquier cosa.

―Sí, ya había quedado con Haruka que pasaría por mí ―Explicó Serena.

La noche pasada había hablado con Haruka, habían hablado por muchas horas y no era la única noche que lo hacían, la verdad aquello la inquietaba. Desde que se conocieron Haruka la había tratado con excesiva confianza, con palabras lindas e incluso, venia notando, un poco posesivo. Si era honesta consigo no le había causado, ni le causaba, ningún conflicto al respecto, pero temía que si aquello continuaba estaría dando pe a que Haruka pensará que su interés o las libertades que le permitía, eran signo de algo más, no estaba segura de estar en lo cierto, pero era mejor hablarlo con él.

La noche pasada Haruka le había ofrecido que lo ayudara en su trabajo, tenía que conseguir a alguien que le ayudara con la decoración de un café que de momento Haruka se encontraba remodelando, y le propuso hacerlo a ella. Ella se había reusado, no tenía ni la menor idea de que hacer, pero Haruka le había insistido, le había dicho que confiaba en ella mientras la tomaba de las manos y le había dicho que confiaba en ella mientras la miraba de una manera extraña, de una manera que a Serena le calentó el corazón.

Tal vez estaba confundiendo las cosas, pero estaba segura que por su parte lo que Haruka despertaba en ella era algo más fraternal que carnal. Pero no estaba de más poner las cosas en claro de una vez por todas, solo por si las dudas.

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Apenas, Serena en compañía de Haruka habían salido del edificio, donde se encontraban los departamentos de Haruka y Lita, cuando Serena se estremeció ante lo que sus ojos miraban, frente a ella, a un par de metros estaba un apuesto hombre, que hizo que a Serena se le acelerara el corazón, y una boba sonrisa acudiera a sus labios. Darien, con el rostro tranquilo y una hermosa sonrisa se acercaba a ella, con paso seguro y sereno.

―Buenos días ―Saludó cuando estuvo justo frente a ellos.

―Darien ―Balbuceó Serena, había deseado tanto verlo, y ahora que lo tenía enfrente no sabía cómo hacer, como reaccionar.

―Buenos días ―Dijo ahora Haruka, haciendo que Serena saliera del estado aturdido en el que se encontraba. Darien inclinó ligeramente la cabeza en respuesta.

―He venido a invitarte a almorzar ―Dijo Darien ―Después puedo traerte de vuelta aquí.

Serena lo miro como una idiota, mientras sentía que una furia sin sentido comenzaba a invadirla, había imaginado un encuentro explosivo, de reclamos y, bueno mil cosas más, pero jamás esto, no que Darien apareciera como si nada, como un par de amigos que se veían de vez en cuando.

―Te veo al rato Haruka ―Dijo Serena sin más, Darien sonrió con seguridad, convencido de que aquello significaba que ella se marcharía con él.

―Como desees ―Dijo Haruka en un susurro, Serena giro su rostro para mirarlo de frente ―Solo cuídate, por favor ―Añadió con una sonrisa para después depositar un rápido beso sobre su frente y después meter las manos en sus bolsillos e iniciar su camino con paso despreocupado, alejándose ante la mirada de Serena.

Serena se recordó que tenía que hablar con él mientras lo miraba alejarse, si es que se armaba de valor y se atrevía a decirle que lo veía más como un hermano que como otra cosa, aunque corría el riesgo de que él se burlara y le dijera que era una tonta, que él también la miraba como una hermana, sinceramente aquello sonaba mejor. Pero como venía diciéndose, no estaba de más aclarar las cosas.

―No voy a ir contigo a ninguna parte ―Dijo Serena con altives, girando para mirar frente a frente a Darien, este abrió los ojos sorprendido ante su reacción y sus duras palabras.

Sin esperar respuesta Serena giro y se adentró en el edificio, y siguió su camino hasta entrar en el ascensor, pero antes de que se pudiera serrar la puerta de este, Darien entro como una exhalación, con el rostro rojo de la ira y la mirada furibunda.

―¿Qué demonios pasa? ―Preguntó Darien con un gruñido mientras la puerta del ascensor se cerraba.

―¿Qué demonios te pasa a ti? ―Gruñó ella ―¿Crees que puedes aparecer aquí y darme ordenes como si fuera tu perrito faldero? ―

―Entonces lo que quieres es, a ese tipo... ¿Qué derechos tiene sobre ti para besarte de ese modo? ―Dijo Darien, haciendo que Serena lo mirara estupefacta ante el cambio tan brusco que había dado la conversación.

―Eso que importa, estamos hablando de tu manera tan horrible de irrumpir en mi vida ―Refutó Serena.

―Tengo todo el derecho, eres... Eres... Llevas a mi hijo en tu vientre ―Balbuceó acercándose demasiado a ella. A Serena le dolieron sus palaras, ¿de ese modo la veía?, ¿cómo la incubadora de su hijo?

―Eso ya lo sé ―Susurró, mientras sentían que sus ojos comenzaban a escocerse en lágrimas ―Ahora vete, vete por donde viniste ―Añadió mientras salía del ascensor que acaba de llegar al quinto piso, el piso donde se encontraba el departamento de Lita.

―Serena por favor, he venido a hablar contigo ―Dijo Darien con la voz tranquila nuevamente ―Necesitaba verte.

―Pues tardaste demasiado en venir ―Dijo ella, quería preguntarle por qué había tardado tanto, porque no le había importado que ella se marchara.

―Quería darte un poco de espacio... Pero ya no he podido más ―Explicó. Serena intentaba abrir la puerta del departamento con manos temblorosas por la ira, tardo un poco más y cuando finalmente lo consiguió, se metió sin siquiera mirar atrás. Darien se metió tras ella.

―¿Qué es lo que quieres Darien? ―Preguntó enfrentándolo de una vez por todas.

―Simple ―Dijo con una sonrisa en sus labios ―Que salgas conmigo ―Explicó haciendo que Serena frunciera el ceño sin entender.

―¿Salir? ¿A dónde? ―Preguntó confundida.

―A almorzar... A cenar... A caminar... ―Dijo con voz suave mientras se acercaba a ella lentamente.

Serena se maldijo, aquellas palabras habían bastado para despejar toda su furia, frunció el ceño, recordándose el por qué se había marchado de su lado, tenía que mantener aquel pensamiento presente antes de que se rindiera por completo sin siquiera pedir explicaciones.

―¡No! ―Gruñó en voz alta sin darse cuenta.

―¿No? ―Preguntó Darien perdiendo la sonrisa de su rostro ―Por dios Serena, estoy dando lo mejor de mí, quiero una oportunidad, déjame que comencemos desde cero... Como debió de ser hace seis años.

―No, no... Quise decir, que antes... Antes tenemos que hablar ―Explicó con un suspiro, intentando concentrarse. Las palabras de Darien la dejaron azorada, no podía creer que Darien quisiera hacer todo eso... Comenzar desde el principio. Aquello sonaba maravilloso.

―Muy bien hablemos ―Dijo Darien mientras tomaba su mano para jalarla hacia el pequeño sofá, y la instara a sentarse con él a su lado ―¿De qué quieres hablar?

―¿Por qué haces esto? ―Preguntó aun aturdida, su cercanía le tenía los sentidos alborotados, lo había extrañado tanto que ahora que la furia se había marchado lo único que quería era enterrar la cara en su cuello y embriagarse de él, saciar la inmensa necesidad que sentía por él.

―Porque quiero que nos conozcamos mejor ―Contestó ―Aunque creo que nos hemos conocido bastante en este tiempo que hemos vivido juntos, no creo que este de más hacerlo con calma, sin prisas y sin malos entendidos.

―¿Qué hay de Beril? ―Preguntó Serena sin poder evitarlo.

―No se ha tomado nada bien el asunto, pero al fin se ha marchado... Regreso a Londres ―Explicó Darien.

―Quiero saber... ¿Qué paso aquella noche? Aquella noche en la que te encontré saliendo de su habitación ―Preguntó Serena. Darien abrió los ojos ligeramente sorprendido, pero unos segundos después frunció el ceño como si hubiera caído en la cuenta de algo.

―Estas celosa ―Afirmó mientras una insinuante sonrisa amenazaba con inundar sus labios.

―No te atrevas a reírte ―Gruñó Serena ―No estoy celosa... Solo quiero tener las cosas claras ―Explicó, aunque por dentro su mente rugía diciéndole mentirosa, por supuesto que había sentido celos con la mera idea, y no solo eso, había sentido un inmenso dolor ante la idea de que él quisiera estar con otra.

―Serena ―Dijo Darien mientras tomaba las pequeñas manos de Serena entre las suyas ―Tienes que creerme, aquella noche no pasó nada nada de lo que te has estado imaginando entre ella y yo. Si me lo hubieras preguntado te lo había aclarado... Lo único que paso aquella noche, fue que discutimos, por cosas que no tiene caso mencionar... Pero entre ella y yo no ha pasado nada desde hace mucho tiempo.

Serena lo miro con interés intentando descubrir si debía creerle o no, pero para que se hacía tonta, le creía, cada palabra que salía de la hermosa boca de Darien era algo que se grababa en su corazón. Resoplo, no tenía caso pensarlo, le creía, le creía de verdad.

―¿Prometes que no mientes? ―Preguntó por si acaso.

―Te lo juro... Nunca volveré a decirte una sola mentira ―Dijo Darien con entusiasmo.

―Te creo ―Dijo Serena mientras una sonrisa, que hubiera deseado no apareciera, inundaba sus labios. No solo sus labios, todo su ser brincaba de felicidad ante aquellas palabras.

.

Un par de horas después, la luz del sol iluminaba toda la pequeña estancia, Serena y Darien seguían sentados en el pequeño sofá de Lita, no se habían movido de ahí, ni un instante, hablando de mil cosas. Como cuando Serena le conto un poco acerca de sus nuevas amigas.

―Y bueno Mina es todo un caso, es tan ocurrente... Ha estado diciéndome nombres para el bebé sin parar, cada que la vuelvo a ver a inventado como unos diez.

―¿Y son buenos? ―Preguntó con interés.

Llevaban horas hablando, pero aun así ninguno de los dos tenia deseos de detener aquella platica, no cuando se habían dejado de ver tantos días.

―La verdad aún no hay alguno que me agrade... Además de que aún no sé qué será ―Explicó Serena ―¿Tu que crees que será? ―Preguntó entusiasmada.

―Me encantaría que fuera una niña... Con unos ojos tan bellos como los tuyos y esa sonrisa encantadora... ―Dijo Darien con una sonrisa.

―Tal vez yo deseo que sea un niño, igual de apuesto que tu ―Rebatió Serena.

Ambos rieron ante sus propios pensamientos, hasta que Darien miro su reloj a regañadientes.

―Tengo que marcharme, pero puedo pasar por ti esta noche para salir a cenar ―Dijo Darien mientras se levantaba del sofá.

―Sí, me encantara cenar contigo esta noche ―Dijo Serena mientras se levantaba también, con una tímida sonrisa en los labios.

―Por cierto, esto es para ti ―Dijo metiendo la mano en el bolso de su pantalón para después sacar un pequeño aparato y depositarlo entre las manos de Serena. Ella lo miro con una mueca para después ver con atención el pequeño teléfono ―Es para que podamos comunicarnos con facilidad ―Explicó mientras Serena examinaba el aparato, era pequeño, cuadrado y color fucsia, realmente lindo.

―Es muy bello ―

―Llámame cuando quieras, o necesites algo ― Dijo Darien a lo que Serena asintió mirándolo fijamente ―Cualquier cosa ¿Entendido? ―Serena volvió a asentir con entusiasmo ante aquella petición.

Ambos se acercaron a la puerta, Serena no pudo evitar sentirse a la expectativa cuando Darien se acercó demasiado a ella, pensando que la iba a besar, se sintió plenamente decepcionada cuando Darien deposito un beso en su mejilla y después se marchó.

Serena suspiro audiblemente mientras se recargaba la espalda en la puerta, y meditaba un instante sobre todo lo que había hablado con Darien.

Sinceramente no podía pedir nada mas de momento, Darien había ido a buscarla, y todo aquello de lo que había hablado sonaba asombroso. Aun suspirando se metió en su habitación.

.

Pequeños susurros llegaban del exterior, aquello la soco lentamente del apacible sueño en el que se encontraba, puso atención a las palabras, que de momento no tenían demasiado sentido, hasta que por fin terminaron de sacarla del sueño, eran Lita y Haruka, que hablaban, al parecer, de ella.

―Pero se suponía que tú cuidarías de ella ―Decía Lita con reproche.

―Sí, pero Chiba se la ha llevado ―Explicó Haruka. Lita soltó un pequeño gruñido antes de volver a hablar.

―Solo a ti se te ocurre dejarla con Darien... A veces pienso que ese hombre es un idiota, si no fuera por lo inteligente que asegura Andrew que es... ―Dijo Lita, callándose de pronto.

Serena se levantó, con la intención de decirles a ambos que estaba ahí, y que no tenían por qué preocuparse por su paradero.

―Sé que es un poco idiota, pero no crea que le haga daño... Por el contrario él cuidara de ella... Y si no se las verá conmigo ―Aseveró Haruka.

Con el ceño fruncido, Serena abrió la puerta, haciendo que las voces amortiguadas, se escucharan ahora a la perfección.

―Ay Haru, tu siempre tan sobreprotector... ―Dijo Lita para después de un momento añadir ―Sabes Haruka creo que deberías ya contarle toda la verdad a Serena... No sé cómo se tome las cosas cuando se entere... Y si dejas pasar más tiempo, se sentirá engañada.

Serena se detuvo un momento, preguntándose qué era eso de la verdad, no quería espiar, pero tuvo que quedarse quieta para escuchar las siguientes palabras de Haruka.

―No estoy aún muy seguro ―Dijo ―¿Y si no me cree? O algo peor...

―¿De qué están hablando? ―Dijo Serena asiéndose notar.

Era lo último que hubiera esperado de ellos, secretos o mentiras... Estaba harta de que su vida siempre estuviera llena de falsedades.

Haruka miro a Lita con el ceño fruncido, para después negar con la cabeza. Lita por su parte se mordió el labio mientras miraba a Haruka con una disculpa grabada en el rostro.

―Hola Serena, pensé que no estabas en casa ―Dijo Lita con alegría.

―Sí, no he salido en todo el día ―Declaró Serena, sin poder evitar que su voz sonara recelosa.

―Que bien... La cena está casi lista, así que por que no se sientan a cenar ―Dijo Lita.

Serena gruñó molesta, Lita intentaba cambiar el tema, ¿Acaso la creía tan tonta?

―No hasta que me expliquen qué es eso que no se ―Dijo Serena con fuerza.

―Nada importante ―dijo Haruka mientras se daba la vuelta y se dirigía hacia la cocina.

―Van a decirme de que estaban hablando ahora mismo ―Gritó furiosa ―O en este mismo instante me marcho.

Estaba decidida y aun que no sabía a donde iría, no le importaba, no podía permitir que pensaran que no tenía voz ni voto, o que podían ocultarle cosas que le competían a ella.

―Está bien ―Dijo Haruka volviendo hacia el salón.

―Lo siento, Haru ―Dijo a modo de disculpa Lita.

―Ven, siéntate ―Dijo Haruka acercándose a Serena y jalándola ligeramente de una mano para que se acercara. ―Recuerdas que te conté, que conocí a mi padre solo un par de semanas antes de que muriera ―Dijo Haruka.

―Sí, lo recuerdo ―

Serena rememoro aquella charla que habían tenido hacía apenas unos días, después de cenar, se habían quedado en la mesa charlando cuando aquella platica había salido.

―En fin, creo que nunca conocí muy bien a mi padre ―Terminaba Serena de relatar con un suspiro.

―Yo apenas si lo conocí... Mi madre siempre se negó a decirme su nombre ―Explicó Haruka.

―¿Por qué? ―Preguntó curiosa.

―Para mi madre, aquel idilio fue lo mejor que le ocurrió en la vida, jamás intento siquiera buscar a alguien más con quien compartir su vida, le era fiel a su recuerdo.

―Tu madre debió amarlo mucho.

―Sí, pero él se casó con otra... Según mi madre cuando se conocieron él ya había dado su palabra a otra mujer, pero lo que surgió entre ellos fue tan intenso que ambos se habían dejado llevar por aquello ―Relato sin emoción alguna.

―¿Y al final, como conociste a tu padre? ―

―Ella me dijo su nombre antes de morir, solo que tarde un poco en convencerme a buscarlo, y hubo un motivo importante para esa decisión ―

―¿Cuál motivo? ―Preguntó curiosa.

Haruka la contemplo por largo rato, como debatiéndose en seguir hablando o no, hasta que finalmente con un suspiro negó con la cabeza, Serena supuso que le estaba costando mucho trabajo hablar de aquello con ella, así que no insistió más, con audacia cambio él tema para hacerlo sentir más cómodo.

.

―Pues bien ―Dijo Haruka atrayendo su atención nuevamente ―El motivo por el que busque a mi padre, era porque quería conocer a mi hermana... Mi media hermana.

―¿Tienes una media hermana? ―Preguntó confundida.

―Si, a la que por mucho tiempo desee conocer, deseaba con desesperación hacerla parte de mi vida, y también ser parte de la suya ―Explicó mirándola a los ojos, haciendo que Serena se sintiera ligeramente incomoda.

―¿Y dónde está ella? ―Preguntó con inocencia.

―Dios no sé cómo decir esto ―Dijo mirando a Lita, como si buscara un poco de ayuda de parte de la castaña.

―Serena... ―Balbuceo la aludida mirándola, para después mirar directamente a Haruka, antes de volver a hablar ―Solo hazlo Haru ―Añadió Lita dedicándole una tranquilizadora sonrisa.

―Busque a mi padre, a él le tomó por sorpresa todo, ya que no sabía de mi existencia... Mi madre nunca le dijo nada. El me acepto sin recelos, conversamos un par de veces, hasta que le pedí dejarme conocerte... El prometió pensarlo, estaba un poco preocupado por tu reacción, pero solo un par de días después murió.

―¡Qué pena! ―Dijo concentrada en la historia ―Así que no la conoces.

Haruka y Lita sonrieron mientras se dedicaban miradas extrañas, Serena los miro con atención, recordando de súbito aquello por lo que habían comenzado aquella charla. Nada tenía sentido, ¿Qué tenía que ver ella, en la historia familiar de Haruka?

Y entonces de pronto recordó algunas de sus palabras "le pedí dejarme conocerte"

Jadeo con fuerza al comprender las palabras de Haruka, levantándose de súbito, sin tener ni la menor idea de por qué lo hacía, pero aquello no fue buena idea ya que sintió que perdía el equilibrio haciendo que volviera a sentarse.

―¿Estas bien? ―Preguntó Lita mientras le sujetaba la mano.

Serena respiro con brusquedad, intentando aclarar sus ideas y comprender un poco mejor todo lo que estaba pasando.

―¿Yo? ―Preguntó casi sin darse cuenta.

―Sí, tu eres mi media hermana ―Explicó Haruka.

Serena se quedó callada, completamente aturdida, pero si lo pensaba un poco aquello explicaba muchas cosas, los sentimientos que la embargaban cuando estaba con él, el hecho de que le gustara su cercanía a pesar de lo posesivo de sus actos, el día que se conocieron, Lita la había llevado hasta a él con desesperación.

―¿Tú también lo sabias? ―Preguntó mirando a Lita, lo cual era una pregunta idiota, claro que lo sabía, los había escuchado hablando sobre eso.

Lita asintió en respuesta sin soltar aun su mano.

―No puedo creerlo ―Dijo con asombro.

Toda la vida se había sentido tan sola, anhelando. Su familia había sido tan pequeña, solo su padre y ella y por supuesto su nana, pero su padre jamás le había prestado demasiada atención... Siempre había pensado que si por lo menos hubiera tenido un hermano, su niñez no habría sido tan sombría y solitaria, y ahora resultaba que siempre había tenido un hermano mayor. Sin siquiera pensarlo se levantó y se lanzó a los brazos de Haruka, sintiendo como él se relajaba entre sus brazos. Y sin poder evitarlo más, las lágrimas brotaron con fuerza de sus ojos.

―Esto es... ―Dijo Serena intentando ordenar sus ideas, pero en aquellos momentos se sentía tan sobrecogida que no estaba segura de que era lo que quería decir.

―¿Estas bien? ―Dijo Haruka alejándose ligeramente de ella ―Estas temblando ―Añadió mientras la tomaba por los brazos y la obligaba a sentarse con suavidad ―Sabia que esto iba a ser difícil.

―Pero es mejor Haruka... Es mejor que Serena esté enterada ―Dijo Lita mientras tomaba nuevamente sus manos y le sonreía con cariño ―Tienes derecho a saberlo.

―¿Por qué no me lo dijeron? ―Preguntó en un susurro mientras fruncía el ceño un poco.

―Haruka no sabía cómo hacerlo ―Explicó Lita, mientras se levantaba ―Calentare la cena ―Dijo mientras se alejaba.

―No estaba seguro de que me creyeras... Pero hay muchas maneras de comprobarlo, si es así podemos...―Dijo Haruka.

―No habría razón para que mintieras ―Dijo Serena, pensando con detenimiento, no había ningún motivo para que Haruka le hiciera creer aquello ―No poseo nada por ser quien soy.

―Pero yo gano mucho ―Dijo Haruka sentándose a su lado y tomando sus manos entre las suyas ―Por fin tenerte a mi lado... Formar parte de tu vida y por supuesto de la de tu hijo... ―Dijo soltando una de sus manos para ponerla en su vientre ―Mi sobrino.

―Esto es maravilloso.

Dijo sin pensarlo, aquel día había estado lleno de maravillosas noticias, primero Darien había aparecido con estupendas y lindas palabras, con mil intenciones y aquello parecía tan prometedor, tanto que no podía evitar sentirse en las nubes.

Y después había descubierto que tenía un hermano, un hermano de verdad, que la quería y había hecho mucho por conocerla y estar cerca de ella, todo tenía tan buena pinta, que no cabía en sí de felicidad.

.

.

.

Cuando despertó estaba cálidamente arropada en su cama en la casa de Lita. Pensó un minuto, y se dio cuenta de que no recordaba cómo había llegado ahí, la noche pasada se había quedado platicando hasta entrada la noche con Haruka y Lita. Habían hablado de mil cosas, desde su niñez hasta la época actual, por su parte Haruka también le había explicado mucho de él. Había sido muy triste saber lo solo que siempre había estado, a pesar de que siempre había tenido a su madre a su lado.

La madre de Haruka, Ikuko, había sido una mujer enfermiza, y no solo eso, había sufrido toda su vida por el amor que había perdido y que jamás había logrado olvidar. Haruka se las había visto muy difícil, mucho más cuando había empeorado la salud de su madre, según las palabras de Haruka, habían sido unos años terribles, en los que su madre se debatía entre delirios, para dejar solo uno que otro momento de lucidez.

Serena no comprendía muy bien, no estaba segura si su padre había amado a Ikuko, la madre de Haruka, como ella a él. Su padre había quedado viudo muy pronto, tanto que Serena casi no recordaba nada de su madre Selene, pero jamás había buscado a otra mujer, eso incluía a Ikuko. Serena se había pasado la vida pensando que su padre había amado tanto a su madre Selene que jamás había pensado en rehacer su vida siquiera.

Con pesar admitió, que cada día que pasaba, se daba cuenta de lo poco que había conocido a su padre, pero a fin de cuentas, si su padre había amado de verdad a Ikuko, aquello explicaría su amargura de siempre. Si recordaba un poco a su padre siempre lo miraba sombrío y triste.

Serena se limpió la lágrima que caía por su mejilla, no estaba segura de nada, pero a pesar de eso sentía mucha pena por su padre... ¿También sus decisiones lo habían conducido a ser infeliz y resentido?

Dio un fuerte suspiro antes de levantarse, tenía que apresurarse, la noche pasada había tenido que telefonear a Darien para decirle que no podría cenar con él... Había decidido hacerlo con Lita y Haruka, estaba tan extasiada que no se imaginaba marchándose sin antes saciar toda su curiosidad.

―Está bien ―Había dicho Darien al teléfono ―Entonces puedo pasar por ti mañana en la noche ―

―No, ven temprano... Para que almorcemos juntos ―Pidió Serena ―¿Puedes?

―Muy bien, nos vemos para almorzar.

Darien había aceptado sin más, así que Serena había planeado preparar un almuerzo, con ayuda de Lita por supuesto, para almorzar con Darien en el departamento.

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