Revancha por tu amor

By DriaChiba

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Serena estaba embarcada en un matrimonio fatídico que día a día le consumía la vida, hasta que de pronto, tod... More

Prologo
Capítulo 1.- Reencuentro
Capítulo 3.- Interludio.
Capítulo 4 .-Desenlace.
Capítulo 5.- De regreso a la realidad.
Capítulo 6 .- Sobreviviendo.
Capítulo 7 .- Recuerdos.
Capítulo 8 .- Desconcertante Sorpresa.
Capítulo 9 .- Resolución.
Capítulo 10 .- Un nuevo inicio.
Capítulo 11 .- Desacuerdo.
Capítulo 12 .- Tregua.
Capítulo 13 .- Convivencia.
Capítulo 14 .- ¿Nuestra primera cita?
Capítulo 15 .- Conociéndote... Conociéndome.
Capítulo 16 .- Deseos.
Capítulo 17 .- Envueltos en magia.
Capítulo 18 .- Todo se rompe.
Capítulo 19. - ¿Calma o tempestad?
Capítulo 20 .- Una precipitada decisión.
Capítulo 21 .- Revelaciones.
Capítulo 22 .- Una cita de verdad.
Capítulo 23. - Hombres necios, amigas perversas.
Capítulo 24 .- La revancha.
Capítulo 25 .- Formas de pensar.
Capítulo 26 .- Por tu amor.
Epílogo.

Capítulo 2.- La primera noche.

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By DriaChiba

Los personajes que aparecen aquí son obra de la gran Naoko Takeuchi, la historia es creación de mi loca imaginación.

Prohibido copiar, transcribir, alterar, almacenar o publicar esta historia en cualquier plataforma o grupo, sin mi autorización previa y por escrito.

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Serena no tenía ni la menor idea de cómo había llegado a la habitación donde se alojaba cuando cruzo el umbral de la puerta, los nervios y la expectativa de lo que ocurriría la tenían completamente atontada.

Siguió derecho hasta la cama y se sentó incapaz de mantenerse más tiempo en pie, Darien había sido bastante claro "soy tu dueño" esas tres palabras revoloteaban en su mente sin cesar...

De pronto la voz de Darien la sobresalto, había estado tan absorta en sus pensamientos que ni siquiera había oído abrirse la puerta, se levantó de un salto de la cama y se quedó mirándolo con una expresión de ingenuidad que no pudo evitar.

—Cariño... No sabes cuánto eh anhelado este momento —Susurró suavemente Darien. Serena no pudo evitar estremecerse con aquellas palabras. Pero no quería sentir eso, no quería sentir nada por Darien —Ya no podía esperar ni un minuto más, te vez tan bella... La ropa que te escogí, te sienta perfectamente —Terminó igualmente con palabras suaves.

—Tú ¿tu compraste todo esto? —Preguntó Serena sorprendida.

—Por supuesto... Quería que estuvieras cómoda durante tu estancia aquí —Sus palabras seguían siendo suaves, mientras la miraba con intensidad se acercaba cada vez más a ella, hasta que estuvo tan cerca que la tomo de los brazos para acercarla a él con una sonrisa de satisfacción en los labios.

Ambos se encontraban uno frente al otro, Darien la seguía mirando con intensidad, mientras sus manos comenzaron a recorrer lentamente la piel de su rostro, sus labios, su cuello. Serena no pudo evitar estremecerse ante el contacto, mientras su respiración comenzaba a hacerse más compleja.

De pronto Darien la tomo de los hombros y la acercó aún más a él para mirarla por largo rato a los ojos, ambos se contemplaron sin ser consiente de nada más, la respiración de Serena cada vez se hacía más difícil, sentía su cuerpo cobrar vida de una manera extraña, comenzaba a sentir una ligera presión en su vientre que crecía con cada segundo que pasaba.

Después de unos segundos Darien acercó lentamente su rostro al de ella y comenzó a rosar sus labios con los de ella. Serena no pudo evitar cerrar los ojos ante aquello mientras todo su cuerpo se estremecía, todo lo que había alrededor había desaparecido ante aquella sensación, de lo único que era consiente era de Darien y de sus labios rozando los suyos.

El beso fue suave, húmedo y caliente, rosando con delicadeza sus labios con la punta de su lengua. Serena sintió todas sus terminaciones nerviosas cobrar vida con aquel simple beso, sentía que el aire no entraba con suficiente fuerza a sus pulmones pero no le importaba, quería que Darien siguiera besándola... Quería que...

Pero de pronto Darien la soltó con brusquedad, alejándose con un gruñido de ella, dejándola temblorosa y frustrada al perder el contacto con él. Ella se quedó ahí de pie, tratando de controlar la necesidad que sentía de él, una llamarada que comenzaba a consumirla rápidamente.

—¡Desnúdate! —Ordenó Darien, haciéndola saltar ligeramente, tardo un momento en procesar el significado de las palabras de él.

—¿Qué? —Preguntó aun aturdida ella.

—Te dije que nada de preguntas... Has lo que te digo... Desnúdate... ¿O prefieres que lo haga yo? —Preguntó queriendo intimidarla, pero ella no pudo evitar alzar el mentón y responder ante aquel reto.

—Preferiría que lo hicieras tú —Respondió ella, sin intimidarse por la mirada que él le dirigió.

—Está bien, si así quieres que sea... Voy a complacerte —Dijo Darien mientras la giraba bruscamente, de un jalón tiro del cierre del vestido el cual callo a sus pies dejándola solamente con las bragas y el sostén. Rápidamente la levantó en brazos para depositarla de una manera nada sutil en la cama.

Inmediatamente después se recostó sobre ella y empezó a besar su boca con ansias, para seguir con su cuello, así fue bajando por toda su piel desnuda. Serena sentía su cuerpo cobrar vida, Darien parecía querer volverla loca... Sentía su piel arder mientras que en su vientre sentía una deliciosa presión que crecía cada vez más y más...

Darien se alejó de ella unos segundos para quitase la ropa que traía encima, para después volver junto a ella y tumbarse sobre Serena, con extremada lentitud le fue quitando las ultimas prendas que aún le quedaban de ropa.

—¡Maldición! —Gruñó de pronto Darien alejándose de ella, Serena se estremeció cuando él se alejó, pero solo fue por unos segundos ya que de inmediato volvió a sentirlo sobre ella, piel con piel.

Regresó a besar su boca mientras se colocaba entre sus piernas, para después con infinita calma ir penetrándola poco a poco, un gemido salió de los labios de él al sentirse completamente dentro de ella. Mientras Serena luchaba por no dejar salir todo aquello que estaba sintiendo... Trataba de resistir el impulso de decir su nombre entre susurros, gritar de placer y sobre todo de tocarlo... Sujeto con fuerza la sábana bajo sus manos en un intento desesperado de no sucumbir.

Darien se quedó quieto un momento en su interior, mientras volvía a besar su cuello y acariciaba con pericia su cuerpo: desde sus piernas, su abdomen y sus senos. Serena supo que había perdido aquella batalla cuando Darien volvió a besar su boca mordisqueando ligeramente su labio inferior, con un gemido de derrota deshizo los puños de sus manos para dejarse llevar por todas las sensaciones maravillosas que estaba sintiendo.

Serena sintió subir a lo más alto del placer, se sentía como en una montaña rusa... Y justo cuando llego al punto más álgido, grito presa de la maravillosa sensación que la estaba consumiendo. Sintió a Darien temblar con ella para después escuchar como gemía con fuerza contra su cuello.

Serena cerro los ojos, incapaz de recobrarse de la maravillosa sensación, se sentía aturdida, completamente saciada, lo único que deseaba era dormir, dormir plácidamente en los brazos de Darien. Pero entonces, bruscamente Darien se alejó de ella, se levantó de la cama y después de unos minutos comenzó a murmurar maldiciones, haciendo que ella lo mirara con atención a pesar de sentirse ligeramente somnolienta.

—Se ha roto el preservativo —Gruñó molesto —¿Estas protegida? —Inquirió.

Serena tardo un minuto en comprender el significado de sus palabras y después asintió con vehemencia segura de que así era, Darien se quedó un momento mirándola y después sin decir nada más se marchó.

Serena se quedó completamente paralizada por la mirada de Darien, podía ver el triunfo en los ojos de Darien y no solo eso, él parecía sumamente complacido por su poca resistencia.

—Eso es todo —Se dijo así misma mientras se acurrucaba contra las sabanas, intentando no pensar en todo lo que Darien le había hecho sentir. Tratando de que su actitud no la afectara —De todas maneras sé por qué estoy aquí —Se dijo as si misma antes de que el sueño la reclamara y se entregara a los brazos de Morfeo.

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Cuando Serena despertó aquella mañana, dio vueltas en la cama sin ganas de levantarse, poco a poco fue recordando lo que había pasado la noche anterior, así que con pesar abrió los ojos, para su sorpresa Darien se encontraba de pie, cerca de la ventana, mirándola de una manera que simplemente ella no pudo interpretar.

Sujeto la sabana aun con más fuerza al recordar su desnudes y se quedó en silencio esperando que él hablara... Pasaron varios segundos antes de que lo hiciera.

—Prepárate... Salimos de viaje en una hora —Exclamó Darien.

—¿Qué...? ¿A donde vamos? —Preguntó confundida.

—Tengo un asunto importante en Londres y no pienso dejarte aquí... Así que apresúrate —Dijo mientras se acercaba al enorme armario y sacaba un provocativo vestido color turquesa —Ponte esto y apresúrate —

—¿Qué? —Preguntó Serena aturdida —¿Acaso también vas a elegir mi ropa interior? —Gruño indignada.

—Si es necesario, si... Y por hoy no quiero que la uses... ¿Entendido? —Dijo y sin más salió de la habitación.

Serena resopló indignada, ¿Qué le pasaba a este hombre, se creí que hasta la ropa le podría elegir y que era aquello de no usar ropa interior...?

—Aww —Gruñó molesta —¿Qué diablos se cree?

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.

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Cuando subieron al lujoso Jet privado, Serena rápidamente tomo asiento en uno de los suntuosos asientos de color perla, ella miro sorprendida la elegante cabina, los asientos recubiertos de piel y todo maravillosamente luminoso gracias a los colores claros, unos segundos después su inspección fue interrumpida cuando su visión capto a Darien y no pudo evitar mirar cómo se sentaba en uno de los asientos de enfrente.

No hablaron para nada mientras despegaban.

—¿Cómo hiciste para que Diamante permitiera que saliera del país? —Preguntó Serena sin apartar la vista de la ventanilla.

—No fue fácil... Sus guaruras vendrán con nosotros... No entiendo esa necesidad de mantenerte vigilada todo el tiempo... Yo tengo mi propia seguridad —Reflexionó Darien, pero Serena ya no le prestaba atención.

Claro que Diamante había insistido en mandar a sus gorilas, sabía que a la menor oportunidad ella volvería a intentar escapar de él. Pero él estaba equivocado, ella no lo haría, había dejado de intentarlo hacia algunos años.

Aun recordaba las palabras de su nana Luna, deja de luchar contra la corriente, es más fácil dejarse llevar por ella que pelear contra ella todo el tiempo... No vas a vencerla. Tardó en entenderlo, pero cuando lo había hecho había dejado de luchar.

Se había casado ilusionada, con la ilusión que una mujer de dieciocho años que acababa de perder al amor de su vida y tenía la seguridad de que jamás lo volvería a ver... Se había casado con Diamante pensando que si no era Darien con quien iba a casarse, no importaba con quien lo hiciera.

Diamante y ella se habían conocido un par de años antes de que Darien apareciera en su vida y a pesar de que siempre se habían llevado bien... Jamás lo había visto con ojos de amor.

Apenas había cumplido los dieciocho cuando... Su padre le había exigido casarse con Diamante, aun recordaba que incrédulamente le había intentado explicar a su papá que no amaba a Diamante, su padre le había explicado con una extraña paciencia que el amor era algo que no iba a encontrar y que él no estaría tranquilo hasta dejarla en las manos de un hombre que supiera iba a cuidar de ella.

—Así que tienes que casarte con él —Le dijo su padre, la noche comenzaba a caer y ellos se encontraban en el despacho de él, Serena de frente al ventanal que le ofrecía una vista extraña ya que miraba como la noche caía poco a poco... Como la obscuridad iba engullendo todo lentamente.

—Pero... Pero yo no quiero —Protestó ella para inmediatamente hacer un puchero ante su propia respuesta, siempre había vivido ahí, cerca de su padre, pero tan lejos, no lo veía más que para la cena y eso en ocasiones. Serena siempre trataba de hacer cosas que sabía o al menos creía satisfacerían a su padre con tal de atraer un poco su atención.

—Tienes que hacerlo... No me imagino el día que yo falte... ¿Qué va a ser de ti? —Terminó, Serena se sentido herida al comprobar que su padre no confiaba en ella, a pesar de sus esfuerzos por impresionarlo.

—Puedo aprender... Puedo... —Intentó decir Serena.

—No digas tonterías, eso es cosa de hombres... Tu deber en estar en casa, como siempre te lo eh exigido... Lo mejor es que te cases con Diamante, sé que el cuidara siempre de ti.

Que equivocado había estado su padre.

Serena había estado a punto de rebatir a su padre aquel día, pero después de pensarlo un poco, decidió que realmente no le importaba, si tenía que casarse con alguien que más daba si fuera Diamante o cualquier otro.

—Serena —La llamó Darien sacándola de sus recuerdos.

—¿Si? —Respondió ella volteando para mirarlo... Darien se encontraba cerca de ella a unos cuantos pasos.

—Ven aquí —Dijo sentándose en uno de los asientos mientras la jalaba hacia él haciendo que ella se sentara en su regazo —No puedo concentrarme en esos papeles mientras te tengo tan cerca —Dijo de un modo que ella le hizo pensar que aquello le molestaba. Miro hacia el pequeño escritorio donde pudo ver una portátil y varios papeles desplazados alrededor.

Darien se apodero de su boca con entusiasmo y ella en contra de lo que pretendía se derritió con aquel beso, salvaje y exigente... Serena no pudo evitar gemir de placer ante aquel delicioso placer que Darien le estaba dando con tan solo un beso. Y no solo era su boca la que estaba poseyendo, sus manos recorrían lentamente su cuerpo, sus piernas e iba subiendo lentamente hasta meter la mano bajo la falda del vestido.

Serena volvió a gemir ante aquel contacto tan íntimo, pero de pronto Darien se tensó bajo ella y la aparto con brusquedad.

—Por que traes... Te dije que no te pusieras nada bajo el vestido —Gruñó Darien levantándose. Ella desorientada se quedó de pie un momento, pero al sentir que las piernas no le responderían por mucho tiempo gracias a todo lo que Darien había provocado en ella, se sentó rápidamente tambaleándose un poco.

—¿Qué? —Balbuceó Serena una vez se hubo sentado —¿De qué hablas? —Preguntó

—Te dije que yo mandaba, lo has olvidado —Grito Darien haciéndola reaccionar por fin.

—No... Es solo que pensé que bromeabas —Dijo Serena —No pretenderás que ande así en frente de todo el mundo —Dijo levantándose de un salto de su asiento, consciente de lo irracional que Darien estaba siendo.

—No bromeo... Y ya te lo demostrare —Dijo seriamente Darien para después volverse a sentar en su improvisado escritorio.

No hablaron el resto del viaje... Darien continúo con su trabajo y ella durmió intermitentemente.

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