SeHun miró sus nudillos, con cierto arrepentimiento. Estos se encontraban rojos y algo raspados.
Se sentía un tonto. Le había asegurado a JongDae que le ayudaría, pero solo le había dañado más de lo que estaba.
Se sentía mal, tal monstruo. Todo, por complacer al idiota de JongIn. Quería dejar de ser su perro faldero, solo sirviéndole. Sabía que estaba mal trabajar para él.
El secuestro de JongDae comenzaba a afectarle demasiado, en términos emocionales. Estaba demasiado ansioso, y no pudo evitar recordar el nombre que le había mencionado.
MinSeok.
¿Quizá algún pariente suyo? ¿Algún amigo?
Recordó que cuando secuestró a JongDae, este estaba siendo acompañado por un chico de baja estatura. Se encontraban caminando en la noche. SeHun se había encargado de dejar al otro inconsciente, dejándole algunos golpes en su rostro, pero estuvo seguro de no hacerle daño grave. ¿Quizá era él ese tal MinSeok? En cambio a JongDae, lo entregó sin daño alguno. Era la primera vez que le lastimaba, y vaya que lo hizo.
Una mano se posó sobre el hombro de SeHun. Una mano que renocio en cuestión de segundos. Era ChanYeol. Su mejor amigo en aquel extraño infierno, por llamarle así.
-¿Qué andas pensando? Te veo muy tenso.- comentó con naturaleza, sentándose en el mueble en que se encontraba sentado el pelinegro.
-Yo.. Estoy harto.- murmuró en tono de queja.
-¿Te refieres a Kai?- cuestionó en voz baja, sin querer que le escucharan, y recibiendo un asentimiento por parte del menor. -SeHun, sabes que es buen chico. Solo... Tiene sus momentos intolerables. - se encogió de hombros, suspirando.
-Quiere que torture a JongDae. Diariamente. - dijo fastidiado, jugando con sus manos.
-¿JongDae? ¿El chico que trajiste la ultima vez?-curioseo con confusión.
-Si, ese. -
-Hun, has hecho cosas peores. Ese trabajo es como un juego para ti. -comentó burlón, carcajeando.
-Puedo hacer de todo. Incluso matar si así quisiera. Pero lo hago de una vez. Todas mis víctimas, me deshago de ellas instantáneamente. No las torturo.- simuló comillas con sus dedos.
-Entiendo... ya sé a lo que te refieres.- Yeol asintió un poco, dando pequeñas palmadas en el hombro del contrario, con suavidad. -Lo lamento mucho. Quisiera ayudarte, pero no puedo si Kai quiere que hagas eso. - dijo bajo.
-Lo sé... Por eso me encargaré sólo de salir de esta. -se acomodó un poco, decidido.
-¿Qué piensas hacer?- alzo ambas cejas, curioso.
-Pediré que trasladen a JongDae a otro lugar donde solo yo pueda ir. Si me encargo yo de él, Kai no estará ahí para vigilar. Podré mantenerlo más sano entonces. - mencionó la primera idea que cruzó por su mente, mirando a ChanYeol con cierta inseguridad.
-¿Crees que JongIn permita eso?- rió sin creerle, cruzándose de brazos.
-Es eso o matar accidentalmente a JongDae un día de estos. Ese chico... no lo mataré de esa manera. Así que, lo mantendré bien. -declaró decidido, asintiendo.
Antes de que ChanYeol respondiera, se escucharon varios pasos en el lugar, indicando la presencia de otro. Ambos giraron su vista hacia al frente, encontrándose con el moreno del que hablaban antes.
-Yeol, ya será hora. Tu encargo está el museo de artes. ¿Qué mierda haces aquí?- mencionó con su entrecejo fruncido, en voz alta.
-No seas dramático, que tengo el tiempo medido. -respondió quejica, levantándose del sofá.
-Más te vale que no se te escape.- le señaló amenazante con su índice. -Vete antes de que termines como todas tus víctimas, ¿captas?-
-Tan exagerado..- susurro ChanYeol para sí mismo, rodando sus ojos. -SeHun, hablaremos luego acerca del asunto. Buena suerte. -deseó con disimulo, caminando al lado de Kai y haciendo un roce brusco entre su hombro y el de él, adrede.
Lo último que se escuchó, fue la puerta de metal del lugar cerrarse con fuerza. En ese momento, Kai se sentó junto a SeHun, sonriente.
-Pequeño, hiciste un grandioso trabajo anoche. Te felicito. - musitó orgulloso, revolviendo el pelo del contrario divertido.
-Ah, sí, claro...- éste río con falsedad. -Oye, JongIn, estaba pensando... Ese tipo, JongDae, grita demasiado. ¿Te diste cuenta?-
-Con lo bien que hiciste tú trabajo, hasta yo gritaría de emoción. - carcajeo vacilante.
-El punto es... No quiero trabajar en este lugar. - dijo haciendo una leve mueca. -Quiero llevarlo a otro sitio. Donde nadie escuche. Donde pueda hacer mi trabajo más... Libremente. - intento explicar en pocas palabras, suspirando.
-Pues, ahora que dices eso... Tiene sentido. Puede que sea mejor así, supongo. - dijo el moreno bajo, rascando su nuca pensativo.
-Tengo una casa en un terreno baldío, puedo llevarlo ahí. Y te aseguro, nadie lo encontrará. - sonrío intentando parecer convincente.
-¿SeHun? ¿Estás seguro de lo que dices?- frunció su ceño con suavidad, enfrentando al contrario con la mirada.
-Anda, confía en mí... Sabes que no te fallaría. - sonrío ampliamente, moviendo su mano un poco para despreocuparlo.
-Bueno... Está bien. Pero asegúrate que nadie vea cuando lo traslades. - dijo bajo, alzando una de sus cejas.
-Entendido.- SeHun sonrío victorioso. -¿Crees que pueda moverse ahora? Ayer.. No se veía tan bien, eh.- intento parecer burlón, ganándose una risa por parte de Kai, aunque aquello solo le aumentaba su arrepentimiento, claro está.
-Puede, si. Pero igual, si no quiere, lo hacer mover a la fuerza. Te aseguro que lo hará. -carcajeó alto, mientras el contrario asentía.
-De acuerdo, entonces lo iré a buscar. - el pelinegro asintió un poco, poniéndose de pie.
-Perfecto. Justo ahora debo irme, pero avísame si te da problemas. Es un idiota cuando quiere. - éste imitó la acción ajena, comenzando a arreglar un poco sus prendas.
-Bien, claro- antes de salir del salón, SeHun dio unas leves palmadas en el hombro de Kai, como despedida, para dirigirse a aquella habitación donde tenía encerrado a JongDae.
Camino por el pasillo, hasta llegar a la puerta de madera correspondiente. Miró atento a ambos lado, confirmando que no hubiera nadie más, para luego adentrarse al cuarto sin previo aviso. Escuchó un pequeño quejido en la esquina donde se encontraba JongDae. Sacó una linterna de su chaqueta, debido a la ausencia de luz en la habitación, y la encendió, impactando el rostro de JongDae con la luz.
-I-idiota.. ¿al menos podrías dejar mis ojos sin lastimar?- mencionó el chino, con odio como pudo, sintiendo un poco de sangre correr en su saliva.
-Lamento mucho lo de ayer... Creo que me pasé.- dijo SeHun bajo, intentando esta vez no apuntar al rostro del contrario, pero asegurándose de dejar claridad en el lugar. Tuvo la oportunidad de ver bien al contrario. Tenía otras prendas limpias, pero su cuerpo se encontraba lleno de moretones y golpes. Era un milagro que siguiera despierto.
-¿Eso crees? Para nada... solo me dejas casi inválido. -respondió con cinismo, refunfuñando. -¿A q-qué.. mierda vienes?- intentó mencionar.
-Te sacaré de aquí.- dijo cortante, agachándose un poco a la altura de JongDae, quien en el suelo se removió un poco hasta quedar apoyado de la pared.
-No.. no pienso ir a ningún lado contigo. Ayer me diste suficientes razones para desconfiar de ti.- musitó inseguro, tembloroso.
-Prometo no hacerte más daño..- mencionó bajo. -Quizá te ayude a encontrar a ese... MinSeok.- JongDae le miró, algo sorprendido al escuchar ese nombre.
-¿También le hiciste algo, verdad? ¡Me mentiste, lo tienen secuestrado! ¡MinSeok! -comenzó a gritar desesperado, con las pocas fuerzas que le quedaban, provocando que SeHun tapara la boca de éste con su mano.
-¡Calla! El único secuestrado aquí eres tú. No hay ningún MinSeok aquí.- mencionó con dificultad al forcejear contra JongDae, quien seguía gritando sobre su mano. -¡Hablo en serio! ¡Debes calmarte! - pidió temiendo que Kai apareciera por allí, aunque sabía que se había ido. Luego de unos segundos, sintió como JongDae calmaba su voz.
-Tú..¿cómo puedo confiar en ti?- cuestionó agitado, intentando regular su respiración.
-Solo hazlo. O de otro modo, terminarás pudriéndote aquí. - el pelinegro habló bajo, ganándose poco a poco la atención de JongDae, quien luego de varios segundos, asintió de una vez. -Ten, esto cubrirá tus golpes algo.- sacó su chaqueta de cuero, colocándosela al contrario con cuidado para cubrir sus brazos. -Así estás bien vestido, al menos. Antes de ir al nuevo lugar, iremos a una cafetería a comer algo. Tus clavículas dejan mucho qué pensar con lo mucho que se ven.- dijo incrédulo, colocándose de pie, y extendiéndole una mano al contrario para ayudarle a ponerse de pie.
-Tú... ¿porqué quieres ayudarme?- interrogó, antes de aceptar su ayuda.
-Kai no me deja matarte, así que te mantendré sano entonces.- contestó sin rodeos, encogiéndose de hombros.
-Buen punto..- JongDae finalmente tomó su mano, poniéndose de pie luego de tanto tiempo, a lo que sus rodillas flaquearon. Antes de que pudiera caer, sintió como SeHun le sujetaba, impidiendo que cediera. -Gracias, idiota.- murmuró, suspirando un poco.
-Llámame SeHun, no me hace falta que me recuerdes tanto lo que en realidad soy.- carcajeó burlón, confiado.
-Bien, enconces... dime Chen. Es más fácil llamarme así, supongo.- dijo bajo, con un poco de dificultad.
-De acuerdo, Chen. -SeHun sonrío, comenzando a dirigir al opuesto fuera. -Salgamos de aquí lo más rápido posible.- recibió un asentimiento como respuesta, finalmente comenzando a caminar silenciosamente desde la salida de aquellas mugrienta habitación, hasta la salida del lugar en su entereza.
Los ojos de JongDae se entrecerraron por la luz del Sol, los rayos impactaron sus ojos y hace mucho que no salía de día.
-Tranquilo, te acostumbrarás.- comentó SeHun al notar el gesto ajeno, sin parar de dirigirlo.
Ambos llegaron hasta el auto del menor, donde, luego de tanta dificultad, lograron montarse para salir.
Muchas veces, Chen pensó en simplemente lanzarse del auto. Correr por ayuda. Tomar el teléfono de SeHun de forma indebida y llamar a alguien. Pero, hacía lo mejor que podía para confiar en él. Y aquello, solo demostraría lo contrario. Así que, en lugar de arriesgarse a tal grado, simplemente dirigió su mirada a la ventana, aprovechando la oportunidad de ver la ciudad en esos minutos con admiración. Sin querer estropear el momento de tranquilidad que tenía en ese entonces.
Antes de lo esperado, llegaron al lugar. SeHun aparcó el auto cerca, y bajó para llegar a la puerta de Chen y ayudarle a que bajara, sin lastimarle. Una ves ambos estaban afuera, comenzó a dirigirle hacia la entrada de aquella cafetería. Antes de entrar, miró al rededor, sintiéndose estupido. Pensó que, quizá, se encontraría con aquel chico del día anterior. Aquel en el que llevó pensando toda la noche, a quien recordaba a la perfección. Pero, como era de esperarse, no lo vió, dando por hecho que aquel no se encontraba allí.
Aunque, claramente, se equivocaba.