El Regreso de una Prodigio [H...

By azul_flrs

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~Basado en el anime y manga Haikyuu!! © Todos los personajes son obra de Haruichi Furudate, a excepción de la... More

Prólogo
Capítulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Nota
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Tres años después
Hi, there.
Capítulo 36
Capítulo 37
Update

Capítulo 31

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By azul_flrs

"Ha pasado tiempo desde la última vez que salimos" Dijo Yoshida una vez fuera del instituto "¿A qué debo el honor?"

"A nada en especial" respondió socarronamente la castaña "Quiero decir... siempre has tenido el honor ¿a qué sí?"

Yoshida bufó "Por supuesto, señorita estrella."

Caminaron tranquilamente sobre la acera, con su ropa deportiva y las cosas del club en sus mochilas, dirigiéndose en la dirección opuesta a la que usualmente recorrían de regreso a casa. Yoshida la acompañaba a su costado, como la habitual compañía que había sido durante toda la secundaria, había soltado su cabello y dejaba que este se zarandeara al ritmo de la brisa, se había deshecho de la chaqueta del club y permitía que su cuerpo se refrescara con una simple blusa blanca.

Akari sonrió internamente, sin dar a conocer la alegría que le proporcionaba caminar con ella. No era la misma sensación que sentía cuando caminaba con Kageyama o con Nozomi o alguna otra persona.

A diferencia de todos ellos, caminar con Yoshida era como regresar el tiempo de regreso a la secundaria, como andar por las calles metropolitanas de Tokio en pleno verano; acaloradas y cansadas por los entrenamientos, pero siempre sonrientes y destellantes.

"¿Sucede algo?" Preguntó.

Akari se giró, medio ida. "N-No... ¿Por qué?"

"No lo sé" suspiró "parece como si pensaras algo con mucho detenimiento."

"¿Tu crees?"

"Si"

Era realmente difícil intentar ocultarle algo a Yoshida. Llegaba al punto en el que incluso comenzaba a temer que pudiera leer sus pensamientos o tuvieran una conexión por telepatía.

Y concluyendo que había un motivo en especial por lo que quería hablar con ella.

"Hay algo ¿cierto?" Interrogó con una mirada seria y escrutadora. Obligándola a hablar.

"La verdad es... Que yo-... No lo entiendo" suspiró, rendida.

"¿Qué, exactamente?"

"A Tobio." Murmuró entre susurros.

"Si~" Yoshida apartó la mirada y esbozó una sonrisa, corroborando sus sospechas. "Algo me lo decía..." Susurró, la castaña le dedicó una mirada fría, provocando que la otra reprimiera una risa "¿Sabes que eres malísima ocultando cosas?"

"¡En serio me esforzaba!"

"Venga pues. ¿Qué sucede con él?"

Una mueca se dibujó en el rostro de la chica, y no precisamente una de irritación, sino una afligida.

"Ayer él... Fue... Distinto" inició, suspirando con pesadez "Fue una versión de Tobio que no conocía."

"¿Qué clase de versión?"

Akari tragó saliva. "Es difícil de explicar..."

Aunque sabía como explicarlo, era como si sus palabras se quedaran atascadas en su garganta y no pudiesen salir. Su mente procesaba aquello con velocidad; las palabras se acumulaban y formaban la descripción exacta del Tobio de ayer.

Deseó con fuerza que, si Yoshida realmente podía leer sus pensamientos, desifrara lo que su boca callaba.

"¿Fue malo?" Cuestionó al ver que a la castaña le costaba llegar al punto.

"N-No... Fue... La mejor versión que había visto de él" declaró titubeante.

"Vaya~"

"Se disculpó conmigo por la pelea que tuvo con Hinata" siguió diciendo "Entonces me dijo que tuvo miedo de que me asustara de él y de que dejara de hablarle" sus labios se curvaron, su mirada se volvió distante "Lo dijo con tanta sinceridad que me sentí culpable, Yoshida. ¿Cómo pude haberle hecho sentirse así?"

Yoshida se sorprendió tanto ante la declaración de su amiga, que ni siquiera supo que decirle a cambio.

"Me fue difícil mirarle a los ojos."

"Pero tu-"

"Espera" la interrumpió "Eso no es todo"

"¿H-Hay más...?"

"Le hablé de amor."

Fueron unos segundos en los que el aire se cortó y ellas dos compartieron  larguísimas miradas.

"Entiendo, t-tú y... K-Kageyama" Balbuceó, apenas procesando lo que acababa de decir. Era imposible describir el rostro de la ojiazul en esos momentos.

"¿Eh?"

"Le hablaste de amor... ¡¿Te le declaraste?!"

"¡N-No, idiota!" Akari refutó desesperadamente.

"¡Fue lo primero que se me vino a la mente!" Reprochó indignada la otra "¡Explícame entonces!"

Akari se golpeó la frente con la palma de la mano.

"Él me preguntó que era gustar."

"¿Qué?" Yoshida sacudió la cabeza con confusión "¿Qué demonios significa eso, Akari?"

"¡Eso mismo, gustar! ¿Qué crees que significa?"

"¡N-No lo sé! ¡¿Una persona?!"

Akari cerró los puños y miró directamente a su amiga, cuando sus miradas se conectaron, instantáneamente Yoshida comprendió que era lo que quería decir.

"¿Recuerdas a tu ex novio el que tenía call-"

"¡Cá-Cállate!" La pelinegra se abalanzó violentamente sobre ella y le cubrió la boca con una mano "¡Ni se te ocurra mencionarlo!"

"¡Su-Sue-!" Akari pedía entre murmuros a través de sus manos "¡Suéltame, Yoshida!" La ojiazul accedió y quitó sus manos de la boca de la castaña, en respuesta, ésta frunció el ceño "Gracias"

"Ajá"

"A lo que iba... ¿Lo recuerdas?"

"Mhm..." Balbuceó como quién no quiere pero debe.

"¿Cómo sabías que te gustaba?"

"¡¿Por qué me lo preguntas?! ¡Yo que sé, era una puberta en desarrollo apenas!"

"¡Pero había un motivo, idiota!"

"¡Lo sé!"

"¡No estamos llegando a ningún lado!"

"¡¿Y qué es lo que quieres saber?!"

"¡Idiota!" Rugió desesperada antes de soltar un gran suspiro "¿Podemos dejar de gritar?" Pidió, guardando la compustura.

"No estoy gritando."

"Nos estamos desviando del tema" Yoshida desvió la mirada, igual de irritada que ella. "Yoshida"

"Lo siento."

"¿Me lo dirás?" Insistió.

"Me avergonzaré de esto toda mi vida..." Musitó con resignación, soltó una gran bocanada de aire "Escucha. Lo quería. Me gustaba todo de él; sus ojos, su cabello, su forma de hablar, su compañía. Era divertido y me la pasaba bien cuando estábamos juntos. Por eso me gustaba."

Akari sonrió ante su respuesta. "¿Así lo defines?"

"¿El gustar?" La castaña asintió "No lo sé. Supongo que puede llegar a ser más profundo."

"Puede ser"

"¿Qué fue lo que le dijiste?" Inquirió Yoshida una vez haber captado la idea. "A Kageyama"

"Fue una larga explicación." Aseguró.

"¿Y qué buscabas con ello?"

Akari elevó su vista al cielo y su mente divagó en la tarde de ayer.
Yoshida esperaba la respuesta con paciencia, su conocimiento se había ampliado con respecto al tema en el que habían entrado.

"Yoshida..." un susurro se escapó de los labios de su amiga.

"Dime."

"¿Crees que le guste alguien?"

Su atención se captó completamente en la pregunta. El rostro de la castaña seguía inmerso en el cielo, que aún se mantenía azulado, y se mantenía tierno y apacible.

Aunque la cuestión se volvía algo complicada.

"¿A K-Kageyama?"

"Si..."

"Ni idea..." admitió "¿Por qué lo preguntas?"

La chica levantó la barbilla un poco más a lo alto y cerró los ojos. La situación se volvió extraña para Yoshida, quién comenzaba a dudar del estado mental de la rematadora.

"Porque... Cuando un chico te pregunta ese tipo de cosas es porque le gusta alguien ¿no?" susurró vagamente

Yoshida tambaleó.

"¿Q-Qué quieres decir?"

Akari sacudió su cabeza. "Bueno, o algo así"

"¿Crees que Kageyama buscaba una forma de saber si le gustaba alguien?"

"Quizás."

Yoshida sonrió ante la idea. "Suena divertido."

"Seh" expresó Akari, contagiándose de la sonrisa.

"Aunque... ¿Eso te preocupa?"

"No realmente." Volvió a elevar su mirada al cielo, sumergiéndose en él.

"Pfff" bufó la pelinegra "Eres rarísima"

...

El camino de regreso a casa se había alargado un poco más de lo acordado.

Había terminado por consumirse la tarde entera con Yoshida en la calle, agotando el tiempo y quedando corta de éste para llegar a casa.

Las aceras se habían vuelto oscuras y la única luz era la que los focos proporcionaban desde cierta altura, y bueno, la Luna y las estrellas hacían lo suyo. Ya debían de pasar de las 9 pm, hora que no era muy buena para caminar sola en medio de la oscuridad, así que mientras avanzaba procuraba mantener alta su guardia en caso de algo sospechoso.

Yoshida le había advertido que se mantuviera alerta y que su móvil estuviera encendido para alguna emergencia.

A medida que avanzaba, su mente divagaba y bajaba un poco la guardia.  El ruido que sus pasos provocaban al hacer contacto con el piso era algo relajante para ella, la brisa que ondeaba suavemente las ramas de los árboles y el aleteo de las aves que mantenían el vuelo sobre su cabeza se volvían música para sus oídos.

Bendita naturaleza.

Minutos pasaron y esta seguía siendo la melodía que entraba por sus oídos.

Hasta que algo dejó de sincronizar.

Su corazón volcó cuando escuchó pasos por detrás de ella. La calma que había adquirido en su recorrido se había escurrido como agua por las manos.

Relantizó el paso. Sólo lo suficiente para poder escuchar con más claridad.

Tap, tap, tap

Definitivamente eran pasos, y la seguían de cerca.

Giró levemente la cabeza, lo sufienciente para permitirse ver quién andaba detrás de ella; un hombre, alto y fornido, que llevaba una de sus manos dentro de las bolsas del pantalón y con la otra sostenía un cigarrillo y en su boca, caminaba suave y despreocupadamente.

Se tensó, metió la mano a su bolsillo y extrajo de él su móvil, aferrándolo a su mano y al tirante de su mochila

Siguió avanzando, procurando no llamar la atención y actuar tranquilamente solo para poder captar con más atención las señales en caso de que este hombre se acercara más.

Varios minutos pasaron.

El zapateo de los pasos del hombre se intensificaba a medida que se movía. Se acercaba sigilosamente hacía ella, escurriéndose como serpiente por el suelo.

Maldición.

Su ritmo cardíaco aumentó, el palpitar de su corazón se volvió rápido y brusco, haciendo que su pecho saltase y se pusiera nerviosa.

Sus manos comenzaron a sudar y el móvil reaccionaba ante la húmedad, resbalándose poco a poco.

Enciéndelo en caso de una emergencia.

¿Se volvía esto una emergencia?

No. Quizás solo exageraba. Podía ser que, quién fuera la persona detrás de ella, simplemente estuviera ahí por coincidencia. Pudiera ser que incluso se también se dirigiera a la estación.

La estación quedaba a ocho cuadras de donde estaba y antes de llegar allá estaba el parque, que se encuentraba a cinco cuadras de su punto actual.

Si me está siguiendo, entonces me seguirá si doblo por el parque. ----Comenzó a pensar ---- Si no lo hace seguirá directo a la estación y tan solo es una coincidencia.

La cosa era sencilla y lo único que se le ocurría.

Encendió el móvil, ya había pasado media hora desde que se despidió de Yoshida.

Ojeó su alrededor, buscando alguna otra persona merodeando por ahí pero no avispaba a nadie. Los pasos seguían detrás de ella y los nervios comenzaban a carcomerla viva, miró detrás de su espalda; el hombre seguía ahí y su cigarrillo se había consumido completamente. No hacían contacto y él seguía actuando como con total calma.

Frente a ella el parque hizo presencia y la situación no ameritaba para ella.

Los árboles grandes y frondosos solo consumían la escasa luz de los focos y abundaba más la oscuridad.

Maldición

El hombre tosió.

La estación quedaba a menos de tres cuadras y ya comenzaba a adentrarse en el parque.

Ahora o nunca.

Dio la vuelta en la acera que llevaba al interior del lugar y se desvió de su camino actual. Agudizó su oído y se mantuvo a la espera de los pasos mientras caminaba.

Cinco segundos, diez segundos, veinte segundos.

Nada.

Suspiró de alivio.

Solo fue una mala coincidencia.

Su cuerpo se había tensado toda la trayectoria y fue satisfactorio poder relajar los músculos, aunque aún mantenía la guardia.

Levantó la cabeza y suspiró una vez más ajustando el tirante de su mochila. Miró su móvil por última vez antes de disponer a dejarlo en su bolsillo nuevamente.

Bajó su mano e intentó guardarlo, pero este resbaló y cayó al suelo, haciendo un ruido seco que terminó por desbaratarlo y desprender algunas de sus partes.

"Dios mío, no es verdad" bufó con irritación y se agachó al suelo.

Recogió el móvil, su batería y su...

¿Dónde estaba la tapa?

"La tapa..." palpó el suelo en busca del artefacto "La tapa, la tapa. Maldita sea"

"¿Esta?" Por arriba de ella una voz brusca y ronca le preguntó.

El hombre estaba parado detrás y le tendía la tapa con una sonrisa aterradora en su rostro.

Akari ahogó un gritó.

"¿Era esto verdad, chiquilla?" Canturreó burlón.

Gotas de sudor comenzaron a correr escandalosamente por su frente. Sus cuerdas vocales se trabaron. Asintió como pudo.

"Ya veo... Toma" se la tendió sonriente.

Akari la tomó titubeando y colocándola rápidamente sobre el celular. Apretó el botón de encender con discreción.

"Gra-Gracias" se inclinó.

"¿Qué hace una chiquilla tan bonita como tú aquí, eh? Está solo y oscuro. No es seguro." Intentó acercarse a ella y pasarle una mano por la mejilla, pero Akari lo evadió "Venga, puedo hacerte compañía un rato"

"L-Lo siento... Y-Yo no hablo con extraños..."

Regresa a la luz. Muévete. ¡Rápido!

El hombre la había seguido. No era coincidencia, él realmente iba por ella.

¡Enciende, enciende! Golpeó desesperadamente la pantalla del móvil.

"¡Oye, espera!" El hombre volvió a llamarla.

No te detengas. Sigue moviéndote.

Se asustó.

El móvil encendió y lo desbloqueó rápidamente.

"¡Hey!"

Una tienda, una tienda. Busca un lugar donde meterte.

Perdió completamente la cordura, dejó que los nervios y la desesperación la consumieran, sintió el llanto arribar en sus ojos, él hombre la seguía desde atrás y aumentaba el ritmo cada vez que veía que ella se alejaba.

"¡Vuelve acá, chiquilla!" La voz del hombre se volvió más grave y potente "¡Ni se te ocurra esconderte!"

Corre.

Corrió con fuerza. Aún faltaban unas cuadras antes de llegar a la estación.

Su pecho comenzó a arder. Si no encontraba un lugar donde meterse aquel viejo la atraparía. Sus intenciones habían sido claras; iba por ella.

Una gota salada recorrió su mejilla. Otra más y otra.

Había comenzando a llorar.

"¡Te tengo!" Unos brazos pesados la tomaron por la cintura y la alzaron unos centimentros "¡¿A dónde te escapabas?!" Gritó socarronamente el hombre.

El horror se expandió por todo su cuerpo.

"¡No! ¡Suelteme! ¡No me toque!" Comenzó a gritar con fuerza y a moverse y patalear frenéticamente hacía el hombre que se aferraba a ella "¡Alguien ayúdeme, por favor!"

Comenzó a rogar con fuerza. Su garganta se desgarraba a cada palabra que salía de su boca y su pecho dolía.

Aquella bestia la acercó más a él a pesar de los esfuerzos de Akari por zafarse, apretaba su torso con fuerza, dejándola sin oxígeno. La arrastró hacia la pared más cercana y la encerró con su cuerpo.

La chica era débil a comparación de aquel hombre, que con solo la fuerza de sus brazos lograba mantenerla al límite. Akari lloraba y pedía a gritos que la soltara, pero este solo respondía con risas y más provocaciones.

"¡No te soltaré, cariño! ¡Ahora me perteneces!" Subió su mano y tomó una de sus muñecas intentando retenerla de esa forma. Con su otra mano tomó su blusa y la estiró en busca de romperla. La chica gritó horrorizada.

Ante aquello, el hombre, asustado de que alguien la escuchara, la golpeó con uno de sus puños.

Akari chilló.

Ya había agotado sus fuerzas en aquellos golpes y movimientos torpres y bruscos, se había consumido completamente.

Pero no lo dejaría ganar. No permitiría que alguien la tocara a la fuerza e intentara dañarla.

"Eres débil, Akari. Así jamás podrás defenderte" la voz de su hermano mayor le acusaba.

"¿Qué debo hacer, entonces? ¡Enséñame!" Una Akari de entonces, 12 años, preguntó.

"En fuerza, los hombres pueden ser mejores, sobre todo si son mayores" explicó él "Pero eso no significa que no puedas defenderte."

"¡Dime como hacerlo!"

"Si alguien intenta tomarte por la fuerza..." Kou le tomó las manos y la miró fijamente "Golpéalo en la entrepierna. Con todas tus fuerzas."

Su hermano le había enseñado algunas cosas como esas para utilizarlas en situacions que atentaran contra su bienestar. Ella nunca se imaginó que realmente le pudiera pasar.

"¡Deja de pelear, mocosa! ¡Eres mía ya!"

Entre llanto y miedo, dejó de forcejear y le dio al hombre la oportunidad de relajarse un poco y aflojar su intenso agarre.

"¡Así es! ¡Así me gusta!"

Y entonces pateó. Con toda la fuerza que pudo. Como jamás había pateado a alguien.

El hombre gruñó y gimió de dolor, cegado por el golpe, la soltó inconscientemente para sobar su zona afectada. Akari cayó al suelo y raspó su rodilla, la desesperación la invadió con más fuerza, su cabello se había arruinado y su torso le dolía.

Volvió a patear al hombre y este volvió a gemir. Akari le escupió fúrica e inició una carrera con las pocas fuerzas que le quedaban en la dirección contraria a la estación.

"¡Agh!" Lloró con fuerza, el hombre la había estrujado con violencia y había rasgado su blusa, provocando que este se rompiera un poco del hombro.

"¡Re-Regresa!" El hombre se había levantado y cojeaba lentamente.

Corre, corre, corre.

Era imposible contener sus lágrimas.

Corrió con fuerza, perdió el rastro de la bestia que la acosó y se arrinconó en uno de los rincones más apartados, sin que hubiera forma de que la encontrara de nuevo.

Comenzó a sollozar con dolor, la mejilla de dolía y su cuerpo aún resentía los menoseos de aquel puerco. Lloró y sobó su mejilla, que dolía ante el golpe qie recibió.

Temblando y con el ritmo cardíaco a una velocidad alarmante, tomó su móvil. Apenas lograba distinguir las palabras de éste gracias a las lágrimas que le hacían borrosa la vista.

"Ko-Kou..." sollozó, llamando a su hermano.

Pi... Pi... Pi....

El número no estaba disponible.

"No, no, no. ¡No Kou, no ahora maldita sea!"

Intentó se nuevo. Nada.

Una vez más. ¡Nada tampoco!

Frustada. Dejó el móvil en el suelo y golpeó repetidamente su cabeza contra la pared. Sin dejar de llorar.

Sintió aún más miedo. No quería regresar a la estación por terror de encontrarse con aquel hombre de nuevo.

"Tengo que llamar a alguien, ¡ahora!"

Kageyama.

Recogió el móvil de nuevo y marcó su número.

¿Contestará?

Pi... Pi... Pi...

"¿Akari-san?" Un sollozó se escapó de sus labios al escucharlo contestar. Sonaba tan tranquila.

Desde el otro lado, Kageyama había recibido una llamada totalmente inesperada.

Sintió una especie de emoción cuando leyó su nombre en el número.

Sin embargo, cuando contestó, algo lo alarmó.

"¿A-Akari-san?" Preguntó de nuevo, temeroso.  Otro sollozo. "¿Akari-san, e-eres tú?"

"To... Tobio..." murmuró entre sollozos.

"Akari-san, ¿estás bien? ¿Por qué lloras? ¿Dónde estás?"

"Ayú... dame. Por favor"

Kageyama se levantó alarmado de su cama. "Dime dónde estás."

Akari le indicó, entre sollozos apenas audibles, donde se encontraba.

"Iré justo ahora. Por favor no te muevas, juró que llegaré lo más rápido que pueda" aseguró.

"Te-Tengo mucho miedo" Akari lloró a través del teléfono.

El corazón de Kageyama se aceleró y sintió una extraña sensación de miedo.

Miedo de que le pasara algo, de que estivera sola a esta hora de la noche.

"Escuchame" el chico hablo con convicción "Iré por ti. Y te juro qur haré pagar a quién te hizo llorar."

Colgó.

Tomó su zapatos y salió corriendo tan rápido como pudo hacia la dirección que Akari le indicó.

Tenía una extraña urgencia de verla, se sentía furioso por haberla oído llorar, porque ella no merecía eso, no merecía llorar por ninguna razón.

...

"¡Akari-san!" Kageyama la llamó u a vez que llegó al lugar "¡Soy yo, sal por favor!"

La castaña seguía arrinconada en aquella esquina, sus ojos dolían de lo mucho que había llorado y no tenía fuerzas para moverse.

"¡Akari-san, soy Tobio! ¡Por favor sal, estoy muy preocupado por ti!"

Sus ojos soltaron lágrimas de alivio al escucharlo tan cerca. Intentó levantarse, sólo para salir del rincón.

Cojeó hasta salir, y entonces lo vio.

Llevaba una chaqueta negra y una pantalonera que hacía juego con ella.

"To-Tobio" Musitó.

Kageyama la vio y corrió hacía ella.

"¡Akari-san, gracias a Di-" se detuvo.

Su cabello estaba desaliñado, su ropa desgarrada y... Su mejilla roja.

Se quitó rápidamente la chaqueta y la colocó sobre alrededor de ella.

"¿Qué... Te sucedió?"

Akari lo miró y juró que se dehizo frente a ella al mirar sus preciosos ojos ojerosos e inundados de lágrimas.

"¡To...bio!" se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza, derramando más lágrimas amargas y de dolor. Acogiéndose de la persona que la hacía sentir segura siempre.

Kageyama se sorprendió del acto y su corazón se enterneció al escucharla llorar. La abrazo de vuelta con fuerza y la aferró a él.

"Dime que te pasó, por favor"

Un sollozo. "U-Un hombre... É-Él i-intentó..."

"Shhh..." la calló, compadeciendose de ella "No digas más"

Akari asintió vagamente y se aferró aún más a él. Posó su cabeza entre el hombro y cuello de él y se permitió desahogarse más.

"Juro que mataré a quién te hizo esto, Akari-san" declaró en su oído.

Tomó su cabeza, la separó de su cuello y la obligó a mirarle.

"Nunca nadie te hará llorar jamás. Te lo juro."


________

¡Hola! Soy yo ¿me recuerdan? (No, ya nadie te quiere).

He regresado después de tanto tiempo con este capítulo desgarrador (o al menos para mí).

¡Sigo viva y por lo tanto esta historia no se dejará de actualizar!

LLEGAMOS A 900 ESTRELLITAS DIOS MÍO ME WUA MORIR. LAS AMO CON TODO MI CORAZÓN NO TIENEN IDEA.

¡5 capitulos de regalo para mañana! ;;

Nah, broma.

Hahahaha. Chicas, las amo. Simple y sencillamente. Son increíbles, gracias por comentar y por votar.

Creía que este fic sería un asco, pero ustedes me hacen pensar lo contrario.

Nos leemos pronto.

Besossss

Ao-chan.










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