Me Robaste el Corazón

By AprilRussel123

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Por cosas del destino, Mabelle regresa a la vida de Aarón poniendolo en una fuerte encrucijada obligándolo a... More

Antes de leer
Prólogo
Capitulo 1: Regreso
Capitulo 2: Un corazon se oscurece
Capitulo 3: Un beso ardiente
Capitulo 4: Una Venganza llena de amor
Capitulo 5: Rumbos distintos
Capítulo 6: Adios a las ganas
Capitulo 7: O lo hace ella O Lo Hago Yo
Capitulo 8: Exhausto
Capitulo 9: Entrega al amor
Nota
Capitulo 10: Incia una guerra
Capitulo 11: Doble Moral
Capitulo 12: Cosas inexplicables
Capitulo 13: Un amor obsesionado
Capitulo 14: Amarga despedida
Capitulo 15: Sensatez
Capitulo 16: El amor llama
Capitulo 18: Malas decisiones
Capitulo 19: El cinismo tiene sus encantos
Capitulo 20: Al fin se da
Capitulo 21: Alucinanciones
Capitulo 22: Una pregunta
Capitulo 23: inevitable
Capitulo 24: La envidia acecha
Capitulo 25: Descuido peligroso
Capitulo 26: Obsesión
Capitulo 27: Subterfugio
Capitulo 28: Crueles noticias
Capitulo 29: Una verdad pronta a descubrirse
Capitulo 30: Un corazon herido
Capitulo 31: Triste Solución
Capitulo 32: Último Adios
Capitulo 33: Un regalo diferente
Capitulo 34: Miedos
Capitulo 35: Encuentro a solas
Capitulo 36: De enojo, a sexo
Capitulo 37: Boda con sorpresa incluida
Capitulo 38: Los celos corrompen
Capitulo 39: El sexo alivia enojos
Capitulo 40: Señora Evans
Capitulo 41: Una estocada
Capitulo 42: Puede mas el amor
Capitulo 43: Frustraciones inevitables
Noticias!!!!
Capitulo 44: La maldad regresa
Capitulo 45: Decisión acelerada
Capitulo 46: Decisiones de vida o muerte.
Capitulo 47: Un romance se descubre
Epílogo
Agradecimientos

Capitulo 17: Incógnita

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By AprilRussel123

Escucho la ducha de la habitación junto a la biblioteca y todo se me dispara en el interior. No comprendo lo que me pasa, ¿Desde cuando soy yo la que piensa en esas cosas? El corazón se acelera y salgo de la habitación caminando sigilosa hacia la habitación de Aarón. La oscuridad permite que pase desapercibida entre las columnas de la habitación y me escondo tras de ellas intentando mirar hacia el baño. Ha dejado la puerta abierta y el vidrio de la ducha deja ver su cuerpo desnudo jodidamente perfecto. Ver cómo frota la barra de jabón por su cuerpo, toda la imagen me excita y siento pena por ello. Siento la braga humedecerse y sin darme cuenta ya me he acercado un poco más para ver mejor y me quedo idiotizada mirándolo, quiero…, joder lo que quiero me da pena aceptarlo, pero quiero que me toque, quiero que me haga lo que desee. Ya creo que voy enloqueciendo sin darme cuenta. La llave de la ducha se cierra y todo es silencio. Joder, estoy jodida, quien carajo me manda a meterme aquí. Ahora voy a parecer una mirona pervertida. No puedo salir y el en unos minutos saldrá y me verá. Sale del baño solo con una toalla cubriéndolo de cintura hacia abajo y su voz suena poniéndome terriblemente nerviosa

— ¿Te resulta más interesante espiarme a escondidas? — Me que callada en mi escondite y trato de hacer que parezca un loco hablando solo pero vuelve a hablar — Anda, sal te he visto desde que entraste.

Me siento tonta, estúpida, idiota. Solo a mi se me ocurre meterme a su habitación a espiarlo. Salgo de mi escondite toda colorada y tartamuda respondo

— Disculpa, yo solo quería…

— Verme desnudo mientras me duchaba

— No, no y no. Solo quería hablar de… — Se pasea por la habitación buscando algo que ponerse en las maletas y yo no encuentro qué coño inventarme. Deja caer la toalla y si antes estaba tartamuda, ahora me he quedado sin habla.— Mejor me voy

— ¿De qué querías hablar? 

Casi corriendo avanzo hacia la puerta y Aarón me detiene impidiéndome salir. Me pone contra la pared y su cuerpo comienza a oprimir el mío y sus ojos a hostigar mis pupilas.

— Si  avivaste la colmena, ahora tienes que aguantar que te piquen nena.

Me quedo callada, paralizada e intento no parecer más tonta de lo que ya debo verme. Su olor, su cabello húmedo y su sexo sobre mi endureciendose me descontrola. No deja de mirarme y tentarme con la mirada mientras susurra en mi oído

— Si supieras cuántas veces me he masturbado pensando en ti, no lo creerías.

— Eres un morboso.

— Y tú has entrado a mi habitación buscando sexo, lo siento en tu piel, en esos jadeos, en esa mirada y ese labio que estás mordiendo. Debería dejarte con las ganas, porque me tienes muy enojado pero te voy a levantar el castigo, quiero tocarte, besarte...— Levanta mi vestido y buscando tocar mi vagina añade — Quiero hacerte el amor nena.

No logro controlar mis deseos y busco sus labios desesperada y agarro sus manos colocándolas sobre mis pechos y con una voz llena de lascivia pido

— Hazlo, lo necesito. Por tu culpa estoy toda urgida y pervertida

— Me encantas así — responde llevándome hasta su cama.

Comienzo a odiarme porque parece que la calentura me puede más que la razón. Se frota por todo mi cuerpo y busco que cada roce se intensifique más. Separa mis piernas y aún dejando intacta mi braga, roza su erección contra mi sexo y esa sonrisa pícara y tentadora se dibuja en su rostro

— Sabes, esta noche tengo ganas de hacerte el amor hasta el amanecer. Logras volverme loco

Tomo sus labios y abriendo aún más las piernas deslizo mis manos por su espalda hasta tocar sus nalgas y clavando mis uñas en su carne susurro

— Ya cógeme, por favor

Su deseo no logra darle tiempo para quitarme el encaje y haciendo la tela a un lado, busca asilo en mi vagina sin quitarme la ropa interior. Un suspiro se escapa de mi garganta y su cuerpo comienza a moverse sobre el mío mientras sus brazos se apoyan en la cama sujetando su peso. Entra y sale de mi mientras me mira fijamente a los ojos deleitándose con mis gemidos. Sujeta mis muñecas y hace que rodemos en la cama de modo que quedó sentada sobre él a horcajadas y de momento todo se me paraliza. Nunca he estado así en esta posición que pueda recordar y si lo he estado ha de haber sido cosa de nada. Muero de la pena, normalmente es él quién tiene el control y ahora es él quién me lo está dando.

— ¿Qué ocurre? — Pregunta 

— Me siento tonta, sabes que yo no sé…

Reposa sobre mis labios su índice y replica

— Sabes mucho más de lo que crees y aparentas. Eres mucho más morbosa de lo que tú razón es capaz de creer.  — Niego con la cabeza — Muévete

— No

— Hazlo, ¿Acaso no ves como me tienes?

— No se hacerlo

Sus manos se deslizan por mi piel, sus ojos intentan incitarme y como siempre lo va logrando. Sus manos se detienen en mis caderas y ya me veo moviéndome sobre él como ha pedido. Dejo caer la cabeza hacia atrás y todo mi cuerpo vibra y arde en mil placeres. Un dulce escalofrío se derrama por mis venas y sus gruñidos, esos jadeos que parece retumbar en toda la habitación me aviva

— Nena, asi…, mas, así pequeña

Oprime mis caderas contra las suyas y siento su erección profundizarse en mi vagina como nunca antes la había sentido. Pierdo el control de mis deseos y mis caderas trazan círculos sobre su pene. Se sienta quedando sobre él y rápidamente abrazo su espalda con mis piernas aún estando él en mi interior. Muerde mi labio inferior y jadeando susurra

— Me encanta sentirte caliente, así toda apenada pero a la vez excitada.

— Te amo, te amo Aarón — Gimo con un hilito de voz

Embiste suave y delicadamente esta vez y dentro de el momento único que vivo, una incomodidad comienza a asomarse. Siento el cuerpo adormecerse de a poco y comienzo a temer pero intento ocultarlo con una sonrisa mientras el dolor en el pecho comienza a aumentar. Mis ojos se van apagando de a poco y mis movimientos se van pausando y de momento no logro reaccionar a nada. Mi cuerpo cae rendido sobre el suyo y respirar duele, siento que se me va la vida de a poco y no puedo hacer nada.

— Nena, ¿Que tienes? — Pregunta Aarón intentando buscar mi mirada. No respondo y solo de mi garganta salen gemidos llenos de dolor y agonía — Nena, respóndeme por favor. — Sale de mi interior y me recuesta en la cama y lleno de nervio se pone el albornoz y busca en mi bolso mis píldoras del corazón. Me da dos junto a un vaso con agua templada y me ayuda a tomarlas mientras me abraza y besa mi cabeza con amor y ternura. — Estarás bien, conseguiremos un corazón nuevo, ya verás.

Apenas pudiendo recuperar el aliento comento 

— Ni siquiera puedo tener sexo como la gente normal. Perdoname

— Ya, ya no hables y solo descansa. No tienes porqué pedir perdón. Soy feliz a tú lado sin importar tú corazón ni sus defectos. —Toca mi vientre y acariciándolo añade — Por ti, por Camila y este bebé soy capaz de dar mi vida si es necesario.

— No digas eso

— Es la verdad, no lo dudaría ni un instante.

Aún sigo apenada por haber interrumpido así el momento y derramando una lágrima replico

— Hillary tiene razón, no sirvo en la cama, ni como mujer, ni como nada. Ni siquiera puedo tener un corazón sano, no puedo tener un bebé en mi vientre sin complicaciones. Aun no comprendo cómo puedes amar a un desastre.  

Su mirada se torna enojada y mirándome con indigno responde

— Quiero que te quede unas cuantas cosas bien claras. La primera, no quiero volver a escuchar ese disparate, Hillary es una envidiosa que quiere todo lo que tú tienes. En segunda, me enamore desde la primera vez que te vi, me encanta todo de ti, me fascinas eres perfecta, eres la mujer que amo y que deseo a mi lado. Me encanta tu cuerpo, me fascinan tus senos, tu piel, tu forma de hacer el amor, eres mi perdición. Si supieras cuánto tuve que aguantar para esperar a hacerte el amor cuando estuvieras lista, no me creerías. Cada vez que veo tu cuerpo desnudo, me endurezco, me pones duro, como ahora lo estás haciendo. No hay día y noche en que no desee oler tu piel, sueño con que algún día seas mi esposa y lleves mi apellido. Lara, no me interesa nadie más, no me interesa ninguna mujer que no seas tú. Te amo y eso no cambiará jamás en mi corazón. Eres perfecta, eres la mujer que amo y ahora serás la madre de mi hijo. No quiero volver a escucharte menospreciarte como lo has hecho. 

Bajo la mirada y derramo otra lágrima llena de pena. Sus manos rodean mi cuerpo y mientras me llena de caricias habla en mi oído cosas lindas y susurra que le encantaría que el bebé fuera una niña y que se pareciera a mi. Lo menos que deseo es que se parezca a mi.

— No quiero que hagas ningún tipo de esfuerzo. Te quiero relajada, descansado. En nueve meses la empresa para ti no existe. Además de un chófer te contrataré una enfermera que esté al pendiente de ti y mi bebé.

— Te amo, y tengo miedo de que algún día cuando sepas todo de mi, te llegue a causar asco o repugnancia.

— Jamás te tendría asco, nada de tu pasado podría alejarme de ti

— Es que no sabes… yo…

— Ya te he dicho, nada podría alejarme de ti. Ahora, descansa para que bebé y tú estén bien.

Sonrío y llena de ternura susurro

— ¿Puedo dormir contigo? Sé que debes estar aún dolido por la boda pero no soporto que me alejes de ti. 

Su rostro se relaja y acomodándome entre sus brazos suelta un suspiro y apagando la lámpara de noche besa mis labios. Diciendo una vez más que jamás volverá a estar lejos de mi. Cierro los ojos y muy en el fondo de mi ser, anhelo con todas mis fuerzas que así sea.

*****

Han pasado varios días y Aarón ha decidido quedarse a mi lado en España durante todo el embarazo. Ha decidido traer a Camila con nosotros y anda algo intranquilo, se supone que llegará hoy en la mañana y aún no lo han llamado del aeropuerto para recogerla. Camina de lado a lado nervioso y trato de consolarlo pero es imposible, no quiere hablar con nadie y solo desea saber de Camila. Mi móvil suena y al ver que es el investigador aprieto los dientes y tomo la llamada alejada de Aarón.

— Buenas tardes señorita Ivanova

— Espero que me llame para noticias y no para perder el tiempo.

— Le tengo noticias. Quizá no ayude mucho en lo que quiere hacer pero de todos modos me está pagando.

— Le escucho

— El señor que me ha mandado a seguir todo este tiempo fue detenido hace tres días por actos lascivos contra una niña de ocho años. En unos días será sometido a juicio y quizá tenga otra condena tras la que ya tuvo.

— Bien, ahora escuche lo que va a hacer señor Greene, va a pagar la fianza que sea necesaria, hable con Raisa Petrova y dígale que va de mi parte y necesita la cantidad de dinero que haga falta. Haga todo lo posible porque ese hombre quede libre.

Algo confuso inquiere

— ¿Como? Pense que lo quería encarcelado

— Si, lo quiero encarcelado pero en su propio infierno. De eso me encargaré yo, de cada detalle. Una vez esté libre, quiero que lo secuestre y lleve a esa bodega que le he mandado a buscar. Ahí estará nueve meses y quiero que sean un infierno, que cada día que pase, sea una agonía constante para el. Cuando se cumplan los nueve meses, le diré que es lo próximo que tengo preparado para ese sujeto. ¿Me ha entendido?

— ¿Puedo preguntar?

— Diga

— ¿Piensa matarlo?

Su pregunta me pilla por sorpresa. Nada desearía que eliminar a ese infeliz de esta tierra pero sería mucha condescendencia para el. Suelto un suspiro llena de rencor y respondo.

— No hará falta que lo mate, lo hará el mismo eso lo tengo por seguro. Me llama cuando ya lo tenga en la bodega.

— Vale señorita

Termino la llamada y mis pensamientos se tornan oscuros y sombríos. Cada vez que recuerdo a ese hombre mi alma se enegrece, pierde inocencia, pierde sensibilidad. Aarón se acerca y también trae el rostro ido y desconcentrado. Se sienta a mi lado y pregunta

— ¿Quien te ha llamado?

— Raisa, llamaba para saber cómo estoy. ¿Sabes algo se Camila?

— No, me estoy volviendo loco. La aerolínea dice que ese vuelo ya ha llegado a España y no venía ninguna niña llamada Camila Evans en el avión. Camila sigue en Rusia pero Diana no me responde el móvil y en la casa de Mabelle tampoco.

— Quizá ocurrió algo y no ha podido llegar. Ya verás que todo estará bien. 

— Eso espero, porque si le pasa algo a mi niña no sé de lo que sería capaz. 

Levanto su mirada y besando sus labios intento cambiarle el rostro y llenarlo de esperanzas aunque por dentro muera de la angustia, no es casualidad que Camila no haya llegado. Siento que aunque me vaya al fin del mundo Mabelle estará respirandonos la nuca constantemente. Trago saliva y decidida comento

— Volvamos a Rusia por Camila

— No, tu estado es delicado y no haré nada que ponga en riesgo ni a ti ni al bebé.

— Aarón, se trata de tu otra hija. No nos vamos a quedar aquí a esperar que aparezca. Me cuidaré el doble si es necesario. Pero volveremos a Rusia

— Dije no

— ¡Aaron! ¡Cojones te estoy diciendo que nos vamos y punto no te estoy pidiendo permiso!

Me mira con enojo e intimidante niega

— He dicho que te quedas y punto Larabelle Ivanova

— Hago lo que se me da la gana y te voy a acompañar te guste o no ¿como la ves? Me voy a hacer las maletas

— Lara, allá corres peligro

Me giro y sin que me quedé absolutamente nada por dentro respondo entrando a la casa

— He llegado a la conclusión de que en cualquier parte corro peligro mientras Mabelle esté viva y yo tenga este corazón de mierda.  Así que no te preocupes tanto por el hecho de que regrese a Rusia. 

Avanzo hasta la habitación y comienzo a hacer las maletas y nada más de empacar dos o tres cosas ya siento que he corrido un maratón. Me siento en la cama exhausta y terriblemente cansada. Al rato entra Aarón y viendo mi rostro chista enojado

— Apenas puedes moverte, traes aspecto terrible. No puedes estar en Rusia, puedes morir

— Es una decisión tomada Aarón. Mejor ayudame a terminar las maletas

— Ya que no quieres tomar en cuenta lo que yo quiero, al menos déjame estar contigo durante el embarazo. Viviré contigo, tendrás enfermeras y por nada del mundo saldrás sola.

— Vale, si eso te hace sentir mejor, eso haremos.

Continua haciendo las maletas y aunque intento hacerme la fuerte y aparentar que puedo con todo, en realidad siento que cada vez soy más débil, más quebradiza y pronto terminare por quebrarme por completo sin remedio

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