Me Robaste el Corazón

Capitulo 32: Último Adios

Todo me da vueltas. Apenas puedo abrir los ojos. Solo escucho pitar máquinas a mi alrededor y un silencio sepulcral. Abro los ojos lentamente y siento un dolor terrible en mi pecho. Miro y lo tengo lleno de vendas. No comprendo nada, todo está muy confuso en mi cabeza. Veo a Aaron dormido en un sofá y a los pocos me minutos despierta y camina acercándose

— Buenos días nena, ¿Cómo te sientes?

— Cansada pero bien, ¿Que ha pasado?

— Tienes un nuevo corazón. Hace cuatro días te hicieron el trasplante

Sonrío y pregunto

— ¿Corazón nuevo? No entiendo…

— Tuviste un infarto en la casa de tus padres. Tuvieron que trasplantarte de emergencia.

Trago saliva y aún sin entender mucho inquiero

— ¿Quien fue el donador?

— Eso no importa ahora Lara. Lo que importa es que todo ha salido bien y el médico dijo que pasado mañana podremos llevarte a casa. Tus papás quieren verte

Me quedo callada y sin querer decir mas respondo

— Ellos no son mis padres. En todo caso es mi hermano y cuñada por desgracia. No quiero saber nada de ellos ni de Raisa.

— Lara, entiendo tu dolor pero deberías escucharlos. Nadie miente en algo así por gusto.

— Ya he dicho Aarón, no quiero saber de ninguno de los tres. Y quiero irme hoy, no en unos días. Quiero ir a casa con mis niños. 

Acaricia mi cabello y dice que buscará que hacer para hacerlo posible. Se despide con un beso en mi frente y unas enfermeras entra para ver cómo sigo y apenas preguntan cómo me siento. Solo hablan entre ellas sobre algo confuso.

— ¿Has escuchado algo sobre el proyecto de cardiología? — Pregunta una de ellas

— Algo escuche, ese proyecto de órganos artificiales. Ya han hecho el tercer implante de corazón artificial en una mujer que murió hace cuatro días.

Llena de curiosidad las miro y pregunto algo nerviosa

— Disculpen que pregunte, ¿De que hablan? Es que suena algo extraño eso que están diciendo

— El hospital participa en un proyecto investigativo de órganos artificiales. Los órganos son puestos a prueba en pacientes recientemente fallecidos con autorización de los familiares. Hace cuatro días trasplantaron un corazón artificial pero aún la mujer no reacciona.

Asiento con la cabeza

— oh, es algo interesante aunque no deja de sonar raro. 

— Bien, todo contigo está muy bien.  Estás progresando satisfactoriamente

— ¿Quien fue mi donador?

Ambas se miran algo nerviosas

— No lo sabemos, disculpe señorita

Me quedo sola por unas horas y comienzo a desesperarme. ¿Porque no pueden decirme quién me ha donado el corazón? Papá entra a la habitación y mirándolo con enojo le digo que salga pero no me hace caso en lo absoluto.

— Tu y yo tenemos que hablar

— Yo no tengo nada que hablar contigo

— Pues te vas a aguantar. Ya basta de tus berrinches y de creer que la única que sufre en el mundo eres tú. Creí que nunca sería necesario llegar a decirte esto que voy a decirte pero no me das otra opción.