Lorna ladea la cabeza mientras observa, curiosa, caminar al capitán América.
Aunque ya tiene nueve años, aún no descubre porque a veces los adultos caminan como patitos.
Y ellos se niegan a decírselo, sin importar cuanto pregunté.
Frunce el ceño.
Algún día lo descubrirá.
Por ahora se limita a seguir caminando por el jardín tomada de la mano con Álex.