Free Souls | Souls #1 ✔

By caarla3

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Stacey se encontraba en un profundo pozo de depresión después de un trágico suceso ocurrido años atrás. Tenía... More

Sinopsis
Booktrailer
Personajes
Capítulo 1: "Ella"
Capítulo 3: "Chica mala"
Capítulo 4: "Quédate"
Capítulo 5: "Psicópata"
Capítulo 6: "La peor pesadilla"
Capítulo 7: "Secuestro"
Capítulo 8: "John"
Capítulo 9: "Papá"
Capítulo 10: "Cruda realidad"
Capítulo 11: "Protector"
Capítulo 12: "La primera chica"
Capítulo 13: "Celos"
Capítulo 14: "Primera vez"
Capítulo 15: "Increíble"
Capítulo 16: "Día en... ¿Familia?"
Capítulo 17: "Venganza"
Capítulo 18: "Cine"
Capítulo 19: "Propuesta"
Capítulo 20: "La cena"
Capítulo 21: "El baño"
Capítulo 22: "La discusión"
Capítulo 23: "La interrupción"
Capítulo 24: "Leal"
Capítulo 25: "La visita"
Capítulo 26: "La pelea"
Capítulo 27: "La ducha"
Capítulo 28: "Boxeo"
Capítulo 29: "El ganador"
Thank youuu💞
Capítulo 30: "Náuseas"
Capítulo 31: "Mi chica"
Capítulo 32: "¿Embarazada?"
Capítulo 33: "¿Mamá?"
Epílogo
Agradecimientos
Saga Souls
My Soul
100K
Lonely Soul

Capítulo 2: "Rowling"

15.8K 866 155
By caarla3

Me desperté con un objetivo claro en mente: el bar de Tom. Lily estaba en el instituto así que pude salir sin necesidad de dar ninguna excusa. El bar ya estaba cerrado, algunos resacados estaban tirados en el banco de en frente, pero Tom vivía justo arriba, así que subí.

—¡Pero qué grata sorpresa! Mi niña favorita vino a verme —me abrió sus brazos y yo me acerqué. Me envolvió en un cálido abrazo, se sentía realmente bien, me trajo tantos recuerdos... Así que dejé de pensar antes de que mis lágrimas salieran y me centré en mi objetivo.

—Hola Tom —besé su mejilla.

—¿A qué se debe esta visita? —se sentó en el sofá de cuero y golpeó a su lado con la mano indicándome que me sentara—. ¿Qué quieres tomar?

—No, no te preocupes, seré breve —me miraba confundido pero sonriente-. Quiero trabajar en tu bar —su sonrisa se fue en un instante.

—Stay... Yo... No puedo dejar que hagas eso. Tu padre no querría eso para ti. Lo sabes —agachó su cabeza y tomó mi mano, acariciándola.

—Tampoco querría lo que hago ahora. Tom, yo voy a seguir haciendo lo mismo, con tu ayuda o no, pero con tu ayuda... Me irá un poquito mejor —sonrió negando con la cabeza.

—Está bien, está bien —juntó sus manos pidiendo perdón y miró al cielo—. Que conste que solo lo hago porque sé que cobrarás mejor.

—Al menos en tu bar no son tan viejos —una sonrisa socarrona se formó en mi rostro.

—Desde luego. Igual tienes suerte si alguno del club quiere contigo —sonrió mientras subía y bajaba las cejas. Tratábamos de quitarle hierro al asunto.

—¿El club? ¿Qué club? —no tenía ni idea de qué me hablaba.

—Free Souls. Siempre están en mi bar.

—¿Free Souls? Vaya... —pues sí que sería suerte, sí—. Muchas gracias Tom, te quiero —besé su mejilla y me fui dando saltitos.

Evidentemente no estaba contenta por esto, no me gustaba este trabajo, pero ahora no estaría rodeada de viejos verdes que están hasta arriba de pastillitas azules y cobraría un poquito mejor. No tendría que venderme en una esquina y si tenía suerte nadie iba a querer acostarse conmigo, simplemente tenía que bailar y eso me encantaba.

De camino a casa una ruidosa moto se paró a mi lado.

—¿No sabes lo peligroso que es este barrio? —continué mi camino sin prestarle atención—. Niña, te estoy hablando —me volteé a verlo. No tenía la menor idea de quién era, pero... era guapísimo.

—Sí, lo sé, pero...

—¿Pero qué? —frunció el ceño.

—Pero me da igual —levanté los hombros y seguí mi camino, pero él me detuvo agarrando mi mano.

—Hazme caso, niña. Vamos conmigo —señaló con la cabeza indicando que me subiera a su moto.

—¿Qué te hace pensar que me voy a subir a la moto con un desconocido? —reí mientras él negaba con la cabeza.

—¿Prefieres que te secuestren y te violen? —acarició su barbilla.

—¿Y quién me dice que no lo vas a hacer tú? —lo dejé pensando unos segundos.

—Mira, niña, con ese culo me dan ganas. Igualmente, si tú quieres no es violación, y sé que tú quieres —acercó su mano para acariciar mi pelo pero yo lo frené.

—No te creas tanto —me dispuse a irme pero volví a abrir la boca cuando me di cuenta de que me faltó un pequeño detalle—. Cerdo.

—Allá tú, niña —le mostré mi bonito dedo de en medio y oí su ruidosa moto alejarse. Por fin. Malditos babosos.

Cuando llegué a casa me encontré a Lily sentada en el sofá, viendo telebasura. Me miraba con los brazos cruzados y muy seria.

—¿Se puede saber dónde estabas? —se puso de pie con sus brazos cruzados y alzó su ceja izquierda.

—¿Se puede saber qué haces aquí? —me acerqué a ella y repetí su gesto.

—Me encontraba muy mal, tuvo que ir Daniel a buscarme porque tú pasaste de mí —me señaló con el dedo culpándome tratando de intimidarme. Jovencita...

—Lo siento, ¿qué te pasa?

—Me duele la tri... ¿Dónde estabas?

—No me controles —me burlé—. Fui a saludar al tito Tom —no era nuestro tío, pero como si lo fuera. Prácticamente era nuestro padre. Ella sonrió.

—Ya me podrías haber llevado —se quejó y yo alcé mis cejas.

—Es que tú, señorita, deberías estar en clase —esta vez la señalé yo con mi dedo índice.

—¿Me invitas a una pizza? —me mostró una sonrisa grande, se le veían todos los dientes, yo abrí mis ojos y me indigné.

—¿Pero a ti no te dolía la tripa? —ella rió tímidamente.

—No hay nada que una buena pizza no cure —me miró con su cara angelical y me convenció.

—Vamos, anda, escaqueada —pasé mi mano por su hombro, cogí las llaves que estaban encima de la mesa y nos fuimos a la pizzería más cercana.

(...)

Llegué al bar de Tom con el único deseo de que nadie quisiera follar conmigo. Fui vestida normal, Tom me dijo que ahí tenía vestuario y podía coger lo que quisiese. El bar tenía todas las paredes pintadas de rojo, las luces estaban oscuras, solo estaba iluminado el escenario donde habían tres chicas bailando en la barra con todos los borrachos babeando a sus pies. A la izquierda había un largo pasillo que daba a las habitaciones, habían habitaciones suficientes para que todos disfrutaran, y si no las hubieran, disfrutarían igual. Obviamente no se iban a quedar ellos sin su placer diario. Faltaría más. a la derecha se encontraba el vestuario, desde fuera logré visualizar a algunas chicas. Mis compañeras... Cerca del escenario estaba la barra y detrás de ella dos camareras a las cuales no paraban de coquetear y ellas no paraban de servir cervezas.

—Hola, cariño —Tom me dio un fuerte abrazo, yo le correspondí.

—Hola, Tom, gracias —sonreí.

—Ahí tienes todo lo que necesites —señaló al vestuario—. Todo es muy corto, pero coge lo más ancho que encuentres. No soportaría ver a los cerdos estos babosear contigo. Seguro las demás habrán cogido ya lo más corto que haya —me susurró en mi oído y alzó los hombros, yo asentí y me adentré en el vestuario.

Habían muchas chicas vistiéndose con trajes muy cortos. Se les veía hasta el alma.

—Hola, nena —una de ellas se me acercó con una dulce sonrisa—. Me llamo Megan, puedes llamarme Meg, bienvenida.

—Muchas gracias. Stacey, puedes llamarme Stay —le estreché mi mano pero ella con mucha confianza me dio un abrazo. Cuando nos separamos me guiñó el ojo y salió afuera. Se subió al pequeño escenario y empezó a bailar en la barra. Todos los chicos gritaban y le pedían que se desnudara.

Mis piernas empezaron a temblar cuando vi lo que me esperaba, todos babeando por mi y tocándome todo lo que quisieran.

Empecé a cambiarme dentro del baño, algunas me miraron raro pero me daba vergüenza cambiarme delante de todas, no las conocía.

Pues te desnudas con cualquiera que te ofrezca 100 dólares. Sí, ya lo sé, y no estoy orgullosa de eso... ¡Cállate!

Me puse lo más ancho que encontré, como Tom me dijo, pero lo más ancho seguía mostrando hasta mi alma.

Me asomé cuando oí fuertes ruidos fuera. Venían entrando tres chicos, todos altos, fuertes, tatuados y guapísimos. Ahí se encontraban, los más importantes de Free Souls. Detrás de ellos apareció un cuarto chico, no me sonaba que fuera del club. Todos gritaban emocionados. Hasta que me fijé bien y supe quién era. El cerdo de esta mañana. ¡Lo que me faltaba! Otra chica se asomó al lado mío y mordió su labio inferior cuando vio al cerdo.

—¿Quién es ese? —le pregunté. Ella me miró boquiabierta, luego rió.

—Chica, ¿tú en qué mundo vives? —levanté mis hombros—. Es Ethan Rowling, el deseo de todas las nenas —me guiñó el ojo—. Es el hermano de esos tres —señaló a los que entraron delante de él, a los cuales ya conocía. No sabía que los Rowling tenían un cuarto hermano. Sí, se ve que hay muchas cosas que no sabes. ¡Cállate!— Acaba de entrar al club.

—¿Por qué? —fruncí el ceño.

—Pues ni idea chica, acércate y pregúntale, aunque dudo que te responda. Lo más probable es que te mande a tomar por culo, o ponga una bala en medio de tu cabeza —guiñó y salió afuera. Corrió a saludarles como una auténtica zorra, ellos babeaban.

Me armé de valor y decidí salir, no podía quedarme en el vestuario toda la noche, Tom me despediría. Miré al cielo y rogué porque nadie baboseara conmigo.

—Hey, ¿tú eres Stacey? —uno de los Rowling me dirigió la palabra. Brad. Brad Rowling. Casi me derrito.

—Sí... —respondí tímidamente.

—¿Eres nueva aquí, verdad? —ahora intervino otro de los hermanos. Creo recordar que se llama Adam, el menor de todos. El cerdo de esta mañana se quedó mirándome unos segundos, cuando me reconoció se acercó.

—Anda, pero si tú eres la niñata de esta mañana —todos los demás lo miraron confusos.

—Y tú eres el cerdo de esta mañana —me miraron sorprendidos ante lo que había dicho y él me miró con furia. Luego rió.

—Me alegro de que volvamos a vernos, muñequita —se acercó a acariciarme el pelo, pero otra vez lo frené—. Mala idea la tuya de meterte aquí, ahora tendrás que hacer lo que yo quiera —susurró en mi oído, sonreí falsamente, me di la vuelta y me subí al escenario.

Se puso lo más cerca que pudo de mí, empezó a tocarme, yo trataba de alejarme pero me pedía que volviera. ¡Qué fastidio!. Tenía que obedecer sus órdenes como una maldita sumisa. Al fin y al cabo, trabajaba para ellos.

—Hey, ¿te la pides tú o me la pido yo? —estaba lo suficientemente cerca para escuchar la pregunta de Brad a Ethan.

—Déjala para mí, al menos esta noche —me sonrió con sorna, yo rodé los ojos—. Mañana te la dejo a ti, ¿vale? —golpeó levemente su espalda con la mano y me la tendió para ayudarme a bajar del escenario. Obviamente la ignoré, bajé yo solita y lo seguí hacia una de las habitaciones. Miré hacia atrás y me encontré con la mirada de Tom, que me miraba con preocupación. Yo levanté mis manos y volví a girarme, siguiendo al maldito cerdo que encima me metía prisa.

¿Cómo eran capaces de hacer esto? Compartirse a las mujeres de unos a otros, entre hermanos. ¿No les daba ni un poquitín de asco ni de respeto?

—¿Por qué haces esto? ¿No se supone que me odias? —me miró fijamente a los ojos. Quedé hipnotizada con esos ojos verdes, ni siquiera había tenido tiempo para fijarme.

—¿Por qué iba a odiarte? —me besó el cuello.

—Por lo de esta mañana —rió.

—Precisamente por eso lo hago. Tienes cara de buena, supongo que esto no te gusta.

—¿A qué te refieres? —lo miré confusa y él se levantó.

—A tu trabajo, a este mundo —señaló a su alrededor—. No es un mundo para las niñitas. No eres como las demás putas, por eso lo hago, para que sufras, aunque follar conmigo es un placer.

—Claro, menudo placer —dije irónicamente.

—Oye, niña, no voy a follar contigo, ¿vale? —se giró dispuesto a irse.

—Entonces, ¿por qué me eliges? Si tu hermano me quería elegir —me miró y se fue, ignorándome completamente.

Me asomé y lo vi irse con otra de las putas. La misma que antes me había hablado de él y babeaba por él. Me quedé ahí unos minutos, mirando a la nada, hasta que finalmente opté por salir. No podía quedarme encerrada toda la noche. Se supone que debía trabajar.

Por suerte el resto de la noche estuvo tranquila, ellos disfrutaban con otras putas, yo charlaba con algunos, pero nadie quiso conmigo. Cuando alguien se me insinuaba, Ethan los fulminaba con la mirada haciéndolos temblar, y me dejaban en paz. Yo no entendía nada.

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