Capítulo 2: "Rowling"

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Me desperté con un objetivo claro en mente: el bar de Tom. Lily estaba en el instituto así que pude salir sin necesidad de dar ninguna excusa. El bar ya estaba cerrado, algunos resacados estaban tirados en el banco de en frente, pero Tom vivía justo arriba, así que subí.

—¡Pero qué grata sorpresa! Mi niña favorita vino a verme —me abrió sus brazos y yo me acerqué. Me envolvió en un cálido abrazo, se sentía realmente bien, me trajo tantos recuerdos... Así que dejé de pensar antes de que mis lágrimas salieran y me centré en mi objetivo.

—Hola Tom —besé su mejilla.

—¿A qué se debe esta visita? —se sentó en el sofá de cuero y golpeó a su lado con la mano indicándome que me sentara—. ¿Qué quieres tomar?

—No, no te preocupes, seré breve —me miraba confundido pero sonriente-. Quiero trabajar en tu bar —su sonrisa se fue en un instante.

—Stay... Yo... No puedo dejar que hagas eso. Tu padre no querría eso para ti. Lo sabes —agachó su cabeza y tomó mi mano, acariciándola.

—Tampoco querría lo que hago ahora. Tom, yo voy a seguir haciendo lo mismo, con tu ayuda o no, pero con tu ayuda... Me irá un poquito mejor —sonrió negando con la cabeza.

—Está bien, está bien —juntó sus manos pidiendo perdón y miró al cielo—. Que conste que solo lo hago porque sé que cobrarás mejor.

—Al menos en tu bar no son tan viejos —una sonrisa socarrona se formó en mi rostro.

—Desde luego. Igual tienes suerte si alguno del club quiere contigo —sonrió mientras subía y bajaba las cejas. Tratábamos de quitarle hierro al asunto.

—¿El club? ¿Qué club? —no tenía ni idea de qué me hablaba.

—Free Souls. Siempre están en mi bar.

—¿Free Souls? Vaya... —pues sí que sería suerte, sí—. Muchas gracias Tom, te quiero —besé su mejilla y me fui dando saltitos.

Evidentemente no estaba contenta por esto, no me gustaba este trabajo, pero ahora no estaría rodeada de viejos verdes que están hasta arriba de pastillitas azules y cobraría un poquito mejor. No tendría que venderme en una esquina y si tenía suerte nadie iba a querer acostarse conmigo, simplemente tenía que bailar y eso me encantaba.

De camino a casa una ruidosa moto se paró a mi lado.

—¿No sabes lo peligroso que es este barrio? —continué mi camino sin prestarle atención—. Niña, te estoy hablando —me volteé a verlo. No tenía la menor idea de quién era, pero... era guapísimo.

—Sí, lo sé, pero...

—¿Pero qué? —frunció el ceño.

—Pero me da igual —levanté los hombros y seguí mi camino, pero él me detuvo agarrando mi mano.

—Hazme caso, niña. Vamos conmigo —señaló con la cabeza indicando que me subiera a su moto.

—¿Qué te hace pensar que me voy a subir a la moto con un desconocido? —reí mientras él negaba con la cabeza.

—¿Prefieres que te secuestren y te violen? —acarició su barbilla.

—¿Y quién me dice que no lo vas a hacer tú? —lo dejé pensando unos segundos.

—Mira, niña, con ese culo me dan ganas. Igualmente, si tú quieres no es violación, y sé que tú quieres —acercó su mano para acariciar mi pelo pero yo lo frené.

—No te creas tanto —me dispuse a irme pero volví a abrir la boca cuando me di cuenta de que me faltó un pequeño detalle—. Cerdo.

—Allá tú, niña —le mostré mi bonito dedo de en medio y oí su ruidosa moto alejarse. Por fin. Malditos babosos.

Free Souls | Souls #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora