Million Dollar Man » Harry St...

By harryscinnamon

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❝ Tienes el mundo entero a tus pies, pero... ¿Cuál es el precio de ello? ❞ [ Advertencias: este fanfic puede... More

Sinopsis
Prólogo
I
II
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII
XXXIII
XXXIV
XXXV
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
Epílogo

III

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By harryscinnamon

No estaba del todo consciente cuánto tiempo había transcurrido desde mi llegada a la mansión, en realidad, había perdido la cuenta más o menos desde el tercer día. Sin embargo, apostaba porque ya llevaba una semana encerrada en ese lugar. Desde entonces, mi vida se había convertido en una predecible y aburrida rutina. Cada mañana, Trudy llegaba a mi habitación para preguntarme si bajaría a desayunar con el señor Styles, a lo que siempre respondía negativamente. Desayunaba en mi cuarto, me duchaba, me vestía, leía alguna de las novelas que se encontraban en el librero, y en eso se me pasaba la hora hasta el almuerzo, cuando regresaba Trudy o Lorenzo con una bandeja repleta de comida que generalmente nunca podía acabar. Luego podía permitirme continuar mirando el techo, pintándome las uñas o qué sé yo. No había mucho más que hacer, y tampoco contaba con mi celular como para tener comunicación con el mundo exterior -habría apostado mi vida a que Harry le había pedido a Trudy que me lo quitara-. Definitivamente, mi máxima entretención era cuando la ama de llaves se quedaba conversando conmigo, y lo agradecía de sobremanera. Era bueno encontrar a alguien agradable con quien charlar en esa desesperante cuarentena.

Sí, desesperante, jodidamente desesperante. Tanto así que ya comenzaba a perder los estribos. No lograría seguir viviendo de esa forma; limitándome a permanecer encerrada en el mismo cuarto. Empezaba a considerar seriamente que quizás era tiempo de dar a torcer mi brazo, de ceder un poco ante los caprichos del estúpido de Harry, ya que durante esos días él me había dejado muy en claro que él no lo haría.

De este modo, esa mañana en particular, me levanté una hora antes de que Gertrudy llegara a mi habitación. Me duché, cogí un vestido veraniego junto con una chaqueta de mezclilla y unas bonitas sandalias. Puse mi mejor cara, y esperé a que la mujer llegara. Cuando entró, pareció sorprenderse de verme despierta tan temprano. La verdad es que durante esos días creía haber dormido todas las horas que me habían hecho falta en mi vida.

-¿Va a desayunar con el señor Styles? -preguntó, con un leve atisbo de esperanza en sus ojos.

-Claro, Trudy -respondí con toda naturalidad, sorprendiéndola con el acto. Sus grandes ojos parecieron abrirse aún más debido a la sorpresa. Sin decir una palabra más, la mujer salió rápidamente para ir a avisarle a Harry, dejándome a solas en mi habitación, y por primera vez en días, con la puerta absolutamente abierta y sin seguro alguno que pudiese impedirme salir.

¿Podía hacerlo?... Sí, por supuesto que podía. ¿Qué era lo peor que podía suceder? Perderme, seguramente. Mas, al lado de la posibilidad de encontrar la puerta de entrada y escaparme de una vez por todas, eso solamente era un insignificante detalle.

Finalmente, salí del cuarto, y me dediqué a recorrer los pasillos en búsqueda de las escaleras de mármol que guiaban a la primera planta. Caminé y caminé durante lo que me parecieron una eternidad de minutos, sin obtener resultados positivos.

-Mierda, jodida e inmensa mansión... -mascullé, perdida en otro de los tantos pasillos. Cada rincón era igual al anterior, era extremadamente fácil confundirse.

Entonces, escuché un ruido, me volteé para observar desde dónde provenía. Al no ver nada tras de mí, me dispuse a seguir caminando, o eso hasta que algo chocó conmigo, haciéndome caer al piso. "Mierda" murmuré desde abajo.

-Cuidado con esa boca -me advirtió una voz familiar, una voz que no sabía si me daba gusto escucharla o no.

Alcé la vista encontrándome con Harry, a quien por primera vez lo veía vistiendo de la manera más casual posible. Una camisa roja a cuadros, con unos pantalones negros ajustados como siempre, y unas botas marrones con las puntas gastadas. Sí, se veía completamente diferente, pero jodidamente guapo.

Estiró su mano para ayudar a ponerme de pie. De mala gana, la acepté y me impulsé para pararme.

-Así que estabas tan emocionada de desayunar conmigo que no te pudiste contener y me viniste a buscar, ¿Eh?

¿Había olvidado acaso el tamaño de su ego? Me parecía increíble que durante un momento así hubiese sido. De cualquier forma, él mismo se encargó de recordármelo.

-Estaba buscando las escaleras -dije, incapaz de observarlo fijamente. Me sentía muy avergonzada, es decir, me había descubierto en medio de mi mediocre plan de escape. Una humillación más para la lista.

-En ese caso, ven, baja conmigo -replicó, esbozando su amplia, perfecta e irritante sonrisa, para luego posar una de sus manos en mi espalda baja y caminar conmigo, abrumando así todos mis pensamientos solamente con su tacto. No podía concentrarme en otra cosa que no fuese el calor que irradiaba su mano posada ahí en mi espalda. Agradecí infinitamente que no quisiera entablar una conversación, porque de seguro que no hubiese podido soltar más que palabras incoherentes, y habría terminado avergonzándome una vez más frente a él.

Recorrimos así un par de pasillos más antes de encontrar las escaleras. Aparentemente, había pasado de largo de estas y ni cuenta me había dado. Bajamos y llegamos al comedor, ese mismo donde había tenido lugar nuestra última discusión días atrás.

Al igual que en nuestro primer y único desayuno que habíamos compartido, Harry se encargó de correrme la silla para después tomar asiento en la cabecera de la mesa. Todo lucía apetitoso, y a diferencia de la vez anterior, esta vez me importaba una mierda compartir mesa con Styles. Me sentía afortunada con tal de salir unos cuantos metros lejos de mi cuarto.

Comimos en silencio, ni él ni yo hablábamos. Aunque de tanto en tanto sentía sus orbes esmeralda posándose encima mío, mas no hice comentarios al respecto.

En eso, nuestro muy interesante desayuno -nótese el sarcasmo- fue interrumpido por unos gritos femeninos que iban acercándose hacia donde nos encontrábamos.

-¡Señor Styles, la señorita Navah desapareció!, ¡Ya no está en su habit...! -era Gertrudy, quien parecía haber corrido una maratón hacia el comedor. De inmediato se silenció al verme ahí sentada con él. Su rostro demostraba entre una sensación de alivio y decepción-. Oh, olvídenlo. Les traeré café.

Le sonreí tímidamente. De seguro que debía haberme buscado en toda la mansión. Esperaba que me perdonara, era la única persona con la que realmente podía conversar dentro de esa prisión.

Una vez que terminé de desayunar, me dispuse a ponerme de pie, recibiendo desde ya una mirada interrogativa de Harry.

-Eh... Yo... Volveré a mi habitación -murmuré, nerviosa, y él sonrió, como si mi comentario le causara gracia.

-¡Trudy! -llamó a la ama de llaves. Fruncí el ceño, y él pudo notar mi confusión, por lo que frente a ello dijo-: Navah, no soy ningún idiota. No creas que volveré a darte la oportunidad de que escapes.

"Mierda". Claro que me había descubierto.

-Como digas -dije con un hilo de voz. Una vez que Trudy llegó con nosotros, empecé a caminar delante de ella, siendo escoltada al encierro de mi cuarto.

(...)

Cerré Cumbres Borrascosas en cualquiera fuese la página en la que me encontraba. Estaba harta de leer una y otra vez la maravillosa historia de Heathcliff, Catherine y Edgar. Nuevamente había pasado toda la tarde encerrada en ese cuarto leyendo libro tras libro. Necesitaba salir, respirar.

Miré la hora en el reloj de pared, sintiendo alivio al percatarme de que en tan solo diez minutos se suponía que Trudy aparecería con la cena. Y así fue, diez minutos después, tan puntual como siempre, Trudy entraba con una bandeja de comida entre sus manos. Ni siquiera hambre tenía, tan solo quería salir del ahogo constante en que me encontraba.

-No, Trudy, no cenaré hoy -dije de inmediato, ella me observó confundida-. Necesito hablar con el señor Styles, ¿Sabes donde está?

-Está en su estudio -respondió, algo temerosa. Probablemente debía notárseme a kilómetros la molestia y desesperación que sentía en ese momento. Me hubiese gustado que supiera que no iba a descargarme con ella-. Sígame, yo la llevaré hasta ahí.

Seguí a la mujer de baja estatura por los pasillos, tratando de memorizar el camino. Izquierda, derecha, derecha, hasta llegar a la primera puerta. Muy bien, eso no había sido tan difícil.

-Permítame ir a avisarle al señor Harry que... -pasé de largo de Trudy y yo misma abrí la puerta. No necesitaba un anuncio, podía hacerlo sola.

A grandes zancadas, me interné en un cuarto de paredes recubiertas en madera, con grandes sillones recubiertos con un elegante rojo, otra de las tantas lámparas de araña colgaba del techo, más allá se divisaba un mini-bar, y al centro, un enorme escritorio, repleto de papeles, donde se encontraba Styles leyendo algunos mientras hacía anotaciones en otros. Alzó la vista hacia mí, absolutamente extrañado de verme ahí. Se llevó el vaso de whiskey que yacía en la mesa hacia sus labios. Estaba segura de que se estaba preguntando cómo diablos había dado con su lugar.

-¿Qué ocurre, Navah?, ¿Qué estás...? -no permití que finalizara su pregunta. No iba a escucharlo, al contrario, él iba a escucharme a mí.

-Hasta cuándo, Harry -espeté, él solamente me miró aún más confundido-. Dime hasta cuándo mierda es que me vas a tener encerrada en este inmundo lugar.

-Cuidado con esa boca, Navah -mierda, cómo detestaba que me dijera cómo debía hablar-. Y si tanto quieres saber, estarás encerrada hasta que aprendas a comportarte.

-¿Qué crees que acaso soy una clase de perro domesticable? -el sarcasmo escapaba de mi garganta sin siquiera quererlo.

Harry se levantó de su silla, sin soltar su vaso, y se acercó hacia mí, tal vez demasiado. ¿Qué acaso este hombre no conocía el concepto de "espacio personal"?

-De seguro que si se tratara de un perro, esto no sería tan difícil -se burló, con una divertida sonrisa, antes de beberse el resto del whiskey. Dejó el vaso sobre el escritorio de un solo golpe.

-¡Eres exasperante! -chillé, como si estuviese haciendo una rabieta. Pero no, esto no era una rabieta, era mucho más que eso.

-Habla por ti misma -él no alzaba su voz, estaba absolutamente tranquilo.

-Harry, si no me dejas ir te juro que... -esta vez fui yo quien no pudo continuar hablando.

-Si no te dejo ir qué, ¿Eh? Anda, Navah, ¿Qué vas a hacer? Amenázame. Demuéstrame lo mejor que tienes, saca las armas pesadas -se estaba burlando, sabía que no tenía nada con qué joderlo, sabía que no tenía cómo hacer que me soltara. Ante mi silencio, volvió a hablar-: ¿Qué no estás mejor en este lugar que antes?

-¿Mejor? ¡Claro que no! Harry, me tienes encerrada en una habitación, mientras que la única persona que parece realmente interesarse por mí es Gertrudy. ¿Te parece eso una buena vida?

-Si no me dejas acercarme a ti, tendrá que seguir siendo de esa forma. Además, ¿Quién mierda te espera afuera? Nadie, muñeca. Y tú lo sabes -traté de ignorar la sorpresa que surgió en mí al escucharlo decir la palabra "mierda".

Sin aguantarlo más, me di media vuelta, e intentando recordar el camino, regresé a mi cuarto para encerrarme y, al igual que el resto de los días, terminar llorando en silencio en medio de mi frustración.

Lo que no me esperaba, era que a los pocos minutos, Harry entrara a mi habitación y se sentara junto a mí en mi cama. Alcé mi mano para secarme las lágrimas, pero él se me adelanto, secándolas con el dorso de su mano. Me pareció un gesto extremadamente íntimo, y que a pesar de todo se lo permití.

-No llores, ¿Si? -me pidió. Traté de obedecerle, básicamente porque me avergonzaba llorar frente a la gente.

Soltó un sonoro suspiro, sin dejar de observarme. Creo que no era la única que se sentía frustrada en ese momento.

-Nena, lo único que quiero es enseñarte el mundo desde otra perspectiva... -me dice, y yo no hago más que mirarlo-. Necesitaba sacarte de ese lugar, una chica como tú no necesita andar exhibiéndose de esa forma para obtener lo que quiere -no dije nada, me mantuve en silencio-. Permíteme acercarme, mostrarte lo que te has estado perdiendo, las cosas que podrías tener, y sobretodo, déjame conocerte y conóceme.

-Yo... -¿Yo qué?, ¿Qué mierda le iba a decir?

-Ya no tienes nada que perder, ¿O me equivoco? -aquella pregunta me había generado un desagradable nudo en la garganta. Era tan patética.

-Harry... Tú me compraste -fui capaz de decir. Me había comprado creyendo que eso me haría suya. ¿Cómo podía darle una oportunidad a alguien que pensaba en mí como un mero objeto?

-Por un precio que jamás habría sido suficiente como para aproximarse a tu verdadero valor. Lo sé -vaya, eso no me lo esperaba-. Jamás podría entregarte un valor monetario, muñeca, porque simplemente no lo tienes. Pero olvídate de eso, olvídate de ese detalle. Salgamos, conozcámonos, seamos un chico y una chica normal teniendo una estúpida primera cita propia de una comedia romántica.

Sonreí ante su último comentario. Este tipo estaba levemente obsesionado conmigo, estaba totalmente segura de eso.

-Tú no eres normal, Harry... Eres... Eres brillante, misterioso y explosivo -confesé. Durante esos días, esa había sido la imagen con la que había terminado percibiendo a Styles.

-Bueno... Tú tampoco eres precisamente la chica más tradicional que he conocido -de acuerdo, en menos de cinco minutos ya me había robado dos sonrisas, sus esfuerzos estaban dando frutos-. Tan solo, dale una oportunidad. Intentémoslo.

Y por un segundo, realmente creí que tal vez esa fuese la única manera de salir de ahí; permitiéndole conocerme un poco, dejando que se decepcionara conmigo para que así simplemente se aburriera y me liberara.

-De acuerdo, Harry. Intentémoslo -respondí, finalmente. Inconsciente de que conocerlo a él no sería más que darle mi propia autorización para convertirse en mi más grande perdición.

Nota de la Autora: Salió largo, ¿No? Ah, espero que disfrutaran del capítulo y me cuenten qué tal les pareció :). Y bueh, al igual que siempre, muchas gracias por votar, leer y comentar. Son lo máximo, ¡Aún no puedo creerme que el capítulo anterior superara los 200 votos! Muchas gracias :) de verdad, ustedes son mi inspiración.

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