Gruvia. Una gota de amor en u...

By Suta1529

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La desesperación te puede llevar a cometer los peores errores y Gray aprendió esto de la peor forma posible... More

Capítulo 1 ❅¡Me arrepiento!❅
Capítulo 2 ❅Confusión y dolor❅
Capítulo 3 ❅Todo es tu culpa❅
Capítulo 4 ❅Tomaré todo de ti❅
Capítulo 5 ❅Marcas de culpabilidad❅
Capítulo 6 ❅Posesión❅
Capítulo 7 ❅Sueños Placenteros❅
Capítulo 8 ❅Placentera Realidad❅
Capítulo 9 ❅Primer Golpe❅
Capítulo 11 ❅Asesino❅
Capítulo 12 ❅Desenlace Agonizante❅ <<FINAL>>
❅EPÍLOGO❅

Capítulo 10 ❅Sangre❅

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By Suta1529

–Vamos Juvia, come un poco –le pidió Lucy a Juvia por décima vez desde que ella llegó al gremio. ¿Por qué tanta insistencia? Ni que Juvia no hubiera comido nada en días. Bien, admito que no la he visto comer pero supongo que en algún momento lo hace, ¿verdad? Quizá esté más pálida de lo normal pero seguramente es cansancio. Con dormir un poco se le pasará.

–Juvia no tiene hambre Lucy-san –repitió Juvia. Miré de soslayo a Juvia y traté de encontrar la marca que mi golpe le había dejado. Por suerte no había nada, el primer golpe se había quitado finalmente.

Ese día salí corriendo de mi propia casa luego de golpearla y terminé descargando mi rabia contra una inmensa piedra. Aún me duelen los nudillos por el desastre que causé, cuando regresé con Juvia ella parecía como si nada hubiese pasado por lo que, al igual que ella, no comenté nada y el asunto quedó olvidado. No regresó al gremio en un par de días mientras el morado se iba, pero si yo la llamaba en la noche con la lacrima de comunicación, ella llegaba en seguida para complacerme un poco.

¿Por qué la había golpeado?

Esa pregunta seguía en mi cabeza. Quizá no quisiera recordar el asunto pero una razón debía de existir para haber hecho lo que hice, y luego de pensar mucho en ello llego siempre a la misma conclusión. No quería escucharla pidiendo algo para ella. No quería saber que ella necesitaba algo de mí porque no tenía intención de complacer lo que quería. Me bastaba con estar satisfecho yo.

La rutina continuó por unas semanas y cuando el color desagradable en su mejilla desapareció, ella regresó al gremio. Ahora las chicas parecían querer estar todo el tiempo con ella y esto solamente lograba molestarme. ¿En dónde quedaba mí tiempo con ella? Estaban tan encima de Juvia que no había oportunidad para que ella y yo estuviéramos juntos. Joder.

– ¿Por qué no vamos todas a una misión? –propuso Erza y por la mirada que me dirigió supe que quería alejarla de mí. Chasqué la lengua y olvidé toda discreción para luego acercarme a Juvia y tomarla del brazo alejándola de ellas.

–Juvia, necesito hablarte un momento –no me detuve a verla para ver si asentía o no, pero ya que no opuso resistencia continué mi camino.

– ¡Oye Gray! ¡No te la lleves así! –gritó Cana.

–Está bien, Juvia irá con Gray-sama –le respondió Juvia y no pude evitar sonreír por saber que siempre seria su primera elección

– ¿Te irás de misión? –le pregunté cuando finalmente estuvimos fuera del gremio y lejos de cualquiera que pudiera escucharnos. Ella se encogió de hombros y apartó la mirada.

–Suena divertido. Hace mucho que Juvia no sale de misión con las chicas –se justificó. Así que quería ir, pero ¿qué sucedería conmigo en ese tiempo? Escuché un quejido de su parte y al notarlo me di cuenta de que mi mano seguía sosteniendo su brazo y que ahora yo lo apretaba con fuerza, a pesar de notarlo, sentí que no podía aflojar mi fuerza.

–No quiero que vayas –le dije firmemente.

–Pero...Juvia quiere ir. Juvia quiere divertirse con sus amigas –torcí la boca, ¿qué había pasado con que yo sería siempre su primera opción?

–Bien, vete pero luego no quiero verte cerca de mí nunca más –mi anuncio pareció dejarla fría pues dejó de quejarse por el dolor en su brazo y simplemente me miró desconcertada. Finalmente liberé su brazo y le di la espalda.

–Gray-sama... –sus palabras se atascaron en su garganta y volví a sonreír. Me gustaba cuando no podía hablar.

– ¿Qué estás esperando? Vete ya. No quiero verte –el silencio se prolongó demasiado y más de una vez estuve tentado a girar para ver cuál era su expresión.

–Juvia no irá a la misión con las chicas –dijo finalmente y sonreí satisfecho. Giré para verla a la cara, y me acerqué. Ella tenía la cabeza abajo, miré sobre mi hombro por si alguien nos observaba y al comprobar que estábamos solos, le levanté el mentón con una mano y con la otra tomé con fuerza su cintura para pegarla por completo a mi cuerpo.

– ¿Estás segura? Es tu decisión, no quiero que piensen que por mi culpa no quieres ir con ellas –me acerqué a sus labios pero no llegué a tocarlos, esperando su respuesta.

–Juvia...Juvia está...segura –dijo finalmente luego de tartamudear un poco.

–Bien, si tú lo dices –y finalmente tomé con fuerza su boca. La besé con cierto desenfreno pero teniendo cuidado de no excitarme demasiado. Tampoco es que quisiera hacerle el amor en plena calle. Se aferró a mí mientras respondía el beso con la misma intensidad que yo. Algo bueno estaba resultando de todo esto, quizá ambos comenzamos siendo inexpertos en este tema del sexo, pero poco a poco ella aprendió todo lo que yo quería para complacerme y yo aprendí a sacar su lado más salvaje para que la acción fuera simplemente perfecta.

Finalmente nos separamos, volvimos a mirar que nadie nos hubiera visto y luego entramos al gremio, yo con una sonrisa de placer en el rostro y ella con la cabeza abajo para ocultar su sonrojo. Supongo que ella si no pudo evitar excitarse un poco.

–Finalmente Juvia. Creímos que se habían ido a algún lugar a hacer quien sabe que –comentó con burla Cana –Entonces dinos, ¿vamos a la misión? –Juvia enredó sus dedos con nerviosismo y negó con la cabeza.

–Juvia no irá a la misión, prefiere quedarse. Juvia quiere descansar unos días –vi como Cana se encogía de hombros como si lo entendiera, pero Lucy y Erza resoplaron con indignación.

– ¿Estás segura de que no quieres ir? Te veías emocionada cuando lo mencionamos –la confrontó Lucy. Bien, yo no tenía nada más que hacer ahí pero igualmente quería escuchar la conversación, por lo que me senté en una mesa cercana.

–Juvia lo pensó mejor y piensa que prefiere descansar –Lucy suspiró con desaliento.

–Al menos dime que es tú decisión y no que alguien eligió por ti –miró acusatoriamente hacia mi mesa y no pude evitar enojarme con ella. ¿Por qué debía intervenir tanto entre lo que pasaba entre Juvia y yo? Se estaba volviendo sumamente molesta.

–Es decisión de Juvia –prácticamente gritó –Juvia decidió que no quiere ir –Erza se acercó a ella y le revolvió el cabello como si fuera una niña, lo cual me causó una sonrisa irónica. Si Erza supiera todo lo que Juvia es capaz de hacer en la cama...bien, no la trataría como a una niña.

–Está bien Juvia, como gustes. Regresaremos en unos días e iremos a las aguas termales para relajarnos, ¿te parece bien? –Juvia asintió rápidamente y sonrió con dulzura como no lo había hecho en días. Su sonrisa no solo desconcertó a las chicas, también causó estragos dentro de mí. Diablos, quiero besarla de nuevo.

–Juvia, ¿estarás bien con...? –

–Juvia estará bien –interrumpió Juvia a Lucy sin que esta terminara de hablar. ¿A qué se refería Lucy?

–Bien, entonces adiós Juvia –se despidieron ellas.

–Adiós chicas. Buena suerte –las despidió Mira. Lucy, Erza y Cana se despidieron y luego salieron del gremio. Cuando nadie nos miraba, pues las que acaparaban a Juvia se habían ido, la llamé para que sentara conmigo y luego le pregunté.

– ¿A qué se refería Lucy? –Juvia se encogió de hombros mientras se acomodaba a mi lado.

–Lucy-san sigue preocupada por Juvia porque piensa que ella no está comiendo bien –

– ¿Y no lo estás haciendo? –

–Juvia está comiendo bien. Gray-sama no tiene que preocuparse –me encogí de hombros y di por olvidado el tema.

–Creo que iré a casa. Ven en la noche –no esperé que me confirmara pues sabía que iría. Salí del gremio y caminé hacia mi casa, pero lo que vi me desconcertó. Lucy estaba esperándome en la puerta de mi casa. Tenía cara de pocos amigos y definitivamente se notaba que en ese momento yo no era su persona favorita – ¿Qué haces aquí? Creí que te habías ido –

–Las chicas me esperan en la estación de trenes, iré en un momento. Debía hablar contigo primero –comencé a preocuparme.

– ¿Sobre qué? –

–Sobre Juvia, obviamente –

– ¿De nuevo estamos con esto? Creo que Juvia ya dejó claro que lo que pase entre ella y yo es sólo nuestro problema. Nadie más debe intervenir –la regañé tratando de no ser muy grosero. Tampoco es como si quisiera que Lucy dejara de hablarme por días de nuevo.

–Pero aquí estoy yo metiéndome en este asunto de nuevo. Juvia es una gran amiga y tú igual, los quiero a ambos como no imaginas, pero si debo elegir, la elegiré a ella Gray –sus palabras me dolieron. ¿Cómo podía elegirla a ella si a mí me conocía de mucho más tiempo? Además, aunque el tema estaba olvidado, Juvia la había secuestrado mucho tiempo antes. Entonces, ¿cómo era posible que Juvia estuviera sobre mí?

–No me importa, tampoco es que te esté pidiendo que elijas –reproché.

–No tienes que pedírmelo, pero la situación si lo hace. La relación dañina que tienes con Juvia tiene que terminar. No le hace bien a ninguno de los dos –gruñí con sus palabras.

–Te repito que no es de tu interés. Además estamos muy bien así como estamos –Lucy rio brevemente y su risa me causó escalofríos. Era una risa amarga y sin humor, estaba apagada y carecía de vida.

–Sí, están muy bien. Ella golpeada y humillada prácticamente obligada a tener sexo y tú convertido en un abusador que encima de que viola chicas al estar ebrio ahora resulta que las golpea estando sobrio. Sí, ambos están perfectamente –la ira fue mayor que mi cordura y en segundos estuve frente a ella sosteniéndola con fuerza de los brazos...quizá más fuerza de la que debería.

– ¡Yo no la violé! Estoy seguro de que Juvia estaba de acuerdo o no habría accedido a estar conmigo. ¡No soy un violador! –grité alarmado y temblando. Ignoré la ligera mueca de dolor que hizo ella.

–Creí que no recordabas lo que había sucedido esa noche –me quedé callado y ella supo interpretar mi silencio –Si no recuerdas lo que sucedió, ¿cómo puedes asegurar que no la violaste esa noche? –

–Ella...Juvia me lo habría dicho. Me habría odiado, temido, no lo sé, pero en definitiva no seguiría conmigo si eso fuera verdad –traté de justificarme. ¡Yo no era un violador! No podía serlo, ¿verdad?

– ¿De verdad piensas que ella te diría algo? Te ama tanto que estoy segura de que si eso fuera verdad, ella no te diría nada sólo para que no te sintieras culpable y no hicieras ninguna tontería –resopló con fastidio –Aunque creo que las tonterías las sigues cometiendo –

–Yo no hice eso Lucy. Todo lo que hemos hecho Juvia y yo ha sido consentido por ella. Juvia quiere que haga esto –

– ¿También te pidió que la golpearas? –me quedé en completo silencio por unos segundos y para hablar me faltó el aire.

–Eso fue...un accidente –pero ni yo me creería algo así.

–Eso no se llama accidente Gray. Se llama maltrato. La golpeaste, golpeaste a la chica que más te ama en el mundo y es tan grande su amor por ti que no le importa que la sigas lastimando siempre y cuando pueda seguir contigo –guardé silencio. No quería hablar, no quería decir nada, sólo quería que esta conversación terminara – ¡Di algo Gray! Ya ni te reconozco. No eres el mismo chico de siempre, ahora eres sólo un abusador y golpeador de mujeres –me gritó histérica y esto desató mi ira.

– ¡No lo soy maldita sea! Juvia hace lo que se le da la gana y si ella quiere ser quien se mete en mi cama cada vez que quiero pues que lo sea. No te metas en esto Lucy, no te metas o saldrás muy mal –abrió los ojos alarmada y dio un paso atrás.

– ¿Es una amenaza? –guardé silencio –Bien, entonces yo tengo una para ti –me tomó del cuello de la camisa y me jaló para estar a su altura –Tú llegas a lastimar a Juvia más de lo que has hecho y te juro por la memoria de mi madre que suplicarás perdón mientras lloras lágrimas de sangre –su amenaza me dejó frio. El tono de odio y desprecio que usó me paralizó el corazón y no pude decir nada más. Lucy me soltó y finalmente emprendió su viaje sin dejar que yo dijera una sola palabra más.

Los minutos e incluso las horas pasaron y los sentimientos de confusión, miedo, desconcierto y sorpresa fueron reemplazados por uno solo. Furia.

Era oficial, Lucy me odiaba y seguramente el resto del gremio también pero lo disimulaban mejor. Había perdido a mi familia y únicamente había una culpable.

Caminé de vuelta al gremio hecho un mar de rabia y odio. La odiaba, odiaba todo en ella. ¡Ya no podía verla! No soportaba la idea de volver a tocarla. La despreciaba como nunca había despreciado a alguien.

Las puertas del gremio se abrieron de golpe ante la fuerza de mi patada. Los pocos presentes me miraron desconcertados pero los ignoré. Busqué a Juvia con la mirada y finalmente di con ella, estaba en el segundo piso por lo que caminé hasta allí. Mi cuerpo temblaba de ira y podía sentir como el frio comenzaba a salir de mí. Mi magia se estaba descontrolando un poco.

Finalmente llegué al segundo piso, quizá mi expresión no mostraba nada bueno porque en cuanto Juvia me vio, dio un paso atrás.

– ¿Qué le sucede a Gray-sama? –preguntó tímida.

– ¡Sucede que perdí mi vida entera por tu culpa! Perdí a mis amigos, mi familia, todo. Perdí a quienes me importaban solamente porque tú tenías que tener esa maldita obsesión conmigo. ¡Todo esto es tu maldita culpa! –grité colérico. Quizá por instinto ella llevó sus manos a su estómago como si quisiera protegerse de algo...de mí.

–Gray-sama tiene razón, todo es culpa de Juvia pero por favor cálmese –me suplicó.

–Cállate, cállate de una buena vez. No quiero oírte, no quiero saber nada de ti –

–Gray-sama...–

– ¡Te odio! –grité tan fuerte como pude y vi como el rostro de Juvia se descomponía de tristeza –Te odio como jamás odie a alguien, te desprecio. ¡Te quiero fuera de mi vida! –

Quizá fueron mis fuertes sentimientos de ira. Quizá fueron mis emociones descontroladas. Quizá era ese dolor de cabeza que me atormentaba hace tanto tiempo. Quizá fue la ira de saber que mis amigos me odiaban, de saber que probablemente era verdad lo que decía Lucy sobre mí, quizá si había violado a Juvia y no podía recordarlo. Quizá si había cambiado y ahora era un abusador. Quizá lo que más ira me causaba era el hecho de saber que nunca estaba completamente satisfecho al estar con Juvia pues sentía que algo faltaba, o quizá simplemente era todo al tiempo.

No importa que haya sido, jamás importaría porque sin importar mis razones lo hice.

Un rayo de hielo salió disparado de mi cuerpo sin mi consentimiento e impactó contra Juvia con toda la fuerza que yo tenía. Al estar tan cerca de la baranda vi como su cuerpo se elevaba y en cámara lenta, como si debiera soportar segundo a segundo ese momento que quedaría en mi memoria por siempre, caía hacia el primer piso del gremio.

Mi visión se centró en como sus ojos perdían todo rastro de vida y me miraban con la expresión de tristeza más pura que había visto en mi vida.

Escuché como el cuerpo había caído al piso inferior y con paso lento, pues aún no podía procesar lo que acababa de pasar, me acerqué a la baranda para poder verla.

Vi su cuerpo esparcido en el suelo y mi primer pensamiento fue:

¿Por qué hay tanta sangre?

¿Por qué salé tanta sangre de las piernas de Juvia?

¡¿Por qué hay tanta sangre?!

Continuará...

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