Capítulo 11 ❅Asesino❅

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Mi cara y mis manos se mancharon de sangre en cuanto estuve junto al cuerpo inmóvil.

¿Por qué había tanta sangre?

Si bien la caída había sido peligrosa, Juvia no estaba muerta, pude escuchar su corazón latir cuando incliné mi cabeza sobre su pecho y así supe que no la había matado, pero el muerto pronto seria yo.

Con mi cara y cuerpo cubierto de su sangre fui alejado de un golpe del cuerpo inactivo de Juvia y no pude resistirme, lo tenía merecido.

Por favor mátenme.

Yo la había herido, había golpeado a Juvia nuevamente, la había lastimado. Su cuerpo yacía inerte, cubierto de sangre, con los ojos cerrados, la piel y los labios más pálidos de lo que alguna vez imaginé.

No quiero volver a hacerlo, deténgame.

Estaba tan impactado con mis propias acciones que no me resistí a los golpes frenéticos de Natsu, quien trataba de descargar su rabia contra mí. No podía moverme y mi mirada se dirigía al lugar en donde Juvia había caído. Todos la rodeaban y no me permitían verla, pero yo sabía que trataban de salvarla.

Por favor, no la dejen morir.

No podía imaginar que sucedería si ella moría, si moría por mi culpa. ¿Qué me había sucedido? Mi magia se había descontrolado tanto por mi rabia que simplemente había salido sola de mi cuerpo y terminó lastimando a Juvia.

Yo la herí, la lastimé.

Yo la había hecho sangrar, había sido quien la lastimó tanto que ahora todos dudaban si se salvaría o no. Vi como levantaban su cuerpo, querían ayudarla. Gajeel cargó el cuerpo ensangrentado hacia la enfermería con prisa y mi última visión de ella fue la pálida mano que cayó de su cuerpo y se deslizó hasta ser lo único visible en ella. La sangre goteaba de sus dedos y caía al suelo con un sordo sonido que me volvía loco.

¡No se la lleven!

Algo despertó en mí al verla alejarse. No, no quería que estuviera lejos. Necesitaba a Juvia conmigo, debía pedirle perdón. Sí, estaba vez me había excedido como nunca antes, pero ella estaría bien, tenía que estarlo. Juvia debía volver a mi lado.

¡Juvia debía estar conmigo!

– ¡Juvia! –grité hablando por primera vez desde que el accidente había ocurrido. Natsu y Elfman me sujetaban con fuerza para evitar que diera un paso más. No me permitirían acercarme a ella.

–No irás con ella. ¡Jamás volverás a acercártele! –gritó Natsu histérico. Cuando me percaté, todo el gremio me rodeaba, ahora yo era el mayor enemigo.

–No puedo creer lo que has hecho Gray. Sabíamos que la lastimabas pero esto...Has ido demasiado lejos –lo sabía. ¡Diablos, claro que lo sabía! El arrepentimiento y la culpa me llenaban de una forma que comenzaba a ahogarme. Necesitaba ver a Juvia, sin ella no podía respirar. Me había vuelto tan adicto a su contacto que ahora me sentía incapaz de vivir sin eso. Necesitaba a Juvia como necesitaba al aire. Ella era mi oxígeno.

¡¿Qué diablos fue lo que hice?!

– ¡Juvia! –volví a gritar. Necesitaba verla. Ella estaría bien, ¿verdad?

–No permitan que vaya a la enfermería, Wendy está tratando de curarla y Jet ya fue por Poluscka-san. Ella estará bien, solamente si tú no te acercas a ella Gray –amenazó Mirajane.

–No pueden impedir que la vea. ¡Necesito verla! –grité pero mi voz estaba ahogada. Cada vez me era más difícil respirar, la necesitaba, la quería. ¡Quería a Juvia!

Gruvia. Una gota de amor en un mar de odioWhere stories live. Discover now