Capítulo 10 ❅Sangre❅

873 49 38
                                    

–Vamos Juvia, come un poco –le pidió Lucy a Juvia por décima vez desde que ella llegó al gremio. ¿Por qué tanta insistencia? Ni que Juvia no hubiera comido nada en días. Bien, admito que no la he visto comer pero supongo que en algún momento lo hace, ¿verdad? Quizá esté más pálida de lo normal pero seguramente es cansancio. Con dormir un poco se le pasará.

–Juvia no tiene hambre Lucy-san –repitió Juvia. Miré de soslayo a Juvia y traté de encontrar la marca que mi golpe le había dejado. Por suerte no había nada, el primer golpe se había quitado finalmente.

Ese día salí corriendo de mi propia casa luego de golpearla y terminé descargando mi rabia contra una inmensa piedra. Aún me duelen los nudillos por el desastre que causé, cuando regresé con Juvia ella parecía como si nada hubiese pasado por lo que, al igual que ella, no comenté nada y el asunto quedó olvidado. No regresó al gremio en un par de días mientras el morado se iba, pero si yo la llamaba en la noche con la lacrima de comunicación, ella llegaba en seguida para complacerme un poco.

¿Por qué la había golpeado?

Esa pregunta seguía en mi cabeza. Quizá no quisiera recordar el asunto pero una razón debía de existir para haber hecho lo que hice, y luego de pensar mucho en ello llego siempre a la misma conclusión. No quería escucharla pidiendo algo para ella. No quería saber que ella necesitaba algo de mí porque no tenía intención de complacer lo que quería. Me bastaba con estar satisfecho yo.

La rutina continuó por unas semanas y cuando el color desagradable en su mejilla desapareció, ella regresó al gremio. Ahora las chicas parecían querer estar todo el tiempo con ella y esto solamente lograba molestarme. ¿En dónde quedaba mí tiempo con ella? Estaban tan encima de Juvia que no había oportunidad para que ella y yo estuviéramos juntos. Joder.

– ¿Por qué no vamos todas a una misión? –propuso Erza y por la mirada que me dirigió supe que quería alejarla de mí. Chasqué la lengua y olvidé toda discreción para luego acercarme a Juvia y tomarla del brazo alejándola de ellas.

–Juvia, necesito hablarte un momento –no me detuve a verla para ver si asentía o no, pero ya que no opuso resistencia continué mi camino.

– ¡Oye Gray! ¡No te la lleves así! –gritó Cana.

–Está bien, Juvia irá con Gray-sama –le respondió Juvia y no pude evitar sonreír por saber que siempre seria su primera elección

– ¿Te irás de misión? –le pregunté cuando finalmente estuvimos fuera del gremio y lejos de cualquiera que pudiera escucharnos. Ella se encogió de hombros y apartó la mirada.

–Suena divertido. Hace mucho que Juvia no sale de misión con las chicas –se justificó. Así que quería ir, pero ¿qué sucedería conmigo en ese tiempo? Escuché un quejido de su parte y al notarlo me di cuenta de que mi mano seguía sosteniendo su brazo y que ahora yo lo apretaba con fuerza, a pesar de notarlo, sentí que no podía aflojar mi fuerza.

–No quiero que vayas –le dije firmemente.

–Pero...Juvia quiere ir. Juvia quiere divertirse con sus amigas –torcí la boca, ¿qué había pasado con que yo sería siempre su primera opción?

–Bien, vete pero luego no quiero verte cerca de mí nunca más –mi anuncio pareció dejarla fría pues dejó de quejarse por el dolor en su brazo y simplemente me miró desconcertada. Finalmente liberé su brazo y le di la espalda.

–Gray-sama... –sus palabras se atascaron en su garganta y volví a sonreír. Me gustaba cuando no podía hablar.

– ¿Qué estás esperando? Vete ya. No quiero verte –el silencio se prolongó demasiado y más de una vez estuve tentado a girar para ver cuál era su expresión.

Gruvia. Una gota de amor en un mar de odioWhere stories live. Discover now