Llamada entrante de Reece.
"—¿Estás lista?"
"—Si, aunque sin ánimos de ir"
"—Vamos, bonita, es el baile de fin de curso, además el tema de las luces de neón suena jodidamente interesante"
"—Pero sin ti, Harmony y yo te echamos de menos"
"—Causo sensaciones en la gente muy difíciles de olvidar"
"—¿Eso es del Rayo Mcqueen?"
"—Es probable"
"—No te preocupes por mi, ve al baile y diviértete"
"—Pero yo quería que tu fueras mi pareja, y estás a miles de kilómetros"
"—Siempre estaré contigo, princesa"
"—Mentira, está al otro lado del atlántico"
"—¡Mattie déjame ser romántico, demonios!"
"—Bien, continúa"
"—No, arruinaste la magia"
Mattie rió y Reece se dio cuenta de lo mucho que extrañaba su risa.
"—Ve al baile, te llamaré en unas horas"
"—Pero..."
Llamada finalizada.
Eso dolió, pensó Mattie.
Salió del departamento y se sorprendió al tropezar con una cajita con una ramillete blanco de margaritas adentro. Lo tomó con sus dos manos y luego volteó al escuchar una voz encantadora y conocida para ella.
—Te lo iba a dar antes de irme hace algunos meses, no veo porque no dártelo esta noche.