La Pequeña Del Alpha © #Lunar...

By Nimpha_Escritora

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Ganadora del primer lugar en los #M.O.M en categoría de Hombres Lobo. Después de retenerme contra mi voluntad... More

Huyendo de ti
En otra parte
Una nueva vida dentro de mi
Fuera de control
Búsqueda
Un año en espera
Tocando paredes
Buenas Noticias: Más Problemas
Te he visto.
La daga que atraviesa mi corazón
Contra Reloj (parte 1)
Contra Reloj (parte 2)
Una cita antes del desastre
Desastre... Siguiendo las huellas
Los lazos que nos unen
Decisiónes. Una milla de camino
Maquiavélica Sorpresa
La lluvia lava las heridas.
Sólido, Ambrosía y Rosas.
Una Visita Inesperada.
Se cae el disfraz de Oveja. Redención.
En lo profundo.
Los polos se atraen.
¿Los lazos que se rompen, pueden volverse a unir?
Sin mirar atrás... Amenaza Latente
Matrimonio
Un Corazón De Caleidoscopio
Misterio revelado
Eclipse Solar... Las playas Griegas
Heridas abiertas
Ayuda externa
Minutos de angustia
En la línea
Al limite
La Rabia de un Lobo
Rafagas de fuego... Caótico
Final.
Epílogo
Extra #1 ( El nacimiento de Anthea Cold❤)
Extra #2 ( "Ser padre no es facil" )
Próximamente En AMAZON KDP

Fuga

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By Nimpha_Escritora




Sentado en la oscuridad, no puedo olvidar 
Incluso ahora, me doy cuenta del tiempo que nunca tendré 
Otra historia de las Amargas Píldoras del Destino 
Otra vez no puedo volver atrás 

Pero me pediste que te amé y lo hice 
Vendí mis emociones por un contrato de compromiso 
Y cuando conseguí escapar, sólo llegué hasta aquí 
Mi otro yo está muerto 
Escucho su voz dentro de mi cabeza 
 
Nunca estuvimos vivos 

Y no naceremos de nuevo 
Pero nunca sobreviviré 
Con Recuerdos Muertos en mi corazón 

......

Su mente estaba destrozada. De hecho, todo su cerebro parecía a verse fundido como una masa gelatinosa.

La furia que recorría sus venas era fácilmente comparada con la lava volcánica. Sentía que perdía la noción de la realidad, la cordura.

Su compañero de celda, al verlo en ése estado cuando seis de los guardias lo metieron a la fuerza, decidió salir huyendo. De lo contrario seria con él con quien se desquitará.

Reclinado en el suelo en un rincón entre todo el caos, sujetaba con fuerza su cráneo.

¡Todo tenia que ser una jodida mentira de Amará! ¡Mentiras!

Temblando tomó sus puños y los llevó hasta sus labios, reteniendo una exaltación de frustración. Reteniendo las lágrimas de furia. De odio.

Uno que estaba creciendo en su pecho como un tumor cancerígeno.

¿Tan fácil era burlarse de él? ¿Tan fácil se había convertido en un maldito bufón?

Golpeó el muro provocando cuarteaduras en el macizo concreto.

¿Era a caso esto a lo que le llaman karma? Un castigo por parte de la diosa por toda su estupidez Por cada error cometido. Pero... ¡por que ella! ¡Por que ese maldito ambicioso la eligió a ella! ¡Lo único bueno en su podrida vida! El sentido de aguantar en en ese hoyo.

Arrancó las lágrimas de sus párpados con agresividad. Se levantó del suelo y con grandes zancadas subió a las celdas superiores. Cada uno de los reos se quitaban de su camino o él mismo los movía. Los demás lo miraban como si el mismo diablo estuviera pasando por su alrededor.

Llegó a una de las tantas celdas, ambos hombres, uno rasurandose y otro leyendo en la cama de arriba, levantaron la mirada cuando lo vieron abrir las rejas.

Hérmes los miró con una forma indescifrable de inercia y enfadó.

—Cuenten conmigo. Para lo que sea que estén planeando.

Ambos se miraron entre sí con confusión cuando lo vieron alejarse como un huracán. Las miradas cómplices no se hicieron esperar.

Bien, ya tenían al hombre donde querían.
Tal y como Alec había dicho.
Ahora sólo era cuestión de hablar con el jefe y mañana en la mañana ya estarían camino a las bahamas.
O a las vegas lo que fuera mejor. No pensaban desperdiciar ni un mísero segundo más en esa cloaca de porquería

........

—Con que al fin aceptó... Bien, tengan todo listo. Habrá un ligero cambio de planes. Esta misma noche saldremos de aquí.
No quiero errores, al primer imbécil que se retrace se quedará como chivo expiatorio. ¡Sin excepción!

El hombre, el líder dentro de la penitenciaria, junto con los demás tomaban una ducha dentro de las regaderas. El agua fría caía por sus cuerpos lavándolos.

Sin darse cuenta, Hérmes estaba entrando con una toalla enredada en la cintura.

Spencer, él reo que había hablado con él sobre el plan de fuga, se percató de inmediato de su presencia.

Se acercó hasta donde él lobo abría los grifos del agua.

—Escuché que al fin aceptaste. ¡Genial! Ahora será más fácil salir.
Susurró, para que los demás no pudiera escuchar.

Hérmes, con el gesto de disgusto intentaba lavarse sin perturbarse más de lo que ya estaba.

Lo único en su mente era el salir lo mas pronto posible para ir y buscar a Odette. Y alejarla lo mas posible de Cicerón. ¡Ese maldito cretino mentiroso!

—Después de la cena. Yo te avisare.
Se alejó, pues la tensión alrededor del hombre era pesada y asfixiante. De pronto era diferente a ayer cuando hablo con él en las gradas. Ahora parecía un bloque de hielo.

¡¿Que le pasaba?!

.........

La noche llegó, para toda la ciudad. Cada rincón de la penitenciaria a esas altas horas de la noche, permanecía en silencio, por unas cuantas excepciones.

Debajo del sótano, donde permanece el lugar frío y inhóspito de las calderas las cuales son encendidas en vísperas del cruel invierno, un par de manos trabajaban manipulando los candados que fuertemente custodiaban la salida del alcantarillado de la penitenciaria.

Los conductos de abastecimiento de agua y gas. Metros y metros de conductos atravesando el complejo.

—¡Demonios! ¡Anda date prisa joder! Si nos pillan esos malditos uniformados, será nuestro fin.

—¡Hago lo que puedo con esta mierda de herramienta! ¡Y baja la maldita voz estúpido! Donde está Cold. ¡Ya debería estar aquí! Él debería estar rompiendo estas malditas cadenas.

De pronto, unos pasos a lo lejos se escucharon, venían a ellos rápidamente.

—¡Mierda!

El sonido de silbatos y armas. Alrededor de veinte oficiales armados los rodearon en ese pequeño y estrecho lugar.

Las bayonetas les apuntaban sin consideración.

Mientras tanto, en otra parte de la prisión, Hérmes. Permanecía frente al espejo en el lavamanos. Apretaba la pileta con sus manos. Spencer, exaltado entró buscándolo con desesperación. Con los ojos desorbitados y jadeante le gritó.

—¡Los azules! ¡Los rodearon! ¡Ahora si están jodidos, sera mejor que no salgas ni te aparescas por allá! Cristo, es una suerte que te avisará antes.

Hérmes, a través del espejo no apartó la mirada del sujeto.

—¿Quieres salir o no?¡Responde!
Su voz sonó diferente.

Spencer, desconcertado asintió imperceptiblemente.

Hérmes, caminó hasta la puerta y la cerró.

—¡Que haces! Oye....

Sus ojos azules se clavaron en los negros del convicto.

—Sólo observa... humano.

Cayó de rodillas al suelo, abruptamente. Con sus manos rasgo las prendas que llevaba. Su cuerpo, crecía enormemente. Sus huesos comenzaron a cambiar. El sonido de sus sollozos y gritos de dolor inundaron los baños.

Spencer, aterrado se arrinconó en la puerta, arañandola para poder salir.

¡Un monstruo! ¡Auxilió!

Eso era lo que quería salir de sus labios, pero la increíble e irreal escena de un hombre cambiando dramáticamente en un enorme animal peludo y con colmillos enormes, era suficiente para entumecerlos. De hecho, era suficiente para paralizarlo por completo.

Los alaridos de dolor de Hérmes terminaron al igual que su transformación.

Los redondos ojos saltones del lobo, tan amarillos como dos joyas relucientes, miraron al hombre tirado en el piso, casi suplicando por su vida.

El animal se acerco a él, lentamente. Para acto seguido, aullar con una fuerza espectacular.

Con ambas patas, derribo ambas puertas sacando a rastras al sujeto. Rápidamente, corrió por los pasillos de la penitenciaria. Hasta que ambos, llegaron al sótano.

Los uniformados, no daban crédito a lo que sus ojos veían. ¡Un animal gigantesco estaba atacándolos! De la impresión ni quiera las armas pudieron disparar.

Los reos, en estado catatónico. No sabían si correr en dirección contaría o permanecer en sus lugares.

Cuando el lobo, satisfecho y con la ira al fin desatada, termino de destrozar cuerpos se dio a la tarea de destrozar la entrada a las calderas y así a su libertad. La fuerza sobrenatural aunada a su imparable furia eran capaces de todo. Inimaginable.

Los hombres, ni tardos ni perezosos corrieron dentro perdiéndose entre los túneles del desagüe. Buscando el camino hasta la superficie lejos del complejo penitenciario.

Spencer, a mitad del camino se detuvo. El lobo, lo seguía de cerca. ¿A donde había ido a parar todo su temor? Se giró, encarándolo. ¡A la mierda, seguía asustado!

—¿Cold? ¿E- estas ahí? ¡¿No vendrás con nosotros?!

Pero el animal no respondió. Sólo siguió su camino. Rápido y sin demoras.

—¡No le contaré a nadie tu secreto!
Le gritó antes de perderlo de vista.

Al final, había sido el quien los liberó y no ese maldito de Alec.

Por una parte se sentía aliviado, pero por otra, se sentía como un traidor.
Ni toda la plata que ese despreciable gánster le pudiera ofrecer podría borrar algo así de su memoria.

Ni mucho menos limpiar sus culpas.
Hermes Cold, fue quien los saco de esa prisión. Que no lo olvidarán.

......

El vecindario estaba en penumbras, las casas estaban en calma. Entre las sombras de los callejones un enorme animal, observaba oculto en un punto en particular.

La casa de la morena estaba justo frente a sus narices. Pero, había un problema. Ambas patrullas estaba estacionadas fuera.
¿Que había pasado?

Escurridizo, atravesó la avenida y entró por el patio trasero. Cauteloso, con pisadas inaudibles.

—¿Podría decirnos todo desde el principio señora Jones?

—¡Que más quieren que les diga! ¡Les he dicho todo! ¡Odette desapareció otra vez! Dios mío...

La mujer, con el pañuelo en la mano, limpiaba las lágrimas que salían de sus ojos. El miedo que sentía y la peor pesadilla se estaba cumpliendo, perder de nuevo a su pequeña.

Su expresión lo decía todo. Estaba destrozada.

El agente, junto con lo dos oficiales, incómodamente no sabían las palabras exactas para dar el ánimo en situaciones así. De hecho, dudaban de que existieran.

Perder un hijo... Debía ser algo incomprensible.

—La encontráremos. Ya lo hicimos una vez, no fallaremos. Debe estar tranquila, se que no ayuda en nada, pero debe estar fuerte, para lo que sea. Necesitaremos de su ayuda.

La mujer asintió. No quedaba más. No era como que pudiera salir y recorrer cada centímetro de Londres.

—Confiaré en ustedes.

El oído desarrollado del lobo, escuchaba perfectamente la conversación.

Cicerón había venido por ella, sin dar explicaciónes. La historia parecía repetirse de una forma torcida. Bestial.

Los ojos del lobo se volvieron a perder en la oscuridad.

Debía cuidarse de la policía. Así que permanecer por un tiempo en esa forma parecía buena idea. Sólo esperaba no olvidar su otra contraparte humana.

Por ahora, sólo había alguien que podría ayudarle, y tendría que convencerle a cualquier costo.

......

Las ambulancias aparcadas afuera del edificio, daban un toque aún más dramático en la escena.

Las camillas con varios hombres heridos y otros mas en bolsas de morgue. Era un día sangriento y oscuro para la historia de la penitenciaria de Scotlan Yard.

Dentro de la oficina del jefe de guardias el agente, quien había llevado el caso de Hérmes miraba atento los vídeos de grabación de las últimas semanas.

Había demasiadas cámaras pero sólo en los corredores y unas cuantas más en las escaleras de emergencia.

—Esto es obra de un maldito sádico.
Decía uno de sus subordinados.

—Primero el cuerpo calcinado de ése hombre y ahora, este infierno. ¿Que piensa usted comandante?

El hombre no despegaba sus ojos de la pantalla. Las imágenes no eran muy buenas, ni los movimientos.

—Pienso que él que lo haya hecho, y todos lo que estén involucrados. Pagaran caro por esto.

De pronto, en una de las imágenes una sombra ennegrecida llamó su atención.

—¡Oye Simons! Justo aquí... ¿Lo vez?
El agente señalo la mancha negra en la pantalla.

—¡Que diablos es eso!

El agente acerco la imagen y con la computadora trató de aclarar un poco más la mancha.

De entre esta, un par de ojos amarillos sobresalieron como en una película de horror.

—¡Pero que demonios...!

Ambos hombres quedaron perplejos al ver la imagen.

—Hay tienes al responsable.

—Pero jefe... ¡Que es eso!

—Es lo que voy a averiguar.

No sé quedarían de brazos cruzados. Encontrarían al responsable de la muerte de esos oficiales.
Sea lo que fuera darían con su paradero.

De pronto, su celular sonó.

—Que buenas noticias me tienes...
Mientras escuchaba la voz del otro lado de la linea, su expresión iba cambiando.

—Bien, mantenme informado de cualquier cosa relacionada. Nos vemos.

El oficial miro a su capitán con curiosidad.

—¿Buenas noticias señor?

—Odette Jones, esta desaparecida otra vez... Y Hérmes Cold, esta prófugo. Supongo que ya sabemos por donde empezar.

Ambos hombres salieron a paso veloz de la penitenciaria, mientras ponían todo en orden.

Seis hombres prófugos y entre ellos, Hérmes.

.....

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