“Saldremos hoy.”
Me encontraba en la puerta de ________, más nervioso de costumbre.
Me sentía tan dolido que no sabía si podría contarle lo que pasó hoy.
Lo intentaré.
Veo que su puerta se abre.
Esa sonrisa tan hermosa que me hace olvidar todo... Tan solo de imaginarme de cómo se pondrá cuando sepa lo que pasó me odiara.
—Mi mashmellow. –dice ella y me abraza.
—Solo tuyo. –comento y trato de sonreír, pero la abrazo y ella corresponde a mi abrazo.
Su abrazo me hacía sentir mejor.
Me mete a su casa y me siento en el sillón a esperarla.
Mientras miro el techo siento que la culpa me come por dentro, conservo la calma pero se me es imposible.
Cuando ella vuelve con algo simple, solo con un polo holgado y sin pantalón o shorts me pone a pensar ¿Por que está así? Se supone que saldríamos.
La miro algo confundido.
—¿Por qué me miras así? –me pregunta y sonríe de lado.
—Pense que... Saldríamos. –le respondo y al ver su delicada figura siento que algo se despertará en mí.
—Esta vez no lo haremos. –luego de decir eso se acerca poco a poco a mí y se sienta sobre mi regazo.
Me impresiono un poco, pues yo tenía otros planes...
Pero ella... Ella me hace olvidar todo, sea bueno o malo, es imposible.
Y comienza a mover sus caderas sobre mí, sin dudar la tomo de las caderas y aprieto un poco, causo que ella suelte un gemido y eso hace que mi amigo se levante... Tenía una erección en estos momentos.
—Bajate los pantalones. –me ordena y hago caso.
Me los bajo y me dejo el boxer.
Y nuevamente comienza con sus movimientos, ahora algo más lentos y torturantes.
Sí, me torturaba.
—Ah _________... –susurro y cierro los ojos– Duele y aprieta.
Qué bueno que las ventanas se encontraban bien cerradas con las cortinas bien cubiertas.
—Vamos a mi cuarto. –ordena y se levanta de mi regazo.
Con dolor en la entrepierna, salgo del sillón junto a ella y subimos a su cuarto.
Al estar dentro de él, cerramos la puerta y apagamos la luz, y tan solo prendemos una lucesita de esa que se encuentran en la mesita de noche.
No recuerdo el nombre.
Ah sí, lámpara.
La recuesto en la cama y me pongo sobre ella sin aplastarla.
Paso mis manos por su abdomen y comienzo a besarlo mientras acaricio su zona sobre la fina tela.
Sus gemidos son música para mis oídos.
—Te necesito, Yoongi. –gime.
Mi amiguito aprieta aún más y no aguanto mas.
Me bajo el boxer y me saco la camiseta. Hago lo mismo con ella mientras acaricio ciertas partes de ella, y luego la penetro.
Un grito ahogado sale de ella y cierra los ojos al sentirme.
Eso me excita tanto.
Comienzo a moverme dentro de ella, y así sigo, saliendo y entrando, saliendo y entrando de ella.
A veces rápido por petición de ella, y a veces lento.
Me encantaba esa sensación de placer, tanta lujuria en sus ojos y los míos, nuestros cuerpos chocando y haciendo ese sonidito delicioso que me prendia más.
Yo gemia y jadeaba, su nombre salía de mi boca cientas de veces, y de su boca salía mi nombre.
Como vuelvo a repetir, eso es música para mis oídos.
Abro un poco más sus piernas y sigo con mis movimientos mientras la beso con pasión. Muerdo sus labios y meto mi lengua en su cavidad bucal, ella accede y me sigue el beso con la misma intensidad.
Tan intensa y tan inocente a la vez, me gusta eso.
—Owwwn Yoongi. –gime alto y muerde su labio.
—Vamos, sigue. –susurro en su oído y sigo con mis embestidas, esta vez algo lentas.
Ella abría y cerraba constantemente los ojos.
Mientras seguía con eso me diriji a su cuello y comencé a chupar, a succionar para dejarle marca alguna.
Ella es mía, punto.
Sus gemidos se hacían más altos y sabía que estaba a punto al igual que yo...
Hasta que luego de unos minutos, ella se corre sobre mi miembro y yo me termino corriendo dentro de ella.
—Esta calientito. –susurra cansada y me mira.
—Me encantas, ______. –le digo y la abrazo.
Me siento cansado y ella también lo está, y nos dormimos.
Me olvidé de todo, de todo.