Desde su lugar podía observar a muchas niñas ¡Demasiadas para su gusto! Y absolutamente todas con mayas, faldas y zapatos de un color rosa pastel ¡Mucho rosado por cada esquina!
—Mami... —tiro del vestido de la hermosa mujer que se encontraba hablando con otra la cual iba igual que las niñas a excepción que está era más grande y vestida absolutamente de negro— ¿Que hacemos aquí?
La mujer con mallas le dedicó una sonrisa y luego se agachó a su altura para acariciarle sus suaves mechones castaños.
—Hola Luhan, mi nombre es Jennie ¿Ves a las niñas que están en ese salón? —preguntó a la par que apuntaba— Ten, colócate esto y ve junto a ellas.
La mujer le tendió una polera de color blanco junto a una calza color negro la cual se veía muy ajustada y unos zapatos del mismo color, y como el niño curioso y obediente que era, asintió a la par que corría hacia el baño que se encontraba detrás de la delgada mujer.
La señora Xi por su lado observaba felizmente a su hijo correr ¡Estaba más emocionada que Luhan! De tan solo pensar en su niño bailando con tanta gracia y elegancia Ballet, se le llenaba el corazón de orgullo.
—Es un niño adorable, lo hará bien. —la mujer hablo al ver a la señora tan sumergida en sus pensamientos.— Sin duda tiene el perfil de nuestros bailarines.
Y sin más, la profesora se retiró hacia el salón para hablar con las niñas que hacían los arabesques con facilidad.
Sonrío orgullosa de ver a sus pequeñas ¡Había llegado tan lejos que ahora tenía su propia academia!
—Niñas hoy ha llegado un pequeño nuevo y espero que lo traten bien, que lo adapten al ambiente y sean amigos... —habló con ternura.
Miro a todas las pequeñas comentaban sobre el nuevo niño y se sumergió tanto en el cascanueces que sonaba por las cuatro paredes que no se dio cuenta del momento en que Luhan entro tímidamente lo cual provocó que todas las niñas lo observaran con curiosidad y asombro
¡Era el primer niño en la academia!
Al escuchar el bullicio, salió de su trance y observó como Luhan solo miraba sus pies los cuales los movía con la gracia que un bailarían poseía ¡Sin duda el niño había nacido para el ballet!
—Niñas, el es Luhan y será su compañero a partir de hoy. —con delicadeza se acercó al menor y le susurró al oído— Preséntate pequeño...
Tomó tres bocanadas de aire y con las mejillas más que sonrojadas, levanto su mirada y visualizo a cada niña.
—H-Hola, mi nombre es L-Luhan y tengo diez años. —se presentó y todos los presentes, inclusive la profesora y sus asistentes, quedaron cautivadas por lo precioso y delicado que era el castaño.
Al ver como todos saludaban a Luhan, la mayor tomo posición y le indicó a Luhan que elongara para ver su flexibilidad ¡Grande fue su sorpresa!
El castaño con facilidad pudo levantar la pierna izquierda y derecha hasta su cabeza quedando en una posición perfectamente recta, el como con facilidad podía colocar los pies sobre el hombro y... Todo lo que un novato se demoraba en lograr con meses de esfuerzo
, podía hacerlo con simpleza.
Luhan era una joya y lo mejor es que ella tenía el honor de enseñarle al menor el arte del Ballet.
Así fue como el hijo único de los Xi conoció su amor por el ballet, sin saber las consecuencias que le traería en un futuro.
Y los años pasaron.
Con tan solo quince años era la joya de la academia más prestigiosa situada el Seúl, siendo el mimando por tanto sus compañeras como sus profesoras y su madre la cual con orgullo veía como su hijo se hacía cada día más precioso.
Si, hace tan solo cinco años era el único niño que se encontraba en la academia, ahora no.
Después de su entrada un chico llamado Kim JongIn junto a un tal Lee Taemin se le unieron, siendo el trío perfecto.
—¡No me sale! —gritó más que enojado el mayor de los tres a la par que con toda la delicadeza de un bailarín, se desparramaba en el suelo.
Luhan que desde su lugar hacia un developpé seguido de unos cuantos foutté, observó a su amigo con gracia y soltó una risa al ver como este tiraba de sus cabellos.
Con sutileza junto sus pies en el suelo y con gracia se dirigió hacia el mayor para tenderle la mano y sonreírle adorablemente.
—No te tienes que desesperar Taemin. —habló con calma— Con paciencia y esfuerzo todo sale. Tan solo tienes que confiar en ti.
Y como si de un juego de niños se tratara, el castaño junto sus pies en un perfecto ángulo, se agachó lo justo y se impulsó hacia arriba a la par que hacía tres vueltas sobre el mismo lugar.
Todas las niñas, tanto las nuevas como sus amigas y sus compañeros, observaron el perfecto tour de l'air. Todos sin percatarse de la mirada de la profesora la cual estaba asombrada y orgullosa de ver a su castaño favorito.
—¡Bravo, bravo! —la mujer salió de las tinieblas y emocionada se acercó a la multitud para aclamar y aplaudir.
Sin duda, Luhan era el más querido.
Entre felicitaciones, aplausos y abrazos, nadie se percató de la mirada celosa que Kim JongIn le mandaba desde una esquina en la cual practicaba un grand plie.
El moreno se encontraba enojado ¡Demasiado! Odiaba todo, odiaba a su profesora, a sus compañeras y principalmente a Luhan ¡No! Odiaba el cambio de academia.
En la anterior el era el mejor, el favorito y el más querido pero ahora todo eso había quedado en el pasado siendo el segundo en todo ¡Y odiaba eso!
—Gracias profesora Jennie. —hizo una reverencia—Gracias a todos por haberme aceptado.
«¡Falso!» gritó el moreno en su mente al observar cómo el castaño sonreía a todos y agradecía, según el, hipócritamente.
¡Nadie podía ser tan perfecto! Algo debía esconder el menor porque no era posible que con ese rostro delicado, esas piernas bien torneadas junto a esa espalda tan fina, fuese alguien tan dulce, inocente e ingenuo ¡Imposible!
—¡Acérquense todos! —gritó la mayor de todos y como pequeñas hormigas rodearon a la profesora como si está fuera un terrón de azúcar. —¿Saben la fecha en la que nos encontramos?
Todos asintieron con emoción.
—Así es, en tan solo dos meses será nuestra gran presentación en el gran teatro de Seúl ¿Saben que significa eso? —todos dudosos miraron a la pelirroja— Grandes exponentes del ballet asistirán, academias extranjeras y vendrán dos representantes de la gran Academia de Vaganova.
Absolutamente todas las miradas fueron a parar en el castaño el cual se sonrojó furiosamente ¡Todos los días era lo mismo!
Luhan era consiente que era bueno pero no tanto como lo hacían ver los demás. Le faltaba demasiado por aprender, por practicar y superar ¡Tan solo era uno más del montón!
La incomodidad siempre estaba ahí cuando tenía ojos sobre el al momento de practicar, hablar y bailar. Se sentía halagado pero no al punto de llegar a creer que su danza era perfecta.
Una sonrisa se instaló en su fino rostro al recordar el día en que su pasión comenzó, el día en que toda su vida tuvo sentido porque para el, el ballet era su vida, su aire, su alimento ¡Su todo!
De todo corazón agradecía a cada una de sus compañeras por haber estado ahí siempre para el, a su profesora por siempre darle esas palabras positivas para seguir adelante y a su madre por haberle inscrito en aquel perfecto lugar.
Tanta era su pasión que si llegaba a morir, deseaba morir bailando.
Y si, tan solo sus cercanos sabían de aquella pasión ¡Y todo iba excelente así! Cada persona que lo conocía sabía de los problemas que el ballet le trajo en el pasado.
Los golpes con los que llegaba a clases, los cuadernos llenos de garabatos escritos por antiguos compañeros y las ojeras más que notorias en su hermoso rostro de porcelana por la falta de sueño solo indicaban que había sufrido de bullying.
En su escuela anterior se mostraba como era, amando libremente la danza, practicando en cada momento que tenía libre y lamentablemente eso provocó que sus compañeros lo tacharan de raro, de maricon, chupa pollas, etc.
¿Era un pecado que fuera hombre y amara el ballet?
Tal parece que si.
Pero era lo de menos. Sus seres queridos lo apoyaban y con eso le bastaba pero aún así su madre pidió un traslado de escuela, lo cual agradecía silenciosamente siempre que la veía con los ojos brillantes, claramente orgullosa.
Lamentablemente Kim JongIn sabía de esto y no podía dejar que en esos meses Luhan fuera el protagonista de todo ¡No podía!
—Luhan tendrá un solo. —habló la mujer y todos se acercaron a felicitar al menor.
«Ese solo será mío.» furioso grito internamente el moreno.
Debía hacer algo antes de que los meses acabarán. Necesitaba llamar la atención de los representantes de su academia soñada y con el castaño siendo el centro, no lo lograría.
Su vida se hacía cada vez más aburrida ¡Comer, dormir y estar todas las horas en el celular ya aburrían!
Con pereza se levanto de su gran cama y sin ver qué hora era, se dirigió al baño para tomar una ducha fría y despertar al cien por cien.
El odiado y hostigoso lunes había llegado e internamente lloraba bajo la lluvia artificial al saber que su primera hora de clases era de matemáticas ¡Odiadas matemáticas!
—Mierda ¡Muy fría! —arrepentido chillo y rápidamente puso el agua caliente.
El agua fría no era lo suyo.
—¡Apura ese trasero gordo Oh Sehun!
El grito de la adorable y amada señora Oh retumbó por toda la casa y asustado, el chico de dieciséis años casi cae de la ducha.
¡Alguien debía callar a esa señora antes de que dejara crías! Aunque ya era tarde, había dejado a Oh Sehun.
Enojado por la interrupción a su adorada paz, salió de la ducha a paso rápido y se puso aquel uniforme color amarillo que tanto le causaba ganas de vomitar sobre el para que se viera más bonito. «Si claro, bonito.»
Ya con todo ese disfraz cubriendo su cuerpo, tomó su mochila y unos lentes color negro.
—¿Vas al colegio o te vas de puto? —la mujer pregunto al ver a su hijo han arreglado como si fuese a ir de fiesta.
El menor bufo y se sentó.
Los lentes eran su toque para verse más rudo porque si, era el típico chico que todas las niñas deseaban.
Varonil, alto, tan rebelde y con ese aire de chico malo que tenía tatuado en la frente y haciéndose pasar por un completo Playboy cuando ni su primer beso había dado ¡Ja!
Todos creyendo que su vida tan solo consistía en sexo, drogarse y decir vulgaridades las veinticuatro horas de los siete días cuando en ves de hacer aquello se dedicaba a ver series en netflix, comer como ballena, dormir abrazado a su peluche pinku pinku y leer una que otra novela romántica porque así era su personalidad.
Ante los demás podía aparentar ser un completo puto pero por dentro era un sencillo chico de diecisiete años. Pero debía sobrevivir de alguna u otra manera en esa escuela, plagada de chicos y chicas sin cerebro que su única meta era tener el celular más caro, la ropa más exclusiva y todas esas babosadas que a él le importaban una mierda.
—Eres insoportable ¡Me voy! —y como si de un pequeño cachorro se tratara, gruñó y rápidamente saco una manzana del gran media para luego a paso apresurado acercarse a la salida.
—¡Así me amas pequeño bastardo! —grito la mujer antes de que el peli plata desapareciera.
Y el chico tenía que admitir que aún así, pese a todo, su madre era la mejor ¡Aunque fuera la más molesta!
Con una pequeña sonrisa saco su teléfono y con los audífonos puestos puso su reproducción de música ¡Y joder! El lago de los cisnes de Chaikovski resonó en sus oídos produciendo que todos sus músculos se relajaran.
¡Como amaba la música clásica! Su debilidad después de aquel lindo castaño.
¡Su castaño!
Como amaba observarlo desde su mesa en la hora de comida, su suave sonrisa, su delicado cuerpo el cual parecía tallado por los dioses y ese rostro tan angelical que poseía.
Por más patético que fuera, desde que el menor entró a la escuela y lo vio caminar tímidamente por el pasillo, se prometió que aquel sería su primer todo.
¿Eso era amor a primera vista?
Definitivamente lo era.
El latido de su corazón cuando lo veía, los nervios cuando pasaba a su lado y las mariposas revoloteando en su estómago eran clara afirmación de ello.
«Perfecto...» suspiro y sin darse cuenta, se encontraba fuera del establecimiento el cual estaba plagado de lujosos autos ¡Ah! Una de las cosas que más amaba del castaño era aquello, nunca alabando su gran fortuna, nunca siendo parte de aquella bola de inútiles que se creían lo mejor de lo mejor.
Colocándose nuevamente los lentes y con las manos dentro de su pantalón se dirigió hacia la gran puerta y su boca casi cae al ver que el pasillo estaba plagado de chicos los cuales veían fijamente el tablero que se encontraba a la entrada ¡Todos hablando tan fuerte y riendo que ni la música que a todo volumen llegaba a escucharse!
«Pero que mierda sucede...» curioso bajo el volumen de su música y trato de escuchar lo que decían, lamentablemente todos hablaban tan rápido y fuerte que nada era entendible.
Unos simios. Se creían princesas y príncipes cuando no eran más que simios todos los que se encontraban en ese grupo de personas.
Sin tomarle más importancia se dirigió a su salón el cual estaba completamente vacío.
—Excelente. —dijo y luego se sentó en su asiento el cual daba a una parte escondida del gran campus que tenía el colegio.
Su mirada aburrida pasó por todos los presentes que se encontraban sentados sobre el césped mojado.
Por unos segundos cerró los ojos imaginándose a sí mismo en su comida cama durmiendo hasta altas horas de la mañana ¡Que precioso!
—¡Sehun! ¡Bro!
Y si, nuevamente interrumpían su paz.
Enojado se quitó de golpe sus audífonos con intensiones de gritarle al individuo pero todo quedó en el camino al divisar a Chanyeol sonriéndole como siempre «¿Acaso no se cansa de andar sonriendo?»
—Chanyeol. —dijo el nombre a la par que saludaba con un movimiento de cabeza.
—¡Aigooo! Tan frío como siempre. —dijo el más alto a la par que tiraba su mochila sobre la mesa.
Mejores amigos, polos opuestos, la amistad más rara del lejano oeste ¡Llámenlos como quieran! Ellos eran así.
—¿Supiste las nuevas nuevas? —preguntó el de grandes ojeras a la par que sus ojos se agrandaban más de lo normal dándole ese terrorífico toque.
—No me importan los chismes Chanyeol. Sabes que me joden. —respondió tajante con la intención de volver a escuchar música.
—¡Pero tiene que ver con Xi! —sorprendido grito el mayor.
«¿Y a mí que me importa lo que pase con ese tal Xi?» se preguntó.
—¿Y quien jodidos es ""Xi"?
Quizá soltar una risa al ver como la mandíbula de Chanyeol casi tocaba el suelo pero la presencia de sus compañeros entrando al salón se lo impidió.
—¿¡No sabes quién es Xi? ¿Xi Luhan!? —exclamó el mayor— Y yo que pensaba que realmente andabas coladito por tu chico.
«¿Tu chico?» joder ¿así se llamaba su hermoso castaño?
—¿Así se llama? Joder, su nombre es igual de precioso que el... —respondió sin medir sus palabras— ¿Que pasó? Dime ¡Rápido!
«¡Ja! Ridículo.» pensó internamente Chanyeol al ver como su mejor amigo quería saber a toda costa que sucedía.
—Bueeeeno... en el panel de noticias hay más de diez fotos de él con mallas y en posiciones raras que creo son de ballet ¡Ballet! —dijo asombrado y un tanto gracioso— Ya sabes, ese baile patético que bailan las niñas ¡El lo baila y es hombre! ¿Lo puedes creer?
Con el rostro neutral observó al mayor y quiso estamparle un gran golpe en la cara al escuchar su risa burlona.
—¿Y eso que? —preguntó enojado— Patético tu por estar riéndote de la pasión de alguien. Mejor hace de tu vida algo porque así cómo estas, no llegaras ni a la esquina.
Y sin más, con la intención de ir en busca del menor, se levanto pero ya era tarde. El odioso viejo gordo de matemáticas había llegado y no podía escaparse. No cuando estaba a un pelin de que lo expulsaran.
Sin dirigirle la palabra a su amigo y mucho menos prestar atención, su mirada preocupada pasó por todo el campus.
Era todo un manojo de nervios y no era para menos. Sabía lo cruel que podían ser todos esos idiotas y lo delicado que era su castaño ¡No podía quedarse de brazos cruzados!
Con pensamientos para nada lindos referidos al menor, imaginándose lo peor, la clase pasó y rápidamente salió del salón al escuchar el timbre que anunciaba un receso.
A largos pasos llego al gran salón de danza donde sabía que siempre estaba el castaño y realmente deseaba encontrarlo ahí ¡Necesitaba ver que estuviese bien! ¡Intacto!
Tomó un largo suspiro al estar fuera del salón y sin más entro encontrándolo absolutamente vacío.
—Mierda, mierda, mierda... ¿Donde estará? —preguntó a la nada.
¡Ja! Grande fue su sorpresa al escuchar unos inaudibles sollozos provenientes de uno de los muebles que se encontraban al final de la sala.
¿Era posible aquello? ¡El lugar era minúsculo! ¿Estaría ahí?
Y dejándose llevar, se acercó y abrió lentamente una de las puertas del gran mueble, sorprendiéndose de ver a su chico, el cual le dirigió la mirada. Su nariz roja, sus mejillas rosas y con lágrimas cayendo y ¡Joder! Sintió la furia recorrer sus venas al ver su ojo morado.
—Por favor, por favor, no me golpees... —dijo entre susurros a la par que se protegía el rostro con sus manos.
Y si damas y caballeros, aquello había roto su corazón.
—No te voy a golpear Luhan... —susurró a la par que se sentaba en el suelo con la espalda pegada a una de las otras puertas del gran mueble— No te tocaría ni un solo pelo.
Cerró sus ojos tratando de calmar sus ganas de sacar al menor de aquel lugar, abrazarlo y buscar al hijo de puta que había golpeado el hermoso rostro de su chico ¡Ese cabron no merecía la vida!
—T-Tu... ¿Como s-sabes mi n-nombre? —ya más calmado pregunto y sin avisar salió del minúsculo espacio con una gracia que dejó cautivado al peli plata.
—Y-Yo... digamos que soy tu fan número uno. —sonrió al ver que el motivo de ese nuevo sonrojo no eran a causa de las lagrimas— ¿Quien te hizo eso?
Con delicadeza tomó el rostro del castaño en sus manos y lo observó directamente a los ojos.
—Realmente no lo sé... —dijo inaudible— Y-Yo solo estaba c-caminando por el pasillo y u-un grupo de chicos me goleó y-y...
Nuevamente lágrimas cayeron de los preciosos ojos de ciervo del menor y nuevamente sintió su corazón doler por aquello.
Si desde un momento hubiese tenido claro que todo se trataba sobre Luhan, no lo hubiese dejado pasar, es más ¡Le hubiese cerrado la boca a todo bastardo que se hubiese reído de su castaño!
—Dime como eran. —exigió.
—N-No vale la pena... ¿Cual era tu nombre? —tímidamente pregunto.
«¡Joder!» de cerca era mucho más adorable que sintió todo su cuerpo temblar.
—Sehun, mi nombre es Sehun. —dijo con una sonrisa— Uh, ya es tarde, debemos ir a clases...
Se levanto y grande fue su sorpresa al ver como le tiraban de la camisa.
—No quiero ir a clases Sehun. —dijo el castaño al ver como se levantaba.
El miedo era palpable en su voz.
—Vamos juntos, te dejaré en el salón y si alguien llega a molestarte mi puño buscará amigos.
Y eso bastó para que ambos se dirigiesen en silencio hacia los salones los cuales estaban repletos de gente, tanto dentro como en los pasillos.
Todas las miradas sobre sus manos unidas.
—¿Oh Sehun y el maricón? —escucho que decían a sus espaldas— No sabía que te iban los hombres pero no te juzgo, tiene un precioso cuerpo y rostro ¡He oído por ahí que las bailarinas son muy flexibles! Me imagino que en la cama el debe ser toda una nena chillo...
Las risas del pasillo cesaron por el resentido golpe de Oh Sehun a Choi Minho.
Desde ese día Xi Luhan no estaría más solo.
Su príncipe azul había llegado.
Ayyy hrmnasss;; si llegaron hasta acá, este es mi regalo a ustedes por haber llegado a mi primer K -notec mi emoción-
Realmente me encanto escribir esto y si, quizás encuentren uno que otro error uwu soy nueva en esto del ballet;;
¿No le perece algo adorable pensar en Luhan bailando? A mí personalmente me encantaaaaa;;
Bueno, sin más me despido pero antes les dejo unas fotitos para que sientan más este pequeñoooo shot;;
Foutté
Arabesques
Grand plie
Grand jete
Developpe
Tour de l'air
Me despido y nos leemos en la última parte de este pequeño fic(?
Os amoooooo💕👳🏽💕