Amor adolescente.

Da NancyHope97

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Aunque no lo quieran Alisson y Evan siempre están juntos. Son vecinos, compañeros, van al mismo colegio, tien... Altro

Amor Adolescente.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capitulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Epilogo.

Capítulo 19

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Da NancyHope97

  Amor Adolescente.-Capítulo 19.

Recordaba cada una de las palabras que su madre le había dicho anteriormente, ni siquiera entendía como era que la conversación había dado ese giro tan drástico ni como ambos habían llegado a esa conclusión que en este momento se le hacía estúpida. Aunque después de todo, últimamente Evan no se caracterizaba por sus buenas decisiones. El nudo en su garganta se intensificaba al igual que la presión en su pecho. Él quisiera que alguien le dijera de vez en cuándo cómo actuar ante diversas situaciones, quizá que alguien escribiera en una guía como enfrentar nuestros errores y repararlos. Porque si cometemos una equivocación, es muy fácil para los demás echarlo en cara y recriminarte, pero entonces para ti se siente tan complicado hacer un retorno y que las cosas sean buenas, sean correctas como lo habían sido antes.

Ahora que su madre le había sugerido irse a estudiar a un colegio lejos de aquí, el realmente no sabía cómo sentirse al respecto, es decir, muy en el fondo sabía que era lo mejor en muchas formas, otra parte le gritaba que estaba cometiendo un error, que no debía hacerlo, que las cosas no se resolvían de esa manera. Y por una parte era verdad, ciertamente ya estaba cansado de tener que huir y evitar las cosas, pero esta vez por más que intentara encontrar una solución no podía hacerlo. Tomó su celular que se encontraba sobre la mesita de noche y observó las distintas llamadas perdidas, algunas eran de Cloe—quien pensó aún estaría enojada con él— aunque la mayoría eran de Eliotte.

Finalmente decidió que necesitaba a su mejor amigo en estos momentos, quizá él simplemente podría darle un buen consejo antes de que cabeza terminara por explotar, además que no tenía humor para escuchar los reclamos e insultos de su amiga castaña..

—¡Finalmente llamas! ¿Qué estabas pensando? ¡Me tenías muy preocupado! ¿Por qué no devolvías mis llamadas?—fueron las primeras palabras que Eliotte le dijo en cuanto contestó, si estuvieran en otras circunstancias él casi podría jurar que hubiera soltado una carcajada por lo paranoico que a veces llegaba a ser su mejor amigo, pero no ahora, no en este momento.

—Lo sé, lo siento de verdad. Pero te estoy llamando ahora y eso es porque necesito que me aconsejes —le respondió lentamente como si quisiera esperar primero la reacción del rubio.

—¿Y ahora que pasa? —preguntó y casi podía escuchar el suspiro de Eliotte a través de la línea. Evan rio un poco.

—Mi madre me sugirió estudiar en otro país, mudarme con mi tía. —respondió con voz cansada.

—¿Cuándo?

—¿Cuándo me lo sugirió? ¿O cuándo me voy?

—No lo sé, los dos —contestó su amigo impaciente.

—Me lo sugirió hace tiempo, si soy sincero no sé cuándo. El tiempo se ha pasado tan extraño para mí que no llevo la cuenta, según ella debo irme hoy por la tarde, ¿sabes? en 6 horas tengo que irme del maldito lugar en que viví toda mi vida, y mi madre piensa que al tomar un avión, simplemente podría alejarme de todo y que quizá los problemas se resuelvan mágicamente.

—Déjame ver si entiendo, en 6 horas te vas del país, para siempre. ¿Y a penas me lo dices? A mí, que soy tu mejor amigo desde hace años, bueno, gracias por ser tan considerado.

—Lo siento mucho, pero no sabía cómo decírtelo, pensé que si estuviera a horas de irme, todo sería más fácil.

—¿Y lo es?

—No mucho en realidad, me sigo sintiendo igual de horrible.

—¡Vaya! Sin ofender, pero tu vida parece como una telenovela absurda y dramática.—exclamó, sin embargo había un toque de humor en su voz.

—No es gracioso. ¿Qué crees que debería hacer ahora? Siento que todo lo que ha pasado es por mi culpa.—susurró Evan a través del teléfono y revolviendo sus rizos torpemente.

—¿Que quieres que te diga amigo? Yo realmente no tengo la menor idea, te podría aconsejar que hablaras con Alisson antes de irte pero considerando como están las cosas ahora, siento que no sería lo mejor.

—Me gustaría despedirme de ella, te lo juro, pero ni siquiera sé si querrá verme. No puedo culparla de todos modos. —suspiró haciendo una mueca.

—Pero tampoco te culpes a ti ¿de acuerdo? Puedes escribirle una carta y luego personalmente me encargaré de entregársela ¿te parece bien?—sugirió Eliotte y el negó a pesar de que su amigo no podía verlo.

—No estoy seguro, es decir ¿qué más puedo decirle? creo que lo mejor es dejarla en paz, al fin y al cabo irme a Londres es el punto de todo esto.

—Personalmente me encargaré de decirle que te irás no importa que aún me odie, soy su mejor amigo y tendrá que perdonarme y escucharme, quizá podamos ir todos a despedirte en el aeropuerto, Cloe, Kristell, Alisson, yo…como los viejos y buenos amigos que éramos antes.

—Antes que todo se fuera a la mierda querrás decir. —el río amargamente y tragándose el nudo de su garganta. —Gracias por decirle a los demás, tengo tantas cosas por hacer,

—Ambos sabemos que esa no es la razón por la que no quieres despedirte de nuestros amigos Evan, siempre has sido muy cobarde y esta vez te da miedo dejarles…insisto en que no afrontar las cosas será la causa de tu destrucción.

—Tengo miedo de que todo el mundo te odie.

—No sé qué esperaba oírte decir, siempre tienes miedo, tarde o temprano tendrás que afrontar a todo lo que temes.

—¿Qué quieres que te diga? No es como si mi padre fuera un buen ejemplo, me abandonó y abandono a mi madre y a Alisson, y mi mamá me ocultó muchas cosas durante años, es lo que soy porque ellos me hicieron así.

—Culpar a las personas de tus errores es lo peor que puedes hacer, ellos no tienen la culpa, cada quien tiene que hacerse cargo de sus errores, espero por tu bien, que algún día lo entiendas.

—¿Desde cuándo te convertiste en un filosófico de mierda? —preguntó con un deje de cariño en su voz.

—El día en que mi mejor amigo, comenzó a vivir una de las más absurdas situaciones del planeta. —se quejó y él casi podía imaginar el puchero en su rostro.

—Te voy a extrañar, aunque seas un gay de closet y nunca hayas confesado tu amor por mí.

—Oh Evan, créeme que si fuera gay me hubiera enamorado de cualquier tipo en este planeta menos de un idiota como tú, pero también te voy a extrañar tan jodidamente mucho.

—Yo también, pero quizá eso es lo que necesito en este momento…comenzar desde cero para poder remediar todo lo que hice mal en un pasado. Gracias por todo y por haber estado aquí.

—Aún no es la despedida bobo. Iré a tu casa más tarde y a despedirte en el aeropuerto. Nos vemos. —se despidió Eliotte y él sonrió quizá la primera sonrisa genuina que tenía en el día.

—Adiós, te espero.

Miró la pantalla en su celular y comenzó a pensar en muchísimas cosas que le gustaría hacer, en todas las personas que le gustaría llamar pero que siempre esa cobardía le impedía. Las palabras de Eliotte resonaban en su cabeza “no sé qué esperaba oírte decir, siempre tienes miedo, siempre eres un cobarde, tarde o temprano tendrás que enfrentar a todo lo que temes” ¿tarde o temprano? ¿y qué tal si ya era demasiado tarde para enfrentarlo? ¿y qué tal si jamás en su vida se volvía a sentir feliz? Temía hablar con ella, temía hablar con ella y que la poca cordura que le quedaba se rompiera y se volviera loco de dolor.

Cerró la tapa de su celular y lo arrojó a la cama. Lentamente comenzó a empacar todas sus pertenencias, tomando con cuidado aquellas que eran especiales para él, como sus discos favoritos y su guitarra y arrojando descuidadamente a la maleta aquellas como su ropa. Ese día había estado repleto de sin fines de suspiros bastante melancólicos, finalmente logró empacar un poco de su ropa y algunos otros objetos importantes o indispensables para él. Tomó los cuadernos en dónde solía escribir las canciones que componía para la banda, hacía tanto que no se hacía cargo de sus pequeños pasatiempos, de esas pequeñas cosas que antes le hacían feliz.

Escribir y componer canciones, cantarlas y tocar su guitarra. Reunirse con sus amigos, ir al cine, reírse por tonterías y llorar por películas románticas, era absurdo como podía extrañar tan inmensamente mucho todas esas cosas a las que antes no le ponía atención. Se encogió de hombros, como si con esa acción pudiera restarle importancia y que dejara de doler tanto como lo hacía, quizá—pensó—en Londres podría comenzar de nuevo y podría retomar esas preciadas distracciones, tal vez todo sería mejor. Meneó su cabeza negativamente ¿a quién quería engañar? no importaba que viajara al otro lado del mundo a huir de sus problemas y sus errores, aquí era el lugar que lo había marcado, donde vivía el amor de su vida y sus mejor amigos de siempre.

Corrió hacía el baño mientras preparaba su tina con agua caliente dispuesto a intentar calmarse y relajarse, y retomar su actitud positiva, se metió delicadamente dentro de ella mientras los recuerdos de su pasado, de años atrás, recuerdos de su niñez, algunos otros mucho más recientes; todos y cada uno de ellos lo habían marcado de una manera inimaginable, y no sólo eso, todos había quedado a fuego grabados en su corazón y en su mente. Recuerdos alegres, divertidos, especiales y luego venían los tristes, dolorosos y que aún hasta el día de hoy lo hacían querer morirse.

Recuerdos de la banda, de la adrenalina, de ese tonto sentimiento que el mundo era suyo, de sus amigos—de los buenos, de esos que son para toda la vida—, de Alisson; Y entonces, pensaba en ella y deseaba que de verdad el tiempo no hubiera pasado porque los recuerdos de su primer y único amor hasta ahora seguían tan presentes. Y siempre, siempre volvía a preguntarse lo mismo ¿qué mierda era lo que había pasado? Porque…Evan lo amaba y Alisson también a él. O al menos eso era lo que Alisson siempre le susurraba siempre después de hacer el amor,  Evan tenía muy presente esas palabras, y siempre las tendría, de alguna manera u otra.

Pero la vida no es nada, nada justa; sobre todo con él. Y no es que quisiera hacerse la víctima como aquellas jóvenes doncellas de los cuentos de princesas, en dónde tienen una madrastra y hermanastras que le hacen la vida imposible y tratan de alejarla del príncipe, ni mucho menos estaba esperando a su hada madrina que solucionase todo, ni tampoco que un príncipe fuera a rescatarle y protegerle del mal. La vida no funcionaba así y había cosas que simplemente se salían de nuestras manos, como la forma en que él seguía suspirando por su aroma a pesar de que no debería hacerlo. ¿Pero no era nada malo? Él no tena la culpa ni le hacía daño a nadie, no lastimaba a nadie al recordar cómo se sentían sus besos y su boca sobre la suya, se trataba de su mente después de todo.

Sus pensamientos estaban seguros, a salvo dentro de su cabeza, y aunque en este momento, en que las lágrimas comenzaban a salir sin que él pudiera controlarlo se sentía débil y estúpido, él sólo agradecía poder recordar uno a uno, cada momento que pasó a su lado por insignificantes y pequeños que fueran. Aun recordaba todo como si hubiera sucedido tan solo hace unos minutos, como el día en que se sentó en su regazo hablando de cómo le había ido en el día, sintiéndose tan maravillosamente bien, y seguro.

Recordaba los pequeños momentos donde discutían por tonterías y al último se soltaban riendo a carcajadas, incluso el día cuando se besaron por primera vez y ambos estaban aterrados y muertos de miedo. Él sabía que esos momentos no volverían sin embargo se sentía tan bien cerrar los ojos, recordando todo y tratar de sentir de nuevo aquellos sentimientos de un pasado. Inmortalizar con su memoria; su presencia y aroma. Ahora Evan estaba solo con los recuerdos de un buen tiempo, un tiempo en que estaba feliz, los recuerdos de los tiempos que jamás cambiaría por nada en el mundo y que daría cualquier cosa por volver a vivirlos otra vez a su lado.

Porque hay personas que se hacen tan indispensables en la vida que cuando ya no están dejan como lugar, un vació y Alisson había sido una de ellas, la más importante, la que se había metido tan adentro de su ser. Y se aprende a vivir con ello, pero no se olvida ni por eso se deja de extrañar, ya nunca vuelve a ser igual, no después de tocar el cielo con tus manos y después caerte de la nube sin siquiera esperarlo y luego sientes que nunca jamás podrás reemplazar ese cielo, solo podrás seguir extrañándolo, con la esperanza de que vuelva y que pueda todo ser igual, para poder abrazarlo y decirle que nunca más lo dejaras ir. Sin embargo eran sólo fantasías, tonterías, algo que por más que lo intentaran y ambos lo desearan no podría suceder, su amor era dañino y doloroso, hacía más mal que bien y eso no era justo para nadie.

Y era tan nostálgico recordar momentos tristes pero aún más recordar los momentos felices, y parecía que ese día en específico todo estaba en su contra porque cada recuerdo era tan vivo; con texturas y colores tan presentes, las fragancias y aromas del pasado. ¿O era sólo porque son los recuerdos de ellos dos? "Discusiones, risas, besos, promesas, promesas rotas..." Todo se arremolinaba y lo hacía sentirse tan perdido y confundido. También cansado, se preguntaba si algún día podría simplemente darle vuelta a la hoja y dejar ir todo lo malo. Pero es que ahora que el rizado sabía que probablemente ya no volvería a ver al amor de su vida, ni a sus amigos, ni a su banda, no podía controlar esa ansiedad, esas ganas de vomitar, esas ganas de simplemente hacerse bolita y desaparecer.

Su madre le llamó para ver si estaba listo para irse. Él vuelo se había adelantado 2 horas, ya que había probabilidades de una tormenta eléctrica más tarde y no podían arriesgarse a que el vuelo se cancelara por culpa del clima. Él asintió lentamente y confundido, su mamá le dijo que se diera prisa, que había llamado un taxi para que lo llevara al aeropuerto. Le dio un corto abrazo y le dijo que lo extrañaría. Él llamó a Eliotte presa del pánico, ya que por lo menos quería despedirse de él antes de irse, pero él no contestó, lo intentó una y otra vez pero no contestó ninguna de sus llamadas. Sonrió débilmente y un nudo se formó en su garganta, después de todo se iría sin decirle a nadie, como si jamás hubiera significado nada en la vida de todas esas personas que habían sido importante para él.

 

                                                                                      » «

Se apartó los cabellos rubios que se pegaban a su frente, seguía pensando en las formas en que podía convencer a su mejor amigo para no marcharse. Él no podía hacerlo, Evan era una de las personas más importantes para él, y todo dentro de sí le decía que las cosas podían arreglarse. Quizá no ser como antes pero podían reparase, no estaban del todo rotos. Aún estaban los pedazos, aún tenían solución, pero para eso necesitaban estar unidos, intentar encontrar una solución todos juntos.

Sacó su celular de su bolsillo, para ver la hora, para ver cuánto tiempo tenía antes de que su amigo se fuera, pero su batería había quedado completamente muerta, con todos los sucesos que estaban pasando ni siquiera se había dado cuenta que llevaba días sin conectar su celular a una béndita corriente eléctrica. ¡Genial! —pensó irónicamente. Su preocupación creció aún más al darse cuenta que si Evan quería contactarse con él no tendría medios para hacerlo. Tenía que darse más prisa si era posible.

Aceleró más el paso hasta encontrarse finalmente con la casa de Cloe, cerró los ojos recordando la última vez que había estado en ese lugar. No eran recuerdos muy agradables ni muy alentadores tampoco. Había sido el día en que todo se había desmoronado en una medida hilarante. Apartó esos pensamientos de su mente y tocó el timbre esperanzado de que las cosas fueran bien. Cuando la puerta se abrió, se encontró con Ian.

—‘Oh, es una sorpresa tenerte aquí —le dijo sarcásticamente, y Eliotte se preguntó internamente si acaso había dicho algo malo para enfadar a Ian.

—Mira, no tengo tiempo para esto. Escuché que Alisson está durmiendo aquí con Cloe ¿es verdad? —preguntó sin rodeos, si bien, no le gustaba que las personas estuvieran enojadas con él y mucho menos si no sabía la razón detrás de ese enojo, no tenía tiempo que perder.

—¿Para qué quieres saberlo? Últimamente ella y mi hermana están muy raras y se comportan de una manera bastante sospechosa. —le contestó y él apretó la boca en una fina línea, de acuerdo ese no era un comentario que le pusiera feliz.

—Simplemente todos nosotros no estamos pasando por nuestro mejor momento ¿de acuerdo? —respondió defensivamente, odiaba que las personas hablaran sobre temas que no comprendían en absoluto.

— ¿No están pasando por su mejor momento? ¡Pero si ninguna de ellas ha salido de la habitación desde días! Soy yo el que tengo que llevarles comi- ...— Ian se detuvo al ver que Eliotte ya no le estaba prestando atención y en cambio había empezado una marcha hacía la habitación de arriba. —¡¿Qué haces?! —chilló indignado.

—Ya me dijiste lo que tenía que saber y es que ellas se encuentran en la habitación de Cloe, ahora si me lo permites necesito hablar con tu hermana y Alisson.

—Tú y tu amigo son unos idiotas —murmuró el castaño entre dientes mientras negaba con la cabeza.

—Dime algo que no sepa, amigo. —le respondió con una pequeña sonrisa.

Subió los escalones lentamente hasta encontrarse en la puerta de Cloe, rosa y con flores en los extremos. Sonrió levemente ya que a pesar de todo en el fondo seguían siendo niños, niños jugando a ser adultos. Quizá era por eso que las cosas les habían salido tan mal, en todos los aspectos posibles. No podía ser que todas las cosas cambiaban tan rápidamente, era absurdo. Golpeó la puerta con dos leves toques con sus manos,  se preguntó qué cosas estarían haciendo. Sólo esperaba que no estuvieran llorando, no soportaba ver a las mujeres llorar, no soportaba ver a ninguna persona llorar, en realidad.

—¡Adelante! —escuchó la voz suave de Cloe. Hizo caso a su voz y abrió la puerta para encontrarse con las chicas.

—Hola. —saludó tímidamente, Cloe se encontraba en frente del computador, en una de sus redes sociales—cosa que no era de extrañar—y Alisson estaba recostada en la cama con la vista perdida y sus auriculares puestos—tampoco era nada fuera de lo normal. —ninguna le respondió el saludo.

—¿Qué haces aquí? —la primera en hablar fue Cloe quien a pesar de que su mirada no detonaba molestia, aun podía ver el resentimiento en ellos.

—Vine a hablar con ustedes por supuesto —respondió acercandose lentamente y con cautela.

—Bien, pues te escuchamos, espero que sea algo bueno.—su voz amenazante hizo que algo dentro de él se estremeciera, asi que no tuvo más opción que quedarse en silencio, un enorme silencio incomodo,

—¿Saben la hora? —preguntó finalmente y las 2 le miraron incrédulas.

—¿Viniste para pedirnos la hora?—la voz de Alisson probablemente salió más dura de lo que pretendía.

—No, yo v-vine para decirles algo muy importante.

—¿Qué pasa? ¿Qué es lo que tienes que decir?—una vez más guardó silencio, se preguntaba si era una buena desición contarselo, quizá Alisson terminaría por colapsar y él no quería eso.

—Te ves muy nervioso—comentó Cloe mientras se acercaba a él, tal vez ella había notado la preocupación y nerviosismo en sus ojos.

—Estoy nervioso.—le respondió sonriéndo debilmente.

—¿Por qué? Solo habla y termina con todo esto.

—Bien, Evan se va a ir a estudiar a Londres, se va ir hoy a Londres.—dijo atropelladamente, y de acuerdo, las reacciones de ambas no habían sido lo que había esperado.

—¿Se va? No, él no puede irse—Cloe exclamó, mientras se paseaba por la habitación y lucía comi si estuviera a punto de tener un aneurisma, en cambio Alisson permanecía mirando sus manos en silencio 

—Puede y lo va a hacer, si no hacemos algo, es por eso que vine a hablar con ustedes...—sus palabras fueron acalladas cuando escuchó el murmullo de Alisson.

—¿Así que va a huir de nuevo?  ¿Qué no conoce otra manera de enfrentar los problemas?

—Pues al parecer no, y por eso tú tienes que impedirlo.

—¿Impedirlo? ¿Para que? ¿Para seguir haciendo las cosas mal? Estoy harta de todo esto, ¿sabes?—finalmente ella le miró a los ojos, podía ver su dolor y desepción, grabada en sus rasgos y ojos.

—Alisson no lo entiendes, ustedes ya cometieron demasiados errores es hora de que los reparen.—gracias a todo lo santo, Cloe intentó razonar con ella.—Eliotte—llamó su atención y le miró fijamente—Alisson y Evan no son hermanos, su mamá le mintió.

—¡¿Qué?!—de acuerdo eso era algo que prácticamente podía cambiar al mundo, si se usaba con inteligencia, quizá exageraba pero se sentía como si fuera la noticia más relevante e importante del universo, también se sintió impotente y una profunda ira hacía la madre de Evan.

—Tal y como lo oyes, así que no hay ninguna razón para que ellos sigan haciendo estas cosas inmaduras —acusó la castaña mientras cerraba su cumputadora y tomaba unas llaves para dirigirse a la puerta.

—¡Yo no soy la que se va a ir a otro continente, Cloe! —se defendió mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.

—Pero eres ahora la que le está ocultando algo gigante a Evan, eres la que no quiere hacer algo para reparar algo que pensamos que estaba roto pero simplemente está descompuesto.—respondió Eliotte mirandola con ternura.

—¿Desde cuándo hablas con metáforas?—se burló ella con una sonrisa acuosa, haciendole sonreír de vuelta.

—Desde el día en que mis mejores amigos, comenzaron a vivir en una de las más absurdas situaciones del planeta. —citó una de las frases que le había dicho a Evan en la mañana, seguía teniendo razón.

—No hay tiempo que perder, entonces.—asintió ella, y todos se dirigieron a la puerta.

                                                                                                         » «

Los tres muchachos corrían a toda la velocidad que sus piernas les permitían, se pateaban mentalmente por no haberle pedido a Ian que les prestara su automóvil o que directamente les llevara hasta la casa de Evan. Cuando entraron a la calle, y cuando pasaron por su casa, Alisson ignoró la pulsada de dolor que obtuvo cuando pasó al lado de lo que fue su hogar durante toda su vida. Se preguntó que era lo que su padre estaba haciendo y si acaso la extrañaba. Aun así aparto esos pensamientos de su cabeza al encontrarse en el lugar donde Evan se encontraba.

                                                              Todo se sentía tan lejano, como una fantasía.


Se apresuraron hacía la puerta de entrada y tocaron mientras esperaban impacientes, Angélica les abrió y se veía como si hubiera estado llorando. Su maquillaje estaba corrido, y ojeras permanecían bajo sus ojos. Ella frunció el ceño, sin embargo permaneció parada en la puerta cruzada de brazos, como si esperara una explicación de porqué estaban ahí.

—¿Donde esta Evan? —preguntó Alisson y su voz salió rota y desesperada, sentía que si no lo veía en cuanto antes moriría. Lo único que quería era abrazarlo, besarlo y decirle que no eran hermanos, que ya no importaba nada y que ya podían estar juntos y también darle un golpe por ser un idiota, si era honesta.

—Oh, cariño. La pregunta correcta es…¿Qué diablos estás haciendo tú en mi casa? —escupió casi con asco y la rubia apretó los dientes, no es como si le tuviera muchísimo aprecio a esa mujer tampoco.

—Por favor señora…solo puede decirle a su hijo que estamos aquí y queremos verlo.—pidió Cloe, y su voz salió tan necesitada que Angélica tuvo que mirar hacia otro lado.

—No puedo, se acaba de ir en realidad al aereopuerto, su vuelo de adelantó, no sé si sepan pero se ira a estudiar al extranjero, así que deberían de empezar a olvidarse de él.

El fuerte golpe en la mejilla de Angélica, los dejó boquiabiertos, Alisson normalmente no era una persona agresiva pero esa tipa a había logrado sacar una de las peores cosas dentro de sí misma.

—¡No estamos para juegos! ¿¡Donde está él!? —gritó furiosa, preparada para el próximo golpe, sin embargo Eliotte se interpuso entre las dos mujeres.

—¡Por dios! Esto no se resuelve de esta manera —chilló como si no pudiera creer lo que la rubia había hecho.

—¡Eres una salvaje! Igual que tu madre —escupió Angélica, y prácticamente fue uno de los peores insultos que pudo haberle dicho, considerando la situación.

—¿Sabe algo? Hace unos días fui a visitar a mi madre, ella está muy bien por si le interesa, igual que su ex-marido, tienen una hija y una gran casa, una familia unida. Algo que ni usted, ni Evan ni yo, hemos tenido jamás y con todo esto que ha pasado solo me he dado cuenta que su ex tiene un pésimo gusto, al estar con una persona tan loca como usted y luego irse con una persona como mi madre—tomó un respiro—yo no soy igual que ella, ni Evan ni yo somos como ustedes en absoluto... podemos ser inmaduros, estúpidos y cobardes pero no somos mentirosos.

—¿De que estás hablando?—el rostro de la mujer formó una mueca de terror.

—¿De que creé usted? Mi mamá ya me lo dijo todo, la verdad. Así que su mentira y la de mi padre llegó hasta aquí.

—¿Me estas amenazando?

—No.

—¿Así que vas a arruinar la oportunidad de Evan de empezar desde cero, de poder ser feliz?

—Si, lo voy a hacer. ¿Y sabe por qué? Porque jamás en mi vida, había estado tan segura que mi felicidad y la de su hijo no está en tratar de que todo sea como un cuento de hadas, la vida es difícil, dura, dolorosa…llena de personas como usted...pero ahora lo sé, que debemos estar unidos y compartir cada uno de esos momentos ya sean buenos o malos.—se dio la media vuelta, se había dado cuenta de que quizá era verdad de que Evan ya se había ido al aeropuerto, lo mejor era darse prisa y alcanzarlo.— Está bien, chicos, basta de perder el tiempo con personas que no valen la pena…vamos a recuperar al amor de mi vida.

                                                                   

         

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