¿Me Gustas? | fanfic JM - BTS

By GRACIELA-HT

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Jamas me he enamorado, ¿Será que esto es amor? •Fanfic-J.M• (BTS) "Prohibido su adaptación." ••• #98 (23/04... More

¿ME GUSTAS?
Capitulo|2
Capitulo|3
Capitulo|4
Capitulo|5
Capitulo|6
Capitulo|7
Capitulo|8
Capitulo|9

Capitulo|1

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By GRACIELA-HT

CAPÍTULO |1

— Pero papá, ¿cuántas veces tengo que repetirte que no quiero estar en un hotel? —le dije mientras tomaba una de las maletas.

— Solo serán dos días, ya conseguiré donde quedarnos —tomó las demás maletas y con esto comenzó lo que parecía ser un día agotador.

Caminábamos por el aeropuerto con prisas. Por un lado mi padre llevaba su perfil impecable, listo para ponerse al día con el trabajo y yo… yo solo quería que un meteorito cayera a la tierra y me hiciera volar en mil pedazos. 

Al llegar a la salida, nos detuvimos unos segundos hasta que un taxi hizo su parada y subimos en él.

No había otra palabra que pudiera definir lo que sentía por los hoteles que no fuese odio, sentía que nunca llegaba a tener la suficiente privacidad que necesitaba.

Al llegar nos registramos y subimos al sexto piso. Entramos a la habitación y tiré la maleta a la cama. Di un brinco y me dejé caer acostada mientras cerraba los ojos con cansancio.

Tantas vueltas, viajes y demás me tenían agotada.

— Ianthe —me llamo mi padre al tiempo que escuchaba como acomodaba sus maletas sobre la cama para sacar ropa — Todo irá bien, solo un par de días y nos iremos de este hotel, conseguiré donde quedarnos… y recuerda, está vez no son vacaciones. —Intento subirme el ánimo.

— Dime cuando lo son — me queje al tiempo en que me levantaba de la cama solo para verlo organizar algunas cosas.

— Me encantaría que estuvieras repasando tu coreano. —sus ojos encontraron los míos, y en ellos podía ver cuánto le preocupaba que pasáramos por cambios constantemente.

Era consiente de todos los acontecimientos que llevaba cargando hasta hace unos años atrás, y que al parecer seguían repitiendose, pero saber eso y ver la mirada de mi padre que intentaba animarme estando preocupado por mi, me daban náuseas, me ponía nerviosa.

— Estuvimos cinco meses en Incheon, creo que tengo muy bien practicado mi coreano. Y sabes que mamá me enseñó bien— di un largo suspiro dramático para relajar el ambiente e intentar verlo sonreír.

— En cinco meses no aprendes lo suficiente, ¿o eres una chica prodigio? —  rodeé mis ojos.

— Lo hablo bien, casi completamente fluido. — Me encogía de hombros. — Tampoco fue tan difícil de aprender después de todo, tuve más problemas con el español y lo sabes.

— Muestra me, quiero que de ahora en adelante solo hables coreano.

—Bien. —comencé a hablar en coreano —de todas formas es fácil. Deberías estar orgulloso de mi.

— Ya estás inscrita en un colegio. —cambio de tema mientras  hablaba en coreano igualmente. Era sorprendente la facilidad que tenía con los idiomas, lo envidiaba.

— ¿Qué? ¿tan rápido? —me trabe en la última palabra.

— Te dije que no serían vacaciones, iras mañana así que te recomiendo que repases los últimos estudios que tuviste en Incheon. Iré a una junta, volveré más tarde, no salgas del hotel.

Entrecerré los ojos y sonreí sarcástica. — ¿A dónde podría ir?

Me guiño un ojo antes de salir y dejarme sola, de nuevo.

•••

Estuve cerca de dos horas repasando la pronunciación de algunas palabras y después de un rato me aburrí. Había retomado los temas de mis últimos exámenes pero era más de lo mismo, me aburría y no me apetecía seguir con ello. Eso de estudiar no es lo mío.

Camine hasta la ventana y mire las calles de lo que era Seúl.

Logre ver a un pequeño grupo de chicas caminar juntas, todas abrazadas.

Y de nuevo varias preguntas se arremolinaron en mi cabeza.

¿Lograre tener amigos esta vez? ¿Por qué tiene que ser tan difícil? ¡Estúpidos viajes! Jamas tuve oportunidad de nada a causa de ellos.

Sentí como mi corazón se encogia.

Es triste que al pensar en lo poco y corto que ha sido mi vida, jamas haya hecho amigos de verdad; o no me hablan, o me voy antes de siquiera intentar algo, o simplemente no les agrado. Siempre lo mismo. Con suerte espero que está vez sea la primera opción y no la última.

•••

— Ianthe, vamos despierta ¿Quieres perder tu primer día de clases? —escuche su espantosa e irritante voz. Lo amo pero tengo sueño.

Me levanté como pude y abrí mis ojos lentamente — Para serte honesta… si —murmure y deje salir un largo bostezo.

No mentía. No me apetecía pasar de nuevo por la típica rutina de cambio de escuela, presentarme frente a un grupo de personas que seguro me ignoran, murmullos sobre mi aspecto o de donde vengo, y si la cosa escalaba podría incluso tener que soportar a algún bravucón que se quiere hacer el payaso con mi llegada. Definitivamente no quería pasar de nuevo por eso.

— Toma —dijo entregándome una bolsa negra.

— ¿Qué es eso? 

 “¿Una bolsa negra para cubrir mi rostro? Gracias papá, me subes los ánimos por los cielos”

— Tu uniforme, un estudiante lo trajo una hora después de que te dormiste. Resulta que las cosas en Seul son más prácticas que en otros lugares. —me miro un par de segundos y me dedico una sonrisa. — Te verás hermosa con tu nuevo uniforme, irás a una buena escuela y harás amigos, yo tendré mucho trabajo pero al final del día saldremos a cenar algo y dar un corto paseo…— lo mire de reojo y solté un bufido.

Me levanté y con el uniforme en la mano me di una ducha, salí y me vestí, seque mi cabello y lo peine dejándolo suelto.

No era la primera vez que hacíamos esto y sin embargo, siempre me ponía nerviosa, me preocupaba de sobremanera toparme con gente desagradable, y al mismo tiempo me preocupaba encontrarme con gente buena y atenta, ¿Cómo tendría que reaccionar a aquello? ¿Cómo me comportaría? ¿Les agradaría?

Los cinco meses que estuve en Incheon tuve el inconveniente de que me tomaban por la chica extranjera, “cara de plagio” “la chica ilegal” ”cara pálida”, etc. A pesar de haber nacido ahí, mi vida pertenecía a Lyon en Francia, mi madre era completamente coreana así que había heredado muchos rasgos de ella, pero mi padre, por otro lado, era inglés, así que mi perfil eran un tanto distintos para lo que suele llamarse “típico estándar coreano”.

— ¿Lista? —dijo mi papá mientras me entregaba mi mochila.

—Eso parece… me sudan las manos —susurré y él soltó una risita que parecía igual de nervioso que mi estado.

Salimos del hotel, y note que mi padre ya había rentado un auto. Para ser honesta, está vez él se estaba moviendo rápidamente para “adaptarnos”. 

Quizá tenga razón y todo saldrá bien está vez, tengo que relajarme.

Después de varios minutos de camino llegamos a una escuela, era en definitiva la escuela más grande a la que había asistido, parecía sacada de alguna película.  Estaba conformada por varios edificios y por un costado se abría un enorme campo que daba lugar a canchas de béisbol y fútbol. 

Salí del carro y cerré la puerta detrás de mí mientras seguía admirada por aquel lugar.

— ¡Suerte! —escuché gritar a mi padre.

Me gire y me asomé desde la ventana para mirarlo asombrada y  molesta.

—¿No bajaras? ¿Bromeas? —parecía más una súplica.

Y es que no me lo podía creer, ¿me dejara sola aqui, en medio de la "nada"? Lo que quiero decir es que apenas y puedo con unas pocas frases del idioma, y que decir de ubicarme. ¡Tiene que estar bromeando! 

¿Que se supone que iba a hacer yo sola? ¡Se que no soy una niña pero por Dios! ¡Es mi primer día de clases en una nueva ciudad que no conozco!

— Tranquila, por el pasillo encontrarás las oficinas, no están muy lejos de la entrada. Confío en ti, y sé que esto te ayudará a llevarlo mejor. Mi pequeña chica independiente. Te amo, cualquier cosa no dudes en llamarme. —dijo y puso el carro en marcha perdiéndose de mi vista.

“¡Genial! Ni siquiera me dio oportunidad de preguntarle si tenía que entregar algunos papeles importantes, documentos y demás. Mi padre es simplemente fantástico”

Camine hasta la entrada de la escuela y hable con lo que parecía ser el subdirector. Después hable con una mujer que creo que era una de las secretarías y después me dieron mi horario y el número de casillero, y antes de que pudiera hacer alguna pregunta, me sacaron de las oficinas mientras me decían que llegaría tarde a clase. Todo fue tan rápido que apenas había entendido ni la mitad de sus indicaciones.

Me puse en marcha y caminé hasta encontrar el supuesto salón. La puerta era corrediza color marfil. Entre y todas las miradas fueron a mi casi de inmediato. El profesor se miraba molesto y antes de que hiciera un intento por regañarme le dije que era nueva.

— Presentante ante la clase, entonces.—dijo y se giró para escribir algo en la pizarra.

En su frente se veían algunas arrugas y su cabello era canoso, si no fuese por su tono de voz diría que es un dulce anciano, sin embargo, parecía estar enojado con la vida.

Mi corazón palpitaba con fuerza en mi pecho y llegaba a escucharlo en mis oídos. Estaba segura que mi cara estaba de un color rojo, y poco me faltaba para orinarme encima cuál perrito Chihuahua muerto de nervios. Odio esta sensación de ser la nueva.

— Mi nombre es Ianthe. Ianthe Blue —murmure entre dientes e intenté hacer la usual reverencia.

El maestro se giró y me miró esperando a que dijera algo más, pero solo me encogí de hombros y evité conectar miradas con mis nuevos compañeros de clase.

—Puedes sentarte ahí —dijo después de notar que no volvería a abrir mi boca y apunto el único asiento vacío.

Los bancos eran por pareja así que por desgracia alguien estaría invadiendo mi espacio o yo el suyo.

Camine hasta aquel asiento dejando que el sonido de mis pisadas provocarán un pequeño eco en el aula mientras todos me miraban curiosos, al estar frente al que sería mi lugar, acomodé mis cosas con velocidad y me senté. El chico que estaba sentado del otro lado me miró de reojo y note que los otros dos que estaban sentados frente a nosotros también. 

Saqué un cuaderno y un lápiz y como pude comencé a hacer lo que todos hacían, escribir lo que el maestro decía. Pero como soy toda una lenta, cada palabra que él decía me tomaba cinco minutos apuntarla.

Mis manos estaban temblando, y escuchar como hablaba con fuistes me hacía detenerme continuamente para tratar de descifrar algunas palabras.

El chico que se encontraba a mi lado levanto la mirada y note que estaba sonriendo divertido ¿se burlaba de mi? Me arrebató la pluma y me quitó el cuaderno y solo comenzó a reescribir lo de su cuaderno pero ahora en el mío.

Quizá no se burlaba de mí…

Una parte de mi se alegro de saber que alguien estaba dispuesto a ayudarme con algo como la escritura. Y aunque hubiese intentado parar mis fantasías, ya imaginaba que podríamos ser amigos.

Cuando las clases terminaron yo comencé a guardar mis libros en mi mochila con rapidez. Tenía ganas de escapar de ese lugar, aún me sentía como un Chihuahua indefenso rodeado de perros enormes y amenazadores.

Sentí como un chico se colocaba a un lado mío. Lo ignoré y me levanté de mi asiento. Pero cuando trate de pasar por un lado de él, este dio un paso cerrandome el camino, levanté la vista lentamente y mire a un chico alto, sus ojos pequeños y oscuros se encontraron con los míos, así que desvíe la mirada y observe su cabello largo que caía con cierto revuelo en su frente. De su boca brotó una sonrisa que me hizo darme cuenta que quizá lo había estado viendo de más.

— Hola, soy Jeon Jung Kook, dime Kook si se te dificulta —me sonrió ampliamente  y desvío la mirada mientras revolvía un poco su cabello, estaba incómodo y yo también.

Había notado un par de chicas en la puerta del salón que cuchicheaban mientras nos observaban, o más bien, mientras me miraban a mi.

Fruncí el ceño. Mierda, así comienza todo.

Yo sola en el salón con los chicos problema burlándose de mí, de mi pronunciación y de mi aspecto.

Sentí como el bello de mi cuerpo se erizaba en alerta al recordar unos problemas que había tenido en Lyon con dos chicos que no paraba de molestar. No quería pensar mal ante está situación pero los recuerdos de aquel entonces y del chico acorralandome solo para intentar tocarme, hicieron que se me revolviera el estómago.

—Soy Ianthe —dije apenas en un hilo de voz tratando de desvanecer aquellos pensamientos que me perturbaban. —Bueno, claro que lo escuchaste cuando llegue.

Mordí mi labio con nerviosismo y sentí como mis piernas comenzaban a temblar, necesitaba calmarme ahora mismo o terminaría haciendo el ridículo.

Mire otro par de pies juntarse a nosotros y levanté la vista nuevamente.

— Soy Park Jimin. Eres… diferente. —Lo dijo más para él — ¿Tailandesa? No, las tailandesas tienen lo suyo. —su mano tocó su barbilla y me miró pensativo pero con un brillo burlón en sus ojos. 

— ¿Qué? — pregunté mientras acomodaba mi mochila sobre mi hombro tratando de así hacerles notar que ya quería irme de ahí. —No, no soy tailandesa. 

— Oh perdona, no quería ofenderte — levantó una de sus cejas y me examinó con la mirada antes de seguir — Escribes muy mal, te recomiendo que practiques más —Dijo de forma acusadora —Tampoco estaría mal que te arreglaras un poco —señalo mi cabello.

— ¿Qué te pasa? cállate — habló el otro chico.

—No, está bien, no importa. — Ambos se giraron a verme. Jimin se había sentado sobre uno de los pupitres y Kook estaba parado a un lado con los brazos cruzados. —Bueno, yo me voy, y gracias... —Hice un gesto con mi mano para que entendiera que me refería a la escritura —imbécil —susurre en francés para mis adentros.

Me abrí paso hasta la puerta y salí hasta los pasillos de la escuela, camine a paso rápido y cuando por fin estuve afuera busque con la mirada el carro que había rentado mi padre, al encontrarlo corrí hasta el otro lado de la calle para subir.

Me puse el cinturón y dejé salir un suspiro. Definitivamente no quiero volver.

—¿Cómo te fue? ¿amigos? —me habló mientras ponía el carro en marcha. — Espero que hayas tenido un buen primer dia

— Lo de siempre, una clase normal sin nada más — respondí concentrándome en el camino intentando así poder relajar mi cuerpo tenso — y tenías razón, aún tengo que practicar mi coreano.

— Deberías hablar con alguien, estoy seguro que eso ayudará a que logres hablar más fluido en menos tiempo.

— ¿Cómo rayos los diferencio? Todos son iguales. — Note como sonrío divertido. — Hablo enserio, sabes lo que me costó identificar a cada maestro en Incheon.

—Ianthe, eso es muy racista. — soltó una risita. —Solo tienes que acostumbrarte, recuerda que a tu madre es de origen coreano—Dijo con voz soñadora.

— Lo sé,  pero resulta que a ella la conociste en Leeds. 

— Eso no importa, estando aquí te acostumbrarás. Al final lograste identificar a todos tus maestros en Incheon.

— Si, porque me exasperaban, obvio los iba a recordar después de todo. Pero esto no es lo mismo. —refunfuñe. 

— Bien, lo que digas, ¿quieres comer? Yo muero de hambre. —cambio de tema y soltando un momento el volante, colocó su mano sobre mi hombro y dió un apretón.

—Si —deje caer mi cabeza en el asiento y me sentí segura.

*******

Después de un pequeño rato, mi padre y yo nos encontrábamos en un pequeño restaurante de ramen.

Un chico alto de cabello corto, fue el que nos trajo nuestra orden. Tenía puesto su uniforme el cual consistía en una camiseta color gris y un delantal negro ajustado a su cintura.

Cuando coloco el plato frente a mi ambos nos miramos unos pequeños segundos, pero fueron suficientes para que mi padre carraspeara su garganta y me viera de manera acusadora.

— Ianthe, mi pequeña no debería de estar coqueteando frente a su padre.

— ¿De qué hablas? —tome un bocado de comida y me lo lleve a la boca. Mis mejillas se sentían calientes pero en definitiva haría lo que fuese para evitarme esta charla.

—De aquel chico, ¿te parece guapo? —Dijo molesto — Ya no hay respeto, ¿Cómo se atreve a verte así conmigo presente?

Deje un bocado de ramen a medio camino solo para verlo confundida —Papá, estas pláticas no van contigo, por Dios. Es incómodo.

— Ese chico seguro tiene su mente hecha una mierda, ¿Sabes las cosas que pudo pensar al verte? Eres mi pequeña, ¡Hablaré con el gerente!

— Eres un completo exagerado, cálmate. Es ridículo lo que dices. Solo me entrego mi orden y ya es todo. — Rodeé mis ojos. — Como sea, no te preocupes. Relajate, ya sabes… nuevo destino, nueva vida. — dije imitando su voz, ya que era una frase que siempre decía cuando algo hacía que me alterara.

Mi padre había activado un estado sobreprotector desde aquella vez en Lyon con los dos chicos. La cosa no había escalado, pero había avanzado lo suficiente para yo haber ido con una psicóloga. Sabía que los comportamientos de mi padre eran para protegerme, y porque quizá se sentía culpable de no haber hecho algo al respecto lo antes posible. Sin embargo, no lo culpaba, se que quiere lo mejor para mí, pero era exasperante que a veces no sabía poner límites a sus actitudes extremistas.

La comida no duró mucho, al terminar regresamos al fastidioso y enorme hotel. Esto era un dolor de cabeza.

Me dejé caer acostada en la cama y tomé mi cuaderno en el cual aquel chico me había ayudado a apuntar lo que el profesor puso en la pizarra.

—¿Tienes tarea? —preguntó mientras se colocaba su saco y arreglaba su corbata.

— ¿y tú, saldrás?

— Si, tengo una junta con algunos empresarios y un abogado nuevo en la empresa. Espero no tardar tanto. 

Pensé un momento. La verdad no tenía tarea, pero, el recordar que mi letra era mala o según él lo era, me decidí a una sola cosa.

— Bueno de ser así, creo que repasare un poco más mi coreano —dije rodando mis ojos.

— ¡Así se habla! Entonces creo que me voy, no salgas a ningún lado —se acerco a mi y me beso la frente. — Te amo, volveré pronto.

Salió y me quedé completamente sola.

Puse una hoja en blanco y comencé a escribir un enorme texto de uno de los libros. Mi letra realmente era pésima, pero no me pienso rendir. No hoy por algo como eso.

••••••

Sentí como me movían de un lado a otro, abrí mis ojos lentamente para ver a mi padre que estaba sentado en la orilla de la cama.

— Es hora, tienes que ir a la escuela.

Me froté la cara con ambas manos y solté un largo bostezo —¿A que hora llegaste ayer?

— Llegué a las once, uno de los trabajadores nos invitó a todos a una cena y no podía decir que no. 

Me levanté de la cama y busqué mi uniforme. Camine a paso lento al baño y me encerré. 

— Ianthe, te tengo buenas noticias —escuche que mi padre me habló del otro lado de la puerta.

— ¿De qué se trata ahora? ¿Iremos a otro lugar? —Dije malhumorada, ni siquiera ha pasado una semana y ya nos vamos. Nuevo récord — No me digas que al final sí nos iremos de nuevo a Bristol.

Salí del baño casi lista, tome mi mochila y me pare frente a él.

— Conseguí un puesto permanente. — guardó silencio unos segundos esperando mi reacción y después continuó. — Ya no tendremos que estar viajando continuamente.

— ¿Qué quieres decir?

— Nos quedaremos en corea. —Sonrío de lado mientras esperaba paciente.

— Espera ¿Qué?, ¿es broma, no? —Había sonado más brusca de lo que esperaba.

Trague saliva, sabía que esa era una decisión difícil y sabía que lo hacía por el bien de ambos pero, ¿Quedarnos en Corea? ¿En Seúl? De todos los lugares a los que hemos ido… 

— ¿Y por qué no volvemos a Lyon? Pasé casi toda mi adolescencia ahí… —trate de decir con cautela esperando no bajarle los ánimos. — Quiero decir, Seúl es lindo, pero… es completamente ajeno a nosotros.

— Corea es parte de nosotros, tu madre vivió aquí en corea, estoy seguro de que ella estaría feliz por esta decisión. Habrá que acostumbrarse a la idea. Ahora corea será tu nuevo hogar. —dio un asentimiento de cabeza mientras yo lo veía sorprendida.

— ¿No crees que será raro estar en un solo lugar, después de años y años de viajes?

Se encogió de hombros. —Corea es un lugar bonito, no entiendo por qué te desagrada la idea, ambos queríamos poder quedarnos en un solo lugar.

“Y es verdad pero ¿Corea?“

—Bien, lo que sea. —No me había percatado que mi tono era enfadado. Quería tragarme ese enojo, él estaba feliz y sé que se esforzaba por hacer lo mejor, pero Seúl no era el destino en el que esperaba que nos establecieramos.

Esto era lo que siempre había querido pero… a qué costo.

•••

Bajamos y fuimos hasta el auto y al  llegar a la escuela después de un camino silencioso,  me miró suplicante.

— Mira el lado bueno de esto, puedes conseguir amigos, amigas, y quizá si yo te permito un novio. —hizo una mueca incomodo y soltó un suspiro. —Quiero lo mejor para ti. Lo estoy intentando. ya eres casi una adulta pero para mi siempre serás mi pequeña.

— ¿Y donde nos quedaremos? ¿Seguiremos en el hotel? tu pequeña odia los hoteles.

Me guiño un ojo. — Baja, se te hará tarde.

Lo obedecí y fruncí el ceño cuando el carro avanzó y se perdió de mi vista.

Caminé hasta la puerta y un grupo de chicas, todas idénticas para el colmo, se pararon frente a mí, obstruyendo el paso. Di un respingo y me tensé de inmediato.

— ¡Nueva! —gritó una de ellas. — Hola, ¿cómo estás?

Esto era típico de mi vida.  No quería apresurarme a sacar conclusiones, esperaba pasar desapercibida por esta ocasión, pero todo indicaba que o son amables o son unas chicas en busca de su víctima.

Con mis manos hechas puños intenté alejarme de la forma más rápida y sutil posible, pero seguían obstruyendome.

—Te estoy hablando —dijo empujándome —mírame a los ojos cuando te hable ¿o es que eres grosera?

Alce la vista de lo más molesta. Si bien mis piernas estaban a unos toques de volverse gelatina, en mi mente estaba de nuevo ese pensamiento en el que estaba harta de los abusivos. No era experta defendiendome, si lo fuera no tendría un historial largo con problemas de este tipo, pero esperaba serlo, si nos íbamos a establecer y vivir en esta ciudad, mínimo tenía que soportar y siempre mantener mi frente en alto por mucho que cueste.

— ¿Qué necesitas?

— Ayer te mire hablando con Jung Kook y Jimin —Mi mirada se perdió

“¿De que me está hablando?”

— ¿Quienes?

— No te hagas la tonta, solo quiero que mantengas tu distancia —me advirtió — No eres más basura extranjera, ya sabes, mierda de otro país. Así que mantén tu lugar como lo que eres. —hizo una pausa para cubrir su boca con su mano y soltar una risita falsamente apenada como si hubiera dicho algo que no quería. — Perdona seguro soné muy intimidantes. —pasó un mechón de cabello detrás de su oreja y me barrió con la mirada. — En fin, ¿quedó claro?

— ¿Disculpa? No entiendo. —y era verdad, parte de su discurso me había quedado en modo traductor con algunas palabras.

El grupito de chicas se cerró estando yo en el centro y un tremendo miedo me entró mientras miraba las posibilidades de escapar.

— ¿No me escuchaste, extranjera? —tomo mi cara con su mano estrujando mis mejillas y me miró a los ojos. 

Trate de dar un paso atrás pero las chicas que se encontraban ahí me empujaron para quedar frente a frente de ella. Esta chica la cual supongo es la supuesta líder del grupo me escupió en la cara.

Me sentía asqueada, y con ganas de llorar. Mi corazón palpitaba velozmente y no hacía más que retorcerse ante su agarre e intentar soltarme.

¿Dónde están los profesores en esta escuela?

Mi ánimo de sentirme valiente y afrontar estas situaciones estaba disminuyendo, flaqueaba con miedo. Papá dijo que soy una adulta, ¿pero por qué no me siento como una? Dentro de poco iré a la universidad… ¿Ahí las cosas serían igual?

— No soy extranjera —dije apenas entendible ya que su agarre hacía que mis mejillas estuvieran sumamente estrujadas. — Soy coreana…

Soltaron una carcajada fuerte y después la chica detrás de mí hablo.

— ¿Coreana? Con ese acento y ese rostro, seguro solo eres la típica traumada con nuestra cultura que quiere hacerse pasar por algo que no es.

La otra chica que tenía enfrente por fin me soltó y levantó una ceja al tiempo en que me inspeccionaba — Como dije antes, basura de otro país.

— ¡Deténganse! —escuche una voz familiar — ¿Acaso son animales? no sean inmaduras.

Me tomaron del brazo sacándome de la bolita que se había formado.

— Kookie, no es lo que parece, te lo juro —se excusó la chica cuya baba me había salpicado. — Solo charlabamos, le dabamos la bienvenida.

— ¿Bienvenida? ¿Entonces qué era eso de tomarla del rostro?

Me limpié con el dorso de la mano una pequeña lágrima que se había escapado y bajé la mirada sonrojada por la vergüenza que sentía.

Era el chico de la gran sonrisa, Kook, ahora entiendo, pero ¿En serio? él solo es un chico. No entendía su exasperación y actitud violenta solo porque ayer habló conmingo. A no ser que sea su pareja...

— Solo… Nosotras solo... la saludamos. —una de ellas dio un paso al frente e intentó poner una cara suplicante “tierna”  —Solo es un malentendido.

— Bien, creo que ella ya tuvo suficiente.

— Sohyun, quiero hablar contigo —escuche otra voz no muy lejos de donde estabamos.

La chica que había estado tomando mi rostro y la cual también me había soltado un escupitajo se giró y miró sobre su hombro a quien la llamaba. Su semblante cambió de inmediato y sonrío ampliamente. 

Mire al  chico que la había llamado acercarse y tomó a la tal Sohyun del brazo y giró su rostro para ver a Kook. Era Jimin, el chico que me había ayudado con lo de escribir. Le guiño un ojo y se la llevó a los adentros de la escuela.

Las chicas se dispersaron y solo quedamos Kook y yo. Él aún me sostenía del brazo, pero agora su agarre era suave.

— ¿Entramos? —me soltó un poco apenado y trato de evitar mi mirada.

— Si, gracias —asentí con la cabeza.

Pocas veces me habían ayudado con situaciones así, y ahora me sentía agradecida y confundida. 

Me llevo hasta el interior de la escuela. Caminamos juntos y con cada paso que dábamos nuestros hombros chocaban ligeramente. 

Era estupido de mi parte creer que este chico sería mi salvador y que seriamos amigos, y que quizás la cosa avanzaria y seriamos algo mas… una historia completamente cliche, muy estipido pero era lo que estaba pensando en este momento mientras caminábamos a clases. 

Entramos al salón y me llevó hasta su lugar. Se sentó y apartó la silla que estaba a su lado para que yo me sentara. Dude un momento y después me senté.

Escuche murmullos y gire mi rostro, en la puerta del salón estaban varias chicas mirándonos.

— Solo ignóralo, hay cosas más importantes—me dijo. — ¿Te lastimaron aquellas chicas? ¿Te hicieron daño? 

Baje la mirada y note que nuestras manos estaban muy cerca lo que provoco que mis mejillas se ruborizaban.

“Por Dios, detén tu chaqueta mental, es de las pocas personas amables que aparecen en mi vida”

— Estoy bien, gracias. ¿alguna de ellas es tu novia? ¿o novia de Jimin? —dije y me removí en mi lugar — Me refiero a que no quiero problemas… Se veían muy molestas porque ayer nos vieron juntos al terminar la clase.

— No, para nada. solo son ¿como decirlo? —rasco la parte de atrás de su cabeza incómodo. — ¿seguidoras?

— ¿a qué te refieres con seguidoras?

— Bueno, nos siguen. — Soltó una risita — Les gustamos y esperan cualquier oportunidad para acercarse.

— Vaya, que abrumador tiene que ser — murmure mas para mis adentros.

— Ni lo menciones, cuando nos interesamos en alguna chica se vuelven un dolor de cabeza. —nuestros ojos se encontraron haciendo que se creara un pequeño silencio. Sus labios me dejaron ver esa media sonrisa y sus ojos viajaron al frente del aula al tiempo que subió sus manos a la mesa y jugueteo con un lápiz. — ¿Y de donde eres? —cambio de tema. 

— En realidad mi nacionalidad es coreana, nací en Incheon.— detuvo su jugueteo con el lápiz y de nuevo su rostro y el mío estaban frente a frente — mi infancia la viví en Norwich y Leeds, Inglaterra. Y estuve viviendo algunos años en Lyon, en Francia, y hasta hace poco en Incheon apenas unos 5 meses.

— Vaya, has viajado más que cualquiera en este salón. No me creo que seas coreana, me refiero a que… tienes el complejo pero eres mas linda que una chica coreana — carraspeo su garganta y de nuevo jugueteo con el lápiz.

Sonreí tímidamente —Gracias. Supongo —susurre.

— Viajar tanto, debes tener amigos por todo el mundo 

Fruncí el ceño — Yo, yo no suelo hacer amigos —Lo interrumpí negando con mi cabeza.

— ¿No?

Volvi a negar.

— No me lo podría creer. ¿Ni siquiera en Lyon?

— vivir en Lyon fue… diferente — Me encogí de hombros y él me miró atento. — Habían muchos chicos problemas, ya sabes, lo típico. Me fue difícil adaptarme.

— Creo que entiendo, pero bueno no te preocupes, estoy seguro que aquí encontrarás gente amable, yo no soy tan malo — Me guiño un ojo — Podemos conocernos, seré tu amigo. Incluso puedo mostrarte lugares fantásticos de Seúl.

Reí, pero era una risa mas nerviosa que nada — Gracias, me encantaría conocer esos lugares.

— Hey, ¿estarás con ella?, creí que solo la ayudarías y ya — Jimin se sentó en la mesa y miró a Kook.

— Estoy siendo amable, cosa que deberías intentar ser. —dijo empujándo lo para que se quitara de la mesa. — La ayudaré a qué conozca algunas cosas de Seúl.

En mi corazón había crecido una pequeña luz de esperanza y paz, esperaba que está vez las cosas fueran mejor, que Kook siguiera siendo tan amable como lo era hasta este momento y poder entablar una amistad con él y con otras personas. 

— ¿Cara pálida, cómo va tu escritura? —Jimin me miraba con cierta burla.

— Me llamo Ianthe…

— Ianthe… —Chasqueo su lengua y parto la vista y volvió a Kook — ¿Entonces no estarás con nosotros hoy? ¿Estarás con ella todo el día?

—  Si, hoy y quizá varios días más. Podrías ser amable y unirte a nosotros. No todas son como Sohyun.

— Ya entendí, le pegaste un ojo — Me miro y sonrío — No te culpo —Se encogió de hombros.

Fruncí el ceño — ¿Estás insinuando algo?

— ¿Eso parece? O tal vez aún no aprendes bien coreano y haces mal tus deducciones. Aprende a traducir…

— Tu deberías de aprender modales

— ¿Modales? — me barrio con la mirada — Y tú deberías aprender a peinarte.

— Vaya insulto — rodee los ojos. — Tu igual deberías aprender a peinarte. — sentí la sangre subir a mi cabeza, si bien no había logrado hacer mucho con el encuentro de aquellas chicas, me sentía un poco más valiente de abrir mi boca con Kook a mi lado.

— No sabes lo que dices,  en corea este estilo de cabello está de moda. Oh es verdad, eres extranjera.

— Soy coreana, genio.

— Ya claro, con ese acento nasal.

— ¿y tú? Eres coreano o solo un payaso que le gusta molestar.

— Ya basta… — Kook le hizo una señal a Jimin para que se calmara y después me apunto con el lápiz. — Es verdad, tienes acento nasal, no lo había notado.

Mi atención pasó a Kook e intenté calmar mi corazón acelerado por la pequeña adrenalina de estar contestando a un pequeño chico problemas.

— Quizá es por el francés, después de unos años es un poco difícil de quitar.

— ¿Es tu primer idioma?

— Inglés y coreano son mi primer idioma.

Jimin se rió. — ¿Coreano tu primer idioma? Si claro, lo que digas.

— Mi madre era coreana, mi papá es inglés. Pero es obvio que dados los lugares en que he vivido he mejorado otros idiomas antes que el coreano. — Dije mirando a Kook pero esperando que escuchará atentamente Jimin.

El timbre sonó y varios alumnos entraron al salón.

La clase transcurrió en un infierno para mi, el profesor explicando a la velocidad de la luz y yo apuntando todo como una loca. Apenas y se entendía lo que escribía.

Las clases aquí eran peor de lo que eran en Incheon.

El timbre volvió a sonar, pero esta vez indicando el breve descanso.

Guarde mis cosas en mi mochila.

Kook se paró frente a mí y me esperó. Cuando me levanté él me guío por el pasillo para que lo siguiera de cerca.

Muchas personas me miraban raro. Y yo solo trataba de evitar sus miradas. Me sentía realmente nerviosa.

Al llegar a lo que era una cafetería, pedimos la comida y ambos caminamos juntos con nuestras bandejas hasta una mesa sola.

Nos sentamos y comencé a comer.

—Ianteh, perdona a Jimin, él es un poco... diferente, repele a las chicas.

— No importa, es tu amigo — di un sorbo a mi bebida — me he topado con chicos peores. —Y de cierta forma era verdad.

— No quiero que te incomode, lo conozco y a veces puede ser un poco exasperante.

— ¿Incomodarme? — Quise evitar que se notará la pequeña sonrisa que brotaba de mis labios — Gracias por tu amabilidad, Jimin por otro lado, solo espero ignorarlo y pasar desapercibida. Más bien, yo no quiero ser un problema para ti y tus amigos.

— Tonterías, no eres un problema. —Dijo y se llevó un bocado de comida a la boca.

Lo observe largo rato y sin poder evitarlo la pregunta salió de mi boca antes de siquiera planteármela a mi misma.

— Oye, hablo enserio, no quiero ser tratada de forma amable sólo porque me viste en “problemas” con las chicas.  —murmuré sin poder mirarlo a los ojos. — agradezco que estés almorzando conmigo pero si lo haces por lo que pasó en la mañana, no hace falta que estés aquí conmigo en lugar de con tus amigos.

— No lo hago solo por eso, quería ayudar y ahora quiero conocerte. Me pareces interesante. Espero que podamos ser amigos…

— Vaya — Me mordí el labio y asentí con la cabeza — Entonces, seamos amigos. Soy torpe con esto.

— No suelo tener amigas, solo amigos, ya viste como se portan las chicas. Así que yo también soy torpe con esto — nos señaló con los palillos.

— ¿Haremos esas cosas de mascarillas y pijamadas con películas románticas de fondo? —bromee

Se atraganto con el bocado que acababa de llevar se a la boca y después de tragar me miro divertido y río. — Solo si me dejas a mí escoger la película.

— ¡Nada de vampiros!

— ¡Que sea la última vez que te niegas a ver el amor entre un vampiro y una mundana! — entrecerró los ojos — aunque yo sea del equipo Hombre lobo.

No pude evitar sonreír como estúpida y mirar lo agradable y lindo que era.

Jamas había hablado con un chico de esta forma, y la verdad es que comenzaba a gustarme. No quiero perder esto. No quiero que me deje de hablar.

— Está bien, vampiros y hombres lobo. — rei entre dientes y lo mire divertida. — Gracias por esto 

Seguro que él no entendía la magnitud de lo que provocaba su amabilidad. Pero no sabía cómo o qué decir para mostrar mi gratitud.

— Ya te lo dije antes — murmuro — Quiero conocerte mejor, seremos amigos.

Terminamos de comer y me llevó a conocer un poco más la escuela.

Caminamos hasta el patio deleitándose con la gran cantidad de áreas verdes de esta escuela.

Al volver al salón de clases, Jimin estaba sentado en la silla que yo estaba ocupando. Me pare frente a él sin decir nada esperando a que él se moviera por sí solo. 

— Ya puedes quitarte, ella va a sentarse. — Hablo Kook por mi. — Que gran gesto el tuyo de calentar su asiento.

— Cómo diga su majestad —Se paró y se colocó a un lado mío. —Ya puedes sentarte princesa.

Lo mire unos segundos y después me acerque a la silla me senté pero esta se movió. Cai sentada al duro y frío suelo. Todos los alumnos que ya estaban dentro del salón llenaron mis oídos de risas y burlas.

Kook se acerco y me ayudo a levantarme.

— ¿Que te pasa? — dije apenas en un hilo de voz al tiempo que sacudía mi falda.

Jimin me miró con una sonrisa de lado y se acercó a mi.

— Lo siento es solo que no me agradas.

— No seas inmaduro —Hablo Kook — Es solo una chica, por Dios.

Se encogió de hombros. — Que haga amistades en otro lado, no aquí.

Se fue hasta su lugar y Kook acercó la silla para que yo pudiera sentarme.

Ahora después de escuchar a todos, volvía a sentirme como una chihuahua nerviosa e indefensa. Me sentía avergonzada y con cierta impotencia que no me dejaba actuar. ¿Por qué todas las escuelas tienen que tener a su chico o chica bravucón? ¿Que aspecto tenía yo para que me eligieran como blanco del cual molestar?

Todos se callaron cuando el profesor entro, y yo agradecí una y mil veces su presencia.

Al terminar las clases. Me pare y tome mi cuaderno y mi libro.

— Te acompaño. — Kook se levantó y se colocó a mi lado abriéndome paso para salir de ahí.

Caminamos hasta la puerta y dos chicas se pararon frente a nosotros deteniéndonos.

— Extranjera, Jung Kook vendrá con nosotras — Hablo una de ellas. — Claro, sino te molesta ¿O a caso lo quieres para ti solita?

— ¿Tu segundo día y ya quieres marcar territorio? — dijo la otra chica — Kookie acompáñanos un momento. — se aferró a su brazo y le dió unos pequeños tirones,

La otra chica aprovecho esto para darme un empujón y ser ella la que estaba a su lado ahora.

—Chicas no....— Trato de hablar Kook.

Ambas le dieron tirones y se lo llevaron casi arrastrándolo alejando lo de mi. se perdió de mi vista y yo di un paso hacía delante retomando mi camino.

Y de entre las personas que pasaban, una chica se colocó frente a mi.

—¿Necesitas algo? —me aventure y pregunte.

Sonrió ampliamente y tumbo mi cuaderno y mi libro. — Ups, que torpe soy. Solo recoge eso —dijo y ce acercó lo suficiente para que nuestros rostros estuvieran a centímetros — Sin Kookie no te miras tan valiente, será mejor que dejes a Kook y Jimin en paz o nosotras tendremos que intervenir. — se alejó y volvió a mostrarme una enorme sonrisa con fingida preocupación — Tendré más cuidado la próxima vez — Con su pie pateó mi cuaderno y libro y se fue por el mismo camino en que se llevaron a Kook.

Sentí que me hervía la sangre. Alcance mis cosas, me agache y las recogí, me pare y acomode un poco mi uniforme antes de caminar.

Di unos cuantos pasos y nuevamente un chico se paro frente a mi.

— thethe — Hablo Jimin. — aquí estás, saliste huyendo y no pude alcanzarte.

Fruncí el ceño. — No me llamo Thethe.

Me arrebato mi cuaderno y comenzó a ojearlo.

— Tu letra sigue igual, tienes que mejorarla. — Hablo y lanzo mi cuaderno al suelo. De nuevo — También tienes que recoger eso. Insisto, no me agradas.

Cerré mis puños con fuerza. No podía creerme que apresar de los años las personas siguieran comportándose como unas completas inmaduras.

El se acercó a mi rostro y nuestras miradas se cruzaron.

— ¿Estas molesta? — hizo un puchero con sus labios y después sonrió. — Nos vemos mañana Ianthethe.

— Es Ianthe, Jimimin — Masculle, y me agache para tomar mi cuaderno de nuevo.

— Claro, Thethe… — lo escuché decir detrás de mí después de que yo diera los primeros pasos alejándome.

No le respondí, a lo que el solo rió por debajo, una risa que se perdió mientras yo avanzaba.

Caminé por la banqueta buscando el carro que rento mi papá, al encontrarlo solo caminé hasta él y subí.

— ¿Qué tal tu día? —Me pregunto mientras ponía en marcha el carro.

— Horrible, ni lo menciones 

— No debió haber sido tan malo.

Pensé en Kook, pero si le mencionaba algo de él, si le mencionaba que era un chico, comenzaría con sus preguntas de papá protector. Lo que menos quería en este momento era que pensara que Kook haría algo como los chicos de Lyon.

— Pues lo fue. —Pasamos por el hotel en el que nos habíamos hospedado pero él siguió el camino dejándolo atrás. — ¿A dónde vamos? 

— Oh cierto, no te dije. — dijo con fingida sorpresa y dando una palmada en su frente demasiado dramática — Ya conseguí un lugar donde quedarnos.

— ¿Qué? ¿En dónde? ¿Tan rápido? Si es una broma me enfadare.

— Ayer, durante la junta, me encontré con un viejo amigo. Resulta que está trabajando para la misma empresa.

— ¿Tenías un amigo coreanos? ¿O era amigo de mamá?

— Si, fuimos juntos a la universidad, él iba de intercambio. ¡Quién lo diría!  Pero en fin, me lo encontré y hablamos, me dijo que podíamos quedarnos con él el tiempo que quisiéramos, él tiene más o menos el mismo horario que yo, me mencionó que su esposa está en su casa después de las seis, así que podrás sentirte cómoda.

— Espera. ¿Entonces nada mas estaré yo sola todo el día en esa casa?, ¿hasta las seis? ¿No crees que es muy precipitada esa decisión? Me refiero a que… hace mucho que no veías a tu amigo. ¿Y si es un psicópata? 

— Tu tranquila, confío en él, fue un gran amigo y es una persona muy noble. Y no, creo que también me mencionó que tenía una hija, así que no habrá problema, tendrás una amiga.

Lo que me faltaba, ahora también en mi tiempo libre me molestaran.

— ¿Y ellos estarán cuando lleguemos? Papá, la noticia es genial pero, no crees que deberías primero salir un poco mas con él y su familia antes de siquiera plantearte el vivir con ellos.

— Sé que odias los hoteles, hija — soltó un suspiro — Será solo en lo que consigo una casa para nosotros, los gastos de vivir en un hotel en lo que conseguimos en donde quedarnos son caros. Y si, ellos estarán cuando lleguemos, nos ayudarán a instalarnos y después cada quien a su trabajo.

De nuevo sabía que mi padre hacía las cosas para que nuestras vidas fueran más cómodas, pero su forma de tomar decisiones y de actuar a veces eran muy precipitadas.

— ¿En qué trabaja la mujer? — intenté aligerar el ambiente tenso que se formaba por tanta pregunta mia.

— Es abogada.

—Oh… — perfecto, si nos matan ella misma abogará para defender al asesino.

El camino fue silencioso lo único que se escuchaba era a mi papá cantando canciones que jamás había escuchado en mi vida.

•••

Llegamos a una enorme casa, era de dos pisos y con un patio espectacular, me sorprende que aquí solo vivan tres personas.

Bajamos y mi padre bajo nuestras maletas. Caminamos a la entrada y yo toque el timbre.

Estaba muy impresionada por la casa, era bellísima por fuera y tengo que admitirlo, no aguantaba las ganas por ver como era todo por dentro.

Una mujer alta de cabello rojizo nos abrió y nos hizo pasar.

Comenzó a hablar felizmente con mi papá, supongo esta era la esposa de su amigo.

Entramos a la casa y mi boca se abrió enormemente. La casa era bellísima. 

—¿Ianthe, verdad? —me hablo la mujer. —señorita Blue.

Sonreí tímidamente — Si, mucho gusto.

— Es un placer conocerte, quiero que te sientas como si fuera tu casa, no importa que, ¿entendido? Estoy tan feliz de que la casa tenga invitados — dió una palmada emocionada — Para serte honesta, me salte varios semáforos para llegar a casa a tiempo, qué suerte la mía para que no me estuviera algún oficial de tránsito. — Rio y me dedicó una mirada entusiasmada.

Solo asentí con la cabeza y sonreí.

— Ahora serán parte de la familia — se acercó y me dió un corto abrazo. — ¡Eres tan linda! Haré una lista de cosas por hacer para que no te aburras, ¡Podemos hacer galletas juntas! ¡Una noche de chicas!

Un hombre bajó con un portafolio y alzo la mirada hacía mi padre.

Llegó hasta nosotros y lo abrazó fuertemente.

— Deja a la chica en paz, la asustaras. — Rio por lo bajo — Quédense el tiempo que quieran, nos encantará tenerlos con nosotros. — le dijo a mi padre.

Alguien mas bajo por las escaleras, un chico, tenia el cabello revuelto y venia comiendo unas frituras. Aún tenía el uniforme puesto, sin embargo, se veía que se había puesto cómodo pronto.

Alzo la vista y me miro, sonrío de oreja a oreja y se acerco.

— Oh, él es mi hijo — hablo él hombre.

Me gire a ver a mi papá.

— ¿No dijiste que era una chica? —murmuré cerca de él para que solo él me escuchara.

Sonrío de lado y se acerco a mi.

— Bueno, es una chica con pene, ¿cual es la diferencia? — intentó bromear y evitó mi mirada.

Hice un gesto de asco. Mi padre y su forma tan sutil de hablar. 

Volví mi mirada al chico, él se miraba divertido. — Hola thethe —Me habló mientras entrecerró los ojos. — No me dijiste que manejabas con urgencia porque tendriamos visitas. —le dijo a su madre.

La mujer se giro a vernos a ambos.

—¿Se conocen? ¡Mejor aún! Así no estarás incomoda.

— Es una compañera más en el salón.

— ¿Están juntos? —Preguntó mi papá.

— Si. —dije de mala gana.

— ¡Qué pequeño es el mundo! —dijo el hombre —por cierto mi nombre es Park Chansung, un placer.

Sonreí e hice la típica pequeña inclinación.

— El placer es mío —contesté.

— Oh cierto, que torpe, yo soy Dahee — Habló la mujer — ¿Han comido ya?

Mi papá y yo negamos con la cabeza.

— Bien, entonces vengan, cocinare para ustedes— Dijo y comenzó a caminar.

La seguimos a lo que era un enorme comedor, muy elegante, una mesa larga con sillas ostentosas.

Después de un rato, nos sentamos todos y la mujer nos trajo un platillo muy peculiar, se miraba asqueroso a simple vista pero el sabor era delicioso, no tenía ni la menor idea de lo que me estaba comiendo pero estaba muy bueno.

Terminamos de comer y yo me ofrecí a lavar las vasijas, la señora Dahee se negó pero como insistí demasiado tuvo que aceptar.

Y ahí estaba yo, tallando los restos de comida.

Sentí como alguien se acercó.

Dejaron caer un plato sucio y me gire.

Jimin estaba mirándome divertido.

— mmm... ¿Entonces compañeros de salón eh? 

— Eso somos ¿no?

— Si —Chasqueo su lengua y frunció sus labios. — Cuando termines de limpiar eso, si quieres puedes ir a limpiar mi cuarto también. —Dijo y se fue.

Me mordí la lengua e inhale fuerte. Ahora tenía que aguantar a aquel chico con cerebro de bestia.

Termine de lavar vasijas y fui hasta donde se encontraba mi papá hablando con el señor y la señora Park.

— ¿Listo? —Hablo la señora Dahee parándose. — Eres muy terca, yo podía lavarlos.— Asentí con la cabeza y tomo mi mano — Bien, vamos, te enseñaré tu habitación.

Subimos las escaleras, había un enorme pasillo, y antes de este había una pequeña sala de estudio. 

Caminamos y mire algunas puertas.

Llegamos a una en el fondo y la abrió.

— Este será tu cuarto, ¿qué te parece? — me pregunto mientras entraba y yo la seguía. — No tuve tiempo de reorganizarlo pero espero te parezca acogedor.

Era enorme, tenia una cama gigantesca, una ventana que dejaba ver el enorme patio de atrás, tenia su propio baño. Había dos pequeños sofás y un escritorio.

— Es perfecto —respondí con los ojos bien abiertos. — Muchas gracias por recibirnos a mi padre y a mi. 

— No hay nada que agradecer, tu padre fue un gran amigo de Chansung, estamos felices de poder ayudarlos. El cuarto de a lado es el de Jimin, y el segundo antes de empezar es el mío y el de Chansung, tu papá ocupara la cuarta puerta de enfrente.

Me puse a pensar un momento.

El pasillo era muy largo, las primeras puertas las ocupara mi papá y los señores Park, los últimos cuartos son ocupados por Jimin y yo...

¡Mierda!

Me niego a creer que mi padre sobreprotector está de acuerdo con esto.

— Entonces, aquí dormiré —dije con admiración y un poco de desconfianza.

— Si, esto será muy divertido, jamás habíamos tenido “huéspedes” —hizo comillas con los dedos. — ¿Te digo un secreto? Oh, claro que te diré, cuando Chansung menciono que George tenía una hija me emocioné muchísimo —solto un largo suspiro —Siempre quise tener una hija.

Sin poder evitarlo fruncí el seño y juguete con un mechón de cabello.

— No me malinterpretes — rio un poco — Amo a mi hijo, pero siempre quise tener una pequeña niña en casa. 

— Me siento muy halagada. — le dediqué una sonrisa. — Espero que podamos llevarnos bien y no ser una carga.

Ella frunció el ceño — ¿Una carga? ¿Por qué?

—  Bueno, jamás nos habían ayudado dándonos asilo… está es la primera vez.

— Tu tranquila, será genial. Chansung me dijo que ahora vivirán en corea, miranos como familia, espero no ponerte incomoda. A veces soy un poco intensa — Me miro ilusionada. — Nosotros estaremos felices de tenerlos en casa y de ayudarlos a establecerse en esta hermosa ciudad. ¡Estoy segura que te encantará!

Término de enseñarme por completo el cuarto y bajamos de nuevo con su esposo y mi padre.

— Hija, creo que es hora de que te instales por tu cuenta — Habló mi papá mientras señalaba la maleta que había traído. — El tiempo se va volando.

— ¿Qué? —pregunté.

— Ianthe, Nos tenemos que ir, nuestra hora de comida termino hace unos minutos pero al volver los ayudaremos con lo que falte. —Me hablo el señor Chansung. — Estás en tu casa, así que no te avergüences en estar acomodando la habitación como te plazca.

— Pero no estarás sola, si quieres puedo pedirle a Jimin que te ayude con la tarea o quizás… — Dahee estaba por llamarlo.

— No no no, no esta bien. —Negué con mi cabeza varias veces. — Creo que puedo hacerlo yo misma, en realidad solo es desempacar un poco de ropa, pan comido. —Respondí rápido.

— Yo puedo ayudarte, tenemos tarea de química y puede que te quite tiempo — me gire y mire a Jimin bajando las escaleras. —  Oh y unos trabajos de física.

— Soy buena en esas materias, no me quitará tiempo. —Le dije a la señora Dahee.

— Bien, entonces. — Tomó su bolso. —Igual si necesitas algo, puedes pedírselo a Jimin.

Mi papá se levanto y tomo su portafolio seguido del señor Chansung. Caminaron a la puerta y mi padre se giró a verme.

— No vayas a causar problemas. — Me dijo. — Volveremos pronto.

— No le hagas caso, haz lo que quieras, diviértete. — Me dijo la señora Dahee.

Mi papá me beso la mejilla y salieron todos.

Me quede parada unos minutos mirando la puerta. Aquí comienza mi pesado día.

Me gire y mire a Jimin muy cerca de mi.

— Entonces eres buena con Física y Química ¿eh? — Dijo y me empujó.

Di unos pasos hacía atrás para no caerme y lo mire furiosa.

— Eso a ti no te importa. —Respondí acercándome a él.

— ¿Te gustan esas materias? Si eres buena en ellas no te importará hacer mi tarea. — Me pregunto con una sonrisa. — Seguro eres una rata de biblioteca y te divierte jugar con números

— ¿Que? No lo haré.

— Lo que oíste, ¿o te lo repito? deberías…

Me acerque demasiado a él y lo empuje lo suficientemente fuerte como para que cayera de centón en el frió suelo.

— No haré tu tarea, y que te quede claro que no soy tu criada, soy una huésped al igual que mi padre. — Dije cruzando me de brazos y temblando por tal hazaña hecha por mi. Mi corazón latía con fuerza y ya solo esperaba que me gritara.

Él se rió y se levanto, quedo de pie frente a mi.

— Ahora si hablas, ¿por qué en la escuela no te defiendes así? ¿Prefieres más lo privado? —levanto una ceja — ¿Te gusta hacerte la víctima? Patética.

— No es que te importe de todas formas. —Me gire y mire mi maleta, la tome y me volví a girar, camine hasta las escaleras y me volví para encararlo una última vez — Y si vuelves a insultarme o a empujarme, yo responderé muy diferente...

— ¿Cómo? ¿Le darás la queja a mi madre? —Dijo burlón pero lo ignoré y sino las escaleras.

Camine hasta la habitación en la que me quedaría y me encerré.

¿Yo había hecho eso? Sonreí victoriosa por primera vez. Lo logré y ahora sentía náuseas. Me había atrevido a empujarlo sabiendo que estábamos a solas en la casa  y que él podría ser peor de lo que imaginaba, a pesar de sentir ganas de vomitar me sentía un tanto contenta por mi atrevimiento.

Guarde la ropa en el enorme ropero que había y después comencé a hacer la tarea.

•••

Termine la tarea de Química demasiado rápido, era tan fácil y el idioma no me detendría.

Saqué mi cuaderno de Física y el libro también. Saqué mi celular para investigar en este, pero no tenía saldo como para navegar en internet, y no sabía la clave de wifi que tenían en la casa.

Salí de la habitación arrastrando mis pies y bien sujetada de mi cuaderno y mi lápiz. 

Toque la puerta del cuarto de Jimin y solo respondió con un fuerte "¿Que quieres?"

Abrí la puerta sin mas y lo busque con la mirada. Él estaba sentado en un pequeño escritorio con el libro de química.

Se giro a verme un tanto serio. Supongo que estaba molesto.

— Antes de que me digas algo, perdona, por lo de hace rato solo no me provoques. — Bueno, tenía que decirlo si pensaba a pedirle algo. — ¿Podrías pasarme la clave del wifi?

— Ahora sí necesitas mi ayuda.

Negué con la cabeza.-Esto se llama disculparse. — Aclare mi garganta y lo mire nerviosa. —  Solo necesito la clave del wifi, o si puedes prestarme tu laptop…

— No.

— Es por la tarea de Física. Por favor.

— Estoy ocupado haciendo mi propia tarea, y no te voy a prestar ni pasar nada.

— Le diré a tu madre. —me queje.

— Dile. — me dió la espalda y siguió con su tarea.

Salí del cuarto molesta y entré en el que se suponía que era mío.

No pienso pelear por cosas como estas. Pero si defenderme si él empieza. 

Ahora solo me queda esperar a que llegue mi papá y haber si él podría ayudarme.

Me recosté en la cama y me puse a pensar

Defenderme.

Solo quería llevarme bien con él, no, mentira, solo quiero evitar problemas después, no sé cuánto tiempo estaremos en esta casa y no quiero problemas, mucho menos quiero crear algún conflicto entre mi padre y su amigo.

Mi cuerpo se estremeció al recordar dos pares de ojos, unos cafés y otros color aceituna que me veían con burla. Con los chicos de Lyons nunca tuve la oportunidad de defenderme, a diferencia de otras situaciones, con ellos la cosa era más violenta y aterradora. Solo de recordar cómo tocaban mis muslos después de haber dado un par de golpes a mi estómago para que guardara silencio hacia que mi estómago se revolviera. Era más pequeña, más ingenua, más dócil. 

Con el tiempo había creado una burbuja

para pasar desapercibida, después de aquello intentaba evitar a toda costa cualquier indicio de problemas, y apresar de ello solía convertirme en un iman de ellos.

En otras escuelas me molestaban con lo típico de ser “extranjera”, me llamaban con apodos despectivos y algunos insultos sobre los asiáticos. En una ocasión incluso quisieron hacerme ver cómo una ladrona, y en general me convertí en un fantasma que deambulaba entre clase y clase, y con suerte hablaba con una o dos personas de vez en cuando.

Era cansado, abrumador  e incluso estresante

•••

Escuché la alarma de mi celular y lo comencé a buscar con la mano.

Abrí  mis ojos y di un gran bostezo, mire el celular y eran las 6:50 am.

Me levanté de un brinco y comencé a vestirme rápidamente, se me haría tarde.

Terminé de cepillarme el cabello y me hice una alta y apretada coleta, y baje con mi mochila en mano, la coloque a un lado de la puerta principal y camine a la cocina buscando a mi padre.

— ¿dormiste bien, querida? —pregunto la señora Dahee.

Ella estaba colocando los platos en el comedor y mi papá estaba hablando con su esposo, ambos sentados.

— Si, gracias —Dije y me acerque a mi padre.

Me senté a su lado y mire que Jimin se estaba sentando frente a mi.

Comí tranquilamente tratando de no atragantarme.

— Jimin, hoy llevarás a Ianthe a la escuela contigo y también la traerás contigo de regreso. —Escuche hablar al señor Chansung.

Abrí mis ojos ampliamente y me gire a verlo.

— Ianthe, hoy tomaré otro camino al trabajo, tengo que recoger unos documentos. Así que te irás con Jimin. —Me explicó mi padre.

Yo solo asentí con la cabeza y seguí comiendo. ¿Qué otra opción tendría? No quería verme como una chica berrinchuda.

Al terminar de desayunar Jimin y yo caminamos hasta la puerta en silenció, me despedí de mi papá con la mano y salimos.

Caminamos por la banqueta unas dos cuadras en total silencio.

Supongo que el silencio era mejor que molestarme y pelear con él.

Esperamos en la parada de autobuses.

Él se paro frente a mí.

— Nadie puede saber que vives conmigo. —Me dijo seriamente.

— No te preocupes, yo solo hablo con Kook, nadie más me habla.

— Bueno, él no lo puede saber. —Asentí lentamente sin comprender su intención.

Levantó la mano y yo por intuición cerré los ojos esperando un golpe, pero en cambio sentí que algo ligero cayó a mis hombros.

Abrí mis ojos lentamente con un poco de miedo. Había sido un acto reflejo el mío, incluso sin darme cuenta había aguantado un poco la respiración.

Y él lo único que hizo fue quitar la liga que amarraba mi cabello, haciéndo lo caer a mis hombros.

— Te molestaré demasiado pero jamás te golpearía, ¿Crees que golpearía a una chica? —me pregunto, su expresión era de incredulidad — Eso mancharia mi imagen.

Me encogí de hombros y lo mire — ¿Por que me quitaste la liga?

— Deberías arreglarte mejor el cabello, de esta forma… — Pasó su mano por el cabello y aclaró su garganta. —Te ves mejor. — miró por encima de su hombro.

Al subir al autobús, de nuevo el camino se tornó silencioso, él sentado a mi lado y yo con la vista fija en la ventana.

Llegamos a la escuela y yo me apresure a entrar, el estar en silencio junto a él me estaba comenzando incomodar de sobremanera.

Entré al salón antes que todos, y busqué con la mirada el asiento de Kook, cuando lo encontré coloque mis cosas a su lado.

Me senté y esperé a que comenzaran las clases.

Kook me saludó con una enorme sonrisa y la profesora entró.

La primera clase era de Física así que yo saque mi cuaderno.

— Pasaré por sus asientos para revisar el trabajo encargado —escuche a la maestra.

Abrí mi cuaderno y no mire mi tarea hecha, un escalofrío recorrió mi cuerpo, jamás me había atrasado con algo. Y todo porque me quedé dormida... ¿cómo pude olvidarlo?

Sentí como se paraba frente a nuestro banco, le reviso la tarea a Kook, después se acercó a mí y me miró.

Levante lentamente la mirada para ver a la maestra quien me miraba con el ceño fruncido.

— Maestra yo...

— ¿y tu tarea? —Me pregunto mientras tomaba mi cuaderno y lo ojeaba buscando la tarea. —¿No la hizo?

— No es que no la haya hecho, es solo que...

— ¿No la hizo? ¿o si?

— Yo, es que no pude.

— Señorita, ¿La hizo o no? —Me pregunto un poco molesta.

Negué con la cabeza.

— Bien, salga del salón, ahora hablo con usted.

Sentí un nudo en el estomago, jamás me había pasado algo como esto, salí arrastrando los pies y me pare fuera del salón. Cuando su clase concluyó camino hacía mi.

— Bien, creo que hablare con su padre.— Fruncí el ceño.

—Solo fue una tarea —murmure.

Dio dos pasos y se giró a verme.

— Creo que no conoces como es la educación aquí, y esto te servirá para tu futuro. si no te agrada, hay algo llamado puerta, por esta puedes salir y entrar, y si solo fue una tarea y no es para tanto, porque no mejor sale por la puerta y me ahorra la molestia de tener que regañarla.

Baje la mirada.

— Perdone, yo no quería decir eso.

— Entonces siga me —Dijo y se giró para retomar el camino.

La seguí en silencio y manteniendo una distancia de tres pasos entre nosotras.

Entramos a las oficinas y la maestra habló por teléfono con mi papá.

Cuando colgó se giró a verme.

— Listo, puede ir a su salón, pero para mañana quiero que tenga la tarea completa no solo una vez si no que la quiero hecha diez veces. Si en sus objetivos está el ir a la universidad necesitará más que una cara bonita… disciplina. Esto no es como en Estados Unidos.

“¿Estados Unidos? Acaso ahora tengo que soportar a una maestra también?”

Asentí con la cabeza y salí dirigiéndome a mi salón. Es exagerada, en Incheon mandaban a llamar a los padres si había conflictos mayores.

Estuve a punto de entrar cuando la campana sonó indicando el receso.

— ¿Cómo te fue chica mala? —Dijo Kook al tiempo en que me guiaba y ambos caminamos por los pasillos.

— Solo me puso más tarea y hablo con mi padre. —conteste.

— ¿Por qué no hiciste la tarea?

— No tenía internet.

— ¿Es broma, no?

Negué con la cabeza.

Nos sentamos en una de las bancas y él comenzó a reír.

— ¿Que pasa? —Pregunte.

— Ianthe, la tarea no necesitaba internet.

— Claro que sí, tenía que investigar.

— Todo estaba en el libro, la maestra puso las páginas en la pizarra, ¿no las apuntaste?

— Maldita sea — refunfuñe e hice una mueca avergonzada.

— Enserio 

No puedo creer que sea tan tonta, ni siquiera una simple tarea puedo hacer. Y ahora la tengo que hacer diez veces.

— Por cierto, perdón por dejarte ayer, esas chicas suelen ser pesadas, ¿No te hicieron nada?

— No, no me hicieron nada — menti — parecían muy concentradas en querer hablar contigo.

— Son un fastidio. —Su hombros cayeron y se dedico a mirar un punto fijo. —Son como las arañas, a veces están en un lugar y luego salen de la nada en otro.

— ¿Por que se comportan así?

— No lo sé, pero...

Tres chicos se acercaron y comenzaron a golpear juguetona mente a Kook. Todos rieron  insultándo lo. 

Yo me quedé ahí sin mas que hacer o decir esperando respuesta de Kook con mis mejillas rojas, incluso llegué a pensar que parecía un tomate.

— ¡BASTA! — Oí que él grito entre risas.

Los chicos se detuvieron y lo siguieron insultando. Uno de ellos noto mi presencia y me miró fijamente.

— Hola, que tenemos aqui… Kookie con una chica, ¿Cómo te llamas? —Me pregunto haciendo que los otros dos se giraran a verme también.

— Ianthe — Mis manos comenzaron a sudar y me mordí la mejilla interna un poco nerviosa.

— Ella es nueva, es de Incheon. No lo parece porque es linda pero es coreana. — No me miró, y agradecí que así fuera ya que seguro hubiese logrado que mi cara estuviera más roja que una manzana.

 Los chicos se sentaron a mi lado.

— Vaya, bonitos ojos chica de Incheon — Aquel chico delgaducho sonrió — mi nombre es Min Yoon Gi y el es Kim Tae Hyung — lo señaló

— Hola, un gusto —Dije y sentí la garganta seca.

En mi mente se escuchaba una voz diciendo que respirara con normalidad y que me calmara. No me harán nada si son amigos de Kook, pero claro que de eso no estaba segura.

— ¡Chicos! —Escuchamos todos un grito.

Giramos nuestro rostro al mismo tiempo y miramos a Jimin acercarse.

— ¿Aún está en pie lo de hoy? —Pregunto cuando se colocó frente a todos nosotros.

— Oye tarado, no vez que esta una chica con nosotros, saludala. —Hablo Yoon Gi pasando un brazo por enzima de mis hombros.

Me miro y sonrió. — Hola, Thethe, ¿Regañada?, ¿hablaron con tu papá? ¿vuelves a tu natal Incheon?

Entrecerré los ojos. — No.

— Park, enserio tu… — Hizo un gesto como si quisiera golpearlo pero bajo su mano y nego con la cabeza — ¿jamas cambiaras? —Pregunto Nam Joon con un tono de voz parecido al de una advertencia.

Se encogió de hombros sin quitarme los ojos de encima.

— Un poco inmaduro por cierto —Dijo Tae Hyung.

— Lo dice el que se puso a bailar como bailarina en el comedor —Hablo Kook.

Yo me quede en silencio mientras ellos reían nuevamente. 

— ¿Haremos algo después de la escuela? —volvió a hablar Jimin.

—No lo sé —Dijo Tae — ¿Quieres ir por una malteada después de clases? —Me pregunto. — Conocemos un lugar increíble no muy lejos de la escuela.

Todos me miraron y yo solo me quede en silencio y los observé detenidamente.

— Anda, será divertido, probaras las mejores malteadas de toda corra —Me dijo Yoon Gi.

— No te van a violar. —Dijo Kook bromeando. — Parecen idiotas pero son agradables.

Fue una broma que en otra circunstancia me hubiera sacado una sonrisa, pero comentarlo solo me provocó sentirme incomoda.

— No lo sé… — dado que me veían tan fijamente intenté mostrarles una sonrisa amable que seguro se vio como una mueca. — Está bien, creo me vendría bien conocer un poco de la ciudad  —me removí un poco en mi lugar.

•••

El reseso concluyó rápido, ellos me hacían preguntas de mi y de las ciudades a las que había ido, y por el contrario, Jimin se la pasaba haciendo comentarios extraños de mi forma de expresarme. Yo por mi parte solo lo ignoraba y seguía hablando.

Los chicos eran muy lindos, tontos y muy pero muy parlanchines, había tema para lo que tu quisieras, lo que me agradó bastante, porque sino hubiese sido por eso, los silencios incómodos hubieran sido interminables.

Al terminar las aburridas clases Kook me acompaño hasta la entrada. Jimin se paro junto a nosotros y esperamos a los demás. Cuando llegaron simplemente seguimos caminando hasta las afueras de la escuela por la banqueta hablando de a dónde iríamos a comprar malteadas

Llegamos a una cafetería enorme, entramos y nos sentamos en una de las mesas junto a un enorme ventanal.

— ¿Qué pedirás Ianthe? —Me pregunto Kook.

— Creo que una malteada de vainilla.

Kook se paro y pregunto lo que pedirán los demás. Jimin se ofreció a ayudarlo y ambos fueron a pedir las malteadas.

— Ianthe, ¿que opinas de Corea? ¿te esta gustando vivir aquí? —hablo Yoo Gi.

Asentí con la cabeza.— Me siento rara. Incheon y Seul son muy diferentes, pero es bonito, creo que podría acostumbrarme.

— Y lo mejor de todo Corea somos nosotros. No encontrarás chicos más encantadores que nosotros — dijo Tae Hyung.

Me rei y Sonreí ampliamente. — Esto es raro, saben, esto, todo esto es nuevo para mi.

— Podemos ayudarte a lo que sea necesario, si eres amiga de Kook, eres amiga nuestra. —Me dijo Yoon Gi y Tae Hyung le dio un empujón.

— Es lindo como te sonrojas, pero con nosotros no te avergüences. — Tae levanto sus cejas y sonrió.

Rodee mis ojos sin querer.

¿Así se sentía ser aceptada con tanta amabilidad? Se que lo hacían por su amigo Kook, pero añoraba pensar que yo les estaba agradando lo suficiente para portarse así por mi.

— ¡No estoy avergonzada! 

Ellos rieron.

— Que diferencia, ya empieza a bajrle unos tonos a ese color carmesí en tu rostro — Tae Hyung y me dió un empujoncito juguetón. — Ya no pareces un semáforo.

Todos rieron contándome a mi esta vez.

Kook y Jimin se acercaron y entregaron las malteadas a los chicos, Jimin se acerco a mi y me mostró la malteada y antes de que pudiera tomarlo él la inclino haciendo que cayera una parte en mis piernas.

Lo mire frunciendo el ceño y él sonrío de lado, después colocó su cara seria y negó con la cabeza, se excusó y dijo que fue un accidente y que compraría otro para recompensar lo que había hecho.

Estaba claro que lo hizo a propósito, fue tan obvio que hizo que mi sangre hirviera de rabia, ahora sí que mi cara era un semáforo.

Yo no le había hecho nada, ¿que le pasa? No logro entender el fin de molestarme, y no solo por él, me refiero a todos.

Cuando regreso me entrego la malteada en la mano y se volvió a disculpar.

— Juro que no fue intencional Thethe, perdona — Dijo y pude notar como aguantaba una sonrisa.

Yo también podía molestarlo si eso quería.

Saqué mi celular y mire la hora, eran las dos treinta. 

— Jimin, ¿nos vamos?, tengo que terminar la tarea. —le dije y él levantó la vista con el ceño fruncido.

Ya no había rastro de diversión en su rostro.

— ¿La dejaras en su casa? —Preguntó Kook con incredulidad.

— Él y yo…— ntente explicar.

Jimin se paro y tapó mi boca con su mano. — Si la llevare a su casa.

Tomo mi mano y me obligo a pararme, me despedí rápidamente de los chicos con un beso en la mejilla y note que todos se sonrojaron y me miraron incómodos. Extraño. Pero después de unos segundos caí en cuenta de que no me encontraba en Lyon o en Leeds, había pasado el rato tan agusto que olvidé los modales de este lugar, pero antes de poder disculparme Jimin me arrastró hasta la salida.

Salimos de la cafetería y caminamos por la acera hasta una parada de autobuses.

— ¿Por que les ibas a decir que vives conmigo? — Me pregunto parándose frente a mí. — Te dije que no lo mencionaras —Desvió su mirada mientras tomaba aire. — y ¿Por qué los besaste? ¿Qué te pasa? ¿Estás loca? ¿Así te ganas a los chicos en dónde se que hayas vivido? 

— Lo iba a decir porque tú me tiraste la malteada. —Dije con obviedad y señale mi uniforme manchado — y no los bese, solo me despedía, así se despiden en todas partes. Olvide que estaba en corea — Trate de quitarle importancia al asunto cuando note que mas de una persona estaba al pendiente de nuestra conversación ya que ambos estábamos elevando un poco la voz.

— Pero en Corea no se despiden así, eso es...  — Dijo y se revolvió el cabello. —Como sea. Olvidalo.

Al llegar el autobús solo subimos en silencio y sin mirarnos. Así todo el camino.

Cuando por fin llegamos a la casa, Yo fui directo a "mi habitación".

Justo cuando entre escuche que me gritaban desde abajo, así que con gestos en mi cara volví a bajar.

Mire a mi papá sentado en la sala con sus ojos serios perforando mi cara.

— Ianthe ¿qué pasó? — Me preguntó.

— ¿No estabas trabajando? —pregunte con una pequeña risita nerviosa.

—Hija, sabes que no me gusta dejar el trabajo que tengo a medias, pero, ¿Por qué tuvieron que llamarme de la escuela? ¿por qué no hiciste la tarea? ¿O fue algo más que no mencionaron?

Me acerqué a paso lento y solté un largo suspiro — Solo te diré una cosa, esa escuela es demasiado estricta, no tienen sentimientos. — Hable encogiendome de hombros. — No fue nada más que eso, me retrasé con un trabajo, tranquilo 

— ¿Segura? 

— Si me quede dormida, pero todo es culpa de Jimin, él no quiso ayudarme.

— ¿Jimin? ¿No eres lo suficientemente grande como para hacerla tú sola? — Su semblante se relajó un poco — No necesitas ayuda para hacer tus deberes, cuando me llamaron creí que… bueno, todo parece estar bien.

— Y lo está, no te preocupes. Y Puedo hacer la tarea sola, pero necesitaba internet. — La verdad es que estaba más que claro que yo recordaba lo que me dijo Kook.

Jimin bajo las escaleras con ropa casual y se acercó para sentarse en la sala con nosotros, encendió el televisor e hizo como si no existiéramos. Esto le dio confianza a mi padre para seguir con lo suyo.

— Si llega a pasar algo no dudes en marcarme, me preocupe mucho. —Me volvió a hablar. — y sobre el internet, hablaré con Chansung más tarde…

No pude evitar mirar a Jimin quien estaba sentado en uno de los sofás tan despreocupado y sin ningún gesto en la cara. 

Su perfil estaba sin expresión y su cabello alborotado y para nada arreglado caía sobre su frente. Sus ojos atentos al televisor tenían un pequeño brillo por la luz que este irradiaba.  Estaba sentado en una posición en la que casi se acostaba sobre el sofá, con una pierna estirada y la otra doblada con su pie tocando el suelo.

Su pecho subía y bajaba lento y calmado, respiraba con un ritmo suave…

-— Ianthe, deja de mirar a Jimin. — Hablo mi padre sacándome de mis pensamientos. — Intento hablar contigo.

Di un respingo y mire a mi papá algo culpable.

— Solo promete que me llamaras si pasa algo, y que practicarlas más tu coreano, no quiero que por el idioma te atraes con tareas.

Asentí — No te preocupes, lo digo en serio. Todo va bien.

Miro disimuladamente a Jimin y después a mi y me hizo un gesto que entendí como “si te toca lo mato”

— Está bien, como sea, ya entendí. —Rodee los ojos. — Anda ve a tu trabajo.

Pude escuchar claramente una pequeña risa, claramente mi papá no era, así que me giré un poco y logré ver como Jimin tenía en su cara una media sonrisa. 

— Se una buena chica —Dijo y se fue.

Volví a subir las escaleras e hice lo que el destino me obligaba a hacer, y por destino me refiero a la profesora, la asquerosa tarea de Física.

Termine la tarea y me deje caer acostada a la cama.

Escuche la puerta abrirse y no me molesté en levantarme para ver quien era. O se trataba de Jimin o de algún espíritu.

— Oye, lo de hace rato… la malteada, creo que quizá me pase un poco.

Me levante quedando sentada en la cama y fruncí el ceño. Esto no me lo esperaba. ¿Se burlaba de mí? ¿Hará alguna broma tonta? No me creo que este intentando disculparse.

— ¿Lo dices enserio? — mis ojos seguro estaban como platos.

Soltó una corta carcajada y me miró. Se acercó a mí y me tumbo en la cama quedando encima de mi. Fue un movimiento rápido que apenas y logró provocar de mi un respiro.

Mi piel se erizo y sentí mi corazón bombardear con fuerza.

— No, fue gracioso… — Me observó por largo rato y después mantuvo sus ojos fijos en los míos. — Es entretenido molestarte.

Intenté concentrarme en mi respiración para calmarme. Y después presté atención a sus ojos, seguía viéndome fijamente, sus pestañas eran cortas y sus cejas tenían bonita forma. 

Su nariz casi rozaba con la mía y sus labios…

— Ya entendí, ¿podrías quítate? —me removí 

Se levanto lentamente y comenzó a reír — Claro, no quiero que luego te enamores de mi. Ya tengo suficiente con las otras chicas que me siguen… no necesito a una extranjera en la lista.

— No te creas tan importante. —Solté un bufido.

Camino hasta la puerta y antes de salir se giró a verme. —Estas sonrojada. —Dijo y salió sin más.

Me levante con lentitud y me mire en el espejo, tenia la cara peor que como la de un tomate, jamas me había sonrojado tanto, bueno si, pero no de esta forma, parecía que mi cara explotaría en algún momento.

Me quedé en el cuarto esperando a que mi papá volviera y decirle que ahora sí que estaba en peligro. ¿Había necesidad de que se hubiera puesto sobre mi? ¿Por qué me quedé viéndolo tan fijamente?

Me sentía acalorada, en específico en un área que no me gustaría mencionar.

¡Imposible que me haya provocado eso! ¡Él es igual que todos los otros chicos problemas con los que tuve que lidiar! Tengo que estar volviéndome loca.

No había terminado la semana en esta ciudad y comenzaba a presentar síntomas de locura extrema.

Seguro fue solo la “sutil” cercanía sin más la que me hizo sentir extraña.  ¡Prefiero un millón de veces que me moleste a que vuelva a provocar en mi aquel calor!

En la distancia que lo tuve logré apreciar más sus facciones. Era apuesto, si. Pero también es un idiota, aprovechado.

¡Un idiota bravucon que le gusta alardear y molestar!

•••

Después de varias horas escuche a la señora Dahee.

Baje corriendo las escaleras, y estaba mas que dispuesta a vengarme. Este nuevo sentimiento que me dejó, quería quitarlo como fuese.

— Hola Ianthe  ¿cómo te fue en la escuela hoy? —Me pregunto mientras se adentraba a la cocina.

Mire a Jimin salir de ahí con una manzana en su mano y sonrió al verme.

— La sacaron de la clase por no hacer  el trabajo que nos encargaron — Se metió a la conversación.

— ¿Qué? Oh pequeña, seguro fue abrumador, la escuela aquí es un poco estricta, he escuchado que en otros países se lo toman un poco más a la ligera. —dijo mientras se asomaba un poco para alcanzar a verme. — Seguro que te acostumbrarás, ¿Era muy complicado el trabajo? ¿Por qué no lo hiciste?

Me acerque a ella y  frunció el ceño.

— Esque necesitaba de internet y Jimin estaba demasiado ocupado como para ayudarme —Me excuse.

— ¿Ahora la culpa es mía, no? —Preguntó mientras se acercaba a nosotras.

— ¿Por qué no la ayudaste? —Dijo la señora Dahee mientras se cruzaba de brazos y lo miraba fijamente. — Te dije la ayudarás si necesitaba algo, no es mucho pedir.

—  ¿Qué, ahora tengo que hacer de niñera?

— ¡Park Jimin! — Gruñó y luego lo miró pensativa — Ahora Ianthe es parte de la familia, es como tu hermana, más vale que cuides tus modales.

No pude evitar soltar una pequeña risa para mis adentros.

— Más vale que te comportes como un adulto, ya no eres un niño. —La señora Dahee giró su rostro para verme y sonrió. — No te preocupes querida, los hombres son así de testarudos en algunas ocasiones. Te prometo que mi pequeño Jimin te ayudará cuando lo necesites… ¿No es así? — Lo mire y levantó su ceja.

— Claro…. — Dio un mordisco a su manzana y nos dejó solas.

— Igual no quiero ser una molestia, si puedo arreglármelas sola lo haré. Pero gracias, espero poder llevarme bien con Jimin.

— ¡No dudo que lo harán! ¿Quieres ayudarme con la cena?

— Por su puesto.

Seguimos hablando por un largo rato, la verdad es que me gusto hablar con ella, no es lo mismo que hablar con chicas de tu misma edad que nadamas están molestando o ignorandote.

La platica se torno muy larga y al rato llego mi papá con Chansung, entraron a la casa riendo, así que la señora Dahee se dispuso a preparar la mesa para sentarnos a cenar.

•••

2 meses después.

Desperté, me di una rápida ducha y me arregle. Me mire por ultimo en el espejo y sonreí, tenia ganas de hablar con Kook, él me estaba tratando muy bien, y los chicos que conocí también, son tan raros pero lindos, y han continuado hablando conmigo, lo que solo hace que crezca mi burbuja de ilusiones y esperanza. Estaba haciendo amigos por fin, y está vez nos quedaríamos en corea. Mis ánimos habían mejorado de sobre manera.

Mi papá nos llevo a mi y a Jimin a la escuela, ambos caminamos separados a la entrada, y cuando entramos se perdió de mi vista.

Entre al salón, deje mi mochila en mi lugar y espere.

Pero antes de que si quiera la campana sonara, sentí que alguien estiraba fuertemente mi cabello, me gire y mire a un par de chicas mirándome con una sonrisa, ni siquiera eran del salón.

Me pare y quede frente a ellas.

— Ay perdona, tu cabello es tan bonito, quería estar segura de que no usaban peluca —dijo la más alta de ellas.

Solo atiné a culminarla con la mirada mientras que con una mano intentaba peinar un poco mi cabello y dejarlo en su lugar.

La otra chica me empujo y comenzó a reír.

— últimamente es difícil encontrarté a solas, ayer te denuevl estabas con Kook. —Me dijo la chica alta, su voz era aguda y su forma de hablar era exagerada. — No solo eso, ya se te hizo una costumbre estar con Yoon gi y Tae.

— ¿Y? —Dije mientras cerraba mis puños con fuerza y comenzaba a mentalizarme para cualquier situación.

Sentí una fuerte bofetada y bajé la vista. No me lo esperaba.

Estaban por comenzar las clases y no hacía más que esperar a escuchar aquel timbre peculiar para que me dejasen en paz.

— Si no lo sabías, tendré que informarte... A esos chicos no se les puede acercar nadie. Y lamentablemente no están al alcance de nadie. — Con una de sus manos acarició mi hombro y después dio un fuerte apretón. — por mucho que te gusten tendrás que apartarte si no quieres salir lastimada. Ya te lo habíamos advertido, no nos hagas enojar.

Con mi mano en la mejilla la mire en silencio unos segundos — ¿Te has preguntado qué piensan ellos de esto? —Mi mandíbula tembló. — Son unas acosadoras.

La otra chica me tomo del cuello de la blusa y me acerco a ella.

— Solo te advertimos pedazo de mierda. — Sonrío ampliamente. —Mierda extranjera. — rieron y luego volvió su atención a mi. —Si estas cerca de ellos también estarás así de cerca con nosotras, y no la pasarás bien. 

— Desde que llegaste no has hecho más que robarnos su atención. ¿Será que ocupas una intervención de otra manera?

— Está es la segunda ocasión que aclaramos las cosas. No habrá una tercera.

— ¿Ianthe? —Escuche la voz de Kook.

La chica me soltó en un abrir y cerrar de ojos y sonrío. Si compañera la mas alta me empujó antes de salir y yo me quedé atónita a su forma de actuar por unos simples chicos. Ya no me molestaban por mi persona, ahora era por hablarles a ellos.

Que ironía, No me salvó en cualquiera de los dos casos.

Kook se acerco a mi y me miro frunciendo el ceño.

— ¿Todo bien?, ¿te hicieron algo? —Me pregunto preocupado.

Negué con la cabeza y lo mire — ¿Por qué son tan importantes ustedes? No lo entiendo.

Él tomó mi mano y me miró apenado. — Digamos que las chicas coreanas son un tanto posesivas, pero posesivas con todo, hasta cuando ni siquiera es suyo o lo conocen. Es absurdo pero así son —Dejó caer sus hombros y me examinó con la mirada. —Y también porque piensan que somos atractivos... Un poco tonto lo se.

— Es más que absurdo, es ridículo. —Le dije.

Puso su mano en su pecho de forma dramática cerrando los ojos, y después abrió uno solo para verme — ¿Estás diciendo que no somos atractivos?

Sonreí, mejilla dolía pero había logrado que lo tenso de mi cuerpo se desvaneciera.

— Ni en tus mejores sueños.

La clase transcurrió de lo más normal. Al salir al descanso Kook me llevó a las gradas frente a las canchas de fútbol.

Todo se miraba tan tranquilo desde ahí arriba.

— Eres tan diferente. —Me dijo. —No me malinterpretes, me gusta que seas diferente pero a veces pienso que nosotros hemos logrado que te conviertas en un foco de envidias.

Me giré a verlo y sonreí. — ¿Qué dices? ¿Es por lo de las chicas en la mañana? No pasó nada —mentí. — Solo querían decirme que ustedes son inalcanzables. — intenté darle una mirada reconfortante pero nego con la cabeza.

— No pides ayuda cuando sabes que la necesitas, ¿por qué si esas chicas te molestaban, no dijiste nada? Se que lo hacen, tenemos tiempo lidiando con ellas, no mientas al decir que no te molestan.

Trague saliva y desvíe mi mirada. — No es para tanto.— juguete con mis manos — No es la primera vez que pasó por cosas así, solo tengo que pasar desapercibida. —Me encogí de hombros.

— Imposible teniéndonos como amigos. De ahora en adelante coméntame si te están haciendo algo, aquí en corea suelen volverse extremistas… no quiero que te hagan daño.

— Descuida, suenas igual que mi padre — Intenté bromear pero su semblante seguía serio.

— No dejare que ninguna chica te lastime. ¿Te quedó claro o lo repito? — Me pregunto.

Sonreí — Gracias.

Su mano buscó la mía y dió un pequeño apretón. 

No pude evitar ver nuestras manos juntas y después verlo a él, nuestros ojos se habían encontrado pero casi al instante ambos alejamos nuestras manos apenados e incómodos.

•••

Caminamos un rato mas antes de entrar a clase, notaba su sonrisa traviesa que a veces hasta sin mirarme.

No sabía si era mi imaginación pero después de como tomo mi mano sentía nuestra cercanía un poco diferente.

Cuando las clases terminaron.

Llegue a la casa y fui directo a mi habitación. Hice la tarea y al terminar me duche. 

Esta sensación es tan extraña y nueva para mi que me es difícil describirlo.

Me encontraba cepillando mi cabello frente al espejo mientras que en mi mente se repetía una y otra vez el agarre de kook a mi mano y nuestras miradas encontrándose.

Sentí mi corazón acelerarse y como mi estómago daba un vuelco.

¿Me gusta?

Para nada, solo estaba confundiendo su amable amistad con algo más.

Deje el cepillo en su lugar y solté un respiro.

Era complicado catalogar estos sentimientos dado que mi experiencia con los chicos era casi nula.

Baje las escaleras para esperar a mi papá, y am llegar al último escalón Ví que Jimin estaba sentado en la sala. Así que me acerque, él estaba leyendo un libro.

A decir verdad, este tiempo viviendo bajo el mismo techo había calmado un poco las aguas y ya no era tan molesto como al comienzo. Sin embargo, seguía siendo un idiota.

Tomé el control y encendí el televisor.

Había un programa de juegos extremos así que me puse a ver como hacían todo tipo de acrobacias aquellas personas.

Después de un rato yo ya me encontraba bien emocionada por la siguiente participante, una chica que haría un salto a unas cataratas.

Los anuncios terminaron y la chica comenzó a prepararse.

Estuvo a punto de correr cuando Jimin me arrebato el control y le cambio.

— ¡Hey!, estaba viendo eso —Dije en un gemido.

— Lo siento, ya comenzó mi programa —comenzó a dar clics sin parar, pasando de canal en canal.

Me acerque para intentar quitárselo pero él alzo la mano lo cual me hizo ponerme de rodillas en el sofá para alcanzarlo, él bajo la mano y me tumbo.

Quedó encima mío. 

Tenía ambas piernas a los costados de mi cintura y me veía irritado.

— ¿Quieres cambiarle? —Me preguntó en tono de burla. — Consigue tu propia tele.

Como pude lo pateé y él hizo un gesto de dolor dejando caer su cara en mi cuello. Escuche un pequeño gemido salir de su boca.

Me removí e intenté quitarlo pero me doblaba en tamaño y peso así que me detuve y gruñi.

— Quítate o no dudaré en volver a patearte.

Él se levantó con su cara seria, después de esto sentí un fuerte dolor en mi pierna. Me había pellizcado, cerré mis ojos y aguante un pequeño grito.

Él rió y yo lo empuje quedando enzima suyo, él volvió a pellizcarme y yo aguante una pequeña lagrima, me había pellizcado en el mismo lugar. Pero sabía que había aguantado cosas peores, y sabía que lo hacía para sacarme de quicio. ¡Que se joda!

— Eres un idiota — Dije e intenté golpearlo pero tomo mis manos con fuerza y las detuvo.

Escuché como se quejaba.

Me agache lo suficiente para decirle al oído — Suéltame o tendré que lastimarte.

— Ni loco, vas a darme puñetazos.

Abrí mi boca y mordí su hombro con fuerza.  Él trató de empujarme pero se rindió cuando deje de morderlo. Me abrazó con fuerza y yo me quedé paralizada, sintiendo como mi cuerpo era estrujado por aquel abrazo.

Me removí como un gusano intentando soltarme de su agarre pero solo provocaba que pusiera más fuerza.

— Mira tu estúpido programa pero déjame en paz. —masculle.

De nuevo intenté moverme, tenía ambas piernas a los costados de su cintura, así que traté de apoyarme en ellas y levantarme. 

Logré soltarme un poco de su agarre y volví a removerme solo para poder alejarme lo suficiente y ver su rostro.

Tenía el ceño fruncido y en sus ojos había un brillo que no sabía si era de completo enojo.

Entonces.me di cuenta que, estaba sobre su regazo, su agarre ya no era brusco sino firme, y debajo de mi sentí lo duro que se había puesto.

Me quedé sin palabras y completamente quieta, ambos nos veíamos sin decir nada, yo me encontraba en shock, pero después de unos segundos sentí aquel calor en mi cuerpo que había experimentado en una ocasión gracias a este mismo chico problemas.

Trague saliva, y vi como se relamió los labios. Su rostro del míos no estaba tan alejado, estábamos lo suficientemente cerca como para notar que nuestras respiraciones se estaban mezclando aceleradas por el pequeño enfrentamiento.

Intenté moverme un poco, solo un poco para alejarme pero logré sin querer estar posicionada justo donde no debía.

Nuestras intimidades estaban tocándose, si bien había tela de por medio, estaba segura que él podía sentir lo caliente que me encontraba.

De nuevo me quedé completamente paralizada, solo nos veíamos, no decíamos nada.

Una de sus manos me soltó suavemente y bajó hasta mi muslo.

Esto no era nada similar a aquel momento perturbador que había vivido. No quería aceptar la realidad de que una parte de mí ansiaba sentir como tocaba mi piel.

“ ¿Qué demonios me estaba pasando?”

Mi mano, que ahora estaba libre, tocó su pecho y bajo mis dedos podía sentir el latido de su corazón.

Mis ojos bajaron a sus labios, y sentí como la mano de Jimin daba un apretón a mi muslo como si fuese una caricia.

— ¿Ianthe? — la voz de mi papá me había hecho salir de aquella burbuja extraña.

Jimin y yo nos separamos en un abrir y cerrar de ojos. El se había colocado en la otra orilla del sillón y Vi como colocaba una almohada decorativa sobre su regazo mientras que tomaba el control y volvía a dar clics sin parar buscando algún canal.

Mi papá estaba entrando a la casa.

— Llegaste —Dije mientras me paraba y rogaba porque no hubiese visto lo sucedido.

— Si, salí antes —Dijo y camino a la cocina. — ¿Crees que sea buena idea pedir unas pizzas? Seguro que a Chansung y Dahee les gustaría.

— Si claro, por qué no… — me aclare la garganta, me levanté del sillón y dio un último vistazo a Jimin el cual estaba sumido en su actividad de oprimir el botón del control un centenar de veces.

Él giro su rostro solo un poco para que nuestros ojos se encontrarán, pero evite su mirada casi de inmediato y me encamine a la cocina con mi padre.

— ¿Algo nuevo? —Le pregunté.

— No, mucho trabajo. Juntas y más juntas

— Me dijo y salimos de la cocina. — ¿Crees que tarden mucho en llegar? —Dijo refiriéndose a Chansung y Dahee.

— Aquí estoy —Escuche su voz. —Chansung no tardará en llegar.

“¿Pero qué demonios? ¿A que hora llego? No la vi entrar”

Iba bajando las escaleras, aún tenía su ropa de trabajo, un conjunto elegante de oficina.

Solo le di un vistazo, lo suficientemente corto para sentir mis mejillas sonrosadas.

— ¿Vaya, también salió antes? —Pregunté nerviosa.

— Apenas hace unos 30 minutos, no quería interrumpir… — dijo mirando a Jimin el cual no le devolvía la mirada.

— ¡Solo jugábamos! No seas pesada mamá. 

Una risita nerviosa salió de mi boca y asentí con la cabeza.

— No sabía que ya se llevaban bien.

— Vaya que se llevan bien —Susurró la señora Dahee mientras baja la vista a su celular. — Que alegría que Jimin ya no sea un grosero.

— Intentamos llevarnos bien — Corregí. — estaré en la habitación por si me necesitan.

Subí a toda prisa y me encerré.

Dejé caer mi cuerpo a la cama e intenté recuperar la compostura. Mi corazón latía tan fuerte que podía sentirlo en mis oídos, y el nudo que se me había creado en la boca del estómago me ponía los pelos de punta.

¡Que acababa de pasar!

Ese chico me iba a sacar canas verdes. No sabía qué era lo que me había hecho pero había estado a punto de perder el control sobre mi cuerpo.

•••

— Anda vamos —Hablo mi padre tomando su portafolios.

Jimin y yo caminamos detrás de él en silencio y empujandonos discretamente.

Aparentemente la situación de ayer había logrado que volviera a ser el mismo idiota de un comienzo.

Al llegar a la escuela fui al salón con Jimin a mi lado. Las miradas las sentía desde que cruce la puerta. Pasamos junto a un par de chicas y sin darme tiempo de seguir pusieron su pie haciendo me tropezar y caer fuertemente al piso. 

“Lo que me faltaba”

— Hola Ianthe — Dijo Tae Hyung. Estaba inclinado y me ayudó a ponerme de pie — ¿Estas bien? 

— Si, estoy bien, tropecé, no es nada. —Respondí.

— Ten más cuidado la próxima vez, Kook nos contó sobre las chicas… — dió un vistazo a su alrededor — Son pesadas, para la siguiente tu y yo les pondremos el pie para que caigan. —me guiño un ojo.

Caminamos hasta mi salón mientras seguíamos hablando.

espero a que dejara mis cosas y se fue a su salón con paso despreocupado.

Jimin entro al salón y seguido de el entro Kook.

cuando se sentó a un lado mío no hizo más que comenzar a platicar conmigo y sonreír de aquella manera tan llamativa.

Durante el transcurso de la clase en más de una ocasión nuestras manos se habían tocado, y en el último rose no nos movimos.

Me había quedado quieta esperando a que él quitará su mano pero a ver qué la había dejado ahí me puse nerviosa.

¿Lo estaba haciendo a propósito?

•••

El día transcurrió rápido, estábamos en la última clase. Historia.

— Atención —Hablo la maestra. — Para la próxima semana quiero un ensayo sobre su perspectiva en relación a la historia de Joseon, todo lo ocurrido durante la época. —  se levantó y nos apuntó con su dedo mientras contaba a los alumnos — Un ensayo de mínimo 10 páginas. Será un trabajo en parejas formadas con su compañero que esté detrás suyo, no con quién comparten mesa.

Mi cuerpo se tensó y sentí aquel nudo en la boca del estómago al confirmar que Jimin sería mi compañero dado que estaba sentado justo detrás mío.

Cuando la clase termino caminamos juntos hasta la salida, localice con la mirada el carro de mi papá y sonreí, él me miraba y me devolvió la sonrisa.

— Entonces, ¿Mañana quieres salir conmigo y los chicos? Ya sabes. Podríamos ir a comer todos juntos o ir por un helado. — Kook me miraba atento.

Apretuje un poco mis manos antes de responder — Eso suena bien. Será divertido.

— Perfecto. — hizo una pausa y desvió su mirada— Que mal que no puedo hacer el trabajo de historia contigo. Me hubiese gustado ayudarte.

— Seguro nos tocará un trabajo juntos más adelante. — me dedicó media sonrisa y nos despedimos.

Fui hasta donde mi padre y subí al carro.

— ¿Quién era él? —Me pregunto curioso.

— Él es... Él es Jung Kook —intente no tomarle importancia, pero trabarme con mis palabras no ayudaba mucho.

— ¿Te está molestando?

— ¡No! Es una amigo — me puse el cinturón de seguridad. — Relájate un poco, te dije que si me pasaba algo te lo contaría.

— Lo siento. — rasco su barbilla y acomodo el espejo retrovisor.

La puerta se abrió y entro Jimin.

— No tienes porqué disculparte disculparte, se que estás preocupado pero las cosas van… Bien.

El camino siguió con una larga platica que comenzó desde las malas amistades, una amistad sana, la educación en corea, y llegó hasta el sexo, el sida y los hijos. 

Mi padre tenía talento para tocar temas incómodos.

Freno el carro justo frente a la casa de los Park y bajamos, mi papá bajó la ventanilla y antes de seguir su camino dijo.

— ¡Lo digo en serio! El condón es la clave de la vida sana. En fin, los veo más tarde— Y volvió a retomar el camino a su trabajo.

Jimin rompió en carcajadas y yo me quede completamente muda.

Había quedado abrumada con tanto parloteo.

Entramos a la casa y él se paro justo frente a mi.

— ¿Estas embarazada o algo así? —Me pregunto con una pequeña sonrisa. — ¿Que fue todo eso?

— ¡No! —Dije y negué con las manos.

— ¿Entonces…?

— ¿Cómo voy a saberlo?

Soltó esa risita apenas ruidosa y me miró — Tu padre es el hombre sutileza andante.

Fruncí el ceño — ¿A qué te refieres?

Se giró y caminó a la cocina. — No ví la necesidad de hablar sobre la erección masculina.

Lo seguí hasta la cocina.

Me encogí de hombros. — No es como si no supiera ese tipo de cosas. — ambos nos quedamos en silencio.

Sus ojos perforaban los míos y ahora me arrepentía de haber mencionado aquello.

— Por Dios, espero lo hayas disfrutado, jamás volverá a pasar algo como eso, ni en tus mejores sueños — del refrigerador tomo una jarra con jugo y se sirvió un poco. — insisto, no necesito a una extranjera en lista de espera.

— Idiota. —Me gire y camine hasta las escaleras. Jimin tomó mi mano y me detuvo.

Lo observé esperando a que dijera nada pero solo me soltó y revolvió un poco su cabello para después hacer una cara de disgusto.

— Creo que eres tú el que quiere volver a tenerme encima de ti. — Rodee los ojos. — ni en tus mejores sueños. — Y subí velozmente hasta la habitación.

•••

Habían pasado varias horas y me encontraba libre de pendientes, solo estaba acostada escuchando música en mi celular.

Esperaba el momento perfecto para tomar una siesta.

Escuche la puerta abrirse y Jimin entro con su mochila en la mano.

La aventó sobre la cama cayendo a un lado mío y provocando en mí un saltito asustada.

— ¡Oye! 

— Vamos a comenzar la tarea de Historia.

—Pero es para la próxima semana. No molestes — Cambie de canción y subí el volumen.

— No me gusta dejar las cosas a ultimo momento. Así que…—Sacó el libro de Historia. — Salió de la habitación y a los pocos segundos volvió con una laptop.

Lo fulminé con la mirada, pero antes de poder quejarme de nuevo me tendió la laptop y él abrió el libro.

Así que me quité los audífonos y me dispuse a hacer una rápida investigación para que me dejaste en paz.

Media hora después estaba acostada en la cama leyendo sin fuerzas y él estaba sentado en uno de los sillones buscando información en la laptop

— agh... ¿por qué no lo hacemos mañana? ¡llevo media hora leyendo y no encuentro nada sobre Joseon! — Y ni qué decir de la gran cantidad de palabras que no entendía su significado — No hay prisas. 

— No seas una llorona. Préstame el libro.— Dijo y chasqueó sus dedos. — ¿En Incheon no te enseñaron disciplina?

— ¿y a ti no te enseñaron lo que es tener paciencia? — volvió a tronar los dedos esperando a que le diera el libro.

Fruncí mi ceño. Me senté en la cama y lo mire. — No chasquees los dedos, no soy tu esclava.

Levantó su mano y volvió a chasquear sus dedos.

— Toma tu libro —Se lo lancé directo a la cara, pero logró esquivarlo.

— ¡¿Estas loca?! —Grito asustado. —Pudiste haberme zafado la cabeza.

— y tú pudiste evitar calmarme la paciencia.

— ah entonces a ti tampoco te enseñaron sobre paciencia. — chaqueño su lengua.

— Eres un completo…

— Idiota, si, lo sé. Deberías aprender más insultos en coreano. — se levantó y colocó la laptop a un lado —  Me sacas de quicio.

— ¿Yo? No se porque tengo que hacer este trabajo contigo. 

— La tonta de Sohyun sería mejor equipo que tú, seguro que ella no me mordería como un animal.

Rodeé mis ojos — Cállate quieres. Tu empezaste, yo solo veía la televisión tranquila. Tu lo único que haces es buscar el momento indicado para molestarme. ¡Eres igual que cualquier otro chico engreído y bravucón! Idiota.

— Molestarte es distinto a lastimarte físicamente. — con su mano estiró el cuello de su playera para mostrarme su hombro pero no se veía nada.

— ¿Enserio te quejarás por eso? Eres un completo dramático…— Se quitó la playera

Mi boca se abrió en una enorme y me dejó sin palabras.

—Ves esto —Dijo y Vi dónde apuntaba.

Tenia un gran moretón en el hombro. Si no fuera porque yo se bien que yo soy responsable de eso, pensaría que alguien lo golpeo con algún artefacto o algo.

Me hinque en la cama tratando de estar a su altura y verlo mejor.

— ¡Bueno pero tú también me lastimaste! —contraataque tratando de disipar los sentimientos de culpa que se habían formado.

— Pero yo no te deje marcas —elevo un poco la voz de forma acusatoria.

—Oh claro que si — Dije y nuestras miradas se conectaron en una lucha perfecta para saber quién era superior.

— Claro que no. Y sabes bien que tengo la prueba perfecta para que “la hija de papi” sea castigada. Así que empieza a calmarte y no busques problemas conmigo.

Me canse de su actitud, es un engreído y si mostrándole lo que me había hecho lo iba a hacer cambiar, pues entonces venga.

Traía puesto un vestido así que no fue difícil levantarlo un poco para mostrar parte de mi muslo conde se veía un moretón. Si bien no era tan grande como el que yo le había hecho, igual era una marca que dolía.

Sus ojos no bajaron, seguían fijos en los míos.

— Ves esto —Dije apuntando el moretón en mi pierna. — “El hijo de mami también podría ser castigado”

Su mirada cayó a mis piernas y se detuvo en el lugar al cual yo apuntaba.

—yo no hice eso.

— Si, tú lo hiciste. —Me crucé de brazos y lo observe, seguía parado frente a mi si playera, su torso al descubierto y su mirada completamente sería me estaban haciendo sentir extraña.

Escuche la puerta abrirse.

— ¡Park Jimin! Maldición ¡Ianthe! ¿A qué están jugando ahora? —Escuché la voz de la señora Dahee.

Mierda, esto no se ve bien, nada bien.

Esto traerá malos entendidos.

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