Gruvia. Una gota de amor en u...

By Suta1529

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La desesperación te puede llevar a cometer los peores errores y Gray aprendió esto de la peor forma posible... More

Capítulo 1 ❅¡Me arrepiento!❅
Capítulo 2 ❅Confusión y dolor❅
Capítulo 3 ❅Todo es tu culpa❅
Capítulo 4 ❅Tomaré todo de ti❅
Capítulo 6 ❅Posesión❅
Capítulo 7 ❅Sueños Placenteros❅
Capítulo 8 ❅Placentera Realidad❅
Capítulo 9 ❅Primer Golpe❅
Capítulo 10 ❅Sangre❅
Capítulo 11 ❅Asesino❅
Capítulo 12 ❅Desenlace Agonizante❅ <<FINAL>>
❅EPÍLOGO❅

Capítulo 5 ❅Marcas de culpabilidad❅

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By Suta1529

La tumbé con fuerza sobre el césped húmedo. Mi mirada estaba borrosa, pero a pesar de eso pude ver la mirada llena de pavor y sorpresa que tenía Juvia. Estaba aterrada.

No me importó.

Ella era tan estúpida que creía que podía ofrecer todo de sí misma sin importar las consecuencias. Bien. Yo le enseñaría el verdadero significado de sus palabras. Lo haría por las buenas o por las malas.

Juvia no decía ni una sola palabra, quizá la había golpeado demasiado fuerte cuando la tumbé en el suelo. Decidí ignorar eso y pensé en lo que estaba haciendo. ¿Realmente pienso hacer esto con Juvia? La miré y cuando vi que su boca se abría quizá para decir algo la cerré con un fuerte beso.

Aplasté mis labios contra los de ella con una ferocidad tal que no tardé en sentir el sabor de la sangre pasar de su boca a la mía. Seguí besándola. Mis piernas a ambos lados de su cuerpo y mis manos sosteniendo mi peso a los lados de su cabeza.

Cuando me cansé de sentir sus labios bajé rápidamente a su cuello pero fue poco lo que pude besar gracias a esa ropa tan abultada que llevaba. Me desesperé y de un solo movimiento rasgue la parte superior de aquel vestido. Finalmente pude volver a sentir su blanca piel bajo mis labios y a pesar de eso sentía que no era suficiente.

Podría estar excediéndome pero quería más. Solo besar su piel no estaba siendo suficiente para mí. Traté de tomar más mordiendo con fuerza su cuello y supe que el quejido que escuché de parte de ella no era de placer. Era de mucho dolor.

Volví a tomar sus labios con fiereza, no quería escuchar ningún sonido que viniera de ella.

–No digas nada –susurré contra sus labios. Pareció entender ya que cuando me separé de ella y bajé nuevamente hasta su cuello vi como mordía su labio aparentemente tratando de evitar que algún sonido saliera de su boca. Sonreí ligeramente con eso. Me gustaba que quisiera, de alguna forma tétrica, complacerme.

Continúe lo que había dejado. Mis mordidas y besos continuaron por su cuello hasta que vi como la piel se tornaba roja y en algunos lugares ligeramente morada. Hasta ese momento no había notado como con el desgarre que hice con su ropa se podía ver ligeramente su brasier y una parte descubierta de sus pechos. Mi mano fue inmediatamente a ellos para terminar de romper la tela.

Ni siquiera quise mirarla a los ojos y bajé mi cabeza para estar entre ellos. Me detuve antes de que mi lengua los tocara al escuchar un ligero quejido proveniente de ella. Levanté la cabeza con pocas ganas y vi como las lágrimas bajaban por su rostro hasta perderse en el césped. La miré desconcertado.

–Juvia.... –

–No se detenga Gray-sama. Juvia no volverá a hacer ningún sonido –mi pecho se movió con la indignación.

– ¡Estás loca! Estuve por hacer...eso contigo ¿y pensabas permitirlo? ¡¿Qué demonios pasa por tu cabeza?! –me levanté de inmediato tomando mi chaqueta, que en algún momento había caído al suelo y la arrojé sobre su cuerpo semidesnudo. Ella se sentó sobre el césped y se cubrió con mi chaqueta. Agachó la cabeza hacia adelante mientras su cabello alborotado caía sobre sus hombros.

–Juvia no volverá a hacer ningún ruido. No se enoje con Juvia –la forma tan dulce de hablar típica en ella, me estaba sacando de mis casillas. Debía largarme de aquí si no quería llegar a lastimarla en serio.

–No me molestes más Juvia. No sabes que puedo llegar a hacerte –sin decir una sola palabra más, di media vuelta y salí de aquel bosque tan rápido como las piernas me dieron. Pronto estuve en mi casa donde sólo pude limitarme a romper todo lo que tenía cerca.

¿Qué pasa por mi cabeza? ¿Qué estuve a punto de hacerle?

Pero aun... ¿Qué pasa por la cabeza de Juvia? ¿Por qué no me detuvo?

....

No logré dormir ni un poco esa noche. Por mi mente solo pasaban las imágenes de Juvia completamente sumisa frente a mí y eso no ayudaba con mi estado de ánimo. Mi mente jugaba conmigo haciendo aparecer imágenes difusas de una Juvia completamente desnuda frente a mí y por un horrible momento quise aclarar aquellas imágenes para poder ver todo con claridad.

¡¿Qué está pasándole a mi cabeza?!

Me levanté temprano de la cama y mandé a volar lo poco que quedaba en pie. Me vestí y me dirigí al gremio ya que no tenía idea de a dónde más llegar.

Estuve frente al gran edificio rápidamente. Había pocas personas, entre ellas Mirajane que miraba a todos con una sonrisa mientras organizaba algunas cosas en la barra. Me acerqué a ella y no traté de hacer más contacto visual.

– ¿Tienes algo de comer? –le pregunté simplemente mientras miraba a un punto fijo en la pared.

–Bueno, la cocina aún no está abierta. Pero puedo tratar de prepararte algo –chasqueé la lengua. ¿Por qué tuve que llegar tan temprano?

–Deja, no importa –la respuesta pareció ser suficiente. Aun así, no me esperaba su siguiente pregunta.

– ¿Pudiste solucionar algo con Juvia? –la pregunta me dejó frio. Ridículo, lo sé.

– ¿Qué tenía que solucionar con ella? –traté de hacerme el desinteresado pero evidentemente fue en vano. Lo noté cuando me levantó de un solo movimiento y me arrojó contra una pared. Comencé a toser por la pérdida de aire y me sobé ligeramente la espalda que había comenzado a doler.

–Escúchame bien –empezó a decir. Su poder mágico salía de su cuerpo dándole un aire macabro –Esa chica no se merece tu rechazo, no se merece tu desprecio. Es una de las jóvenes más buenas y puras que conozco y merece ser feliz. Si tú te atreves a lastimarla te juro que te atravieso la cabeza con una espada –sentenció dejándome pálido y sudando frio. El aura de oscuridad desapareció y la típica sonrisa volvió a aparecer en su rostro.

Repito. Es macabra.

No me volvió a dirigir la mirada y yo, para proteger mi integridad física, decidí permanecer en un rincón alejado del gremio.

Las horas pasaron y poco a poco el lugar se comenzó a llenar de gente. Iban y venían, cogían misiones o simplemente se quedaban, como yo, a vagar un poco y perder el tiempo. Finalmente la persona que yo menos quería ver, hizo su aparición.

Con un abrigo más grande que ella y una inmensa bufanda rodeando su cuello, Juvia entró al gremio y se dirigió directamente a la barra sin saludar a nadie.

–Mira-san. ¿Podría darle algo de beber a Juvia, por favor? –escuché que dijo ella con voz suave.

–Claro. ¿Por qué no te quitas esas cosas? Debes estar muriendo de calor –a pesar de estar lejos pude ver como Juvia palidecía más, si es que era posible.

–Juvia está bien. Juvia no necesita quitarse el abrigo –incluso para mí, fue notorio su nerviosismo y su evidente afán por querer ocultar algo.

– ¿Está todo bien Juvia? Ven, déjame quitarte esto –Lucy había aparecido de la nada y ahora trataba de quitarle el gran abrigo a la maga de agua, esta solo se removió incomoda tratando de alejar a la rubia.

–Juvia está bien. Por favor déjela Lucy-san –pidió o más bien casi rogó Juvia. Esto desconcertó a varios.

–Quítatelo –ordenó finalmente Erza. ¿De dónde salen todas?

–Juvia no puede –en ese momento se desató un pandemónium. Las chicas usaron toda su fuerza para tratar de quitarle el abrigo y la bufanda a Juvia, mientras que ella peleaba con todo lo que tenía para evitar a toda costa que le arrebataran la prenda.

Mientras la tétrica escena pasaba, todos los hombres estábamos en un rincón para evitar salir lastimados. Happy organizaba las apuestas sobre quien ganaría aquella batalla.

–10000 Jewells a Erza –gritó uno

–5000 a Mira-san –gritaban otros. Yo sólo podía ver con miedo como ellas se golpeaban sin piedad. Incluso las que querían quitarle el abrigo a Juvia habían terminado peleando entre ellas por algún motivo. Finalmente la pelea terminó cuando la bufanda salió a volar y el abrigo fue abierto. Un silencio profundo inundo al gremio.

El cuello y comienzo del escote en el pecho de Juvia estaban llenos de morados y marcas de mordidas profundas. Parecía que alguien la hubiera masacrado, que la hubiera torturado.

Ese alguien había sido yo.

Esos morados, esas marcas, esos inquietantes dientes marcados, esas heridas que aun parecían palpitar de dolor. ¿Había sido yo el causante de todo eso?

La respuesta vino sola cuando la mirada llena de lágrimas de Lucy y Erza se dirigieron a mí. La decepción y la ira que en ellos se reflejaba me pusieron los pelos de punta.

–A veces puedes ser cruel y algo despiadado, pero nunca creí que llegaría a hacerle esto a la persona que más te quiere en este mundo. ¿Cómo pudiste? –sé que había sido yo el causante del dolor de Juvia, ¿pero por qué daban por sentado que había sido yo?

–Gray, fuiste demasiado lejos esta vez –todos habían mirado las marcas del cuerpo de Juvia y si habían tenido alguna duda de quién había sido el causante de ellas, ya no la tuvieron cuando Juvia se paró frente a mí con los brazos extendidos en gesto protector.

–Gray-sama no ha hecho nada malo. Todo ha sido culpa de Juvia. Por favor no le hagan nada –con desprecio y asco. Esa era la forma en que todos me observaban. Sin excepción alguna, todos los miembros del gremio me observaron de forma acusadora.

–Has ido demasiado lejos Fullbuster –

–Ya vas a ver lo que te vamos a hacer –

– ¡Basta! –gritó Juvia desesperada. Las lágrimas asomaron a sus ojos y todo el gremio dio un paso atrás. Yo simplemente guardaba silencio.

–Juvia, debes entender. Gray no te ama, si lo hiciera no te haría eso –le dijo Erza señalando al cuello de la peli azul.

–Juvia sabe que Gray-sama no la ama, pero Juvia si ama a Gray-sama y no permitirá que alguien lo quiera lastimar. Juvia peleará contra cualquiera que trate de lastimar a Gray-sama – ¡Que humillación! Una mujer me estaba defendiendo. ¿Qué podía ser peor?

–Juvia, no hagas esto –rogó una vez más Cana.

–Juvia hará cualquier cosa por Gray-sama. Lo protegerá con su propio cuerpo. Si quieren atacarlo, adelante. Pero Juvia será el escudo de Gray-sama –poniéndose en posición de pelea Juvia comenzó a sacar agua de su mano derecha.

–Ju...Juvia... –Lucy había comenzado a llorar. Odiaba ver a su amiga de esa forma pero yo realmente odiaba más que Juvia creyera que yo necesitaba protección. ¿Tan débil me creía? Si todos querían venir a golpearme bien podían hacerlo. Yo no pensaba detenerlos. Con gusto los patearía a todos y cada uno de ellos.

– ¡Juvia ama a Gray-sama y hará todo lo que él desee! Nadie más tiene que meterse –todos guardaron silencio pues sabían que tenía razón. Por más preocupados que estuvieran, no podrían olvidar que sólo Juvia podía tomar sus decisiones. Sólo Juvia podía decidir qué hacer con su vida y si su decisión decía que quería ser abusada y violentada por mi...bien. Que así sea.

Continuará...

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