Nunca supe muy bien la razón por la que tengo tantos cambios de humor. Unas veces soy muy feliz, me quiero y quiero al resto del mundo. Otras odio todo, no me apetece sonreír y parece que mi cuerpo me pesa más. Seguro que os ha pasado un millón de veces. A veces pienso que simplemente pienso demasiado llegando a estar al borde de un acantilado o volando por el azul cielo. Depende del día. Aunque el momento ahí, en el cielo es lindo.
¿Cuántas veces lloraste por cosas que ni sabías que merecían esas lágrimas? Muchas, ¿verdad?. Tranquila/o te entiendo perfectamente.
Me desperté un poco preocupada. Yo sé que el pensar demasiado me hace muchísimo daño, a mi y a todos, pero a veces me paso de verdad. Si tengo una escena delante de mis narices la llevo a un extremo en el que la que acaba perjudicada soy yo y me pongo de mal humor o muy triste. Cojo algo entre mis manos y me pongo a pintar. En mis dibujos aparecen ojos de muchos colores (observación), garabatos (confusión), zonas cerradas con líneas dentro (pánico) y así me tiraría horas y horas dibujando hasta que alguien me quita el bolígrafo. La verdad, no sé si es un modo de escape o de querer decir algo pero es un tanto paranoico.
Siento la cabeza en mil lugares hoy. Escribo raro. Realmente no estoy segura de nada. Le dije a mi cuerpo buenos días y me contestó: sigue durmiendo. Confusión.
Abrazo a mi gata, siempre está ahí en los malos momentos. Le quiero y ella me quiere aunque digan que no. Es precioso poder abrazarle y sentirte bien y que ella te devuelva el abrazo. Sé que me mira y sabe que me pasa algo pero ella es así, guarda la distancia cuando sabe que es necesario y que la necesito o no me deja en paz cuando también sabe que es lo que tiene que hacer aunque yo lo disimule, ella sabe que necesito un apoyo. Es un gato, lo sé, pero los amantes de los animales entenderán lo que quiero explicar.
¿Cómo este ser sin hablar puede hacer mucho más que algunas personas hablando? Es curioso.
Fdo: Una gata en apuros.