Abuela

3 0 0
                                    


He sentido una necesidad increíble de escribir esto, ¿por qué? Ni yo misma lo sé, quizás porque soy una persona a la que le cuesta mucho explicar sus sentimientos, o incluso mostrarlos y por ello acudo a mi fiel amigo el papel. Pero ese no es el caso por el que hoy escribo estas palabras:

¿Sabes? Me acuerdo mucho de cuando me quedaba en tu casa y en la del abuelo a dormir, siempre me hacías una tortilla para cenar o sopa ardiendo, con la que me tiraba dos días con la lengua quemada, tú le soplabas y me decías ''venga ya'' y yo te respondía con un ''mentira abuela, no me engañes'' y te reías porque sabías que te había pillado. Sabías que era horrible para dormirme y que siempre he tenido muchas pesadillas (cuando he sido grande lo has sabido) y te venías conmigo a la habitación y nos poníamos a cantar para que me durmiera, yo veía cómo se te cerraban los ojos del cansancio, pero interrumpía el trayecto de tus párpados diciéndote ''abuela, cántame más'' y tú me dabas un beso, me sonreías y seguías cantando. He vivido tantas cosas contigo abuela, nos hemos reído tano juntas, pero no todo ha sido flores y corazones, también has tenido tu mal genio cuando nos portábamos mal y, por ejemplo, te dejábamos las cubetas llenas de azafrán mi prima y yo o gastábamos las cremas del baño, pero luego te dábamos abrazos y se te pasaba; ibas de dura abuela, pero sabíamos que con solo acercarnos ya se te iba todo. 

Los paseos al parque, mis primeros porrazos aprendiendo a patinar, los regalos de Nochebuena en tu casa, la varicela, aprender a cocinar, a coger tomates, los viajes en autobús, las tardes cogiendo caracoles y margaritas... Creo que podría seguir diciendo cosas y no acabaría nunca. 

Hace dos días te fuiste y aún sigo sin creerme que vaya a entrar por esa puerta de hierro, agacharme para abrir el pestillo de la puerta de madera y que no estés sentada en tu sofá con las piernas en alto diciéndome ''hombreeee, ¿dónde vas tan guapa?'' o ''¡Qué delgada estás! Tú no comes bien, ve a por un poco de queso anda''. No me puedo creer que vaya a pasar mi primera Navidad sin ti, sin llegar por la mañana y oler a ese anís que tanto te gustaba y que era tan característico de ti, que no voy a volver a probar los roscos con miel que hacías y que hacían que la casa oliera tan dulce, que no me des tus abrazos que curan cualquier mal. Me va a costar mucho entrar por la puerta y saber que te has ido.

Allí donde estés, espero que sigas cuidándonos como siempre has hecho, que no te pongas triste porque al abuelo no le va a faltar de nada y sabes que vamos a cuidarlo y darle todo el amor que le hemos dado siempre. Espero que dejes a todo el mundo fascinado con tus dulces tan ricos y que les enseñes todos los juegos de mesa que me enseñaste a mi, sé que algún día volveremos a jugar juntas y yo me volveré a enfadar porque siempre me dejabas ganar. 

Abuela Juana, me quedo con todos estos recuerdos dentro de mí, con ese besito en la frente que te di unos días antes de marcharte y con tus lágrimas en las que me decías que me querías y que lo habías sentido sin pronunciar ni una sola palabra.

Sé que serás la estrella más brillante y bonita del cielo. 

Te quiero con todo mi corazón. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 26, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Algo cotidiano Where stories live. Discover now