Para _cata_hood_, StrangeWood_ & _Patricia_1
<<Lo hacemos por vuestro bien. Estaréis más seguros. Confío en Jesús.>>
Esas fueron las palabras que Rick nos dedicó a Maggie, a Glenn y a mí. Rosita se había negado rotundamente a quedarse con nosotros en Hilltop. No entendía demasiado bien sus razones pero no puse pegas a su decisión.
-Alexandria me necesita. -dijo cogiendo mi cara entre sus manos. Las agarré. Seguía llorando.- Necesito ponerte a salvo, ¿lo entiendes, cariño?
Asentí repetidas veces, aunque lo que más deseaba era que se quedara a mi lado.
-No puedo perderte a ti también. No puedo quedarme aquí de brazos cruzados. No es lo que tu padre hubiera querido.
Sorbí mi nariz y tragué la saliva que se había acumulado en mi boca.
Me rodeó con sus brazos. Mi cabeza estaba a la altura de sus clavículas. Me acarició el pelo con cuidado.
-Mamá está aquí.
-____. -me llamó el coreano desde abajo.- Baja, ya está la comida.
Me incorporé. No era la primera vez que me aislaba en el techo de esa caravana, tumbada mirando las nubes.
Si pensé que perder a Alejandro había dolido como para no hablar con varias personas, es que no sabía que perder a mi padre haría que no abriera la boca ni para dar los buenos días.
Entré por la puerta, encontrándome con la pareja ya sentada en la mesa y sirviendo la comida.
Maggie sonrió al verme y me hizo una seña de que tomara asiento.
Así lo hice y me quedé mirando la pasta del plato hasta que la mujer me tomó de la mano. Glenn me cogió la otra.
¿De qué servía dar gracias? ¿Rezar? Todo seguiría estando igual. Y todo empeoraría.
Ambos cerraron los ojos y Maggie dijo algunas palabras. Yo sólo miraba la comida, tenía hambre.
-Amén. -terminó.
-Amén. -repitió su marido.
Me miraron esperando una respuesta de mi parte.
-Amén. -dije rendida.
Los tres comimos en silencio. El asiático nos sirvió agua. Maggie aún se veía un poco pálida, tal vez estuviera enferma.
La ausencia de palabras hacía incómodo el momento. Miles de cosas pasaban por mi mente en ese instante. ¿Qué habrían hecho con Daryl? ¿Alejandro y él estarían juntos? ¿Le habrían torturado para sacarle información? ¿Le volvería a ver?
-Bicho...
Alcé la vista en dirección a Glenn.
-Come. Se va a quedar frío.
Tenía hambre pero sin embargo el plato estaba intacto. Mi estómago se había cerrado, no tenía apetito, pero hice el esfuerzo por ellos.
Tomé el tenedor y enrollé los espaguetis. Me los metí en la boca sin mucho ánimo y mastiqué lentamente. Después de repetir el proceso un par de veces, bebí un poco de agua y me limpié con la manga.
-¿Ya? -preguntó Maggie asombrada.- Pero si no has comido nada, ____.
-No tengo mucha hambre. -respondí levantándome y llevando mi plato al fregadero.
-Llevas diciendo lo mismo una semana. -replicó ahora el hombre.
No hice caso a su comentario y tomé mi navaja que estaba encima del sofá.
Pasé por su lado y salí de allí.
-¡____!
-Glenn, déjala.
Me alejé lo más posible, en dirección a la tumba de mi padre. Me puse a su lado y miré la tierra. Empecé a trazar líneas en ella con mi instrumento.
-Mira y aprende, princesa. Mira y aprende.
-Por favor, no... Por favor... -rogué.
Alzó el bate y golpeó la cabeza del pelirrojo. Un hilo de sangre se deslizó por su frente y Abraham volvió a incorporarse.
-¡No!
Cada día volvía a repetirse el mismo recuerdo. La misma pesadilla cada noche. ¿Por qué me tocó a mí perder a toda la gente que quería? ¿Es que acaso era una mala pasada por parte del destino? No. Eso no existía.
Desvíe mi vista hacia la cruz hecha con dos palos colocada verticalmente en el suelo.
-Ojalá estuvieras aquí para partirle la cabeza a ese hombre. -susurré para el cuello de mi camiseta.
Reí un poco al imaginarme a mi padre dándole la paliza de su vida. Pero paré al recordar que eso era ya algo imposible.
-Me acuerdo cuando me enseñaste a disparar. -hablé de nuevo apoyando mi espalda en el muro detrás de mí.- Mamá estaba como loca porque decía que era demasiado peligroso para una niña de diez años, mientras que George me pedía que se la prestara y tú replicabas que era como si disparara una de agua pero con balas. O como cuando me metí en esa bolsa de basura y casi me dejas fuera de casa para que me llevara el camión que pasaba todas las mañanas. Mamá no te habló en lo que quedaba de día.
Acaricié la tumba. Se formó un nudo en mi garganta. El mismo que llevaba apareciendo cada noche durante la primera semana separada por siempre de mi progenitor.
Tomé una bocanada de aire y sentí cómo las lágrimas se deslizaban por mi piel.
-¿Por qué tú? -maldije en voz alta mientras apartaba un mechón de pelo.- Me dijiste una vez que siempre estarías a mi lado. Que me protegerías a toda costa. Que no me dejarías sola. -miré la cruz como si estuviera hablando realmente con él.- Me mentiste, papá.
Seguí sollozando por varios minutos más. Insultaba a todo aquél o todo aquello que se me cruzaba por la cabeza. Carl, Rosita, Rick... Negan.
Ya nada tenía sentido. ¿Para qué seguir? ¿Por qué luchar? Todos terminaríamos muertos de una u otra forma.
Pero, ¿quién me haría luchar ahora? ¿Quién se sumergiría cuando estuviera en lo profundo? Esto solo era el principio del fin.
Una persona carraspeó a mi lado, haciendo que subiera mi vista. Jesús me sonrió y le invité a que se sentara a mi lado. Así lo hizo, se puso a mi lado izquierdo en silencio y miró al frente.
-Tengo algo que darte. -dijo al minuto.
Sacó un anillo de su bolsillo trasero y lo mostró en la palma de su mano.
-Lo llevaba puesto. Pensé que te gustaría tenerlo.
Me lo ofreció. Miré el aro con nostalgia, y luego al chico. Una curva se dibujó en sus labios y tomó mi mano para dejar el objeto en ella y después cerrarla.
-También llevaba un puro, pero supuse que no te lo fumarías. -dijo a continuación para relajar el ambiente.
Reí y analicé el anillo con cuidado. Era de oro, ya se lo había visto antes. Era de su boda con mi madre, lo llevaba desde que tenía memoria. Por la parte de dentro tenía unas inscripciones:
<< Ellen~Abraham
XXIV-VI-MCMXCIV >>
Se casó sólo con 30 años y seguía queriéndola como el primer día que la conoció. La siguió amando hasta el día de su muerte.
Ahora mamá, él y George estarían juntos.
Era demasiado grande para mis dedos, así que me quité el colgante que me regaló y metí la cadena por el anillo.
Hasta ese entonces noté los ojos de Paul sobre mí. No le había dado las gracias, pero sabía lo que pasaría si intentaba formular alguna palabra. Así que lo mejor que pude hacer fue abrazarlo con fuerza, tomándolo por sorpresa.
-No es nada. -respondió como si supiera lo que había estado pensando.
Me separé y limpié mi rostro. Intenté que sus ojos no se encontraran con los míos, no quería que me viera en ese estado. Yo no era débil.
-Era el que mejor me caía. Siempre tenía algo que decir y sacaba sonrisas a los demás.
Otro silencio.
-¿Quieres que me vaya? -preguntó con cierta inocencia.
-No. -respondí rápidamente.- Me alegra que estés aquí.
Acarició mi pelo y volvimos a quedarnos en silencio.
¿Por qué hacía esto por mí? Ni siquiera nos conocíamos de tanto. Era demasiado bueno conmigo y eso me daba miedo. Porque sabía que aquellas personas importantes para mí acababan yéndose de una forma u otra.
-Y, ¿qué haremos ahora? ¿Cuál es exactamente nuestro trabajo?
-Obedecer.
***
-¿Cuándo les volveremos a ver? -pregunté a la chica que se encargaba de cuidarme mientras le cepillaba el pelo.
-Espero que no dentro de mucho.
-____, ¿podrías ir a por unos tomates? -dijo Glenn desde la cocina.
-Claro.
Dejé el cabello de Maggie y salí de la caravana. Fui a la parte trasera y sin esperármelo, me topé con Enid sentada frente a las tumbas.
-¿Qué haces aquí?
Se giró rápidamente para verme y se levantó de un salto.
-____...
Nos acercamos y nos hundimos en un cálido abrazo que duró más de lo que esperaba.
-¿Qué haces aquí? -volví a decir.
-Maggie y tú necesitáis ayuda.
-Enid...
-Glenn no puede encargarse, y Jesús es ausente.
-Yo puedo encargarme de ella.
-No, no puedes. -se opuso.- Está muy débil y tú no estás psicológicamente estable, ____.
Me quedé callada. ¿En serio me acababa de decir eso?
-Lo siento. -se disculpó de inmediato.- Pero sabes que es cierto.
-Alexandria necesita refuerzos.
-Allí están bien. Creo que sería más útil aquí.
Tomé aire.
-Yo no tengo la última palabra.
-Me quedaré aquí.
Hubo un breve silencio.
-¿Qué es eso? -pregunté señalando unas flores secas en la tumba de Aaron.
-Bueno, tu padre me enseñó muchas cosas y quería agradecérselo.
-Esa no es... -dije con cierto corte.
-Oh, lo siento mucho. -respondió con las mejillas coloradas y tartamudeando.
Sonreí en señal de que todo estaba bien.
Cogí los tomates que me habían encargado y la guíe hasta la caravana.
-¿Cómo está Carl? -pregunté antes de abrir la puerta.
-Igual de frío que siempre. Tenía pensado venir, pero...
-Pero, ¿qué?
-Tiene otros planes en mente.
-¿Has ido a España a por los tomates o...? -rió el coreano.
-¡Enid! -gritó Maggie.
-Hey. -saludó con la mano.
-¿Qué coño haces aquí? El camino es peligroso. ¿Y si te hubieras topado con una horda? ¿O con... ellos? -explotó el marido.
-Quería ser útil.
-Enid... -reprochó la chica de ojos verdes.
-Ya estoy aquí. No podéis mandarme de vuelta. Así que, lo siento.
Solté una pequeña carcajada, por lo que Glenn me golpeó el brazo.
Me senté en el sofá del fondo. La chica imitó mi gesto y se colocó a mi lado izquierdo.
-¿Qué planes? -dije en voz baja.
-Quiere ir a ver a Negan.
°*•°*•°*•°*•°*•°*•°*•°*•°*•°*•°
Ya estoy de vacaciones 😪
Hacía tanto que no me pasaba por aquí...
Pero he suspendido historia 😥
Me indigna que no haya más Twd hasta octubre.
Pregunta:
🌸¿Alguna vez os habéis enamorado?
🌸Yo sí, no salió muy bien.
☁️Instagram: @welcomemydear
Y si queréis que os dedique algún capítulo, ponedlo en comentarios, ¡me encanta dedicarlos!
Al♥