No puso resistencia, realmente ese guardia en específico era el único que se preocupaba por él siempre. Le dió su mano y el guardia puso la esposa atada a la pared, con unos aros que colgaban de esta.
-Pórtate bien, que la persona que viene a verte podría salvarte de este infierno -lo miró Solo suspiró y asintió.
El salió de allí dejando a Abraham esposado a la pared. Luego se abrió la puerta y vió a la chica que había venido ayer, su nombre no lo recordaba porque era malo para recordar nombres.
-Hola - lo saludó sonriente
Este no respondió, pues se había quedado embobado con tal belleza.
-¿Hola?- movió aquella chica la mano para que él la saludara.
Abraham salió de su trance, y la volvió. A mirar pero esta vez con una mirada que a cualquiera asustaría.
Y enseguida se dió la vuelta, no quería hablar con la chica de nuevo.
-Por educación salúdame almenos- espetó la Leyla.
-Hola- pronunció él para después darse la vuelta de nuevo.
-¿Ni siquiera me vas a mirar?- preguntó ella.
-Te dije que no quería verte.
-Y yo te dije que voy a tratarte quieras o no. Y no me voy a ir hasta que charlemos un poco.
-¿Piensas quedarte ahí?- rió él por debajo
-Claro, tengo tiempo.
-Necia
-¿Cómo estás? -cuestionó sentándose en la silla frente a él
-¿Es broma no? -preguntó obvio -Estoy encerrado aquí, atado como un animal, hay voces en mi cabeza que no paran de hablar y de decirme que hacer. -blanqueó los ojos.
Ella no respondió, pero Abraham pudo ver como Leyla se maldecía por haber hecho una pregunta tan estúpida.
-Estas muy sucio, ¿hace cuánto que no te permiten una ducha? - lo miraba fijamente
-Hace más de dos semanas -respondió
-Esto es tétrico -decía inexperta -Voy por un permiso para darte una ducha
-¿Darme una ducha? - Abraham se mordíó el labio
Ella se sonrojó.
-Si es necesario -tragó saliva.
Abraham sonrió
-Deberías hacer eso más seguido -espetó ella
-¿El qué? - preguntó él
-Reír, eres realmente lindo así.
Esta vez Abraham era el de los colores en la cara.Y era extraño, nunca le había sucedido nada así.
-No puedo trabajar así, necesito que estés cómodo y tranquilo.
El la miró.
-Voy por el permiso, regreso ahorita.
-No te lo van a dar - dijo obviando
-No dudes de mis habilidades -sonrió
(...)
Había pasado poco tiempo cuando entró ella con una sonrisa victoriosa.
-Lo conseguí -le mostró la llaveÉl se tapó la cara.
-Vamos, te hace falta estás asqueroso.
-Gracias -respondió con ironía.
Ella salió de la habitación aproximadamente por una hora, para buscarle algo de ropa y lo necesario para un baño. Después regresó con la ropa y la llave gustosa por que había logrado su objetivo.
(...)
Desabrochó la esposa que lo mantenía unido a la pared, su mano estaba adolorida. Pero no tanto, solamente se limitó a levantarse de la cama y estirarse. Mientras ella lo miraba atenta:
-¿listo? -cuestionó
-¿No me tienes miedo, enserio? -cuestionó él nuevamente.
-Cuando llegué aquí te dije que no te tenía miedo, y te lo vuelvo a repetir. No te tengo miedo.
Abraham se rió
-Deberías -se paró en frente de ella Layla se incómodo.
Fue por las bolsas y regresó hacía él -Vamos
Abraham salió al fin de la habitación infernal después de dos semanas, era un g
ran respiro para él, cada que pisaba los pasillos intentaba disfrutarlo.Las voces de su cabeza no dejaban de decirle que se escapara, que la matara. Que hiciera algo, pero esos no eran sus planes por ahora, él tenía unos mucho mejores que esos...
El aire de los pasillos del sanatorio era muy diferente, muchos pacientes gritaban, otros solo estaban en silencio, pero otros tantos más paseaban por todos lados alucinando.
Se sentía débil, porque una hora antes lo habían sedado para que la visita de Leyla fuese segura.
Pero aún así intentaba apoyarse lo mayormente posible en la pared, no quería caerse, ni que ella se atreviera a invadir su espacio personal, consideraba que una mujer debía ser respetada tanto como él, en ese sentido siempre había sido un caballero, gracias a la educación que su madre le había dado.
Ya casi beibis, mañana termino
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