El viaje de vuelta a casa fue bien. Al menos para mí. No puedo decir lo mismo de Amy que se pasó todo el camino acorralada contra la puerta del coche debido a la parejita besuqueándose a su lado. Dean y yo hablábamos de cualquier tontería sin importancia y no paraba de repetirme que no pensaba olvidarse de seguir con las clases de surf.
-A parte de que de verdad quiero que aprendas, tenía que buscar una excusa para estar contigo -dijo sonriendo sin apartar la vista de la carretera. Lo agradecí, seguro que me puse como un tomate.
Ahora habíamos dejado a todos en sus casas y aparcó el vehículo frente a la mía. Me acerco al maletero e intento bajar la maleta de éste. Intento fallido, debido a mi escasa fuerza, se gira haciendo que la suelte y se cae al suelo. Dean ríe y viene hasta mi lado.
-Yo te ayudo con esto -cierra la puerta con un golpe de cadera y sube las escaleras de mi porche delante de mí.
Antes de que pueda meter la llave, mi madre abre sonriente y se hace a un lado para dejarnos pasar. Ya estaba espiando.
-¡Dean! ¡Qué sorpresa! -sonríe emocionada y me mira interrogativa. Me encojo de hombros medio ignorándola y Jackson derrapa cuando viene correteando. Sus ojos brillan al ver a mi amigo, quien deja la maleta en el suelo y abre sus brazos agachándose a la altura de mi hermano. El pequeñajo corre hasta él y le abraza con fuerza. Sería algo tierno si no le quisiese más a él que a su propia hermana.
-Hola pequeño, ¿cómo estás? -le despeina el pelo amistoso y el otro ríe contento.
-Sophia dijo que no ibas a venir nunca más... Mentirosa -se pone de morros y Dean me mira poniéndose de pie. Vuelve la vista a mi hermano.
-Bueno, las cosas han cambiado. Espero que de ahora en adelante me veas mucho más por aquí -sonríe y coge mi equipaje de nuevo. Se disculpa y subimos a mi habitación. Lo deja todo apartado y me mira-. Así que... ¿No iba a venir nunca más?
-Es que... Pensé que no querías saber nada de mí -se sienta en la cama y apoya sus manos detrás de su cuerpo. Sonríe divertido y niega con la cabeza como si hay algo que no entendiese.
-Sophia, es todo lo contrario. El problema es que quiero saber demasiado sobre ti -sonrío levemente ante sus palabras y su semblante pasa a estar totalmente serio-. Por cierto, tengo que contarte una cosa...
-Claro, dime -le miro curiosa y me siento a su lado. Evita mirarme y mete su mano en el bolsillo de sus pantalones para sacar su teléfono móvil.
-Esta conversación es de mí con Ethan, de unos días atrás. Antes de nada, lo siento mucho, Sophia. No mereces que nadie te haga algo así -frunzo el ceño confundida y le saco el aparato antes de que diga nada más.
Claramente es el chat de mi novio. Tiene la foto de perfil de nosotros besándonos, la primera que nos hicimos. Y nuestra fecha en el estado, esa que tenemos los dos porque se suponía que era importante. Y digo suponía porque cuantos más mensajes leo, más presión siento en el pecho al ver que me está engañando. Y lo cuenta con tranquilidad, sin tapujos. Eso es lo que más me molesta.
Así que es verdad. Ethan me está engañando. Y sé que Dean no me miente en el momento que me encuentro una foto de mi novio besando -casi comiéndose- a una tía cualquiera sobre su regazo. La está agarrando por la nuca pegándole a su cuerpo y la chica tiene los dedos enredados en su pelo. Una sensación asquerosa se empieza a formar en mí por pensar en que nosotros hacíamos lo mismo.
Dejo el móvil sobre el colchón como si quemara mi piel. Mi voz suena seca y siento una rabia inmensa. Una rabia que si consigue hacerme explotar, explotará en forma de lágrimas.
-Tienes que irte -me levanto sin mirarle y me quedo quieta cuando su mano rodea mi muñeca. No me giro así que se pone delante de mi. Busca mi mirada pero está clavada en el suelo. Alza mi cabeza por mi mentón y me obliga a mirarle a los ojos.
-Sé que tal vez no debería habértelo dicho, pero tenía que hacerlo... No soportaba pensar en cómo Ethan estaba desperdiciando su tiempo contigo cuando yo me moría por ser él. Lo siento, soy egoísta -niego muchas veces. Lo último que quiero es que piense que esto es su culpa.
-Dean, no tienes que sentirlo. Tú no has hecho nada, ha sido ese gilipollas que ha estado jugando conmigo todo este tiempo -escupo las palabras molesta.
La verdad es que no le quiero, ni siquiera he tenido tiempo de empezar a sentir algo por él. Cosa de la que me alegro, gracias a eso, ahora mismo no estoy llorando. Ni me duele. Ni siento que me hayan roto el corazón. Solo le deseo lo mejor con las zorras con las que me haya engañado y no verle nunca más.
Suspiro relajándome cuando acaricia mi mejilla. Lo último que quiero es pagarlo con Dean y terminar ignorándonos de nuevo. Al fin y al cabo me ha hecho pasar de los mejores días de mi vida esta semana. Y esto solo me hace preguntarme...
¿Qué habría pasado si me hubiese besado? ¿Y si yo no hubiese estado saliendo con el idiota de Ethan?
¿Por qué perdí tanto tiempo con mis antiguas amigas? ¿Por qué estaba tan ciega pensando que no había nadie para mí fuera de ese grupito de ricachones mimados?
Hay gente que cree en el destino y otra que no. Te dejo que decidas y que pienses lo que quieras.
Sus definiciones son:
Fuerza o causa desconocida y superior al género humano que se supone que controla y dirige inexorablemente todo lo que va a ocurrir, e incluso, la existencia de las personas.
Situación o estado a que una persona o una cosa llega o ha de llegar inevitablemente guiada por esa fuerza.
Yo pienso que el destino es algo que sí existe, pero no de la forma de la que la gente piensa, de esa forma mágica en la que estás predestinado a ser algo o a estar con alguien y después decir "es el destino".
Creo que nuestro destino está escrito por todas las reacciones que conllevan nuestras acciones. Todos los sucesos que llevamos a nuestras espaldas se convertirán en sucesos futuros. Pero no hay que emparanoiarse con todo esto porque el futuro es imposible de predecir ya que no tenemos la inteligencia suficiente para tener en cuenta todas las variables producidas por el pasado.
Entonces... Todo lo que ha pasado ha sido casualidad... ¿O no? ¿Es coincidencia? ¿Estaba destinada a salir con Ethan y ser engañada para darme cuenta de quién merece la pena de verdad? ¿Formo parte de alguna serie de fichas o esto simplemente es una variable? Sea como sea, me alegro. Porque ahora sé quién sí, quién no y quién nunca estuvo.
Y sé que Dean nunca me haría nada para hacerme daño. Sé que Amy, Emma y Jacob son gente de verdad, de la que está a tu lado a pesar de todo.
Y en efecto, el no saber lo que pasará es la gracia de la vida, si no, menudo aburrimiento.
Dejo que me rodee con sus brazos y me lleve hasta la cama. Estoy mucho más tranquila, no pienso dejar que un desgraciado arruine mi buen humor. Dean se tumba sin apartarse de mí y apoya su barbilla en mi cabeza mientras acaricia mi pelo.
Yo me acurruco a su lado y cierro los ojos inspirando su olor.
No puedo creer que haya decidido delatar a su mejor amigo por mí, y si hay algo que tengo muy claro, es que su relación se va a terminar en el momento en el que Ethan se entere. No sé si yo habría tenido ese valor.
Le gusto... Debo de gustarle mucho. Sus labios me hacen cosquillas en la piel cuando habla contra mi frente.
-¿En qué piensas? -sus manos no dejan de acariciarme y me siento como si hubiese vuelto a mi infancia. Cuando papá me hacía caricias hasta que me quedaba dormida en su regazo, me subía a la habitación en brazos, me acostaba y me tapaba dándome las buenas noches.
-En ti -su cuerpo se tensa por un momento alrededor del mío y no puedo evitar abrir los ojos para clavarlos en los suyos-. No me besaste por Ethan, ¿verdad?
Agradezco que la luz de la luna refleje su cara, cada vez anochece más y casi me cuesta enfocar sus rasgos. Asiente con lentitud, relajando sus músculos cuando llevo mi mano a su mentón. Recorro con mis dedos la marcada línea sin dejar de mirarle.
-Pero ya no estoy con él... -sonríe ante mis palabras y parece que un brillo aparece entre ese color verdoso que me encanta.
-Pero te gusta -medito esa frase durante unos segundos. ¿Me gusta Ethan? No lo sé. Todo esto me ha hecho plantearme si lo que sentía por Ethan era más que atracción física o no. Me caía bien y me hacía reír. Es guapo, me gusta su sonrisa y sus abdominales marcados. Pero ya está. Ahora no siento más que asco y repugnancia por él. Y no porque me haya engañado a mí en especial. Todo el que engañe a su pareja pierde mi respeto hacia su persona, y sé que estoy siendo hipócrita porque estos días he estado a punto de hacérselo.
-No sé qué decir... Solo... -acaricia mi cuello con mis dedos interrumpiéndome para que no acabe la frase.
Las palabras se quedan en mi boca, sin ser pronunciadas.
Solo sé que lo que siento por ti es mucho más de lo que he llegado a sentir por él y no me he querido dar cuenta en este tiempo por no estropear nuestra amistad. ¿Cómo he podido ser tan terca? He tenido a un chico increíble delante de mis ojos y lo he desaprovechado por idiota.
-¿Quieres que te bese? -ni siquiera hace falta que lo diga dos veces.
Entreabro mis labios como respuesta y los nervios que no sentía desde que di mi primer beso crecen en mí cuando siento los suyos sobre los míos. Al principio es un pequeño contacto, un pequeño roce, pero después empiezan a moverse junto a mi boca. Son suaves al igual que sus manos, que no me sueltan las mejillas ni por un momento. Su respiración acelerada choca contra mi piel y estoy segura de que él puede sentir mi corazón desbocado con intención de escapar de mi pecho.
Sus dedos empiezan a bajar por mi cuello, mis brazos desnudos, mi cintura... Me cosquillean todas las zonas del cuerpo donde me toca y siento que voy a explotar. Ni siquiera sabía cuánto anhelaba esto hasta ahora. El beso es lento y consigue transmitir todo lo que él siente por mí. Un beso de los que no se olvidan, ni en otros labios, ni en otras noches, ni en otras vidas. Ahora entiendo que uno más uno son uno. Y solo espero que después de este hayan muchos más.
Con timidez, mete su lengua en mi boca y siento como si todo mi cuerpo temblase cuando se roza con la mía. Es delicado pero a la vez juguetón y no puedo evitar aferrar mis dedos a su camiseta. Me he perdido en algo perfecto.
El beso se intensifica a cada segundo que pasa y tiro de la tela de algodón hacia mí. Enredo mis dedos en su pelo como llevo queriendo hacer desde que le conocí. En el fondo lo sabía.
Sus manos se colocan en el final de mi espalda pegándome contra su cuerpo y en estos momentos, cuando me quedo sin oxígeno, desearía no tener que respirar.
A pesar de que hemos dejado de besarnos, no nos separamos. Nos mantenemos ahí, tendidos sobre mi cama, sintiendo todavía las caricias de su boca y nuestros alientos juntándose el uno con el otro. Evitamos mirarnos. Me siento tan vulnerable que es como si me fuese a echar a llorar de un momento a otro. No tengo palabras para describir la satisfacción que siento por que esto haya ocurrido.
Al final abro los ojos y me doy cuenta de que ha estado mirándome todo este tiempo. Me centro en su iris ahora más oscuro y sólo puedo pensar en lo mucho que me costará alejarme de él de ahora en adelante.
N/A:
¡Ha pasadooooooooo! Espero que os haya gustado cómo lo he narrado y todo lo demás. Yo he quedado satisfecha. Ahora habrá mucha gente que llame bipolar a Sophia y bla bla bla.
Y no, no sé vosotros, pero puede gustar más de una persona a la vez. Existe un sentimiento que se llama confusión y suele pasar a menudo, ¿sabíais?
¿Cómo sería vuestro/a chico/a ideal? ¿Tenéis novio o estáis solos como yo?
Bueno, nos queda nada para llegar a los 100k, nunca me lo habría imaginado. Mil gracias, os quiero mucho mucho.
Nos leemos el lunes ❤
instagram: @mariaxng