Dos semanas habían pasado desde ese día y puedo decir que las cosas siguen normales, pero no, de hecho Justin está más atento a mí y eso me preocupa, por el hecho de que mis sentimientos están a flor de piel con él.
Tomaba desayuno con él a solas en la casa, sin problema alguno. Mis primos habían ido en buscar a sus novias y mi madre había ido al trabajo. Hablamos de temas comunes que no pasaron más allá.
Ya el instituto lo primero que pudimos notar es que a todos estaban rumoreando cosas por los pasillos, podía captar que no era de nosotros y eso me calmo. A la mitad del pasillo estaban los amigos de Santiago pero sin él. Algo había llamado mi atención.
Elena estaba abrazada de Felipe, uno de los chicos nuevos.
Aquello fue extraño pero no tomé mucha importancia porque habían sonado la campana para que entremos a clases. Note que nos estaban mis primos en clases, de seguro estaban con las chicas. Pero también note que no estaba Santiago en aquella. Mire a Asmi quien estaba con Alex intercambiando miradas y castos besos, después mi mirada fue a los amigos de Santiago que hablaban entre ellos. Uno de ellos capto mi mirada y eso fue suficiente para que no mirara más.
Al terminar la clase tome mis cosas y me dispuse salir con Justin, pero en eso las figuras de Thomas, Luis y Ricardo aparecieron atente mi dándome un susto. Son lo amigos de Santiago.
—Mierda —espete mirándolos sorprendida.
—Gracias —dice Ricardo.
En seguida Justin se posa a mi lado.
—¿Qué quieren? —pregunta Justin mirándolos.
—La necesitamos a ella, Por favor —dice Ricardo mirándome—. Por favor.
—¿Para qué? —pregunto Justin esperando una respuesta. Los amigos de Santiago se miraron entre sí.
—Bieber déjala, necesitamos la ayuda de ella —dijo Thomas.
—¿Se podría saber para que necesitan mi ayuda? —pregunto confundida.
—Lo hará más fácil —dice Luis a su amigos—. ___ sentimos todos estos años por molestarte y lo sentimos, pero ahora necesitamos de ti porque Santiago desapareció.
Al instante Justin y yo nos miramos extrañados.
—¿Qué? —exprese incrédula—. ¿Qué le paso a Santiago?
Justin me miro de mala manera mientras ellos intercambian miradas.
—Elena le ha sido infiel —dice Luis.
—¿Y qué tengo que ver eso yo? —pregunto sorprendida por aquella revelación.
—Oh vamos, por la mierda, eras su amiga, tú debes saber dónde está —dice Thomas molesto.
—Tú lo has dicho, era su amiga —dice Justin mirándolo—. Que Santiago salga solo de su escondite como la rata que es.
—Cállate —dice Ricardo mirándolo.
Ricardo y Justin se miraron de mala manera. En seguida muerdo mi labio.
—Los ayudare, pero no hagan un problema —dije mirando a los amigos de Santiago y Justin me mira.
—¿Segura? —me pregunta Justin y le asiento.
—Era mi amigo, no olvidare todo obviamente, pero quizás lo ayude —digo para encogerme los hombros.
—Yo te cubro. No te preocupes —me dice con una sonrisa.
Me deposita un beso en la frente y los chicos quedan mirando aquel gesto.
—Apúrense con la escena romántica —dice Ricardo y Justin lo mira mal.
— ___ solo trata de encontrarlo —dijo Luis preocupado—. Elena lo humillo frente de todos y entiendo que se quiera esconder pero lo necesitamos.
—No te preocupes yo lo encuentro —le digo con una sonrisa afirme—. Creo saber dónde está.
Al decir lo último beso a Justin en la mejilla para salir del salón de clase y del instituto, iba a perder una clase por alguien que fue mi amigo y me humillo durante años, pero ahora salía toda la buena persona que tenía dentro de mí para encontrarlo y hablar con él, quizás este es mi momento.
Camine rápidamente a un parque cerca de la casa de Santiago, si es que seguía viviendo por esos lugares.
Corazón latió rápidamente.
Aun podía sentir cosas por Santiago pero no eran casi nada por la razón de que Justin se apoderó de ellos completamente. No podía sentir lo mismo como hace meses atrás.
Entre al parque, bueno en realidad no era parque si no un pequeño bosque que nadie iba ahí casi. Pude encontrar el árbol más viejo ya que era reconocible por su altura, asome mi cabeza de lado y pude ver la figura corpulenta de Santiago, cual estaba arrodillado.
Mis nervios se pusieron a flote.
Camine lentamente hasta donde estaba él. Me senté a su lado y lo primero que vi fueron sus ojos mirándome. ¿Estaba llorando por Elena?
—Vete —dice entre sollozos.
—No —respondo.
—Solo vete de aquí —espeta Santiago molesto con sus ojos llorosos.
Me quede callada mientras él giraba su cabeza para mirar a otro lugar.
—Has venido a burlarte de mí —dice Santiago mientras seguía cayendo algunas lágrimas de su rostro.
—¿Tú crees que sería capaz de hacerlo? —pregunto.
—Después de todo lo que te hecho, puede que si —se gira para mirarme.
Oh dios, cuando veces habían anhelado para verlo tan de cerca y hablar con él de esta manera. Mi vista paso a sus labios y él la pudo notar para ponerse incómodo. Esperen... ¿había puesto nervioso a Santiago?
—Puede que si —digo mirándolo.
Pude decir las últimas palabras antes que nos quedáramos callados. No pensé tanto, actué por inercia. De un segundo a otro me puse delante de él, en eso él me mira extraño con sus lágrimas aun en su rostro y rodeos sus brazos, para abrazarlo.
Al principio no reacciono a mi abrazo pero después me rodeo la cintura mientras nuestras piernas se entrelazaban. Escondí mi cabeza en su cuello mientras él se escondía entre mis cabellos. No nos movimos por varios minutos, de hecho podíamos escuchar nuestras respiraciones calmadas y el deseo de hacer esto entre los dos.
Era tan extraño estar en esa posición y que se hubiera dado tan fácil conmigo. Yo antes deseaba esto y lo anhelaba demasiado para creer que ahora que no siento nada por él estaba siendo realidad.
—Gracias —me susurra y me alejo para mirarlo.
—Para eso están los amigos —dije mirándolo.
Su mirada fue confusa y pude ver pena en aquellos ojos, pero en cambio yo pude recordar todo lo que pudimos estar juntos como amigos y que nunca olvidare cuando me daba de su porción de postre en la primaria.
—Perdóname por todo ___ —me mira y sus brazos me apretaron.
—No te preocupes —pase mi mano por su rostro y él respondió aquel gesto.
—¿Podremos ser amigos? —me pregunta con un tono débil.
Pestañeo rápidamente.
—Recuerda las iniciales en el árbol —dije mirándolo y Santiago sonrió tímidamente.
—Por siempre — dice Santiago para ampliar su sonrisa—. No me había fijado que no tenías los aparatos.
Me reí.
—Tienes una linda sonrisa —me hace acaricia la mejilla.
—Gracias —digo para salir de la posición en la que estábamos.
Nos quedamos varios segundos en silencio mirándonos.
—Si hubiéramos estado juntos —dice Santiago apenado y yo me muevo incomoda—. Lo siento.
—No te preocupes —me alejo un poco de él—. ¿Qué te hizo la zorra?
Santiago me mira.
—Me fue infiel —se había apoyado en árbol—. Realmente me gustaba y creí estar enamorado de ella por un segundo.
—Por segundos —dije mirándolo.
—Me humillo —dice Santiago incrédulo.
—Zorra —digo molesta y Santiago me mira.
—Ojala te gustara de nuevo ___ —me sorprendí por aquel comentario—. Todo sería tan fácil si estuvieras para mí de esa manera.
Santiago mira hacia el cielo y me pongo nerviosa.
—Pero te gusta Justin —me dice para bajar su mirada—. Pensar que antes yo estaba loco por ti.
Abrí mis ojos y él sonrió triste.
—Sí, me gustabas pero tu ni te dabas cuentas, pero al final solo fue algo de niños —se encogió los hombros—. Pero al final pudo ser algo más como tú lo hiciste.
—Santiago ya todo pasó, yo no siento lo mismo por ti y si puede ser verdad que me guste Justin —le digo y él me mira extraño—. Pero todo a su tiempo y creo que la hora que volvamos los dos con la frente en alto al instituto, tienes que enfrentar tus problemas.
—Puedes gustarle a cualquiera si siempre dices esas cosas —me sonríe apenado.
—Idiota —digo seria mientras le sacaba una pequeña risa.
—Siempre tan mala —dice Santiago para rodear sus ojos.
Al levantarnos, Santiago no soltó ni un segundo mi mano y nos fuimos caminando así hasta el instituto, en el camino nos pudimos contar nuestras vidas separadas rápidamente. Al entrar ya todos estaban en la hora libre, notoriamente todas las miradas fueron a nosotros y nuestras manos entrelazadas.
Pude ver a Justin con los amigos de Santiago, estaban tomado malteadas; para eso tenían tiempo y no para su amigo, rodeo los ojos al pensarlo.
Justin me miro y miro las manos de Santiago con la mía, al instante me solté para saltar a sus brazos. Él en seguida me rodeo la cintura mientras yo le depositaba un beso en la mejilla y el me daba uno en mi cuello; todas las miradas fueron hacia nosotros por aquel gesto de amor muy notorio.
Él me baja para que mis converse tocaran el suelo.
—Volvimos —sonrió.
—Qué bueno —me dice con una sonrisa coqueta por aquella acción que había hecho.
—Ahí está tu princesa Bieber, créeme que no pasó nada —dice Santiago, yo reí nerviosa por el comentario hacia Justin mientras los amigos de Santiago nos veian.
Los amigos de Santigo se acercaron a él para ver cómo estaba mientras Justin me apretaba más contra él
—Ahí viene Elena, Santiago —dice Thomas.
Me solté de Justin para tomar la malteada de Luis, mire Santiago cual su mirada estaba indescriptible.
—No hagas nada por mí —me mira.
—No lo hare por ti —dije mirándolo y soltándome el agarre de Justin—. Lo hare por mí.
Los chicos me miraron sorprendidos y de un segundo a otro caminaba hacia Elena, de pronto la malteada estaba cayendo sobre ella. Su chillido había sonado por todo el pasillo mientras todos quedaron estupefactos al ver la escena. Mire a Santiago quien tenía los labios entre abiertos y mire a mi casi novio amigo que no quiere admitir lo que tiene conmigo, cual tenía una sonrisa egocéntrica y las cejas levantadas.
Ay... se veía hermoso.
—¡¿Pero que te pasa mierda?! —grita furiosa Elena.
—¡Eres una vil zorra! —grito mientras la miraba ella empezó a acercarse.
—¡Maldita fea! —desvié su golpe de inmediato.
—¡Ni te atrevas a tocarme! ¡Eres una estúpida! No sé cómo mierda le pudiste hacer algo a Santiago! —le grito mirándola.
—¡Te hice un favor! ¡Ya lo tienes disponible para ti! —grita Elena mientras todos quedaban anudados por lo dicho—. ¡Lo tiene como lo querías!
—Eres una mierda —sentí las ganas de golpearla pero no caería bajo.
—Tu eres una perra que ha estado calentándole la sopa a tu amigo —dice Elena para hacerme enfadar.
A la mierda caer bajo, le di una bofetada que le di vuelta la cara, ya no permitiría más humillaciones o insultos de una mujerzuela cualquiera. En eso me vuelve a pegar, recibo unas de sus agresiones y logro tirarle otro bofetada antes que Justin me sacara a mí y Felipe sacara a Elena.
—¡Basta! —grito Santiago mirándonos molesto.
—¡Fea! —me grita Elena.
—¡Zorra! —le grito mientras Justin me afirmaba.
Todos nos quedamos en silencio debido a la máxima autoridad que se había hecho presenten para mandarnos a inspectoría. Elena paso primero y se ganó un castigo al igual que yo, pero ella se queda días más tardes mientras yo tendré que limpiar las aulas por a ver comenzado una pelea a golpes.
Justin me coloco parche curitas en la cara por las agresiones, ni fueron agresiones, fueron rasguño de una perra. Nos encontrábamos en la sala de enfermería.
—Admiro tu valor —dice Luis cuando ellos legaron hacia a mí.
—Gracias ___ —dice Santiago mirándome—. Eres la mejor.
—De nada —dije mientras sentí el beso en la mejilla de Justin.
—Gracias por todo ___ y perdonamos de nuevo —dice Luis.
—De nada de nuevo y perdonados —dije con una sonrisa amble.
Justin rodeo mis caderas con sus brazos para apegarme a él.
—Parece que alguien quiere espacio con la chica —dice Santiago mirándonos—. Toda tuya Bieber.
Justin sonrió y me dio un beso en el hombro. Los chicos se habían ido para dejarnos a solas.
—¿Vamos a comer? Yo invito —me pregunta.
—Vamos —le sonrió.
Perdí otra hora de clases, pero esta valía mucho la pena porque estaba con Justin. Se me hacía extraño que había pasado con Santiago esta mañana y más la pelea a golpes que había tenido con Elena. Uno de mis sueños se había hecho por fin realidad, por fin había desquitado por todo lo que me había hecho aquella chica. Quizás algún día también pueda defenderme de Lewis, pero no creo que pase, porque él ya no está en mi vida.
—Eres una ternura —me dice Justin mientras caminamos hacia la salida—. Espero que no haya pasado nada con Santiago.
—Te lo aseguro. Nada de nada —le sonrió.
—¿Amigos? —pregunta Justin por Santiago.
—Si, amigos —digo.
—¿Solamente amigos? ¿O amigos como nosotros? —me pregunta mirándome.
—Solamente amigos —le sonrió por primera vez coquetamente.
—Me parece bien, pero solamente eso —me sonríe.
—Solamente eso —confirmo acariciando su mejilla.