Justin es un chico increíble en todos los aspectos, de esa misma forma puede pensar y ver más allá que un hombre normal, sabe que a la chica que ama puede transfórmala con su amor hasta lograr la mujer que él desea.
Pero a pesar de todo, tiene un...
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Me había despertado tarde debido a que era sábado y no tenía planeado hacer nada. Me levanté de mi cama, saque mi pijama del cuerpo para dejarlo a un lado y meterme a la ducha. Ya cuando me había terminado de ducharme sentí la voz de Justin.
No, ahora no por favor.
Me vestí y baje para comprobar lo que oí. Para mi mala suerte cuando había entrado a la cocina él se me había girado para mirarme.
—Hola mamá —mire a Justin quien me sonría— Hola Justin.
Él se acercó y me dio un beso cerca en la comisura de los labios. Bien, ahí estaba otra vez siendo coqueto. Me quede estática por aquel gesto coqueto de Justin hasta que mi madre me hablo.
—Estoy aquí gafitas —dijo ella esperando a que la saludara.
—Perdón mami —le dije para darle un beso en la mejilla.
—Gafitas, Justin me ha pedido permiso para que tu vayas al parque con él —dice ella con una sonrisa. Mi sonrisa desapareció al instante—. Necesitas salir un poco de casa, el aire te haría bien y es mejor con compañía.
El aire, no Justin.
—Qué bueno que tu madre ha dado permiso para que vayamos al parque —dice Justin posando su mano en mi cintura y yo me aleje.
—Si qué bueno, pero antes comeré mi desayuno —dije sentándome lejos él y mi madre me quedó mirando, Justin aplasto sus labios por mire mi reacción.
Después de hacerme mi desayuno, Justin me seguía esperando y mi madre se había acercado solo para decirme algo.
—Hija ha llamado el dentista ayer, me dijo que entre tres meses tienen planeado quitar los frenillos —dice ella y mire a Justin quien me sonrió en grande.
Idiota. Lindo con sonrisa perfecta.
Treinta minutos más tarde me despedí de mi madre. En el camino Justin había notado que estaba un poco desanimada y me había comenzado molestar con mi cabello para hacerme reír, después de todo el vecino no era tan extraño como parecía.
Al llegar al parque Justin me había tirado con su mano a los columpios, no éramos niños para hacer aquello, pero no estábamos divirtiendo.
Justin se sentó en columpio de al lado mío y me miro con una sonrisa, para después elevarse solo. Había estado varios minutos así y yo seguía quieta. Salí de los columpio y sentí que Justin había saltado para perseguirme, pero al girarme me lo había encontrado en el barro y no puede vitar reírme en de él. Había caído al barro.
—Tú no te salvas —me dice.
Se levantó para tomar mi cintura y tirarme al barro. Yo me removí mientras reía y Justin por otro sonreía. Su sonrisa era muy linda e hipnotizadora. No me doy cuenta cuando él está sobre mí tirándome barro hasta que él dejo de reírse para empezar a morderse el labio.
