Dos días más tarde de haber conocidos a esas personas, el jueves por la mañana había sentido las risas de mi vecino nuevo cuando había estado bajando por las escaleras de mi casa. Se me hacía extraño que mi madre tuvieran tanta confianza con aquellas dos personas que eran nuevos entre mi vecindario y que tuvieran la facilidad de estar aquí.
Llego a la cocina dónde están esas risas. En campo de visión aparece mi madre quien estaba preparando el desayuno y Justin quien estaba sentado.
—Buen días gafitas —dijo mi madre al verme.
—No me digas gafitas —le digo a mi madre entrando a al cocina.
—A mí me gusta —dijo ella.
Justin nos miraba con una sonrisa tierna.
—Hola, tu madre me ha invitado para venir a buscarte para que nos vayamos juntos a mi primer día de clases —Justin me seguía con la mirada.
Mire a mi madre quien sonreirá coqueta mientras dejaba el desayuno en la mesa.
—Yo... uh no hay problema —Justin me sonríe.
—Gracias por acompañarme en mi primer día, mi amor.
¿Mi amor? ¿Qué?
—¿Mi amor? —pregunto confusa. Mi madre me levanta las cejas coqueta.
—Le digo así a mi hermana, es costumbre, espero que no te moleste —me dice mirándome.
El desayuno fue tranquilo, de hecho mi madre hablo todo el tiempo con Justin, mientras estaba comiendo en silencio. Ella se comportaba rara al igual que él, no es bueno que alguien te hable de la nada y menos que te diga esas cosas, lo tendré alejado.
Después de terminar Justin halago mucho a mi madre por su desayuno, mientras yo lo estaba mirando de mala manera. En el camino no nos dijimos nada ya al llegar a la puerta de mi instituto, sentí su mano en mi muslo y me estaba apegando demasiado a él.
Me sentí bastante incomoda pero no dije nada debido a la vergüenza que se había apoderado de mi cuerpo. El chico era raro... muy raro.
Algunos ya empezaron a rumorear en nuestras espaladas y otros quedaron sorprendidos al verme con Justin. Nosotros caminamos por los pasillos tranquilamente mientras Justin me tenía apegada hacia él. Al ver a Elena y Santiago sentí mis nervios florecer. De pronto la morocha salto hacia nosotros y descaradamente le coqueteo a Justin frente de su novio.
—Oye tu ¿por qué estas con ella? —Elena se acercaba mientras Santiago estaba atento a las reacciones de su novia.
Justin la ignoro complemente, me sorprendí de aquello al instante. Seguimos caminando hasta que Elena me tomó mi brazo, para hacerme girar hacia atrás, en seguida el miedo había crecido en mí. Pero el vecino nuevo había quitado su mano de mi brazo.
—¡Ey! No toques a mi novia —dice Santiago mirando a Justin.
—Que tu novia no te interponga en mi camino —dice a secas Justin.
En mi vida de secundaria jamás quería ver estado cerca de Elena, era mala pero la reacción que había tenido Justin con ella me había asustado más. El hecho que Justin tomó la mano Elena y la quito de mí, me gustó. Aunque él fuera raro.
Mire a Santiago. Pero no encontré ayuda en su mirada.
Nunca había pedido ayuda a ellos, pero con mis ojos lo hacía. Justin no era raro, si no que me asustaba su actitud.
La campana sonó y eso hizo que apresurara hacia mi salón de clases, que Justin me persiguió al instante. Debido la estupenda idea de mi madre, quien le había dicho a Pattie que Justin tomara mis mismas clases para que estuviéramos más juntos.
Me senté un puesto de la primera fila y Justin se sentó, no pude evitar ponerme nerviosa ya que había corrido el banco hacia mí. Trate de poner mi codo, pero Justin se acomodó más hacia mí.
El profesor había entrado con el director debido al nuevo estudiante. Justin estuvo que presentarse para después apegarse conmigo otra vez y algunos silbidos sonaron porque Justin me estaba tocando la cintura. Nadie decía nada, porque al igual que yo, todos estábamos sorprendidos con actitud de mi vecino.
—¿Señor Bieber podría sacar las manos de su compañera? —pregunta el profesor mirándolo cuando el director se había ido.
La risa de Elena fue notaria en salón de clases y no pude evitar mirar a la dirección de ella.
—Señor profesor, ___ tiene novio y lamentablemente hay que dejar que el experimento sepa que es el amor —dice haciendo un puchero.
Algunos rieron y el profesor se molestó. Justin se alejó y me miró directamente.
—No te sientas mal —me dice.
Después aquello lo ignore por completo, sabía que a lo mejor su actitud conmigo me había asustado. Él lo sabía porque no había hecho ningún comentario más hasta que llegó a la hora comer y habíamos ido a la cafetería. De pronto antes de entrar a la cafetería toma mi brazo suavemente haciendo que yo girara para mirarlo.
—Ojala no te molestes que te diga "mi amor" —me dice de la nada.
—No, pero es raro —digo mientras soltaba su agarre de mí.
—¿Por qué lo dices? ¿Por qué no es común? —él me miró esperando una respuesta— Es de cariño, no me malinterpretes.
—Bueno —le respondo y él me sonríe.
—Perdón por lo de la mañana no quería incomodarte —dice algo apenado y lo miro extraña
¿Cuándo habíamos cambiado de tema? Justin quien me miraba apenado se quedó quieto mirándome para después mirar a la cafetería.
—No es nada —le digo y al ínstate él me sonríe dulcemente para mirarme.
Aquello me pareció raro.
—Bueno, entremos a la cafetería —dice Justin y le asiento tranquilamente.
Doy vuelta mis talones para caminar en dirección a la entrada de la cafetería, pero al instante siento un par de brazos rodearme la cintura. En el minuto, mis mejillas se sonrojaron y pude sentir el cálido aliento de Justin en mi oído.
—No puedo evitar decirte lo linda que eres —quedo sorprendida ante su comentario revelador— Pero digamos que para nosotros mi amor, el estar unidos podría ser un convenio, por si alguna vez necesitas algo.
Justin me dio un beso en la comisura de los labios, me sorprendió al instante y me moví de su agarre, pude notar como desde la cafetería algunos nos estaban mirando expectantes. Ya que aquel beso en la comisura de mis labios había parecido un beso real a través de los vidrios.
Algunas nauseas aparecieron, por la sencilla razón de que mis nervios me estaban jugando encontrar por aquel acto de Justin. Sentía algo que andaba mal con este chico, parecía un psicópata.
—Iré al baño, si quieres me esperar adentro —le digo.
Justin se queda mirándome para formar una dulce sonrisa en los labios.
—Sí, te espero adentro —muestra su sonrisa perfecta.
Rápidamente camino en dirección al baño de chicas, para dejar a Justin ahí. Mire atrás sutilmente y pude ver como él entraba a la cafetería. Mis nauseas aumentaron debido a mis nervios.
Ya cuando había llegado al baño tire agua en mi rostro para calmarme, después de segundos bebí agua y me seque con las toallitas de rollos de papel en mi rostro. Me quede por tres minutos mirando al baño y me di cuenta que el moretón había desapareció por completo pero aquello no era el tema.
Volví a la cafetería pero desde la entrada vi a Justin sentando con una bandeja con comida para dos. Su mirada era algo incómoda y seria hacia la cafetería, veía en su rostro como estaba analizando algo o estaba pensando. En mi campo de visión de pronto apareció Santiago en frente de Justin
—¿Dónde ha quedado la chica fea? —pregunta Santiago para molestar a Justin
Algunos rieron por los comentarios y otros estaban mirando. Yo me aleje de donde estaba para que nadie me viera.
Justin se queda quiero mirando. Su mirada había cambiado complemente.
—Que pasa amigo, te asusto tu amiga —en aquel momento sentí triste por aquel comentario.
"No dejes que te afecte, no dejes que te afecte". Pensé.
Para mi sorpresa, el ver a Justin responder, hizo que mi corazón se agitara.
—¿Por qué no mejor te preocupas del tamaño de tu pene? Así tu chica no andaría detrás de los nuevos como yo —algunos rieron por aquello.
Santiago lo mira por segundos.
—En vez de estar preocupado de ella preocúpate de tu novia —dice Justin y veo que Santaigo quiere acercarse.
—Santiago —de pronto el llamado de un profesor lo detiene—. No quiero problemas.
Santiago se gira para mirar al profesor para luego irse. El profesor mira a Justin y mi vecino lo ignora.
Espere segundos para aparecer en la cafetería y al verme Justin me sonríe.
—Por fin has llegado —me dijo mientras veía como me sentaba a su lado.
—Sí, habían muchas personas en el baño —dije nuevamente una excusa.
Justin quien me sonreía me tomó un helado que había comprado en la cafetería.
—Te lo he comprado para ti —me lo extendió con su mano.
—Em.. Gracias —dije al recibir
Justin l ver que lo tomaba, tomó un emparedado y se llevó hasta la boca. Comimos los en silencio sin decir nada. Algunos nos miraban analizándonos. Saboree el helado y la verdad es que no era un buen almuerzo. Asi que decidir comer en mi casa, debido a que no estaría más tiempo con Justin.
De pronto un grupito de chicas nos estaban mirando, mejor dicho mirando a Justin. Lo mire y vi como él comía concentrado su comida. Nuevamente mire a las chicas que lo miraba y de pronto una empezó a caminar hacia nosotros.
—Hola guapo —la chica se para frente a Justin.
Él prácticamente la recorre con la mirada y es ahí donde me di cuenta que Justin solamente era coqueto conmigo, al igual que con todas las demás.
—Hola —da una sonrisa coqueta.
—Quería darte mi número por si estas al tanto —dijo la chica para ofrecer un papelito.
Los mire a ambos y desvié mi mirada para bloquear lo que estaba oyendo.
—Si gracias —responde Justin para recibir su número.
Mordí mi labio cuando estaba comiendo el helado y el sabor agrio recorrió mi garganta al escuchar su respuesta.
—Ya sabes dónde me encuentras —dijo la chica descaradamente.
—Claro —dijo Justin sonriendo como imbécil.
Aguante mis ganas de tirarle el helado por la cabeza pero sacaba ¿Estaba celosa de alguien conocía apenas hace tres días? Eso era completamente imposible y extraño.