Mis ojos se niegan a cerrarse a pesar de que es de madrugada.
Fred se ha quedado dormido a mi lado, aferrándose a mi cintura como si fuese lo único que necesita para vivir. No quiero despertarlo, pero sus brazos me oprimen demasiado al punto de sentirme sofocada. Por un milagro de la vida me alejo, él se voltea y me deja la oportunidad perfecta para salir de ahí.
La comida que Fred me ha traído hace poco yace en un taburete de la habitación, junto a una pequeña rosa que seguramente Fred ha cortado del jardín de su madre. Sonrío y cuando intento tomar un bocado del plato, las náuseas me traicionan. Hay fruta y bollos de canela, el olor de la especia es tan fuerte que me irrita las narinas y me provoca arcadas. Salgo de la habitación, queriendo alejarme lo más posible de ese espantoso olor.
Sobre la puerta de la alcoba están las iniciales P.W lo que me lleva a la conclusión de que he estado durmiendo en la habitación de Percy, el hermano pomposo de Fred. No me extraña, pues desde que ese malagradecido se retiró, la habitación ha quedado sola.
Bajo las escaleras, siguiendo la luz que proviene de la sala de la casa; en el fondo de la estancia se encuentra Sirius, con una taza de lo que parece café en las manos. Me acerco y él me recibe con una sonrisa.
—Hola, Sirius
—Hola, Lily. ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando
—No podía dormir
—Ya veo—Sus ojos observan detenidamente mi rostro, haciéndome sentir como si estuviera pasando por un escáner. Sus manos tibias toman las mías y las aprieta—¿Quieres hablar de eso?
Niego, porque sé que intenta sacarme la verdad sobre la búsqueda de los Horrocruxes. Me gustaría no mentirles a los amigos de mi padre, pero he hecho una promesa y no puedo romperla así como así. Él asiente, sin ganas de insistir.
—De acuerdo, no voy a presionarte
— ¿Por qué estás aquí?—pregunto. Sirius baja su taza y se relame los labios
—Necesitaba pensar
— ¿Pensar en qué?
—Cosas—responde tajante. Sonrío de lado, sintiendo esa esencia única de Sirius
Me observa, levanta una de sus manos y me acaricia el cabello. A Sirius le gusta hacer eso. Su sonrisa se ensancha conforme sus ojos recorren mi rostro y se detiene en mis ojos, esos que le recuerdan a su mejor amigo
—Dios, jamás me cansaré de decirte lo mucho que te pareces a tus padres. Harry también tiene algo semejante, pero tu... tu eres mucho mas que eso
—Sirius...
—Ahora que ellos no están, nosotros debemos encargarnos de ustedes, ¿Sabes? Remus y yo—Agrega, emocionado—Ustedes han pasado a ser nuestros hijos. Siempre vamos a querer lo mejor para ustedes. No dejaremos que nadie los lastime
Mis ojos se sienten pesados y mis rodillas cansadas. Aprieto su mano que ahora se encuentra sobre mi mejilla a lo que él hace una mueca
—¿Por qué me dices todo esto?—pregunto
—Porque son tiempos difíciles. Sería un desperdicio de tiempo no decirles a cada momento lo que sentimos, Sky. Cualquiera de nosotros podría morir justo ahora
El dolor en sus palabras me orilla a abrazarlo para consolarlo de alguna manera. Debo pararme en puntas para alcanzarlo provocando su diversión. Me separo tomando sus grandes manos
—Me alegra tenerte aquí, Sirius
—A mí también me alegra
La cicatriz me punza, ocasionando que la figura de Sirius se distorsione por un segundo. Me llevo una mano ahí cuando Sirius me toma de la cintura para no caer
Sé que debo decirle que puedo ver y sentir todo lo que Voldemort hace; no puedo seguir hablando de eso solo con Harry. El dolor es como estar en llamas
— ¿Puedo decirte algo?
—Claro, hija, ¿Qué es?
No puedo. La manera en la que el dolor me aturde es tan inmensa que me bloquea la mente; además, si Sirius o cualquier otro sabe lo que está sucediendo, estarían en peligro, como lo estuvo Ojoloco y George noches atrás. No puedo poner en peligro a la única familia que me queda
—Olvídalo, no es nada
—Skyler...
—Buenas noches
Lo dejo con la palabra en la boca cuando subo corriendo las escaleras hasta la habitación de Percy. Azoto la puerta despertando a Fred
— ¿Sky? ¿Qué pasa? - pregunta somnoliento. Niego, controlando mi respiración
—Nada. Vuelve a dormir
—Ven aquí—dice y extiende una mano para que siga su trayectoria. Lo hago y me acuesto a su lado; sus manos me aprietan contra él dándome un beso en los labios- Te quiero. Mucho
—Y yo a ti, Fred
Él vuelve a quedarse dormido, dejándome sola con mis pensamientos y ese asqueroso olor a canela
Los siguientes dos días son los peores de toda mi existencia. Los mareos continúan al igual que las náuseas; unas ganas inmensas de llorar me invaden, aunque las contengo. Un dolor nuevo se instala en mi pecho al mismo tiempo que la cicatriz sigue punzándome.
Durante ese tiempo no he sido capaz de dejar la alcoba de Percy. Remus, Fred, Harry y la señora Weasley han llegado con platos de comida, pero los he rechazado todos. Me asquean y lo único que soy capaz de ingerir es agua. Cada vez que intento levantarme un mareo rechaza la idea, devolviéndome a la cama
Es de noche, y estoy sola. La señora Weasley acaba de irse pues le he rechazado la comida otra vez. Remus y Sirius me han reprendido pero los ignoro. Mis orejas se sienten calientes dándome una sensación extraña, de fiebre. Veo el techo, donde hay unas palabras escritas, no se a que se refieren, pero debe ser algo de Percy, esas cosas de política que tanto le gustan y que a mí me aburren. La puerta se abre con un rechinido dejándome ver a Ginny y Hermione con una pequeña cajita en sus manos; entran a la pieza, sin decir nada
—Hey, ¿Qué sucede?—pregunto, al ver la cara pálida de Hermione. Ginny se frota la nuca
—Bueno, nosotras veníamos ah... uh... ya sabes
— ¿Qué?
—Creemos saber la razón de porque has estado sintiéndote mal
— ¿En serio? Pues díganme
Ambas se miran, sin saber que hacer
—Vamos—las apresuro. Hermione hace una mueca
—Bueno, primero debo decirte que Ginny ya me ha contado de la noche que te vio salir de la alcoba de Fred
—Chismosa—le saco la lengua a lo que Ginny se encoge de hombros
—Y respecto a eso, tenemos un par de preguntas que hacerte
—Entonces..—comienza Hermione, mordiéndose el labio nerviosa—¿Qué pasó esa noche?
Los pómulos me arden, sé que me he puesto colorada ya que las dos abren los ojos sorprendidas para luego ver la cajita que Ginny lleva en las manos
— ¿Eso importa?
—Skyler, cuentanos
—No tienen por qué saberlo
—Entonces ustedes... ya sabes, ¿Hicieron eso? —Cuestiona Ginny y yo asiento, rendida. Hermione suelta un chillido
—Si, pero...
—¡Oh Skyler! Esto es malo ¡Muy malo!
—Chicas...
—Cuando Harry se entere...—Lloriquea Hermione. Frunzo el ceño
— ¡No se lo dirán!
—Es obvio que no. No aun—Responde Ginny para inmediatamente después pasarme la pequeña caja—Toma. Hermione y yo pudimos escaparnos e ir a una de esas farmacias muggles
—¿Qué es esto?
—Una prueba casera de embarazo
— ¡¿Qué?!
Algo en mi corazón salta, muriéndose de miedo. Mi boca se abre al mismo tiempo en que recuerdo esa noche y la manera en la que no nos importó nada más que satisfacer los deseos propios. Cierro los ojos, levantándome de la cama de un salto
—No, no, no. Eso no puede ser
—¿Se cuidaron?—pregunta Hermione
—Bueno, no
—Entonces sí puede ser
Muevo la cabeza de un lado a otro demasiadas veces que logro acreditarme un mareo más. Me siento en el colchón, viendo la prueba de embarazo entre mis manos
—Oh santa mierda
—Aun no podemos confirmar nada. Quizá solo sean malestares pasajeros—dice Ginny apretando mi mano. Sus ojos centellan entre una capa cristalina
—Sí, sí. Tal vez sea eso—Responde Hermione esperanzada—Probablemente solo tenemos que esperar a que te sientas mejor para partir a lo que- tu- ya-sabes—dice, refiriéndose a los Horrocruxes. Yo asiento todavía atontada
—Anda, ve a hacerte la prueba
Corro hasta el baño, ignorando los llamados de todos los que están en el comedor. Me encierro y hago lo que dice en las instrucciones
Espero los cinco minutos que dice en la hoja de instrucciones. Cierro los ojos, apretando la prueba contra mi
—'Por favor, que no lo sea. Por favor que no lo sea. Por favor'—Pienso en un susurro. La prueba emite un chasquido y sé que el resultado ha salido
Veo la prueba, mis manos temblando y con las lágrimas a punto de estallar. El test marca una sola raya y veo el instructivo. Dice que una sola raya en el dispositivo quiere decir que es negativo. Sonrío aliviada y vuelvo a observar la prueba
Ahora tiene otra raya
—No...
Vuelvo mi atención a las hojas anexadas, leyendo lo que eso significa. Mis manos tiemblan incontrolablemente al mismo tiempo en que mis labios se secan, dejando caer el instructivo que se esparce por todo el piso del baño. Pienso en Remus, Harry y Sirius; el señor y la señora Weasley, mis padres... la decepción que tendrán cuando les diga lo que me está pasando
—Maldición—Susurro—Voy a tener un hijo de Fred
[Editado]