La Pequeña Del Alpha © #Lunar...

By Nimpha_Escritora

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Ganadora del primer lugar en los #M.O.M en categoría de Hombres Lobo. Después de retenerme contra mi voluntad... More

Huyendo de ti
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Una nueva vida dentro de mi
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Un año en espera
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Te he visto.
La daga que atraviesa mi corazón
Contra Reloj (parte 1)
Contra Reloj (parte 2)
Una cita antes del desastre
Desastre... Siguiendo las huellas
Decisiónes. Una milla de camino
Maquiavélica Sorpresa
La lluvia lava las heridas.
Sólido, Ambrosía y Rosas.
Una Visita Inesperada.
Se cae el disfraz de Oveja. Redención.
En lo profundo.
Los polos se atraen.
¿Los lazos que se rompen, pueden volverse a unir?
Sin mirar atrás... Amenaza Latente
Matrimonio
Fuga
Un Corazón De Caleidoscopio
Misterio revelado
Eclipse Solar... Las playas Griegas
Heridas abiertas
Ayuda externa
Minutos de angustia
En la línea
Al limite
La Rabia de un Lobo
Rafagas de fuego... Caótico
Final.
Epílogo
Extra #1 ( El nacimiento de Anthea Cold❤)
Extra #2 ( "Ser padre no es facil" )
Próximamente En AMAZON KDP

Los lazos que nos unen

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By Nimpha_Escritora






El tiempo para ambos parecía haberse detenido. Envueltos en un lazo suave y caótico. Abrumador y confuso.

Las palabras de Hérmes taladraban su cabeza y su corazón. Esperó que, la rechazara o incluso la insultara. Pero no pasó, Hérmes la había estrechado con calidez y fuerza, como si temiera perderla una vez más.

Eso cambio por completo su panorama, las ganas inmensas de alejarlo, de rechazarlo para siempre no llegaron a su mente.

¡Cuantas noches soñó con algo como esto! Donde él fuera el hombre de quien se enamoro y no esa bestia cerrazónica. Hérmes con ese solo toque había derribado todo vestigio de amargura y de rencor en su corazón.

- ¡Dios mío! ¡Odette!... - tomo su rostro y beso su labios de una forma tímida y lenta. Disfrutando del momento, de cada fracción de segundo.

Eso ojos azules se fundieron con los marrones de la chica.

La piel reconocía a su compañera. Era como ver un eslabón ser unido de nuevo.

La miro intensamente, mientras la retenía en sus brazos. Estaba hermosa, la mujer mas bella del planeta entero. No tenia palabras para describirla. De echó no tenía ni idea de como comenzar con una disculpa realmente sincera. ¡Toda maldita palabrería se había borrado de su mente! Las palabras se habían esfumado.

¡Que seria lo suficientemente bueno para demostrarle que sus sentimientos eran en verdad genuinos!

¡La había lastimado de muchas formas! El daño no era fácil de reparar.

- ¿Odette?... - una voz detrás de ambos los hizo girarse.

Kelvin llevaba ambos helados en las manos y su cara reflejaba molestia y sorpresa.

¡Como había olvidado a kelvin!

Odette trató de responderle, pero Hérmes la oculto detrás de él. Sus músculos se tensaron al mirar al mismo idiota del las fotografías.

¡¿Quien coño era este imbécil?!

- ¿Quien eres? ¿Por que la llamas? - sus ojos se habían contraído de tal forma que se achicaron. Sus aletas nasales parecían abrirse y cerrarse con rapidez.

- Creo que yo debería hacerte esa pregunta... ¿Por que abrazas de esa manera a mi novia? -

Hérmes abrió los ojos a mas no poder. ¡Novia! ¡Que jodidos...!

Se alejo de Odette, solo para darle un puñetazo a rubio. Este callo de espaldas al suelo, la nariz le sangró a chorros. Por un segundo creyó que le habían golpeado con baté de béisbol.

- ¡Hérmes! ¡Ya basta, que diablos crees que hacés! - trato de correr en ayuda del pobre humano, pero el lobo la sujeto de la cintura deteniéndola.

La pegó a su rostro, fue cuando la chica se dio cuenta que estaba mas que furioso, sus ojos estaban rojos como si hubieran inyectado sangre dentro de ellos. Su temperatura se elevaba.

Su boca estaba tan apretada que podía oír el rechinar de sus dientes. Petrificada solo podía mirarlo con esos ojos marrones aguados.

- ¡TU ERES MÍA! ¡MI MATE, MI COMPAÑERA... MI ESPOSA! -

No pudo siquiera responderle, en un segundo las unidades policiacas rodearon el lugar. Todo se transformo en un caos.

Todo paso tan rápido que Cicerón no pudo siquiera reaccionar. El parque se lleno de gritos de terror y de conmoción. Los niños corrieron asustados a brazos de sus padres, mientras estos los alejaban lo mas posible del lugar.

Las autoridades llegaron y los rodearon. Como una plaga de hombres vestidos de azúl. Con armas y corazas sobre sus uniformes. Hostiles. Amenazantes. Todos y cada uno de ellos, apuntando con esas enormes armas a Odette y Hérmes.

De pronto entre todos esos hombres, solo uno con un altavoz comenzó a llamarlo.

- ¡Hermes Cold! ¡Estas arrestado! ¡Sube las manos y alejate de la chica! ¡Alejate de la chica, ahora! - su mirada era dura y sin compasión alguna. El teniente Smmith llamaba a Hérmes por el altavoz, mientras daba ordenes por el radio en su mano.

¡¿Que demonios estaba pasando aquí?! Hérmes, estaba aturdido y sorprendido. Odette por su lado, estaba asustada y confundida.

Hérmes miraba a todos y cada uno de los uniformados. Con hostilidad y odio. De pronto, se giro y parecía buscar algo o a alguien.

¡No estaba! ¡Cicerón no estaba! ¡¿Adonde demonios se había metido?!

- ¡No lo volveré a repetir... Alejate de Odette, Cold! ¡Ahora! -

Odette, clavo sus ojos en los de él hombre a su lado. No entendía. Tenia miedo, miedo de que algo malo le sucediera.

< ¿Enloqueciste cierto? ¡A caso has olvidado lo que te hizo? ¿Lo que pasarte por su culpa? ¡Y ahora resulta que te preocupa! Deja de soñar Odette. ¡Estos hombres están aquí por alguna razón, algo que hizo, tal vez por tu secuestro! No puedes estar de su lado >

Dentro de su mente parecía debatirse la razón con el corazón.

Algo rozaba su espalda, algo punzante. Miro impactada a el lobo, sus ojos se habían oscurecido por completo, las uñas habían crecido mucho pareciendo garras. ¡Estaba furioso! ¡Y quería cambiar! Frente a todo el maldito mundo.

Odette esta vez sí sintió pánico. ¿Y si lastimaba a alguien? ¿Si le disparaban y lo herían al punto de dejarlo muerto? ¡Por mas que resintiera lo que había hecho, no podía dejarlo morir así!

Sujeto su camisa hasta hacerlo girar la cabeza en su dirección. Un gruñido espantoso salio de su garganta y resonó en su pecho. ¡Con los ojos aguados y abiertos a mas no poder le suplico que desistiera! ¡Que no hiciera una locura!

La voz de kelvin se oyó a través de todo el ruido.

- ¡Alejate de él Odette! ¡Arrestenlo! ¡No ven que es un criminal! - se levanto a trompicones. Odette, estaba en pánico.

De pronto, entre la multitud, una voz conocida pronunció su nombre en un sonoro grito.

- ¡ODETTE! -

Esta se giró, no lo podía creer, pues al mirar bien, ¡era su madre entre los policías quien la llamaba!

- ¿Ma- mamá? - no supo como, ni la forma, pero cuando se dio cuenta ya había corrido a sus brazos. Llorando de felicidad al tenerla de nuevo. Al estar entre sus amorosos brazos cálidos. ¡Cuanto la había extrañado!

¡Cuanta falta le había hecho! Y al fin, podía verla una vez mas y estar juntas de nuevo.

Ambas, llorando se alejaron un poco de la escena. Los policías al fin se acercaron rápidamente a Hérmes. Lo sometieron de una forma brutal. Hérmes estaba en su limite de paciencia para con esos humanos. ¡Si tan solo se transformará los haría pedazos!

La escena era digna de una película.

Cicerón, estoico y con la mirada clavada en su hermano menor, no podía siquiera cerrarlos o irse. Por que, seria fácil dejarlo a la deriva.

De pronto, miro su mano izquierda. Allí estaba el anillo que le había dejado su padre antes de morir. Un buen hombre, de principios.

Acarició la forma redonda del "sello" y del relieve. Brillaba dorado, hecho del oro mas puro. Dentro del circulo, estaba una luna grabada. El "símbolo" de toda su gente, de aquéllos que ocultaban sus identidades tratando de mezclarse con la sociedad humana.

Igual que Hérmes y él. Desde hacía ya más de quince años. Cuidándose mutuamente, o bueno, cuidando a su hermano.

Si, podía recordarlo. Podía verse así mismo como un crió. Un cachorro, como solía llamarlos su madre, jugando juntos. Ajenos a los problemas o las responsabilidades de la manada. Siendo niños. Nada más.

No había, disputas, no había rencores ni comunidades destruidas. No había distancias o soledad. Ni orgullo.

Solo los lazos que los unían. No, los lazos que aún los unen.

Ensimismado, autómata limpio la lágrima que resbalaba por su mejilla derecha. La atrapó con sus dedos, la miro con el peor sentimiento en su pecho. El de la traición.

Levantó el mentón, estaba molesto, consigo mismo. ¡Odiaba la debilidad en todas sus formas humanamente conocidas!

Pero.... ¡Dolia! ¡Dolia demasiado tratar de ignorarlo!

- ¡NO! ¡DEJENLO! ¡HERMES! - escucho el grito de Odette a la distancia. Sorprendido levantó la cara. Miró a la chica tratar de correr en su ayuda. Los policías ya lo llevaban en la furgoneta. Por una razón Hérmes había mantenido la calma.

Cicerón, dudoso, miraba a la chica desecha en lágrimas.

No entendía. ¿Como podía tratar de ayudarlo después de todo lo que hizo? ¿A caso ya lo había olvidado? Inmediatamente, el anillo brillo con un reflejo de luz de las sirenas de las unidades. El destello le dio directo en la cara.

< Recuerda esto Cicerón... El poder no esta en la posición que se tiene. El poder esta en la lealtad y el amor de tu familia. Si los tienes, seras poderoso. Cuida de Hérmes, se como un padre para él. Guialo, te necesitará, es joven e inexperto... Con tu ayuda, será un gran Alpha. Lamento dejar esta carga sobre ti hijo mio, pero ya no estaré para ayudarlos... Confió en ti, Cicerón >

Pudo escuchar la voz de su padre. Las ultimas palabras que había pronunciado antes de fallecer en ése hospital, después de tan fatal accidente.

Todos se movilizaron, Odette entro en una de las unidades con su madre y Hérmes era subido a la vagoneta con otros tres hombres.

Lo único que pudo hacer fue arrancar el auto y conducir directo hasta Londres. A la comisaria de Scotland Yard.

..........

Tomaba con sus manos temblorosas el té caliente que su madre le había servido. Estaba mas tranquila pero aun estaba asustada por Hérmes. Se preguntaba adonde se lo habían llevado. Si estaría bien.

Miro a su madre, sus ojos no se habían despegado de los suyos.

Con amargura, por fin le preguntó lo que tanto le pesaba en el alma.

- Ese hombre... ¿Es él padre de tu bebé? - trago grueso. Pero mas que saber la verdad y los detalles de todo lo ocurrido esos meses, era el temor a las "secuelas" lo que la hacían temblar. ¿Que tan dañada estaba su bebé? ¡Se había aferrado a ese hombre para que la policía no lo detuviera! ¡A semejante animal!

Odette, cansada y deprimida la miro a los ojos. No podía ocultarle nada, era su madre, su amiga. La única persona consanguínea que le quedaba.

- Si... Él es padre de mi bebé. Y si, me secuestro. Tres meses. ¡Mi cabeza es un lío ahora! Quiero descansar, por favor... - se recostó en el respaldo del sofá en la comisaria. No las habían dejado ir hasta que no declaran.

Su madre, reteniendo las lágrimas lo mas que pudo, solo asintió y salio de la habitación. Las oficinas estaban repletas de oficiales y personas atendiendo casos etc.

Camino solo un poco por el pasillo, fue cuando por fin se permitió llorar, lágrimas amargas y llenas de resentimiento corrían por su rostro.

¡Como lo odiaba al maldito! ¡No solo la había alejado de su lado, sino que también la ultrajó y la lastimo! Mas temía por las heridas emocionales que por las físicas. ¡Dios no podía concebir las forma en que lo había defendido de los agentes! ¡Parecia una maldita película de horror!

Lo amaba, lo había visto en sus ojos. No sabia como lidiar con algo así.

.........

Entro por los pasillos de la comisaria, varias veces trataron de detenerlo, pero solo con pronunciar su apellido y nombre era motivo suficiente como para dejarlo en paz.

Sus zapatos perfectos y lustrados resonaron por los pasillos. Llego hasta uno que parecía desierto, eran las habitaciones que usaban para "protección a testigos".

Solo le basto el olor para encontrarla. Despacio abrió la puerta.

Solo había un escritorio y unos sofás grandes y obscuros. Miro a la chica dormida en el suave sofá. Se miraba agotada y bastante aturdida. Tenia la nariz enrojecida, seguramente por tanto llorar.

Se acerco a ella y no pudo evitar notar lo bella que era. Una mujer, una chica común y humana. Pero la valoraba mucho. Sobre todo por su coraje. Sabia que tenía, solo hacia falta que lo desarrollara mas.

Llevo su mano hará sus cabellos, sedosos pasándola por éstos.

La chica comenzó a removerse hasta despertar. Creyó era su madre que le traía otro té, pero no.

Se levanto como un resorte, arrinconándose en el sofá, con los ojos bien abiertos susurro el nombre del "visitante".

- ¿Cicerón? ¿Q- que haces aquí? -

Éste solo la miraba con los ojos llenos de aprensión.

- Creó que es obvio... Eh venido por ti Odette.... -

Confundida no entendió sus palabras.

¿Que quería ese hombre de ella?

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