Nathalie y los Portadores de...

By Historiasdeantaria

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La vida de Nathalie, una muchacha que asegura tener como amigo a un silfo, conoce auqella mañana a Felipe, un... More

Nathalie y los portadores de los elementos
Nuevos Vecinos
Capítulo 3, La Antigua guerra de los elementos
El corazón de Nathalie
Aventuras de Hospital
Trece años de historias
Despertar
Conociendo el reino de Khim
Vientos de guerra
El secreto de Danna
Reencuentros
Revelaciones
Cuando la guerra llega a Khim
La Madurez de Yin
El portador del viento
Inicia la travesía
El tráfico de armas
Profecías
Khalar - Dhur, la tierra de los dragones
Tan solo besos
Las pruebas de los reyes dragón, la prueba de Tuan Rahsia
Las pruebas de los reyes dragón, la prueba de Otot Murmi
Las pruebas de los reyes dragón, la prueba de Cinta Penyair
Las pruebas de los reyes dragón, la prueba de Pegembara
Roheline
Las pruebas de los Reyes Dragón, La prueba de Otam Ilery
Las pruebas de los Reyes Dragón, la prueba de Ashe Zu Azhe
El fin del tráfico de armas
La decisión de Relianse
Las Pruebas de los Reyes Dragón, la prueba de Mut Rashere
En busca de aliados, la travesía de Yin.
En busca de aliados, la travesía de Dhía
En busca de aliados, la travesía de Nathy
En busca de aliados, la travesía de Felipe
La batalla decisiva
Epílogo

El profundo Sueño de Nathalie

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By Historiasdeantaria

Dwen desistió de su intento por seguir al joven Yin, encontrar un camino que no recorría hace ya bastantes años era tarea imposible.

El anciano silfo se encontraba ante un dilema bastante serio, pues debía escoger entre notificar a Siblanok sobre la grave falta de Yin, implicando un severo castigo y la muerte de una pequeña humana o dejar pasar la situación, para que Yin salvase una vida, a pesar de los efectos secundarios de una fórmula que, de haber sido hecha por maestros con siglos de experiencia ya eran bastante serios. El anciano se preguntaba cuales  serían entonces los efectos causados por una fórmula hecha por un total principiante, con preocupación Dwen miraba el girasol mientras reflexionaba.

— ¿Preocupado querido maestro?— la dulce voz de Dhía, la hermana menor de Yin, lo sacó de sus pensamientos. — ¿Tu angustia se debe a que no hemos podido encontrar todavía la baya?

— Mi querida Dhía, ¿a qué te refieres?

— ¿No te informó Yand?, varios de nosotros nos hemos visto inmersos en la casería de cierta baya; la muy desgraciada huye montando un ratón

— ¿Una baya con conciencia?, me temo, estimada Dhía, que eso es imposible, a menos que… — el anciano se detuvo unos segundos meditativamente— ¡con un demonio! — Exclamó tras un breve tiempo de espera—debió realizar varios intentos y yo no me di cuenta — el tono del anciano preocupó un poco al hada que lo acompañaba.

— ¿Quién intentaba qué? — Dhía recordaba con cierto temor cómo su hermano había decidido pasar el día entero "aprendiendo" con su maestro — ¿se trata acaso de Yin? — preguntó con esperando sus temores no fueran ciertos.

— lamentablemente sí — respondió el anciano— y creo que la baya con conciencia es el menor de nuestros problemas… porque el rastrearla no es una priori…—el anciano se fue callando, sus pensamientos fueron reemplazando la palabras, hasta que emocionado, brillaron sus ojos — ¡eso es!... ¡debemos rastrear a Yin!

— Mmm, ¿debemos?— a Dhía le comenzaba a preocupar el verse arrastrada dentro de los planes del maestro Dwen.

— Si, debemos, tu y yo — exclamó con emoción — ¿no eres acaso una exploradora?

— Aprendiz de exploradora— Dhía remarcó todo lo que pudo la palabra "aprendiz", esperando que con eso el buen anciano desistiese de su idea y buscara otra persona.

— Eso no importa, lo importante es que conoces la básico — abriendo su morral mientras hablaba, sacó una pequeña botellita con un liquido violeta burbujeante — bebe esto.

Dhía miró con horror la poción que su viejo maestro le ofrecía; si bien Dwen era conocido por sus grandes logros en la alquimia y la magia, también era conocido por sus "experimentos" y los interesantes "efectos secundarios" que muchos producían, por ejemplo, Yuki el silfo de piel verde con motas naranjas, era la prueba viviente de aquellos efectos no deseados.

— ¿Una fórmula antigua que ha pasado de generación en generación? — Dhía realmente esperaba que se tratase de algo ya conocido.

— No, pero espero que algún día lo sea. Este es simplemente un experimento propio— Dwen agito la botella y quitando el corcho le ofreció el brebaje a Dhía y confirmando los peores temores del hada — Tómalo, sabe a moras dulces… creo — añadió finalmente.

— ¿Qué es lo que hace exactamente esta poción? — el rostro de Dhía reflejaba su rechazo al líquido, aunque debía admitirlo, por lo menos si olía a moras dulces.

— Nos ayudará para que encuentres más rápidamente a tu hermano—intentando simplifica sus ideas Dwen tomó un respiro y continuó— me explico… una vez que la poción haga efecto, tus sentidos se incrementarán, pudiendo de ese modo, dar más fácilmente con nuestro objetivo.

— ¿No se incrementarán demasiado verdad? — Dhía recordaba una historia en la cual un explorador había usado la alquimia para incrementar sus sentidos cien veces, lo cual en definitiva, no había sido buena idea… el rastreador se había visto en un bombardeo de sensaciones y percepciones incontrolables, a tal grado que, terminó cayendo en una locura profunda, la cual a su vez, terminó con su vida en un sangriento suicidio.

— No, para nada mi querida Dhía, de ningún modo quisiéramos otra muerte trágica en el Reino— Dwen, obviamente, recordaba la misma historia que el hada— esta fórmula tan solo incrementara un poco tus sentidos, lo suficiente para que pases de exploradora aprendiz, a exploradora experta en tan solo unos segundos.

Dhía debía admitir que era una real tentación, pues si la poción era tan efectiva como Dwen la describía, podría decirle adiós a las tediosas clases con Yand, el maestro explorador de la aldea.

— ¿Tu fórmula es completamente segura? — Dhía tenía razones, a pesar de la tentación, para aún dudar.

— ¡Solo bébela de una vez! — el maestro se impacientaba.

Por el tono de Dwen  Dhía comprendió que, en realidad, nunca había tenido una  elección; su destino había estado sellado desde que se encontró con el Silfo.

—  Al mal vuelo darle prisa — se dijo el hada y tras un par de tragos terminó con la poción, la cual muy a su pesar, sabía algo así como a estiércol diluido en perfume de mora dulce.

El efecto de la poción se dio de inmediato: Dhía notó cómo percibía todo más claramente, olores, sensaciones, sonidos…un multitud de sensaciones, invadía su cerebro. Tomando unos minutos para adaptarse, y alcanzar la tan anhelada “claridad sensorial”

— Y bien, ¿dio resultado?— el anciano esperaba el efecto como un niño que espera la navidad

— Un momento… — Dhía, una vez lograda la claridad sensorial,  se encontraba en una especie de éxtasis del cual no quería salir.

— Dhía, no quiero interrumpir tu camino a la realización personal, pero debemos encontrar lo más pronto posible a tu hermano —insistía e anciano Silfo.

Dwen tenía razón, había bebido la fórmula para ayudar de algún modo a su hermano…, una especie de rutina que se daba cuando se era familia de Yin. Recordando sus lecciones como exploradora, se concentró tanto en el aroma de su hermano como en los pequeños cambios en el viento que dejaba, a modo de estela, un hada o silfo al volar. Tras unos segundos, Dhía abrió los ojos.

— Sígame maestro — el hada levanto vuelo, al mismo tiempo que Dwen sonreía, su poción había resultado sin efectos secundarios, hecho que esperaba sinceramente, se mantuviese así.

—0—

Ya en la noche, Nathy dormía plácidamente; las "aventuras de hospital", tal como ella y Felipe habían llamado a la tarde de juegos, habían dejado a los pequeños exhaustos, rindiéndose ambos al sueño. Felipe dormía junto a Nathy pues se había negado rotundamente a dejarla mientras estaba enferma.

En uno de los sillones de la habitación, el general Celastro junto a Danna veían una película, mientras velaban el sueño de los pequeños.

Tras unos minutos de bienvenida tranquilidad, el celular del general sonó con el tono característico de la oficina, por lo que tuvo que salir al pasillo a tomar la llamada, que sin duda alguna, sería de mucha importancia. Tras concluir la misma, el general volvió a entrar en la habitación con una mirada sumamente preocupada.

— ¿Algo muy serio? — Danna pregunto un tanto asustada por la cara de Frederick.

— Uno de los locos que el otro día ha decidido hablar, nada fuera de lo normal, solo que …

— Solo que debes estar presente en el interrogatorio — Danna concluyó la frase, viendo que el general asentía con la cabeza, decidió tranquilizarlo. —Ve, yo cuidaré de Nathy— Aseguro Danna.

— ¿Y si se le ocurre que debe operar?— el tono del general, pasó de serio a un poco más relajado.

— No te preocupes por ello, me han dicho que soy una fantástica asistente en la mesa quirúrgica — Danna sonrió con su propia ocurrencia, para su agrado Frederick sonrió también.

— Entonces, nos vemos en unas horas — A pesar de disponer todo para dejar el lugar, el general parecía no estar convencido de hacerlo, por un momento pensó incluso, delegar a Bismark el interrogatorio.

— Ve tranquilo, mientras más pronto vayas, mas pronto regresas—Danna parecía haber leído el pensamiento de Frederick, quien con esa última frase se decidió a partir.

— Gracias— por alguna razón, el tono de voz quizá, el agradecimiento conmovió el corazón de Danna.

—0—

Habiendo partido el general, Danna si dispuso a continuar con la película, sin percatarse del fino polvo dorado que se filtraba, por la ventana, cayendo poco a poco, en un profundo y pesado sueño.

Una vez Danna dormida, Yin espero unos minutos a que el polvo de sueño se asiente completamente, para que así fuese seguro entrar.

Ya dentro de la habitación, procedió el silfo a despertar a su amiguita, con cuidado voló hasta el oído de la pequeña, y abriendo una pequeña cajita que sacó de su bolsillo; liberó una mágica y perfectamente audible melodía, la favorita de Nathy cuando se juntaba con él en los rosales para iniciar sus tardes de juegos.

Nathy abrió los ojos perezosamente, preguntándose por un momento si no había soñado aquella alegre melodía; sin embargo, al ver a Yin, sus ojos se iluminaron sabiendo que no era un sueño y que su amigo la había ido a visitar.

— ¡Yin, viniste! — la niña no cabía en sí de alegría, habían pasado un par de días desde que lo había visto —Ahora sí, despertare a Felipe, para que vea que sí eres real.

Antes que el silfo reaccionara, pues no sabía si era buena idea darse a conocer a un segundo humano, Nathy zarandeaba a Felipe para que despertase. El niño, un poco molesto por como se había despertado, abrió los ojos encontrándose de frente a Yin, intentado razonar si realmente había despertado o se trataba de un sueño, volteó hacia Nathy, quien sonreía y frenéticamente señalaba al Silfo entre grititos reprimidos de emoción.

Yin por su parte, realmente no deseaba meterse en más problemas, así que sacando de su bolsillo un poco de polco del sueño, sopló este en la cara del niño, quien quedó inconsciente en el acto. Nathy, molesta con el Silfo y decidida a que su amigo creyese que ella decía la verdad, volvió a zarandear al Felipe, esta vez sin resultados.

— Necesitarás algo mejor que eso si quieres despertarlo de un sueño mágico— por un momento, como todo lo que hacían, el hecho se convirtió en una especie de reto entre ambos, Yin sin embargo, recordando su misión decidió que, aunque sea por un instante, debían ser serios — Nathy, no tenemos mucho tiempo, debes prestarme atención  encontré una posible…

Nuevamente no pudo completar la frase, la pequeña se había levantado, y rápidamente había tomado un vaso, con residuos de limonada, vertiendo el contenido en la cara de Felipe, quien nuevamente despertó, nuevamente se encontró cara a cara con el silfo quien nuevamente sopló polvo de sueño en su cara y nuevamente cayó dormido.

— Escucha Nathy, por un momento portémonos serios, ¿sí? — El silfo comenzaba a impacientarse.

— Está bien — Nathy parecía aceptar de mala gana.

— Bueno, te decía que…—Yin se detuvo nuevamente pues la pequeña había dejado de préstale atención, ya que, aparentemente le parecía más interesante una mariposa nocturna que se había colado por la ventana.

— Nathy, seriamente, ¿me prestarás atención? — Interrumpió el silfo tras dormir incluso a la mariposa.

— Bueno, sí — la pequeña fingía seriedad, poco a poco, mientras el silfo buscaba algo en su pequeño morral, Nathy se acerco al oído de Felipe — ¡DESPIERTA!

El grito tomó desprevenido al Silfo quien soltó lo que llevaba en las manos, salvándolo de milagro en el último instante antes que tocase el suelo. Durante esos segundos, Nathy consiguió despertar plenamente a Felipe, quien nuevamente vio al silfo. Yin simplemente saludó, metió su mano al bolsillo, sacó un poco de polvo del sueño, y durmió a niño por tercera vez.

— Escucha Nathy, si continuamos con esto, vamos a traumar a tu amigo, te aseguro que tengo suficiente polvo como para seguirlo durmiendo por horas y horas.

— Que malo que eres “hadito” — Nathy cruzo los brazos, hinchó los cachetes y miró amenazadoramente a Yin sabiendo que el apelativo lo molestaría.

—    Escúchame un momento — Yin suspiro intentando no perder la calma — por favor, Nathy, si me presta atención un segundo te prometo que después de hablar, despertamos  a tu amigo y jugamos los tres.

— ¿Lo prometes hadito? — respondió sonriendo la niña.

— Lo prometo… — respondió Yin — y deja de llamarme hadito — añadió.

— Sólo  déjame un momento más para que me desahogue — la niña sonrió y tomo aire por un instante para luego hablar  rápidamente —hadito, hadito, hadito, hadito; listo puede usted hablar señor silfo — Nathy rió de buena gana y se puso seria, o al menos eso intentó.

— Escucha pequeña, creo que he encontrado una solución a tu enfermedad— Yin sacó una baya y un frasquito de su morral — si cubro esta baya con esta poción y te la comes, estoy seguro que tu corazón sanará.

— ¿Está completamente seguro señor silfo? — si Yin quería que ella fuse sería, Nathy sería seria, hablaría tal y como hablaban los adultos.

— Sí estoy seguro, bueno al menos un noventa y nueve por ciento… existe la posibilidad que la baya se escape corriendo después que le salgan pies y manos.

— ¿Una baya con vida?— a Nathy se le iluminaron los ojos, eso sí sería digno de verse — ¡súper!, quiero ver eso.

— Quizá otro día, Nathy — Yin habló seriamente — concentrarte, te digo que esto puede curarte, ¿por qué no me prestas atención? — el silfo realmente se estaba desesperando.

— Por miedo — la voz baja de la niña, esta vez seria en realidad sorprendió a Yin.

— ¿Miedo?, ¿miedo a qué? — preguntó Yin extrañado.

— Miedo a que realmente no funcione tú medicina y yo me muera dejando a papá solito —Si bien el tono serio había sorprendido a Yin, la extraña muestra de madurez de la niña lo había dejado petrificado, Nathy no le temía a la muerte, temía que su padre se quedase solo en la vida.

— Escucha pequeña, esta es una cura mágica, no hay pierde, si la baya se va corriendo, pues la agarramos y te la comes, pero lo que es seguro, es que tu corazón se sana y tu padre no quedará solito, ¿entiendes?

— ¿Lo prometes? — la niña escupió en su dedo y se lo ofreció al silfo.

— Lo prometo— el silfo escupió en su mano, la choco con el dedo de la niña y luego ambos lamieron el dedo y la mano respectivamente.

Yin roció la baya con la poción, y para alegría de este y un poco de frustración de la niña, no le salieron brazos ni piernas ni se fue corriendo. Nathy tomó la baya de las manos de Yin, y se comió la misma, inmediatamente, comenzó a sentir bastante sueño.

— Ahora, despertemos a Felipe para que… — la niña no pudo completar la frase, cayó dormida en ese mismo instante, la poción había funcionado a la perfección, el sueño de sanación comenzaba, dejando al  silfo sentir como la energía sanadora recorría el cuerpo, y especialmente el corazón de la pequeña, reparándolo poco a poco.

—0—

— ¡Pero qué hiciste muchacho!— La voz de Dwen, quien entraba por la ventana de la habitación junto a Dhía — sobresalto al silfo que observaba ensimismado a la niña que dormía plácidamente.

— ¿Dwen?, ¿Dhía? — el asombro de ver allí a su maestro, solo se vio superado por el de ver a su hermana menor junto a ese— ¿Cómo me encontraron?

— Te rastreé, y tu inconfundible aroma nos trajo hasta este lugar… deberías bañarte más seguido, hasta un troll podría encontrarte sin problemas — soltó su hermana.

— Ya en serio, cómo me encontraron— Yin aprovechaba de devolver la broma a Dhía.

— Pues mis incomparables habilidades de exploradora se intensificaron gracias a una poción del maestro Dwen — Dhía sonrió con aire de superioridad

— Eso lo explica todo, tuviste ayuda; por cierto, bonito teñido de cabello.

Con el ajetreo de la búsqueda, ni Dhía ni Dwen se habían percatado que la poción si había tenido un efecto secundario: el cabello había cambiado poco a poco de color, perdiendo su precioso y l color dorado, único para la familia real, y había adquirido uno violeta.

— Mi cabello, esta violeta… ¡VIOLETA!— tras notar su reflejo en la ventana, Dhía miraba peligrosamente al anciano pensando internamente el modo de cortar en pedacitos al anciano silfo y de paso asesinar también a su hermano, causa de todo ese embrollo.

— Mi quería Dhía, te pido tranquilizarte, estamos aquí por otras razones, ya en Khim podré encontrar el modo de devolverle el color a tu cabello — Dwen intentaba tranquilizar al hada.

— Y a sus alas — Yin reía divertido ante la situación, ante ellos, las alas, también doradas, cambiaban lentamente de tonalidad, buscando al parecer, un tono de violeta intenso como su cabello.

Dhía no pudo contenerse más, se encaminó hacia el anciano con toda la intención de torcerle el cuello con sus propias manos. Dwen por su parte, buscaba colocar una distancia segura entre él y la joven mientas, en vano intentaba calmarla con posibles soluciones. Yin, decidiendo salvar la vida del anciano, más por curiosidad que por otras cosa, decidió intervenir, para ello voló hasta colocarse delante de su hermana y sopló algo desde su mano al rosto de esta, Dhía cayó en ese mismo instante inconsciente.

— ¿Qué le hiciste?— Dwen, aliviado y más tranquilo, quiso cerciorarse que no hubiese dañado permanentemente a su hermana.

— Solo un poco de polvo del sueño, ahora, ¿qué hace aquí maestro Dwen? — el tono de Yin pasó de divertido a retador.

— Exactamente lo mismo quiero preguntarte, ¿Qué hiciste aquí Yin?— el maestro, más que molesto sonaba preocupado.

— Hice lo que usted nunca tuvo el valor de hacer, el sueño sanador, le salve la vida a una inocente y ahora espero que la pequeña despierte como nueva.

— Pues es posible que debas esperar un poco más de lo que piensas— respondió seriamente el anciano.

— Puedo esperar toda la noche si es necesario, no sería la primera vez que me escondo a los ojos humanos estando en sus moradas— Yin tuvo el cuidado de resaltar las palabras "no sería la primera vez" para retar un poco más a su maestro.

— Me temo que no estás entendiendo, esto tardará más de una simple noche.

— ¿Cuánto?, ¿días, semanas?, puedo esperar lo que sea hasta que despierte— Yin sin embargo, comenzaba a preocuparse.

— Me temo que sigues sin entender, estamos hablando de años… si es que despierta— soltó el anciano silfo.

— ¿Años? — un escalofrío corrió por la espalda de Yin — al menos esta viva, que es más de lo que cualquiera pudo hacer.

— Está bien Yin, está viva, pero ¿a qué precio?, como dije, dormirá por años y puede que no despierte, es más, puede que si despierta todavía haya efectos secundarios.

— ¿Efectos secundarios?, ¿qué clase de efectos secundarios?, ¿puede incluso que no despierte?— el tono de Yin se tornó muy triste, había salvado la vida a su amiga, pero el precio era demasiado alto, no solo para ella, sino para su padre, para su amigo Felipe y su madre quienes habían aprendido a amarla en tan poco tiempo y sobre todo para él, quien había actuado sin pensar correctamente. — ¿Puede hacer algo maestro?… ¿puedo hacer algo yo?

— Ah, mi querido Yin, tanto tú como yo solo podemos hacer una cosa… esperar, tan solo esperar, lo hecho esta hecho, ahora, antes que más humanos entren en esta habitación ayúdame a llevar de regreso a Khim a tu hermana antes que tu abuelo se dé cuenta que todos violamos la ley.

Dwen tenía razón, aunque él no quería, debían partir, si un humano los veía allí las cosas podían ser peores, incluso para Nathy. Cargando junto Dwen a su hermana, los silfos se encaminaron al reino de Khim… sin embargo aquella noche Yin cargaba un peso extra, un lastre en el corazón… había prometido a su amiga un despertar alegre, nada estaba ahora mas lejos de esa posibilidad.

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Bueno con esos tres capis estoy al día de lo que no actualize en un tiempo, ahora si, ya una vez por semana.

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