Capítulo 44| Yo solo quería que me eligieras a mi.
James.
Detengo el auto frente a la casa de Scarlett, me bajo del auto hecho una furia, caminé hacia la puerta tocando el timbre y dando unos cuantos golpes con mi puño. Una mujer de anteojos es quien me abre la puerta quien al reconocerme intenta cerrarme la puerta en la cara me coloco la punta de mi zapatilla en medio impidiendo a que cerrara.
― ¿Dónde está?― Pregunto.
La mujer disminuye la fuerza esta vez permitiéndome entrar por completo a la casa. Estaba seguro que la castaña sabía que iba a venir a buscarla, no pienso permitir que esa lunática le vuelva a tocar un solo pelo a Melanie.
― El señor Philip no va a tardar en llegar.― Contesta.
― No me refiero a él, me refiero a su hija.― Me mira con la frente en alto hasta que escucho su voz provenir del patio trasero.
La mujer del servicio intenta detenerme pero con una sola mirada basto para que me dejara en paz y me permitiera ir hablar con la chica.
Entro por la cocina y salgo por una de las puertas encontrándome con la castaña dirigiéndose a una habitación donde las ventanas eran polarizadas, la seguí hasta que ella entra y cierra la puerta. Me quedo parado unos segundos frente a la puerta hasta que decido entrar.
Y ahí estaba, sentada con sus pies metidas en la piscina temperada que no me cabe duda que debió haberle rogado a su padre tener.
― ¿Qué esperas conseguir en seguir a mi esposa?― Solté sin más la pregunta, ella se gira rápidamente a mi dirección sorprendida.― ¿Qué mierda es lo que quieres?
Scarlett se levanta y se coloca un tapado color blanco trasparente.
― ¿A qué se debe tu dulce visita, James?― Preguntó la castaña con incredulidad.― Han pasado varios años desde la última vez que pisaste un pie en esta casa ¿lo recuerdas? venias a mi para refugiarte de tu tormento, sobre todo cuando yo iba para las vacaciones a California.― Ríe.― ¿Lo recuerdas?― Camina hacia a mi con una sonrisa.
La miro fijamente esperando a que este a unos centímetros de mi.
<< Como olvidar cuando veníamos a refugiarnos aquí...>>
Corrí lo más rápido escondiéndome detrás de unos arbustos para que la policía no lograra encontrarme, me siento en el césped controlando mi respiración, mis manos manchas de sangre las limpie con mi camiseta. Las luces no dejaban de brillar y aprieto mis ojos esperando a que se largaran de una buena vez por todas.
Cuando veo las luces del auto de la policía ir se lo bastante lejos de donde yo me encuentro, me pongo de pie y comienzo a correr nuevamente hasta lograr ver la casa de Scarlett. Me salto la reja y caigo sobre el césped. Rodeo la casa por la parte de atrás y doy dos golpes a ventana de la habitación de la castaña, ella no tarda en abrir la ventana permitiéndome entrar.
― ¿Alguien te vio?― Meneo la cabeza.― Mis padres aun no llegan de su cena, tenemos tiempo.― Susurró a centímetros de mis labios.
Sonreí de lado y me quito la camiseta manchada de sangre, ella no le importo verme lastimado y simplemente beso hasta que me perdí en sus besos, en sus caricias, nos entramos al baño y cómo podemos nos desnudamos metiéndonos debajo de la regadera sintiendo el agua fría recorrer por nuestro cuerpo.
Al obtener lo que quería. La castaña me da ropa nueva y limpia, la otra la envolvimos en una bolsa y la escondemos debajo de su colchón.
― ¿Qué hiciste esta vez, eh?― Pregunta, mientras se coloca su blusa escotada.
Me siento en el borde la cama colocándome mis zapatos. Miro a la castaña con cierta curiosidad, ladeó la cabeza esperando una respuesta.
― Lo que yo haga no te debe por que importar.― Mi voz sonó serena.
― ¡Oh vamos James! hemos tenido sexo, nos hemos emborrachado juntos, nos hemos drogado en un par de ocasiones. Creo que merezco saber qué es lo que haces ¿no crees? No es la primera vez que llegas manchado de sangre.― Le enseño una sonrisa torcida.
― No he matado a nadie, por ahora.― Ella sonríe y se aproxima a mi.― Tuve una pelea luego de terminar la carrera donde apostamos mucho dinero, al hijo de puta no le gusto para nada que yo ganara ese dinero y busco pleito.― Dije, como si fuera lo más normal del mundo.
Scarlett se arrodilla frente a mí, con sus manos desabrocha el cinturón. Y yo no aparto mis ojos de los suyos.
― ¿Y qué hiciste?
― Lo apuñalé.
La castaña suelta una risita ante mi confesión, me levanto un poco para que ella pueda bajar mi pantalón y acariciar mi miembro por sobre la tela de mi ropa interior.
― No me digas.― Dice, con ironía.― ¿Y...?
― No toque ningún órgano, le realizaron tres puntos de sutura.―La hago un lado y me levanto.
― ¿Y tú cómo lo sabes?― Me sigue.
Me giro hacia ella enseñándole la pantalla del celular donde salía el chico acostado en una camilla acompañado de uno de mis amigos.
― PJ me lo ha dicho.
― Eres un suertudo.― Se abalanza sobre mi, enredo mis brazos alrededor de su cintura apegándola más a mi cuerpo.― Si el caso hubiese sido otro, si ese chico hubiese muerto yo no dudaría en sacarte de prisión.
― Si ese hubiese sido el caso, no me molestaría pudrirme en la cárcel.― Guardamos silencio un momento.― Alguien como yo no merece estar libre, no merece nada.
Ella se acercó sus labios a mi oído.
― Daria mi libertad por ti, James.
Scarlett está lo bastante cerca de mí y eso basto para sostenerle el mentón con fuerza entre mis dedos.
― Sabes muy bien a que lo he venido, Scarlett.
― ¿Tu esposa ya te fue con el chisme?― Sonríe.― Oh cariño, ya date cuenta que esa gata no es para ti y con un hijo no va amarrarte.
La suelto con fuerza.
― ¿Por qué buscarme ahora después de tantos años? Cuando ya no regresaste a California creí que lo que teníamos había acabado en ese mismo día, si yo no te busque ni te insistí a que te quedaras era muy obvio ¿no?― Frunció el ceño, sonreí irónico.― Yo no te quería, ni siquiera estaba enamorado de ti, y sí, agradezco todo lo que hiciste por mí en ese lapso tiempo sobre todo en nuestros encuentros sexuales pero siempre fui sincero contigo y de lo que sentía.― Se le humedecen los ojos.― ¿Acaso creías que eras la única con la que me involucraba? No, en esos años todos me conocían por ser un gran hijo de puta y por la gran reputación que tenía Eich.― Comienzo acercarme a ella.― Y si ahora soy diferente es por Melanie, mi esposa, la madre de mi hijo. Estoy enamorado de ella y nadie va a poder cambiar lo que siento por ella ni siquiera tú.
― ¿N-nunca signifique nada para ti...?― Niego con la cabeza.― ¡Te abrí las puertas de mi casa! Cuando huías de tus pesadillas, mi padre fue quien te ayudo con Eich...― Lloriqueó.
Siempre estuve agradecido con su padre por haber ayudado a Eich a que no lo meterían a la cárcel por ser cómplice de un robo en un banco. Cuando él me mismo me recibía en su casa sin buscar nada a cambio. Y Scarlett fue mi refugio en su momento, la necesitaba pero de otra manera a lo que ella jamás se negó, lleve a muchos chicos por el camino para que se hundieran conmigo incluyéndola a ella pero luego todo cambio cuando Melanie llego a mi vida.
<<Siempre estuvo en el mismo lugar que tú...>>
― Eso ya está en el pasado, yo ya estoy haciendo mi vida con alguien y ese alguien lo es todo para mi. Y no pienso permitir que tú la dañes, así que te advierto que si le vuelves a poner un solo dedo encima no dudare en decirle a tu padre de tus estupideces.
― James....― Me tomó del brazo.
― Debo irme.
― Por favor...― No me suelta.
― ¡¿Qué es lo que quieres!?
― Yo solo quería que me eligieras a mi.― Sollozó.
Es muy tarde, yo a elegí a alguien más.
No contesto, alejo su mano de mi brazo y salgo rápidamente de ahí. Cuando entro a la casa para dirigirme a la puerta me encuentro de frente con el padre de Scarlett.
― James, años sin verte muchacho.
― Dígale a su hija que no vuelva acercarse a mi esposa porque si no mal recuerdo fue usted quien me enseñó a jugar sucio y no dudare en hacerlo con ella.― Él me mira con seriedad, yo sin agregar nada más paso por su lado y salgo por fin de esa casa.
Melanie.
Estábamos todos ya listos para la cena, solo faltaba que James llegara pero aún no estaba aquí y eso me tenía demasiado preocupada. Lo peor es que no me han dejado hacer mucho y he decido sentarme a tomar un poco de aire en el patio a la espera de mi esposo.
Sé que fue a buscar a esa chica y me molesta porque eso era lo que ella quería.
― ¿Puedo hacerte compañía?― La voz de Jared logra sacarme de mis pensamientos. Me hago un lado invitándolo a sentarse.
― ¿No deberías estar a dentro esperando a tu esposa?― Le pregunto.― April dijo que vendrías con ella.
Jared agacha la mirada con una sonrisa que no entiendo que significa.
― Aunque estemos casados yo no quiero involucrarla en mis actividades con amigos, además esta mañana discutimos.― Dice.
No me gusta verlo así, luce tan...
<< ¿Infeliz?>>
― ¿Por qué?
― Ella si está enamorada de mí, pero yo no siento amor por ella.― Auch.―Nuestra farsa solo durara por tres años, pero no sé cuánto tiempo me lleve aceptar todo esto.
― Creo que deberías darte la oportunidad de conocerla, por lo que me ha dicho Chris es que ella y April se han hecho muy buenas amigas.― Sonrío.
― ¿Y darle farsas esperanzas? No quiero romperle el corazón.
Pero lo haces de toda manera evitándola.
― Jared...
― ¡Melanie, Jared vengan!― Gritó mi hermano.
Ambos en silencio volvimos a la sala en donde estaban todos, Kevin se sentó a mi lado y por primera vez desde que llego Jared hemos podido hablar los tres con calma sin ninguna mirada de enojo como suele darse mi hermano y James.
Media hora más tardes James había llegado, tranquilo y como si nada hubiese pasado. Saludo a toda la familia, no quise preguntarles nada frente a todos así que simplemente nos tomamos de las manos escuchando con atención la conversación.
― ¡Él nunca hizo eso!― Exclamó mi madre.
― Fue Melanie.― Me culpó mi hermano.
― ¡Claro que no! Ni siquiera aprendía ir al baño sola para hacer ese desastre.― Todos rieron incluyendo James.
James de pronto se levanta y me lleva con él al patio nuevamente donde hace unos cuantos minutos estaba acompañada de Jared.
― Scarlett no volverá a fastidiar.― Deslizó sus dedos por mi mejilla.― Lamento haberme ido así pero estaba muy molesto.
― Lo sé.― Apoyo mi frene contra la suya.― ¿Qué es eso?― James me enseña los boletos de avión.
― Es un regalo de Kevin que nos hizo para la boda, no quise dártelos antes por todo lo del embarazo.― No puedo creerlo, dicen que es una maravilla ese lugar.― Sé merecemos descansar un poco de todo, pero me gustaría tomar ese viaje después de unos meses de que Ángel nazca.
― Sí, creo que es una buena idea.― Digo, con emoción.― ¡Uno de mis sueños es ir allá y que mejor que contigo!― Y-yo también tengo algo para ti.
― ¿A sí?― Asiento.― ¿Y qué es?― Me da un corto beso en la frente.
― No lo traje ahora...pero es algo que grabe minutos antes de irme a la iglesia.― Sonrió.― No he querido dártelo aun pero, pero está dentro del cajón de mi ropa.
― ¿Y cuándo podre verlo?― Preguntó, con curiosidad.
― Lo veras cuando pase lo que tenga que pasar.
― ¿Qué significa eso?― Le doy un corto beso en los labios y sin más lo arrastro para volver a dentro con los demás.
James se sienta al lado de su mejor amigo, me doy cuenta que ya no había más vino así que tome la bandeja con vasos sucios y camino hacia la cocina.
― ¿Quiere que la ayude, señorita Melanie?― Preguntó una de las chicas del servicio.
― No, no te preocupes.― Le sonrío.
Entro a la cocina y dejo la bandeja sobre la encimera, al parecer estaban todas muy movidas por la gran cantidad de invitados de esta noche. Lleno las copas nuevamente con vino y cogí la bandeja con cuidado.
Pero me detengo a tan solo unos centímetros de la entrada de la cocina al sentir un extraño y fuerte dolor en la parte baja de mi vientre, de pronto un horrible dolor de cabeza me ha venido haciendo que la bandeja que yacía en mis manos cayera rompiendo las copas llenas de vino.
― ¡¿Señorita Melanie, está usted bien!?― El chofer del abuelo quien pasaba por aquí me sostuvo del brazo.
Fue entonces cuando James y Christopher se asomaron la cocina dándose cuenta del desastre que cause.
― E-estoy muy mareada...― Susurro.
James toma del brazo con cuidado mientras que mi hermano hace lo mismo por el otro lado llevándome a la sala. Ahogo un grito al sentir nuevamente el dolor esta vez en la parte baja de mi espalda.
― Debemos llevarla a la clínica.― Informo James.
Sin dudarlo mi esposo me toma entre sus brazos, cuando pasamos por la sala toda nuestra familia se levanta preguntándose qué es lo que me pasa, pero yo no puedo hablar, todo se me difícil y sus voces cada vez más lejanas.
― ¡Llamare a la doctora de que Melanie va para allá!― Gritó mi abuela.
James le lanzó las llaves del auto a Kevin para que el conduzca, con cuidado mi esposo me dentro al auto y él se sentó a mi lado acariciándome la mejilla.
― ¿El bolso del bebé y de Melanie?― Preguntó mi hermano antes de que James cerrara la puerta.
― Están en el maletero.
Dicho eso cerró la puerta y nuestro amigo se puso en marcha a la clínica donde me estarían esperando, el miedo comenzó apoderarse de mi cuerpo y de mi mente y comencé a llorar.
Toco la puerta y escucho la voz de la doctora inventándome a entrar, ella al verme se levanta de inmediato, me saluda y nos sentamos. Había decidido venir sola para darle a conocer mi decisión.
― En algunos casos, las madres mueren de una hemorragia, convulsiones causada por insuficiencia renal o hepática e incluso por un derrame cerebral.― Logro votar el aire que estaba conteniendo y miro a la doctora a los ojos.― Y todo es por la preeclampsia y sé porque estás aquí, linda.
― Pase lo que pase en el día del parto, quiero que salve a mi hijo.― Le informo.
― Melanie, es una decisión que debes tomar junto a tu esposo y...
― No.― Le corté.― Esta decisión la tomó únicamente yo, quiero que salve a mi hijo pase lo que pase.
No dice nada, su silencio me basto para saber que a duras penas estaba de acuerdo con mi decisión. No quería involucrar a James en esta decisión porque sabía que era lo que iba a decir, soy egoísta por no incluirlo pero la decisión ya estaba tomada.
― Tranquila mi amor, todo va a estar bien.
― Te amo...
― Y yo a ti, Melanie.
Conoceré a Ángel y pase lo que pase por favor perdóname, James.
Lamento si no he actualizado, he estado algo ocupada con mis papeleos para mi práctica profesional.
¡Ya nos queda dos capítulos para el final!