Charles se encontraba sentado en su escritorio, con la mirada perdida en el ocaso y la menor de sus hijas durmiendo en su regazo.
Frente a él, Wanda se encontraba jugando una partida de ajedrez con Kurt, mientras, de otro lado de los ventanales, en la cancha, los muchachos mantenían un entretenido juego de basquet. Entre ellos su hijo Peter y su sobrina Ororo.
Y aunque todo parecía en su lugar, había una extraña, aunque muy conocida, sensación aplastando su pecho.
Era la necesidad.
Necesidad de ver a Erik: de abrazarlo, tocarlo y saber que estaba bien.
Porque lo amaba tanto...
Entonces lo sintió, la intromisión de un punto blanco en su mente.
Y no lo pensó dos veces antes de salir corriendo, aún con la pequeña Lorna entre sus brazos, al encuentro de su otra mitad.
Cuando Erik, quien se quita el casco y capa mientras habla distraídamente con Azazel, gira, Charles se lanza a sus brazos, envolviendo uno de los suyos en el cuello de su esposo, besándolo anhelante.
Erik, estupefacto aún, envuelve a Charles en un abrazo tierno.
Azazel y Logan sonríen circunstancial mientras observaba la escena. Por otro lado, Lorna, quien aún sigue en la extremidad libre de su madre, en medio del abrazo de ambos, sonríe y apoya la cabeza contra el fuerte pecho de su padre.
Para ella, no hay mejor sensación que el profundo amor que embarga los corazones de sus padres y que le son transmitidos por medio de su laso, con un poco de ayuda de su mutación, claro está.
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¿Os he dicho que os amo? Pues eso ¡Os adoro! No sabéis cuan feliz me han hecho.¡Somos #150 en historias cortas! En serio que no me lo creo. En fin. Espero os siga gustando la historia.♥♥♥