UNA PROMESA DE AMOR

By serenitymoon21

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Cuando el amor florece como una bella e incorregible primavera no es tan fácil de vencer pero ¿es así en la r... More

CAPITULO 2 SENTIMIENTOS PARTE 1
CAPITULO 3 SENTIMIENTOS PARTE 2
CAPITULO 4 SENTIMIENTOS Y JUEGOS
aviso importante

CAPITULO 1 PREPARATORIA HILLWOOD

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By serenitymoon21

Era el primer día de clases de su segundo año en la preparatoria, realmente todos habían cambiado y muchos se habían separado, pero eso no le pasaba a Phoebe, Helga y Gerald, quien desde que comenzó su noviazgo con Phoebe habían sido inseparables junto con Helga, a quien después de conocerla un poco es una gran persona.

Arnold ¿Qué paso con él? Bien pues regreso de San Lorenzo hace un año y se integró a la preparatoria de Hillwood para estudiar con ellos, él también se juntaba mucho con ellas, sobretodo porque su mejor amigo era el novio de la mejor amiga de Helga, pero ella siempre procuraba no hablar mucho con él.

No era porque no se llevaran bien, si no porque ella no había podido dejar de amarlo pero estaba cansada de sufrir antes de que el volviera se hizo la promesa de dejarlo atrás, de dejar su pasado pero parecía que era algo imposible, ambos parecían estar destinados a encontrarse, y reencontrarse.

Arnold era uno de los chicos más guapos al igual que Gerald, aunque al cabeza de balón eso no le importaba realmente, en todo ese primer año, nunca anduvo con alguien o al menos eso decía Gerald, Helga tenía la ligera sospecha que el cabeza de cepillo lo decía para insinuarle que le diera una oportunidad pero por una u otra razón jamás ocurría nada.

Las miradas, esas miradas que de momento por algún extraño acontecimiento del universo que nunca podemos explicarnos, él se encontraba con la mirada intensa de la joven rubia, quien al darse cuenta de ser descubierta o de descubrir a aquel joven mirándole de manera intensa como si…se sonrojaba y simplemente bajaba la mirada o le preguntaba ¿Qué rayos me miras cabeza de balón? Tengo monos en la cara ¿o qué?

Pero tal parecía que ese año, ese año todo cambiaría; ya iba tarde la rubia para la escuela como siempre le solía pasar cada que Miriam no le hablaba.
-¡Demonios!
Se apresuró a darse una rápida ducha, se puso lo primero que encontró, una falda caqui y una blusa rosa, Helga se había convertido en una adolescente realmente hermosa, sus piernas y cuerpo bien formado, gracias a los deportes, tenía dos cejas perfectamente bien definiditas, su cabello largo y bien cuidado, lo dejaba siempre suelto con una hermosa diadema con el listón que usaba desde la primaria, pero ese día…

-¡Ya me voy!
Nadie respondió, cosa que no era novedosa, su madre se la pasaba metida en casa de Olga quien estaba esperando un bebe, su padre se la pasaba trabajando mas...

Al subir al autobús se sentó al final sola, pues Phoebe aquel día al parecer se había ido con Gerald a la escuela, Arnold subió también al autobús cuadras después de que ella lo hiciera, al verla sonrió divertido y se acercó a ella.

Estaba dispuesto a que ese año, ese día, aquel día comenzaría a hablarle a aquella mujer, que tanto anhelaba desde hace años que tanto necesitaba, que tanto amaba.
-Buenos días
-Buenos días, cabeza de balón
-¿Cómo estas, Helga?
La rubia quien venía viendo por la ventana no lo volteo a ver –Genial y ¿Tu? –Respondió sarcásticamente
-¿Qué te ocurre?
-Nada que te importe, Arnoldo
Arnold no sabía cómo acercarse aquella mujer, esa mujer que le estaba volviendo completamente loco –Helga… -Tomo su mano -¿Porque no podemos ser amigos?

La rubia volteo a verlo pero antes de replicar, Arnold abrió bruscamente los ojos sin poder creer lo que veía, pues a la rubia con el movimiento su cabello le cubrió parte de su ojo derecho.
-¡¿Qué…?! ¡¿Tu…?!
Helga se puso rápidamente de pie y retiro su cabello para después bajar del autobús, sin darle tiempo a Arnold de decir nada, huyendo como siempre lo hacía, cada que Arnold estaba a punto de descubrir algo que ella no deseaba que lo hiciera.
.
.
.
-Buenos días
-No tienen nada de buenos, Phoebe
La oriental solo le miro curiosa pero no dijo nada, las clases transcurrieron normal. Tuvo clases compartidas para su mala suerte solo con Arnold quien le sonreía dulcemente.

-¿Quieres sentarte conmigo, Helga?
La rubia se sonrojo pero solo tomo asiento sin decirle nada.
En el almuerzo…
-¿Cómo les fue en sus clases?
-Bien, lo de siempre Geraldo ¿A ti?
-Pues no tan bien como a ti, Hell, pues Phoebe y yo solo compartimos tres clases y eso me molesta
-Tranquilo amor

-No quiero que nadie te coquetee, hermosa –Susurro juguetonamente mientras se acercaba a besarle
-¡Por favor pueden omitir las demostraciones amorosas en público!
-Eso es porque te da envidia, Pataki
-Hay por favor Geraldo, quien tendría envidia de ver a su mejor amiga, hermana para mí, con un tarado como tu

-Te encantaría que el mantecado estuviera ahí ¿No?
Helga le miro fulminante, si su error había sido que Gerald con el tiempo y el trato se había convertido en su amigo, su cómplice al igual que lo era Phoebe, claro Gerald nunca diría directamente algo para perjudicar a la rubia y su secreto amor por Arnold, pero le encantaba hablar de eso cada que se podía, y si lo hacia delante de Arnold, debía hacerlo de un modo que él no se diera cuenta y aunque lo odiaba decir su amigo era muy ingenuo.

-¿Mantecado?
La campana sonó en aquel momento –Te salvaste, cabeza de cepillo pero ni creas que esto se quedara así –Susurro la joven molesta
Gerald solo suspiro aliviado, tal vez después se le olvidaba.
Llego a su clase de literatura y si, para su mala suerte ahí estaba otra vez. -¿Desde cuándo te interesa la literatura Arnoldo?
-Desde ahora –Susurro mientras le miraba intensamente
-¿Qué te ocurre? –Murmuro molesta y sonrojada, el joven se acercó un poco a ella sonriéndole maliciosamente
-Creo que tú lo sabes mejor que yo, Cecil –La rubia se sonrojo aún más pero se trató de controlar.
-Vaya nunca pensé que estuvieras tan loco, Arnoldo, mi nombre es Helga ya te pareces a Bob.

El rubio rio suavemente mientras se acercaba más a ella, quien comenzó a sentirse acorralada, pero no se quitó, todo lo contrario, dejo que el rubio se acercara más y más, sus miradas intensas se perdían una en la otra, sus labios suplicaban con verdadera desesperación que ese tan esperado beso llegara, hasta que…Helga reacciono y se hizo a un lado, dejando al rubio con verdaderas ganas pero el solo sonrió.

-Tal vez en otro momento –Murmuro muy seguro de si
“Desde cuando es tan….seguro…tan…así…coqueto…” pensaba la rubia analizando al joven quien le sonrió ampliamente mientras se sentaba bien para poder poner atención cuando el profesor entrara.
Helga se quedó confundida pero no dijo más, solo trato de concentrarse.
.
.
.
A la salida, la rubia no se quedó ni cinco minutos más en la escuela; mientras la joven caminaba a su casa fue alcanzada por un joven rubio, quien todo el día había estado tratando de encontrar una excusa para volver a hablar con ella, pues Helga se había convertido en una maldita obsesión, pero más que eso, se había enamorado locamente de ella, desde que eran niños.

-Helga…
-¿Qué quieres cabezón?
-Hablar contigo…
-No puedo ya voy tarde.
-Helga –La tomo del brazo para detenerla y hacerla voltear hacia el –Por favor –“¿Qué demonios le pasa?” Helga no entendía que ocurría aquel día. –Helga…

La rubia se perdió un momento en los inmensos ojos verdes que le miraban, que le suplicaban un poco de su mirada, que le imploraban que le escuchara que estaban siendo matados lentamente con su desprecio.
-¿Qué ocurre?
-¿Te gustaría ir al cine, mañana?
-No puedo, trabajo hasta tarde
-Eso no es verdad –Sabía que era verdad pero el, el había arreglado las cosas, pero…

-Es verdad, Arnoldo, trabajo en la florería de la señora Vitello, ¿ya se te olvido?
Arnold simplemente le miro un tanto molesto pero entendió –Bien, entonces el fin ¿te parece?

La rubia suspiro resignada pero feliz, sabía que era un sueño, un espejo y ¿Qué mal le puede hacer eso? –Bien, Arnoldo
-Nos vemos
-Nos vemos
.
.
.
Iba caminando en dirección a la florería, sumida en sus pensamientos sin saber realmente cuando fue que pasaron tantas cosas, Arnold había vuelto de San Lorenzo desde hace un año y no habían tenido ni una conversación acerca de lo que paso ese día, acerca de lo de industrias futuro, ahora ¿Qué diablos le pasaba al cabeza de balón? ¿Porque tanto interés en que hablaran o fueran al cine?

Ella aun lo amaba ¿o no?, estaba confundida no sabía si era mentira, verdad, lo único que sabía era que estaba confundida, confundida con sus sentimientos, no entendía si Arnold algún día entendería la gravedad del asunto, no sabía si algún día comprendería que desde la primera vez que lo vio, desde ver esa maravillosa sonrisa que le ilumino su vida, desde que lo conoció su vida tuvo sentido, desde que se perdió por primera vez en esos hermosos ojos, su vida por fin era vida.

Sumergida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que ya había llegado, al ingresar alguien le saludo, una voz conocida que le saco de sus pensamientos y al ver aquellos hermosos ojos donde siempre se perdía, quedo pálida de la sorpresa. -¿Qué demonios haces aquí?

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