Logan sale rápidamente del salón de historia, cuando el aroma a menta y caramelos se le cola en las fosas nasales.
Entonces da media vuelta, retirándose por el lado contrario: así ha sido hace ya más de una mes, luego del incidente frente a la fuente.
¡Y es que aún no puede creer que haya besado a un chiquillo de catorce años! ¡A su jodido sobrino!
Ni siquiera es capaz de estar mucho tiempo frente a su pequeño hermano, el pavor de verse descubierto lo agobia.
Y no es que Charles lo vaya a tomar mal... no del todo.
Pero él, que prometió protegerlo, y por extensión a sus hijos, no puede evitar sentir un duro golpe en su orgullo al verse tambalear por un simple mocoso.
Así que, por absurdo que suene, lo único que se le ha ocurrido para superar todo aquello; era evitar a Pietro.
Lo cual, sinceramente, no era tarea fácil.