Psychotic (Español)

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Psychotic (Español)
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
otro aviso
Capítulo 6.
Capítulo 7
Lo siento
Capítulo 8
Lo siento

Capítulo 4.

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El clima frío de Londres me hizó temblar, entrando en el edificio can mis manos agarrando los lados de mi abrigo para apretar la ropa y darme más calor. Troté por los escalones que eran desmasiado elegantes para lo que servía, haciendo el edificio parecer mucho más elegante de lo que realmente era por dentro. Las calles estaban casi vacías, el feo clima manteniendo a la mayoría de personas encerradas en sus casas.

Una ráfaga de aire caliente me golpeó cuando abrí las puertas de la institución. Mi cuerpo instantaneamente se calentó, un alivio de la tempestada de nieve afuera. El cambio de temperatura no hizo nada para mejorar mi espíritu de empezar a trabajar hoy. Porque en cuanto voltié una esquína, ví no otro que Harry Styles en el final del pasillo, acompañado por dos guardias cogiendole cada uno de uno de sus brazos musculosos.

En cuanto sus hipnotizantes ojos verdes descansaron en mi figura, una sonrisita coqueta apareció en su rostro. Cuando nos acercamos cada uno me mandó un guiño, como podrías esperar del chico guapo coqueto del colegio, no de un criminal desquiciado.

Su hábito seductor aparecieron sobre sus labios mientras pasaba su rosada lengua por sus labios. "Hola Rose." dijo. El sonido sedoso de su grave voz me sorprendio, en poco tiempo mi recuerdo de él no haciendo la más mínima de las justicias.

Asentí, murmurando, "Hola." con una apretada sonrisa, sintiendome un poco incómoda. Harry se rió profundamente a mi respuesta, lo cual me irritó muchísimo. Lo juró cada cosa que hacía parecía para hacerme sentir más pequeña. He estado trabajando aquí meses, pero alrededor de Harry nunca me sentía más fuera de lugar. Y el hecho que me hacía poner neviosa solo hacía que me ponga más nerviosa.

Sacudí la cabeza, tratando de quitar los pensamientos del niño. Tenía un trabajo que hacer, y porsupuesto que el no me iba a distraer de hacerlo.

Caminé precipitadamente por el pasillo a la oficina de enfermeras, Lori saludandome con su usual sonrisa. Ella estaba sentada detrás de su escritorio, rellenando papeles de algún tipo. Con todos los pacientes siendo admitidos, liberados e incluso muertos, los archivos que tenía q tener eran intermianbles. "Hola Lori.", saludé.

"Oh, Rose. Estoy tan aliviada de que estes aquí, puedes ir a coger a Lilly y cogerme más bendages de la sala de suministro y hecha un ojo en el pie de Buck y date prisa en regresar para ayudarme con Marise?"

"Todo en ese orden?" pregunté, un poco sorprendida por su repentina demanda. Sin mencionar que segíua media dormida ya que eran solo las ocho.

"Si. Lo siento cariño, estamos muy ocupados esta mañana."

"No pasa nada, consideralo hecho."

"Muchas gracias." dijo, pareciendo aliviada de la ayuda adicional.

Entonces empecé mi largo viaje de obtener materiales y hechando un ojo a los pacientes. Entre a la sala de suministros y fuí a la parte de atrás, cogiendo lo que esperaba que eran los bendages correctos. Pase por una variedad de látigos y cadenas hasta llegar a las cosas médicas, lo cual me estremeció.

Era enfermizo lo que hacen con los pacientes. Estaban constantemente azotados para que obedescan, a veces incluso enjaulados como animales. Lobotomías eran realizadas también, done basicamente en doctor martillaba un picahielo detrás de tu ojo, con la esperanza de colpear algún nervio que supuestamente relajaba y tranquilizaba a los pacientes. Muchas veces sus esfuerzos de traer algo de sensatez a los pacientes eran infructuosos, por lo que ahora solo se realizaba con los pacientes más maliciosos; casi como un castigo en vez de una cirugía.

Oh, y como nos ibamos ha olvidar de las milagrosas terápias con electro-shock. Disparando corrientes eléctricas por personas para sedarles, oyendo horribles chillidos del paciente electrocutado, parecía algo muy popular que usaban los doctores. No era justo ante mis ojos, deberían ser tratados y curados de sus maliciosas formas, no maltratados hacía más locura. Nuestros castigos se han vuelto menos duros que en los años 30 y 40, aunque no mucho.

Sacudí el pensamiento de criminales locos encadenados y llenos moratones, cogiendo lo que necesitaba y saliendo de ahí. Después de darle los materiales a Lori, eché un vistazo al pie de Buck que no paraba de murmurar cosas sobre demonios y el Apocalipsis. Después logré arrastrar a una Lilly chillando a la oficina, sedandola y ayudando con Marise, quien se había roto su mano por golpear una pared de ladrillo. Después de casi una hora de oir fuertes gritos y huesos siendo puestos en su lugar, estaba aliviada cuando Lori me liberó para la hora de almorzar. No para mi almuerzo, solo estaría supervisando otra ves, pero era mejor de lo que he estado haciendo anteriormente.

Suspiré cuando dejaba atrás los horribles llantos y me dirigía a la cafetería. A pesar del, por ahora, ocupado día, el tiempo parecía ir volando. Mi turno ya estaba medio acabado.

Cuando llegué, estaba feliz de ver que una mesa había sido puesto contra la pared en el fondo de la cafetería. Lo usé como silla, apoyándome en ella para sentarme sobre ella. Todo parecía normal, o lo más normal  que podía ser por aquí. Al menos nadie estaba gritando, que disminuía mi dolor de cabeza que había desarrollado por los llantos de Marise.

Miraba al reloj, viendo cada segundo pasar. Con esta triste y a veces horrificante ocupación, la mayoría de personas se preguntarían por qué no dimitía no más. Pero había numerosas razones, la verdad.

Mi interes siempre estaba atenta cuando algo sobre demencia salía en una conversación, porque era interesante. El tema me intrigaba. Era distinto y siempre estaba curiosa. Además, Kelsey y Lori son buenos compañeros. También lo era James, un más bien guapo miembro de seguridad y un buen amigo mío. Además, el trabajo paga bien, por lo que las cosas buenas parecían ganar a las malas y pensé que sería mejor quedarme un rato más.

Salté de mi piel cuando sentí alguien mover la mesa de debajo mío. Mierda, era Harry. Se colocó sobre la mesa, apoyando su espalda contra la pared como yo. No dijo nada, ni siquiera me miró, pero sus profundos ojos verdes miraban entre la cafetaría. Tenía una forma de mirar a todo el mundoal mismo tiempo, como si fuera superior. Ni siquiera como gallito, de verdad, pero casi como si fueras inferior a él y lo sabías.

Sacó un cigarro y lo metió entre sus dientes, logrando encenderlo aunque sus manos estaban restringidas con esposas. Después tomó su tiempo para tomarle una calada, un visible camino de humo saliendo de su boca cuando exhalaba, haciendo la acción mucho más seductor de lo que debería ser.

Solo lo miré, sin decir ni una palabra. Qué quería?

"Juega cartas conmigo." su voz era profunda y grave, haciendo que sus palabras parezcan más como una demanda en vez de una afirmación.

"Qué?" pregunté.

"Si, ven a jugar cartas conmigo." sus ojos todavía no se habían encontrado con los míos, parecía que no era para evitarla sino por falta de interés o indiferencia.

"Bueno, con lo tentador que suena irme de mi maravilloso asiento  y acompañar a una asesino en serie que fisicamente quitó la piel a tres mujere con sus propias manos en un juego de go-fish, la verdad es que tengo un trabajo que hacer." dije

"Es verdad, pareces estar ocupadísima con trabajo." dijo, señalando a la ausencia de actividad para ocupar mi tiempo. Sacó el cigarro de sus labios para poder mojarlos con su lengua. "Parece un trabajo agotador, de verdad lo parece."

"Bueno, supuestamente debría quedarme aquí y mirar todas las cosas que pasan, no sentarme y tener una conversación con vosotros." dije, moviendo mi cabeza hacia las mesas llenas.

"Entonces me estas diciendo que no deberías interactuar con pacientes durante el almuerzo cuando tu trabajo es supervisar a los pacientes?"

Me quedé perpleja con esa, no sabiendo que decir. Para ser te honesta, podía hacer lo que quería con tal que todos estén controlados, pero no deseaba tener una charla con perturbante psicópata sobre un juego de cartas.Por eso había empezado a inventarme una escusa de ser contra mis instrucciones, pero Harry lo había cogido rápido y sabía que estaba llena de mierda. Debería inventarme algo más convincente para evitar la actividad. Pero, otra vez, tenía un problema, porque al mismo tiempo parte de mi solo quería mantener una conversación con él para poder oir sus palabras cuidadosamente elegidas, habladas eróticamente lentas y ronca con una voz como chocolate derritiéndose.

Además, no quería darle la satisfacción de pensar que tenía demasiado miedo o intimidada por él para jugar un juego de cartas. Por lo que acepté.

"Esta bien, vale. Pero no creas que esto se va a convertir en algo regular." avisé.

"Lo que digas madam." su sonrisa se convirtió presumida y victoriosa mientras se bajaba de la mesa y caminaba hacia la parte de atrás, esperando que yo le siguiera.

Me levanté y me moví por el mar de gente, sintiendo numerosos pares de ojos sobre mí mientras caminaba detrás de él. Me sentía rara, y probablemente me veía rara por las miradas observadoras. Me sentí como una paciente cuando me senté, haciéndome sentir un poco más vulnerable. Después de unos segundos las mentes inestables de la gente regresaron a pensar pensamientos inestables, y parecieron perder el interes.

La altura de Harry minimizó cuando tomó asiento y se acrecó a la mesa redonda donde una pila de cartas ya había sido puestas. Estabamos un más cercanos de lo que me hubiera gustado, pero no hice ningún intento de moverme. Mis ojos siguieron sus gran manos mientras se movían para barajear las cartas, las articulaciones y venas en ellas visibles. De alguna manera hasta sus manos eran fascinantes, dedos largos que parecían aumentar su masculinidad.

En ese momento empece a pensar que a lo mejor yo también pertenecía en esta institución. Debo estar volviendome loca. No era casi hace unas horas que lo odiaba? Y ahora estaba siendo cautivada por sus manos.

Sus manos. 

Era ridículo; pero no lo podía evitar.

"Bueno," empezó mientras suavemente barajeaba la cartas. "Sabes jugar Texas Hold'em?"

"No." dije.

"Yo tampoco." 

Mi reí. "Vale pues que, jugamos go-fish?"

"Supongo." esperé a que repartiera las cartas, pero parecía no tener ninguna prisa. Sus oscuros ojos me miraron en pensamiento, casi como si estuviera tomando la decisión sobre algo. El final de su cigarro ardió mientras inspiraba la nicotina, despues exhalaba un aliento de humo que se enrrosacaba, juntando sus labios. "Eres virgen, Rose?"

Su descarada pregunta me tomó por sorpresa, causando que mis cejas se juntaran en confusión. "Qué?"

Harry cruzó sus brazos sobre la mesa y se inclinó peligrosamente cerca, su caliente aliento sintiéndose suave a lo largo de mi cuello. "Alguna vez has sido tocada?"

No me puedo creer que me este preguntando sobre mi vida sexual con tanta confianza, ni siquiera bajando su vos.

"Te apuesto que no, no?"

Él tenía razón. No he sido tocada, pero no estaba apunto de divulgar esa información.

"Quieres ser tocada, Rose? Quieres alguien que pueda hacerte sentir bien?" preguntó, su voz ronca bajando a casi un susurro. Mientras hablaba, dedos curiosos estaba siendo arrastrados suavemente a lo largo del interior de mi muslo.

Si su meta era provocarme, había sido más que cumplido. Sentía me mejillas calentándose y sabía que estaban rojísimas mientras quitaba su manos de mí y me alejaba de él.

Harry se rió entre dientes y se alejó sabiendo que me había avergonzado, sexymente cogiendo su lengua entre sus dientes. No sabía a donde iba a llegar con esto o cuales eran sus intenciones, pero sabía que me quería poner nerviosa, lo cual hizo. Aunque, no estaba apunto de dejarle ganar e irme. Me quedaría firme.

"Reparte las cartas, Harry." refunfuñe antes que pudiera hacer más preguntas. Se quedó quieto, continuando mirándome con ojos inteligentes.

"Vale, yo lo haré." cogí la baraja y nos dí a cada uno la misma cantidad de cartas, las cuales eventualmente Harry cogió.

"Tienes cuatros?" pregunté.

Su sonrisita regresó, un hoyuelo apareciendo en el rincón derecho de su boca perfecta. "Go fish."

Cogí una carta del montón, tratando de emparejarla con alguna de las otras pero mi mente estaba en otro sitio cuando decidí que era hora de hacer un poco de mi provocación.

"Bueno, dime Harry. Te sientes mal por haber quitado la piel a tres mujeres, sabiendo que sus familias están en casa llorando en dolor por lo que has hecho? O por el hecho que hay docenas de protestantes afuera todos los días que te quieren muertos?"

"Bueno para contestar tu primera pregunta, no." negó con la cabeza, respondiendo más rápido de lo que esperaba. "No siento nada de resentimiento."

No me lo podía creer. "eres enfermizo."

"Lo soy?" preguntó. "A lo mejor no siento resentimiento porque nunca he puesto un dedo sobre esas mujeres. A lo mejor soy inocente."

"Lo eres?" pregunté.

"Tu qué crees?"

Le heché un ojo, contemplando me respuesta. Su apariencia era de un ángel, pero sabía que en el interior era lo contrario. "Bueno, yo pienso que eres culpable. No estarías aquí sentado si no lo fueras."

Harry asintió, como si hubiera estado esperando esa respuesta. Qué tal esto, te doy un mes. Tu ven aquí, juega cartas conmigo y habla conmigo todos los días, conocerme mejor. Entonces, en un mes, puedes decidir si soy o no inocente. Y si aciertas te diré lo que realmente paso a esas mujeres."

"Vale, tienes un trato. Si prometes quedarte fuera de mis asuntos y mantener tus manos para ti mismo, entonces considere regresar." dije, aunque ya sabía que había pasado con las víctimas de Harry.

Harry asintió con satisfacción. "Esta bien, suena bien. Pero uh, me puedes hacerme un favor?"

"Bueno depende; cuál es el favor?" pregunté.

Bajó su voz y se inclinó para dentro, como si estuviera confesando un secreto. "Le puedes decir a tu acosador de allá que pare de mírame como si quisiera quitarme la cabeza?" preguntó, subiendo sus cejas hacia la persona de quien su conversación trataba.

Me dí la vuelta para ver de quien estaba hablando. Aunque estábamos recibiendo muchas miradas extrañas, sabía que Harry se refería a James quien nos  estaba, seguramente, mirando bruscamente con una expresión de desaprobación.

Me volví a Harry para que mis ojos se encontraran con los suyos. "Bueno le podrías culpar?" pregunté. "No es muy normal ver a un empleado sentándose teniendo una charla amigable con un psicópata."

"Wow, entonces ahora soy un psicópata?"

"Cúando no lo has sido?" pregunté.

"Bueno, sabía que pensabas que estaba loco pero psicópata no suena un poco duro?"

"No, el término psicópata no es un insulto, es un hecho. Un psicópata es simplemente una persona sufriendo de una enfermedad mental crónica con abnormal o violento comportamiento social, como tu. O sea que para responder a tu pregunta, no parece un poco duro."

"Wow, con razón eres virgen! Eres una empollona!" Harry exclamó muy fuerte y con exagerada emoción, como si acabara de descubrir la cura para cáncer y no la razón por mi falta de encuentras sexuales.

"Puedes parar?" pregunté por su comentario inapropiado.

"Oh nena," dijo bajo mientras sus llenos labios se puso en una sonrisita. "Recién estoy empezando."

Gracias por leer :D A ver mañana no voy a poder subir porque voy a llegar tarde a mi casa, lo siento. 

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