HARRY
Que alivio era estar de vuelta. Dulce hogar, no? Solo inhalando este olor rancio y vómito-con-pies, siendo capaz de sentarme sobre esta chirriante cama y colchón lleno de polvo, siendo atrincherado por gigantes puertas automáticas con absolutamente nada que hacer. Me encantaba.
Arrastraba mis pied por el duro cemento mientras me iba hacia el colchón, sentándome con un prolongado suspiro. Lo juro, si metías a una persona perfectamente normal dentro de una de estas celdas por unas semanas, ellos también se volverían locos.
No hay ningún verdadero tratamiento, tampoco ha comida buena y hay horribles castigos en el cual se involucra muchos latigazos. Es que, sabía que Wickendale iba a ser malo, pero esto sobrepasaba mis expectaciones. La única parte del día que me hacía no querer matarme era hablar con Rose. Ella era la única persona sana con la que podía discutir cosas normales.
Había intentado hablar con James ese, una vez, pero parecía nervioso a mi alrededor. También se veía renuente a hablar conmigo y pensaba de mi como un loco, solo respondiéndome como frases de una sola palabra.
Y me gustaba Rose, decidí. No parecía temerme y si lo estaba, no actuaba así. Claro que era una pesada, pero yo también soy un pesado. Ella también me trató como una persona normal, en vez de una cosa psicológica.
Lo cual mayoría de nosotros eramos a estos "superiores" y "sanos" seres humanos. Pero no eramos muy distintos, de verdad. La forma que me gusta pensar de ello es que todos estamos locos. Todos tenemos una parte de nuestra mente que esta en un lugar un poco más oscuro y trastornado, pero algunos de nosotros exploramos ese sitio un poco más que el resto.
De repente, me ví arrancado de mí sabia filosofía cuando oí pasos hacer echo por los pasillos. Al principio no me importó porque mucha gente pasaba por estos pasillos, ya sean trabajadores o pacientes o visitantes. Pero fue cuando oí las voces que comencé a tomar atención.
"Se lo deberíamo decir a Ms. Hellman?" me forcé para oir el susurro lleno de terror. Una mujer, creo
"No. Yo al menos no voy." otra mujer.
"Rosemary se lo tenemos que decir a alguien! Uno de los guardias quizás?"
"Haz lo que quieres Helen, pero yo no me voy a meter. Lo que vimos, era..." casi la podía ver estremecerse. "Era absolutamente horrible , no quiero repetirlo. No me voy a meter. Solo quiero olvidar que lo he visto."
Podía oir sus voces acercándose mientras cogía las barras de metal de mi puerta, inclinándome hacia delante para tratar y ver las mujeres anónimas.
"Además, ni siquiera teníamos que haber estado ahí abajo. Nos podríamos meter en muchos problemas."dijo la voz de Rosemary. Estaban tan cerca ahora.
"Y? No podemos no decírselo a alguien." dijo Helen.
"Déjalo ya!" mandó fuertemente Rosemary. "Alguien más los encontrará eventualmente."
Mientras ella decía las palabras, las mujeres pasaron por mi celda. Caminaron rápidamente y no miraban hacia mi dirección, por lo que no podía identificar sus rostros.
No podía pero pensar de qué diablos estaban hablando. Estaba ocurriendo algo aquí en Wickendale, que sabía desde el principio. Algo malo. Pero no podía descifrarlo. Y ahora estas dos empleadas estaban asustadas de algo que habían visto en la institución lo cual solo confirmó mis sospechas. Además, esta ha sido la única emoción que he tenido en días, por lo que no podía pero abrir la boca. "Hey!" susurré fuertemente. Me ignoraron. Lo he tenido que adivinar, pacientes probablemente están gritando cosas locas a ellas siempre. Pero tenía que coger su atención.
