Capítulo 16| Me da miedo decepcionarte o que te aburras de mi.
Melanie.
Los días siguientes avanzaron muy lentos para mí. Había decidido no asistir a clases hasta que los golpes de mi cuerpo desaparecieran por completo, en especial el golpe en mi pómulo derecho.
Cuando llegue a casa aquella noche y mis abuelos me vieron se pusieron como locos esperando una explicación ¿les dije la verdad? Sí, les dije la verdad y les pedí o más bien les rogué que no le dijeran nada a mis padres en especial a mi madre, yo ya había pasado por esto antes y sé lo difícil que fue para ella también que yo le haya ocultado algo así pero no quiero que se involucre. Mi abuelo hablara con el rector mañana a contarle la situación y a buscar algún castigo para esas chicas.
He decidido mantener mi mente ocupada en otras cosas como en estudiar, debía seguir esforzándome para sacar buenas notas y no defraudar a mis padres. Les prometí que no iba a bajar mi rendimiento y conservar mi beca intacta.
El problema era que la imagen de Kyle besándome aparecía a cada momento. Cada vez que estudiaba y cada vez que encendía mi celular.
Siento que he traicionado la confianza de James, me sentía pésimo. ¿Por qué no me di cuenta antes sobre las intenciones que Kyle tenía conmigo? He evitado sus llamadas, sus mensajes, todo. Incluso no he tenido el valor de ni siquiera hablar con James sobre lo que paso, no he respondido tampoco a sus mensajes ni a sus llamadas y si no ha venido hasta ahora aquí a verme es porque está trabajando.
<< Pero no tardara en venir aquí y saber qué es lo que pasa...>>
Salgo de mis pensamientos al sentir la vibración de mi celular en mi bolsillo. Me limpio las lágrimas de mis mejillas y saco mi celular y suspiro al ver el nombre de Luna en la pantalla.
Luna:
¿Cuándo vendrás a clases? Nath y yo te echamos de menos.
Sonreí al ver su mensaje así que me apresuro en contestar.
Melanie:
El lunes estaré de vuelta, no puedo ir con mi pómulo aun todo morado.
Luna:
¡He tomado todos los apuntes de las clases para ti! para que estés al día L ahora que no estas ni te imaginas lo sola que esta Katia junto a sus dos amigas.
Escucho que alguien abre la puerta de mi habitación y me giro encontrándome con mi abuela. Ella me sonríe y se sienta en el borde de la cama invitándome a que yo también lo haga.
— James esta abajo.— Llevo un mechón de cabello a la parte de atrás de mi oreja.— Esta preocupado por ti, me ha dicho que no le has contestado a ninguna de sus llamadas.
Nuevamente los recuerdos de lo sucedido en la noche del partido me golpearon con fuerza en el pecho. Mi abuela se da cuenta.
— Dile que estoy durmiendo.— Le pido.
<< Eres una cobarde...>>
Cállate.
— Cariño...
— Más bien veo que estas despierta, Wells.— Ambas nos giramos y vimos James parado en el lumbral de la puerta, con su chaqueta de tela negro que le llegaba hasta la mitad de sus rodillas.
Vamos Mel, tienes que ser valiente...
La única persona quien sabe lo que realmente paso es Rebeca.
— Voy a dejarlos solos.— Mi abuela me da un beso en la frente.
Apenas mi abuela cerró la puerta yo me pongo de pie y me paro frente a la ventana con mis cruzados sobre el pecho.
— Creí que a estas horas estabas trabajando.— Dije, ocultando el nerviosismo en mi voz.
Por alguna razón mis dedos comienzan a temblar y decido ocultar mis manos en los bolsillos de mi sweater. Mi respiración se detiene un par de segundos al sentir su cuerpo detrás de mi, sus manos se posaron sobre mis hombros y cierro mis ojos por un momento.
— Mírame.— Pidió, no dije nada ni tampoco me moví.— Melanie.
— No...no puedo.— Balbuceé.
James me giro hacia él y yo con rapidez agacho la mirada. Con sus dedos elevó mi barbilla hasta que por fin nuestros ojos conectaron, él ni siquiera miro el golpe en mi mejilla a pesar que se había dado cuenta de ello.
— ¿Por qué no puedes?— Preguntó, aunque no lo demostrará sé que está molesto y no podía ser capaz de sostener su mirada.— ¿Sabes lo preocupado que he estado por ti? no me has contestado ni las llamadas ni los mensaje. ¿Por qué?
— Ja-James quiero estar sola, por favor.— Con delicadeza alejo sus manos de mis hombros pero él me coge de la mano.
— ¿Quién te hizo eso?— Indicó mi mejilla derecha.— Por un demonios respóndeme.
Las imagines de los golpes que me dio katia y sus amigas volvían a mi mente. Sentí mis manos débiles y temblorosas que hasta James tuvo que soltarme.
— ¿Para qué preguntas? Si de todos modos ya lo sabes.— Lo oí suspirar.
— Quiero oírlo decir de tu propia boca, así que te voy a repetir la pregunta.— James pasó por mi lado y metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta.— ¿Quién te golpeo?— Se volteó a verme.
Está enojado.
<< ¿Y qué esperabas?>>
— Unas chicas de la universidad.— Respondí.— Pero no quiero hablar de eso ahora.
James al rozar sus dedos en mi mejilla me estremecí y cierro mis ojos fuertemente.
— Melanie debiste...
— ¿Podrías abrazarme?— Pregunté.
Y sin más él me envolvió en sus brazos, aspiré el delicioso aroma de su perfume varonil que desprendía de su abrigo y me aferró más con la intención de no alejarme.
Se siente tan bien estar entre sus brazos, sentir la calidez de ellos.
— Ya estoy aquí.— Oculté mi rostro bajo su abrigo, las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos.― Mi amor...―Musitó y alcé la mirada, sus ojos se clavaron en los míos.
Temía decirle sobre lo del beso, temía tanto ver su reacción porque James cuando está molesto cambia por completo y estoy segura que va a restregarme en la cara un te lo dije.
― ¿Puedes quedarte conmigo esta noche?― Sus dedos acarician mis mejillas.
― No tienes que preguntármelo, de todos modos iba a quedarme contigo.— Respondió.
Me aparté sin muchas ganas de él, me quito mi sweater y mis pantuflas, me dirijo a la cama y James hace lo mismo. Me acuesto en la cama, James se quita su abrigo y sus zapatillas para acomodarse junto a mi.
— ¿Tienes sueño?— Preguntó.
— Un poco.— Sus dedos se deslizan de arriba hacia abajo por mi hombro desnudo, en todo el día no he salido de mi habitación.— James.
— ¿Sí?
— A veces me da tanto miedo poder decepcionarte o que te aburas de mí.— James se aproximó más a mi.— De no ser la chica que esperas.— Murmuro.
James carga todo su peso con su codo sobre el colchón para poder mirarme a la cara, con una de sus manos la deja descansar sobre mi mejilla lastimada.
— Tú jamás podrías decepcionarme.— Aseguró.— Descansa ¿ok? No me iré hasta que te duermas.
— Te amo, James.— Digo y cierro mis ojos.
— Yo también te amo a ti, nena.
Me basta con tenerlo esta noche abrazado a mí.
***
Lunes. Estábamos esperando a que el profesor llegara para comenzar la clase y llevaba diez minutos de atraso, estaba metida en mi celular escribiéndome con mi hermano mayor, me ha enviado más de veinte fotos de Liana en la playa y no puedo creer cuanto la extraño.
— ¡Tenemos el día libre!— Gritó uno de nuestros compañeros quien fue a preguntar por nuestro profesor.— El profesor Scott tuvo que ir con urgencia al hospital, su esposa esta se cayó de las escaleras.
— Espero no sea nada grabe.— Le comento a Luna.
— Eso espero, bueno pasare a dejarle el almuerzo a mi madre ¿sí? Espérame en la salida.
— Bien.— Luna es la primera en salir, me cuelgo la mochila y salgo también junto con mis demás compañeros.
Miro la hora en mi celular y aun son recién las diez y media de la mañana. ¿Qué haré durante todo el día? Ya he estudiado lo suficiente y si sigo estudiando voy a olvidarme por completo de todo.
Me dirijo a la salida y veo a Diana hablar con alguien, parece alterada pero desde aquí puedo ver lo enfadada que está pero, no podía ver con quien estaba discutiendo y aun me sentía lista para hablar con ella sobre su falta a la citas con la psicóloga.
Ella se da cuenta que la estoy mirando, su mirada llena de odio hacia mi descoloca por completo ¿por qué de pronto ha cambiado así conmigo? Iba acercarme dispuesta en hablar con ella pero ella se va empujando a la persona con quien estaba hablando.
— Melanie.— Me sobresalté al oír la voz de Kyle detrás de mí.
Caminé sin esperar a que continuara, sus llamados ni siquiera me detuvieron porque lo único que quería era no volver a verlo. Esquivé algunos alumnos que pasaban pero Kyle me tira del brazo bruscamente para detenerme y esta vez me giro para enfrentarlo con mis ojos llenos de furia.
— ¡Suéltame!— Chillé.
— Necesito que me escuches, es importante que lo hagas.— La suplica en sus ojos me dice que habla con sinceridad pero yo no quiero escucharlo, no esta vez.— Melanie.
Me suelto como puedo de su agarre y elevo mi mano dándole directo en su mejilla tomándolo por sorpresa, no solamente a él sino que también algunos estudiantes que pasaban.
— No quiero que vuelvas acercarte a mi ¿oíste?— Lo empujó pero no logro ni siquiera moverlo un poco.— ¡Olvida que éxito y déjame en paz!— Noté como aprieta sus puños con fuerza.
— Melanie necesito...— Hago un ademan para que no hable.
— Por tu bien Kyle, déjame tranquila.— Respondí.
Sin darle tiempo en hablar seguí caminando hasta por salir de ahí, me encuentro con Luna y Nath esperándome.
— Katia no va a volver a molestarte.— Dijo Nath.
— ¿Qué paso?
— Mi madre me ha dicho que su padre va a cambiarla el semestre que viene, por todos los problemas que han surgido aquí y mucho más contigo.
Estoy segura que mi abuelo ya habló con el rector y le explico todo lo que le había dicho.
— Tu abuelo era socio importante del padre de Katia, él ingreso mucho dinero para un proyecto que tenían en mente y por lo que ella te hizo...tu abuelo decidió salirse del proyecto.
No puede ser...
— ¡Mejor así! Le dará más tiempo para conocer el lado bestial que tiene su hijita y aprender cómo frenarla.— Suspiro.— Dejemos de hablar de Katia, ¿entonces iras de sorpresa a ver a tu novio?— Preguntó mi amiga con tono coqueto.
— S-sí.— Afirmé.
— Entonces te llevaremos allá y nosotros dos nos iremos.— Nathial se puso en medio de ambas y nos abraza guiándonos hacia su auto.
Es bueno tener a estos dos conmigo.
***
Entro al club en donde trabaja James, en las noches es donde viene más gente pero en el transcurso del día es como un tipo café. Es un buen club por lo que me ha contado Kevin, el dueño es uno de los amigos de Robert y tiene muy buena crítica y no se han equivocado, todo aquí es muy moderno.
Sonrío al ver a mi novio ordenando un par de botellas de licor, me siento frente a la barra con mis codos poyados sobre la madera descanso mi cara en mis manos mirando embobada la parte trasera de mi chico.
Estaba concentrado ordenado las botellas correspondiente a su nombre, el lugar no estaba repleto pero si habían unas cuantas personas.
— Quiero una botella de champán, por favor.
— Lo siento pero el bar abre...— Se volteó a verme y de pronto el color de su piel cambio.— ¿Qué haces aquí?
— Yo también estoy feliz de verte.— Ironizo con una sonrisa.
— ¿No deberías estar en clases?— Frunció el ceño.— ¿Wells, qué haces aquí?
Lo tomo del cuello de su camisa blanca y acerco su rostro al mío tomándolo por sorpresa por mi atrevida acción.
— Necesitaba verte.— Su mirada baja a mis labios pero se aleja al instante.
— ¿Tanto es tu necesidad de verme y no esperar hasta que mi turno acabe?— Miró hacia su alrededor.
Sonreí.
— Nunca voy a tener suficiente de ti.— Sonrió antes de darse la vuelta y seguir con lo suyo.— Quiero que me beses.
James vuelve a mirarme con una botella en su mano, parece desearlo igual que yo pero no se lo permite. Sé que no lo hará porque no es el momento ni el lugar pero quería provocarlo.
— ¿Qué quieres realmente?— Estiró sus brazos a mi lado y trago saliva al ver su rostro tan cerca.— ¿Te ha comido la lengua los ratones?— Susurró, con una de sus manos desabotono los dos primeros botones de su camisa blanca.
Dios...
— Quiero que me beses.— Trago saliva, él se acerca unos centímetros más que nuestros labios se rozan.— James...
— Yo quiero llevarte a mi casa y hacerte el amor.— Me muerdo el labio.— Vengo en seguida.
Se alejó de mi, abotono los botones de su camisa y salió de la barra dirigiéndose a quien sabe dónde. Suspiro esperando a que regrese y a los pocos minutos James vuelve a donde yo estoy extiéndeme su mano.
— Vamos.— Dice, aun con su mano extendida.
¿Qué?
— ¿A dónde?
Tomo su mano y él me sonríe, sus manos se posan en mi cintura y yo sin pensarlo dos veces lo tomo del cuello y lo beso de manera apasionada, algo que jamás había hecho en público. James no se queja me atrae más hacia él para profundizar nuestro beso.
— A mi casa, nadie ahí nos va a interrumpir.
Reí, entrelazamos nuestras manos y salimos del club. Nos subimos a su moto para irnos a casa de Robert.
Y yo lo único que quería era un beso.
<< No es cierto. >>
La verdad es que no.