Use Somebody.
—y usted señor Marc Bartra, ¿acepta como esposa a la señorita Melissa Jiménez? —preguntó el padre delante de todas esas personas, mi familia entre ellos, su familia, amigos. Pero algo faltaba allí, algo que hacía que esté todo completamente vacío. Ella.
. . .
— ¿y qué dices de...? —la mire y tenía la vista puesta fuera de la tienda de trajes, la vista puesta en todas esas personas allí afuera, puesta en una hermosa pareja. — ¿Nina?
—oh, sí, ¿qué decías?
—que, ¿qué piensas sobre este? —pregunté luciendo mi ropa.
—pienso que no es muy normal que elijas la ropa de tu casamiento un día antes del mismo. —opinó y reímos. —pero pienso que te queda genial. —sonríe.
—gracias, aunque esto de la corbata es... Algo difícil.
—no, no lo es, Marc. —se levanta a ayudarme, queda delante mío, unos centímetros más abajo. —en Argentina lo hacía por papá todo el tiempo, dejó de llevarla cuando me mude acá, a Dortmund, utilizando como excusa que él era el jefe, el dueño de toda su empresa y que no era necesario. Pero todos sabemos que es porque no sabe hacerla. —relata y río, y la observo como tiene ese brillo en los ojos al hablar de Argentina, de su papá, pienso en cuanto ama a ese hombre y en cuan grande es su corazón, pienso que llegue aquí y la conocí, su sentido del humor y su sonrisa me llamaron la atención, comenzando una linda historia de amistad. Levantó la mirada y se encontró con la mía.
—oh, yo... Gracias, es... Es bueno tener una amiga como tú. —sonrío y corre la mirada.
—sí, yo... Perdón, yo recordé que tengo que volver al club por Marco, él... Él está esperándome para unas preguntas, sí.
—pero...
—éxitos mañana, Marc.
...
Llegué a casa encontrandola vacía, una nota me informaba que Melissa había salido de compras, últimamente eso era todo lo que hacía. Me quedo unos segundos en silencio, tomo mi teléfono y marco rápidamente, espero unos segundos hasta que escucho su voz.
—hallo.
— ¡ey! Veo que tu alemán sigue bien.
—oh, hola, Marc.
—hola, ¿todo está bien? ¿has llegado ya a casa?
—no, estoy en el club, tenía que... Pensar un poco. —informa y se que cuando piensa, es porque algo anda mal, quizás en estos momentos estaba sentada en las gradas del Signal Iduna Park.
—oh, ¿quieres que te acompañe? La verdad es que...
—no, no es necesario, tenes que descansar para mañana, ¡es tu gran día!
—lo sé, ha llegado súper rápido. Pero se que voy a estar bien, estarás ahí haciéndome reír, siempre haces que olvide todo cuando estamos juntos.
—Marc, con respecto a eso yo... Yo no creo poder estar ahí mañana.
— ¿qué? ¿por qué?
—es que... —no siguió hablando, un suspiro triste salió de ella. — ¿cómo esperas que me siente ahí a mirar como el chico al cual amo está a punto de ser feliz con otra persona? No soy tan fuerte, Bartra. Y ella es preciosa y muy talentosa aunque piense que no te merece porque nunca estuvo ahí para vos, y nunca ve a la increíble persona dentro y fuera de este campo de juego. Yo me enamore de vos, Marc, y no lo planee, sólo sucedió pero no te preocupes , sólo se feliz porque yo lo estoy si vos lo estas, español. —confiesa y no sé qué decir, nada sale de mi boca, no tengo reacción alguna. El sonido de la otra línea ya no estaba, había quedado sólo, sin decir nada.
. . .
— ¿Marc? —el padre me saca de mis pensamientos y lo miro. Observo a todas las personas y finalmente a ella quien está esperando mi respuesta. La miro pidiendo disculpas, sabe lo que pasa.
—siempre fue ella, ¿verdad? —me susurra dándose cuenta de todo.
—lo siento. —pido y salgo corriendo de ahí rápidamente yendo a buscar la verdadera felicidad.
Nina.
Cierro los ojos respirando el fresco aire del estadio. Lo último que vi en la televisión fue la pregunta del padre a él y entonces no aguante. Vine a uno de los lugares más hermosos que había visto alguna vez, el Signal siendo iluminado por el sol del atardecer era mágico, algo digno de ver y que daba mucho que pensar. Ayudaba muchísimo. Me encontraba en el lugar en que lo había conocido, hace algún tiempo atrás.
. . .
Levanté mis cosas del verde césped, todo había caído al suelo al chocar con alguien.
— Entschuldigung, Ich habe... Uhm... —lo mire algo divertida debido a que trataba de disculparse en alemán.
—no hay problema. —dije y me miró de una forma que me causó mucha gracia.
— ¡alguien habla español aquí! Disculpa por eso, venía pensando en otra cosa y no te he visto, y disculpa también por mi horrendo alemán, no lo tengo muy claro todavía. —explicó y reí.
—no hay problema. Y sí, es algo difícil al principio, vas a terminar acostumbrandote con tantos alemanes a tu al rededor.
—pero tu eres...
—de Argentina. Soy Nina, reportera del club, mucho gusto.
—oh, entonces vamos a vernos muy seguido, soy Marc Bartra, el gusto es mio. —se presentó a pesar de que yo ya lo conocía.
Alguien se sentó a mi lado, no me atreví a mirar, creí que era Marco, o quizás Mario tratando de acompañarme.
—lo sé, es demasiado tranquilizador. —escuché aquella voz que tantas veces me había hecho reír. Lo mire y traía ese traje que resaltaba sus hermoso ojos, el cual le quedaba precioso, no entendía, creí estar alucinando. —tenías razón todas esas veces que me lo dijiste y no preste atención, pero no fue por falta de interés, fue porque me perdía quizás en esos ojos cafés que hacían que olvide mis problemas, o quizás al escuchar tu preciosa voz, esa que tantas veces escuche aconsejandome, levantando mi ánimo hasta en las madrugadas, esa que quedó en mi cabeza al escucharla por primera vez. —confesó y lo mire, a punto de llorar. —eres tan preciosa por dentro y por fuera y estoy enamorado de la forma en la que hablas de Argentina, de tu padre, de esto que amas. —acarició mi mejilla. —estoy muy enamorado de ti, Nina. Y lamento haber esperado tanto tiempo.
—pero y... ¿y tu vida? ¿y Melissa? Ella...
—bueno mira, estaba a punto de comenzar una nueva vida, y tendría que estar ahí la chica que quiero, pero no estaba allí. Y ahora sí, ahora la tengo justo en frente y puedo decir que estoy completo.
—Marc...—susurre.
—te amo, Nina. Y me haces feliz todos los días, no me imagino ya una vida en la que tu no estés, ¿qué dices? —preguntó limpiando una lágrima que había caído. — ¿también estas conmigo? —me quede ahí, en su clara mirada, en él, en mi. En todo lo que había pasado y todo lo que había arriesgado, en la verdadera felicidad, en el ahora.
—estuve con vos desde el primer día, Bartra. —confieso y veo una enorme sonrisa en su rostro. Lo veo acercarse a mi, tomando mi rostro entre sus manos y finalmente siento sus labios sobre los míos y no puedo evitar sentirme feliz, amada, y pienso que finalmente todo está bien a su lado.
Y si beso la osadía y el misterio de tus labios, no habrá dudas ni resabios, te querré más todavía.
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Cómo va?
Este es para -ninaaa
espero haya quedado lindo y me disculpo por la tardanza
Se me ocurrió recién tipo recién, ah
Si leen esto----->sigan bien!
Mila<3