Logré que Cloe se durmiera y aprovechar la situación y me sumergí en un profundo sueño durando el viaje con el brazo de Cloe sobre mi cabeza. Fue duro, pero lo logramos.
Los oídos de me taparon y me mareé un poco. Como casi todos en el avión. Habíamos llegado.
Bajamos enredadas de los brazos con Cloe, desde que nos enteramos del cambio de planes no nos separamos. Parecía que aquello nos había unido. Antes, estábamos mucho mas separadas. Me parecía que a Cloe no le importaba. Pero después de todo, si.
Fuimos a buscar los bolsos pero no encontraba mi segunda maleta. Me preocupe y comencé a mirar todas las maletas de cerca, hasta que la encontré. La tomé de la manija, pero alguien había hecho lo mismo.
Lo miré. Era increíblemente lindo. Tenia unas tres cabezas mas que yo. El pelo negro, largo hasta los omoplatos, con ojos marrones y unos brazos enormes, podían habernos llevado a mí y a la maleta, juntas.
-Disculpe, esta valija es mía.
-Señorita, está muy equivocada. Yo vengo del vuelo 208. - tenía una voz grave. Me encantaba.
-Yo también, señor.
-¿Te parece si la abrimos y vemos de quién es?
-Me parece bien.
Abrimos la maleta y ahí estaban mis cosas. Le sonreí torcidamente y tomé la maleta.
-Suerte para encontrar la suya.- Dije saludándolo y agitando mi pelo. ¿De quién era? Mía bombón.