Ellos.
—¿Qué te jode más, él o yo?
Para mi buena suerte YoonGi había llegado en un momento crucial entre TaeHyung y yo.
—Lo dos, y ahora por favor baja los pies del sofá —le mire serio e irritado.
—Lo siento —murmuró acatando inmediatamente mi orden.
—Como sea. ¿Quieres hacer algo en particular?
—Sí.
—¿Qué cosa? —alcé mi ceja esperando una respuesta.
—Quiero ver a NamJoon y a Jin.
El aire abandono mis pulmones.
—Realmente quiero verles, y ahora tú eres el único que puede ayudarme.
Maldito loco.
—HoSeok, necesito sacarlos de allí.
—¡Me cago en todo! ¿Estas jodiendome? Tienes al menos una idea de lo qu...
—Hosie.
El seudónimo que tantas veces escuche ser pronunciado de sus finos y rojos belfos sonó aterrador.
Por primera vez en años y los pocos días que llevaba frecuentándolo el estaba hablándome, más bien, llamándome de una forma en la que no estaba acostumbrado.
—Lo siento. Mira HoSeok, tengo una cuenta pendiente con ellos y ya he dejado pasar demasiado tiempo —suspiró con pesadez—. Yo he vivido y deshecho a mi maldita manera y sin embargo ellos siguen ahí, atascados.
Asentí consternado por sus palabras.
—Necesito en verdad tu ayuda, considerando que la última vez que los vi ellos tenían entre quince y diecisiete, ahora seguro están viejos —sonrió con desgané.
—Está bien YoonGi, haré lo que me pidas -solté sentándome a su lado.
—Que fácil, creí que tendría que hacerte algún drama o fingir llorar —rió tomando mi brazo para halarlo y estrellarme contra su pecho.
—¿Llorar?, ¿tú? —bufé imaginándolo y abrace su cintura.
—Lo sé, eso no va con un hombre como yo.
—Oh cállate, no arruines el momento hyung.
Mordí mi labio percatándome de la palabra dicha al final.
—Que lindo eres bebé, me gusta cuando me dices hyung.
—No podías sólo dejarlo pasar y ya, mierda —cerré los ojos mientras escondía mi cara en su pecho.
—HoSeok.
Respire con sosiego elevando mi vista hasta encontrar sus bellos y oscuros orbes.
—¿Ha pasado mucho tiempo verdad? Parece que fue ayer cuando te encontré siendo golpeado en los baños de la escuela.
Tense mi mandíbula al recordar esos tiempos.
—¿A qué viene eso, YoonGi?
—A que ha pasado mucho tiempo, a eso. Y a que ya no eres como te imagine estos últimos años.
—¿Y eso es bueno o malo? —cuestioné tomando otra postura.
YoonGi encajo su mirada en mi. No había maldad en ella, parecía verme como si no existiera otra cosa a nuestro al rededor.
—Supongo que es bueno, pero eso si. Que no se te ocurra ponerte a mi altura, porque en vez de golpes, te parto el culo.
—Pues si es como me imagino no me molestaría en lo absoluto, hyung —enfatice la última palabra con picardía.
—Maldito chiflado.
Sin pensarlo dos veces casi salte a su regazo colocando mis rodillas a cada costado de sus muslos.
—Es por tu culpa, tú regresaste y me estas mal acostumbrando.
YoonGi sonrió de lado, mientras colocaba sus manos en mi cadera.
—No juegues conmigo muñeco, te quemarás.
—No me importaría arder si eres tú quién desata el infierno en mi.
©セシア
19/01/17.
27/05/17.