Antes que nada creo que os debo una disculpa por no actualizar en tanto tiempo, pero ha sido por dos motivos.
Primero, he estado mala y no tenía ganas de absolutamente nada.
Y segundo, y más importante no sabía cómo continuar la historia, lo quiero hacer bien, pero es que me bloqueé de una manera descomunal, creía que tenia continuación pero no era así.
Y digo que no era así porque MarcialLauraPerez me dio una genial idea, así que de verdad mil gracias por apoyarme y darme esta idea, a partir de aquí, la historia es gracias a ti.
Por supuesto a todas las demás que dejáis comentarios y votáis mil gracias, porque vosotras también me dais fuerza y ganas para seguir.
Gracias a todas y cada una de vosotras que hacéis que mis pequeñas historias, yo las sienta grandes.
Os quiero, ¿vale?
CAPITULO 12
Capitulo 12
Armida.
- Para Aarón... - susurré pero no tenía fuerzas suficientes para apartarlo de mí.
- ¿No te gusta? – dijo acorralándome más en la pared.
- Claro que me gusta... - dije apoyando mi cabeza en la pared para tener un poco de distancia de su boca – pero no puedes venir aquí después de haberlo dejado y besarme. ¿Qué pasa si yo tengo a alguien?
- ¿tienes a alguien más? – dijo sorprendido.
- No eres el único que ha estado besándose con otras.
- ¿Te has besado con otro? - dijo sorprendido.
- ¡No, claro que no! ¿por quién me tomas? – le empuje para salir de su agarre.
- Pues no se Armida, pero me vuelvo loco solo de pensarlo ¡joder!
- ¿y yo no me vuelvo loca? ¿Te recuerdo la puta foto que tengo en el móvil?
- Por eso precisamente estoy aquí, eso y tu mensaje son lo último que necesité para tomar la decisión de venir a explicarte todo.
- Pero yo no te he pedido eso.
- Pero es que estoy aquí porque yo quiero, necesito hablar contigo, ¿entiendes?
Se veía tan vulnerable, dios ¿pero que me pasaba con este chico? Ha hecho miles de kilómetros solo por hablar conmigo, es que ¡le quiero tanto! Pero ahora mismo no me puedo mostrar débil, tengo que ser fuerte, tengo que saber toda la historia que me tiene que contar.
- Te entiendo. – cruzándome de brazos me senté en el sillón más cercano dejándole sorprendido. – deja la mochila en la habitación y llama a tú madre, cree que estas muerto.
- Sí, voy a aclararle todo el asunto - coge su mochila y se encamina a la habitación que le había señalado.
Desde dentro se le oye como pide perdón, Melisa debe de estar muy disgustada pero será la persona más aliviada del mundo, si yo sentí que mi alma se rompía no me quiero imaginar lo que los señores Lowe pasaron, es todo tan irreal, no puedo dejar de dar las gracias a que él perdiera ese avión, pero no puedo evitar estar triste por todas las personas fallecidas.
- ¿Armida? – la voz de Aarón me sorprende y cuando me quiero dar cuenta mi él esta quitándome las lagrimas de los ojos - ¿Qué te pasa?
- Yo... es que no sabes lo que he pasado creyendo que estabas muerto Aarón, no vuelvas a hacer eso.
- Pero estoy aquí ahora ¿vale? Lo siento mucho, os prometo que no volveré a hacer algo así, siempre que vaya a algún sitio os informare antes.
- No me lo hubiera podido perdonar en la vida – dije sollozando
- ¿el qué?
- Que te hubiera pasado algo por mi culpa – sollocé – encima ese mensaje que te mande antes, no podía parar de pensar que lo último que te dije era que te odiaba, y yo no te odio, de verdad que no – me limpie la cara – bueno ahora solo un poco menos.
- Lo siento tanto... - me abraza aun más fuerte contra él – perdóname por favor.
No dije nada más solo nos quedamos abrazados, hasta que la respiración de Aarón se volvió más pesada y su cuerpo totalmente relajado, yo aproveche también para recurar unas cuantas horas de sueño y por supuesto de disfrutar de él, gracias a dios estaba a salvo.
Aarón.
Estaba preciosa, me encantaba verla dormir, su cara transmitía todo tipo de paz y tranquilidad, no me quiero ni imaginar todo lo que ha tenido que pasar en estas últimas horas, mi madre se ha vuelto completamente loco al teléfono, no sabía si reírse o llorar, regañarme o decirme todo lo que me amaba, no me quiero ni imaginar lo que me espera en cuanto llegue a mi casa, pero ahora por supuesto que no quiero pensar en ello, quiero explicarle todo a Armida, que se quede tranquila, porque quiero que sepa, que para mí, la única es ella.
- Hola – sonrió cuando veo que sus ojos me miran.
- ¿Cuánto llevas despierto? – dice con una voz jodidamente sexy, ¿desde cuándo no la oigo despertarse?
- El tiempo suficiente para enamorarme un poco más de ti – su cara se convierte en una mueca seria, pero de repente ella me besa.
- Un momento... - dice antes de separarse de mí.
- ¿Qué pasa? – digo dejando caer mi cabeza en el respaldo del sillón.
- Antes de esto, creo que me debes unas cuantas explicaciones.
- Por supuesto que sí, y pienso dártelas.
- Está bien – se levanta del sillón dejándome una estupenda vista de su culo – podemos tener la conversación así si quieres – empiezo a reírme.
- La verdad prefiero que me lo digas mirándome a la cara y no a mi culo.
- Tú culo es muy bonito ¿sabes?
- ¿más que mi cara? – dice retándome.
- No cariño – me levanto y me pongo a su altura – tú cara es preciosa, ahora vamos a tú habitación necesitamos hablar.
Ella entra la primera, hace un poco de frio así que da una estufa pequeña.
- Sentémonos en la cama. – nos ponemos uno frente al otro – ya puedes empezar a hablar.
- Está bien – me pongo serio – veras Armida, primero de todo, cuando tú te fuiste me quede hecho polvo, no lo quería admitir, te ibas por mi culpa, de eso me di cuenta a la semana, lo había jodido, te tendría que haber dicho que te esperaba, pero fui un cobarde, y lo siento por eso, pero ya sabes que lo de pensar a tiempo no es mi punto fuerte cuando se trata de ti parece que lo único que hago es cagarla.
Cuando lo asumí, te juro que te iba a escribir, te iba a decir que te esperaba, pero algo pasó, fui al gimnasio y escuche algo que no tenia que haber escuchado, tú hermana Olivia estaba con Teresa, Helena y las demás chicas, estaban hablando sobre mí, y Armida ya sé porque tú hermana te hace la vida imposible, y aquí es donde te voy a explicar porque me separe de ti.
- Me estas asustando demasiado Aarón.
- Armida, Olivia está enamorada de mí, las oí hablando sobre eso, ahora que tu ya no estabas aquí ella tenia vía libre, entonces entré a decirlas que dejaran el tema, que Olivia y yo no estaríamos juntos, así que ellas me chantajearon y tuve que elegir con quien salir o te harían la vida imposible, por supuesto salir con tu hermana estaba totalmente descartado, no te traicionaría de esa manera, pero lo que más me molesto es que aceptarían cualquier cosa por qué no estuviera contigo, tú hermana era feliz porque elegí a Carol.
- Dios... - su voz era un susurro y sus ojos estaban llenos de lagrimas no podía evitar sentir dolor por todo lo que hemos pasado – Olivia... pero ¿Tú porque te alejaste de mí?
- Bueno, ella me empezó a decir que tú solo me querías porque te protegía, siempre estaba pendiente de ti y que tu solo querías mi atención para sentirte importante, ella sabía que tú me gustabas Armida, Olivia lo sabía de sobra, así que siempre me decía que te gustaba otro chico, que tú no te fijarías en mi nunca porque me veías como un hermano, luego cuando te pusieron los aparatos y las gafas ella me dijo que solo me querías para que te defendiera de los chicos y las chicas que se portaban mal contigo, así que cuando empezamos el instituto ella me convenció para cambiar de aires, porque si tú eras una desagradecida, yo no tenía porque estar salvándote el culo.
- Pero... pero eso es mentira – sus lagrima se empezaron a caer – yo siempre te he querido, he estado enamorada de ti como una imbécil, sabes que los amigos no duermen en la misma cama ¿lo sabes no?
- Claro que lo sé Armida – digo acercándome a ella.
- Yo nunca dejaría a nadie dormir conmigo si no eras tú, yo te quería porque me sentía protegida contigo, ni mucho menos te utilizaba.
- Lo sé cariño, lo sé, ahora me doy cuenta de todo, pero yo antes estaba enfermo por no ver lo mala que era tu hermana y de creerla todo, yo fui un cobarde, si te hubiera dicho mis sentimientos nos hubiéramos ahorrado todo esta mala etapa.
- Joder ¡la odio tanto! – dijo limpiándose las lagrimas – bueno, por lo menos cuando tengamos hijos les tendremos una buena historia para contar.
- ¿ya estas pensando en los hijos? – dije para calmar un poco el ambiente.
- Bueno, vayamos por partes, ahora solo pienso en lo mucho que te quiero.
- ¿sabes que ya no tenemos ninguna barrera, verdad?
- Pero ahora todo el mundo se va a extrañar cuando nos vean juntos, y nos van a hacer la vida imposible, por lo menos a mi, tienen a mi enemiga numero uno viviendo bajo mi techo.
- Armida, por encima de mí te van a hacer daño.
- Yo también te quiero – dije separándome de ella y nos quedamos abrazados.
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Ahora sí chicas, ahora viene lo bueno.
Nos leemos pronto.