Hoy, recordé aquellos días donde seguía siendo el mismo. El mismo Yoongi cariñoso sólo conmigo.
—Bebé, ven a acostarte. —Lo escuché decir, somnoliento.
—Pero hyung, ¡estoy apunto de terminar! —Sonreí, mientras seguía apretando los pequeños botones del mando.
—Dijiste eso hace dos horas, Jiminnie. Anda, ven.
—Es que hace dos horas estaba apunto de terminar el tutorial del juego, duh. —Hice un sonido con mi boca.
—¡Yah! —Se quejó infantilmente, levantándose de la cama y, caminando a donde estaba yo, apagó la televisión y me cargó como si fuera algún tipo de princesa hasta la cama. —Ahora, me abrazaras y me mimaras como el buen novio que eres y dormiremos. —Se acostó a mi lado cerrando los ojos y tomándome por la cintura, asegurándose de que no me escape.
—Yoongi... —Nada. —Bebé... —Silencio. —Mi amor.
—Tan molesto —Resongó, haciendo un tierno puchero. —¿Que quieres?
—Mírame. —Le pedí, acariciando su rostro. Una vez que los abrió, le sonreí. —Me haces tan feliz... —Murmuré, tratando de no romper el ambiente romántico que había.
—Prometí hacerte felíz, Jiminnie, y yo soy un hombre de palabra. —Sonrió, haciéndome sentir el chico mas afortunado al tenerlo a mi lado.
—Te amo, tonto. —Susurré, escondiendo mi cabeza en su pecho. —Nunca me dejes, ¿sí?
—Nunca, bebé. —Llevó su mano a mi cabello, acariciandolo lentamente. —Siempre juntos. —Y aunque sonó realmente cliché, me sentí tan inmensamente feliz.
"Soy un hombre de palabra"
"Siempre juntos"
Sí, claro.